Mí pensamiento al toque de timbre fue tener una clase algo tranquila, digo, quizá algo mucho más normal, literatura, historia, biología, botánica. Una esperanza que poco a poco se estaba cortando mientras que miraba a mi profesora, rostro serio e inmaculado, usando un estoque en su mano derecha y con la izquierda en su espalda. Practicando una especie de esgrima, que poco a poco le hacía moverse con el aire y con cada uno de sus golpes. La diferencia entre nuestros estilos de combate era abismal. Yo era un cavernícola moviendo de un lado a otro una cosa grande para cortar todo lo posible mientras que ella incluso parecía bailar mientras que la velocidad de su combate con la nada aumentaba. Las chicas también se veían impresionadas, así que quizá era algo poco común.
La presión se volvía poco a poco sofocante, la falta de aire incluso empezaba a presentarse como algo más que una idea si no como algo causado por la profesora. Y mientras la pasábamos un poco mal un suave tarareo empezaba. Cómo en todos lados. No solo viniendo de la profesora que se movía con una velocidad que asombraba.
"Muy bien, su turno. ¿Entendieron el ejercicio?"
Quién dió un paso al frente fue una chica de cabello rubio, bastante alta a comparación incluso de sus pares. La cual llevaba un arma similar a la de la profesora, solo que un poco más larga. Y así empezaba ella una coreografía de combate. Esto no era para nada dirigido hacía mí. Por lo que cerré mis ojos con aburrimiento un segundo, aunque mí cabeza se movió a la izquierda por si sola, esquivando un ataque que iba hacía está solo por cerrar mis ojos. El abrirlos iba a desactivar o relentizar el accionar automático de mis lentes. Por eso solo los dejé que hagan el trabajo. Derecha, izquierda, abajo, arriba. Hasta no moverme más no abrí mis ojos. Y al hacerlo estaba mí compañera. Por unos segundos esperaba que fuese mí profesora. Pero no, ojos azules me miraban desde arriba con una especie de odio y sorpresa.
"Tsc. ¿Acaso te estabas aburriendo niñito?" Dijo ella desde arriba, la profesora solo nos miraba con algo de interés. Aunque se notaba que ella estaba... Bueno, sorprendida en cierto modo.
"Señorita Sofía. Vuelva a empezar. Y tú. Muchacho... Gandriel."
"Gabriel"
"Eso. ¿Acaso quiere hacer usted la demostración?"
"Lo haría, pero no poseo ni la habilidad ni el arma adecuada para ello."
"Bueno, entonces preste atención y adquiera la habilidad... Y mendigue un poco para conseguir el arma o algo."
Por estar en las habitaciones de los plebeyos ya pensaron que era pobre... ¿Incluso en la clase de campeones? Bueno, cosas de quien parecía ser una fan de 'Sofía'. Ahora me mantuve atento, al estar en la primera fila fue algo costoso no ver de frente aquellos golpes que no causaban ni una milésima de la reacción que nuestra maestra llegó a causar. Las siguientes fueron las gemelas, quienes pasaron y se vieron aún peor que Sofía.
Con cada mínimo fallo recibían un golpe en su muñeca dado con la parte no filosa de la hoja de la espada de la profesora. Aún así su coordinación me sorprendió, eran literalmente como una sola mente en dos personas, cometiendo incluso ambas los mismos errores milimétricos.
Las personas pasaban y pasaban, siendo solo 2 quienes no cometieron errores en la actividad. Sofía y una chica que llevaba lentes de sol que lo hizo de una manera como si fuese la misma profesora, consiguiendo el efecto propuesto solo que a una escala inferior. También cabe destacar que Alexandra, la chica de gran tamaño, fue quien más golpes recibió, pero por su clase parecía que no le hacían mucho daño, también era algo torpe ya que las armas no se le acomodaron y tuvo que usar unas de mayor tamaño y peso. Fue un desastre.
Hasta allí quedé yo, siendo el único sin hacer el ejercicio. Era una 'sucesión de golpes que acaben con las esperanzas del enemigo'. Con una sonrisa suave iba poco a poco hasta enfrente de la clase. La profesora me miró con una ceja levantada.
"Usaré mí arma. Así no ando mendigando como usted recomendó"
El aula en general se quedó en silencio, primero empecé sacando el mango de mí slayer. Parecía un mango normal, pero cuando llegué a sacarlo totalmente la profesora soltó una risa. Después una cara sería cuando respiraba poco a poco.
"Ejecución mayor, absorción total."
Con un movimiento verdaderamente veloz el aire en general del aula desapareció, la presión fue inmensa, hasta incluso Alexandra tuvo unos problemas para no tambalear un poco. De todos modos, el aire de todos escapó y la profesora tuvo que romper una ventana para que el vacío se rompa.
Cuando esto sucedió pude retomar un poco de la conciencia, mí muñeca no tenía una marca pequeña, era como si hubiesen intentado cortar mí mano. La profesora me miraba con una severidad enorme, ojos muertos y yo iba hacía mí asiento después de guardar mí arma.