La verdad nunca imaginé que mí primera tachón académico en un mundo de fantasía sería por cumplir con excelencia una tarea que me dieron. Pero no podría estar más contento por la situación actual. Era escoltado a punta de espada tanto por mí profesora de práctica con la espada como Sofía y Alexandra. Está última ya que era quien había soportado mejor las condiciones generadas por mí arma así que era la encargada de detenerme por cualquier razón. De todos modos la chica de gran tamaño me llevaba con una pequeña risa, ya que vió a la espadachín totalmente despeinada y preocupada por alguien de quién se había burlado. Caminar por los pasillos siendo escoltado por una guardia que consistía en dos campeonas y una profesora de la mejor academia del mundo era algo que ni un general rebelde con miles de muertes en sus manos podía siquiera tener pesadillas con.
En ese instante pude sentir un escalofrío por la sensación de dos espadas tras mí pequeña y flacucha espalda. Era más molesto de lo que uno podría imaginar, ser guiado por dos perros guardianes los cuales no parecían tener ni una pizca de consideración con un pequeño de 10 que hizo lo que le pidieron. Que salvaje de su parte.
Paso tras paso llegamos los cuatro hasta la oficina de la directora, el silencio frente a la oficina era tal que parecía que hasta el universo había quedado totalmente de acuerdo en no hacer ni un sonido para molestar a la persona de dentro. De todos modos golpee suavemente la puerta, aunque la sorpresa fue algo general. La directora abrió mirando primero a las dos damas que me escoltaban con sus espadas en mí espalda, después a Alexandra y al final buscó mí rostro para verme. Por primera vez una mirada cálida parecía salir de los ojos de esa señora, quien parecía ser ahora una nueva 'Tía' de cariño porque conocía a mí madre.
"¿Se puede saber cuál es la enorme gravedad de la situación?"
La voz frívola y amenazante que salía de ella demostraba que debía sobreponerse a cualquier persona jerárquicamente inferior. Y lo consiguió, tanto Sofía como la profesora se quedaron mudas buscando las palabras correctas.
"Ah... Sí... Creo que causé unos daños al aula"
Como tal no me equivoqué, pero mi profesora lanzó una mirada tan fulminante que hasta noté algo de calor en mi cuello, aún así, ella se calmó al instante para poder responder la pregunta a su superior.
"S-sí, entre otras cosas. Puso en riesgo la vida de las campeonas y utilizó magia prohibida en clases."
"Magia... ¿Prohibida? Acaso existe tal cosa como magia prohibida... Resucitamos muertos, creamos vida, podemos destruir ciudades y tú hablas de... ¿Usaste la espada chico?"
Sentí una mano algo caliente y suave en mi cabeza, mientras que mis ojos se cerraron solo suspiré con calma, para así asentir ante la pregunta, lo siguiente fue una risa bastante fuerte de la directora. Una risa que preocupó a todos menos a mí, solo creí que era algo normal que ella lo tome como una broma.
"Sí, si, él puede usar eso... ¿No se le avisó? Oh, cierto... ¿Por qué cree que fue a la clase de campeones? Es usuario de una espada del caos, un mago y su resistencia es tanta como para aguantar mis golpes suaves."
La mandíbula de la profesora, Sofía y Alexandra estaban por caerse de lo abierto de sus bocas. Claro que lo iba a pagar de otro modo, pero por el momento solo me quedaba esperar a que me dejen libre. Igualmente, por curiosidad miré al costado de la directora. Tenía un mapa con la localización a tiempo real de toda mazmorra. Y pude observar un gran punto rojo en uno de los lugares cercanos a aquí. Por eso avancé un paso, aunque fui detenido por ella.
"Ap ap ap. ¿A dónde vas?... oh, eso, es mi mapa. Sí... Creo que están listos para probar algo de poder"
La directora me hizo dar media vuelta, así caminar con las tres chicas a clases, el recreo tocó y las clases siguientes fueron más aburridas, cocina, biología de mazmorras. Otras materias que se escuchaban como una mezcla de conocimientos del mundo normal con una vuelta mágica.