Cuando aquel dolor se había acentuado lo suficiente y lo logré mis párpados se abrieron y me levanté lo más rápido que pude. La única cosa que me hizo saber que estaba verdaderamente "vivo" fue el mareo que tenía y el agudo dolor de cabeza que estaba presentando. Mis defectuosos ojos hicieron lo posible por enfocar las distintas figuras de mi alrededor, las cuales festejaban como en el aterrizaje lunar. Podía distinguir muchas figuras masculinas, hombres de un amplio rango etario me estaban rodeando, con tunicas que poco o nada servían puesto que se habían quitado la capucha que podría ocultar mínimamente su identidad.
Aquel festejo duró como medio minuto, muchos todavía no creían que estaba yo allí. Lo que me confundía aún más aunque, quizá yo estaba... ¿En un isekai? Mis ojos se abrieron y sentí un poco de culpa, tenía muchas cosas que hacer todavía, había muerto virgen, sin darle un beso a una chica y sin poder declararme propiamente a la chica que me gustaba. Mis amigos no estaban aquí, mi familia tampoco, mucho menos mis mascotas.
Mis pensamientos fueron interrumpidos, por una profunda voz de un hombre que se encontraba en una especie de trono hecho de madera con algunas pieles para hacerlo un buen asiento. Todos se arrodillaron mientras que aquella persona hablaba, no fue exactamente mi caso.
—Hermanos, hoy lo hemos logrado. Por fin los dioses nos han enviado un campeón. Aquel que le pondrá fin a...
Todos estaban en silencio, mientras que pude percatarme de muchas otras cosas, la primera fue que no estaba en mi cuerpo de chico de 17 años, me encontraba en un cuerpo de unos 10/11. La segunda fue que era prácticamente igual, mi cuerpo tenía una cantidad de... pelo, considerable, incluso un bigote de pre-puberto podía ser sentido por mis manos. La tercera, el discurso fue totalmente cortado por la muerte de aquella persona. Una flecha atravesó de lado a lado su cráneo. Aquello desencadenó gritos, pedidos de auxilio y llanto. Me sentí totalmente aterrado mientras que empezaba a buscar una salida mis intenciones eran no mirar hacia atrás mientras que podía seguir la marea de hombres que se estaban agolpando contra una sola entrada. Los gritos poco a poco se hicieron más débiles, hasta que de golpe se callaron. Nadie más se movía, y también poco a poco empezaban a caer... La sangre me cubrió, mientras que mis piernas delgadas y cortas no podían moverse. Cerré mis ojos para evitar verlo.
—Parece que solo queda... Una persona más.
Una voz femenina algo rasposa habló, no sabía si era por edad o por fumar, pero poco o nada me importó cuando escuché pasos viniendo hacia mi. Yo era un desastre, sangre por todo mi cuerpo, miedo y apenas si estaba ocupando un pantalón demasiado largo, una camiseta de un tamaño excesivo y ropa interior. Mi cabello fue tomado por unos dedos bastante grandes, sentí como me levantaron tirando del mismo, y al abrir mis ojos la poca luz que entraba allí iluminaba un rostro.
Cabello rojo como el fuego, un parche cubriendo su ojo izquierdo mientras que el derecho era una mezcla de naranja y amarillo que le daban a la mujer un atractivo inigualable. Aún así, mi sorpresa por su belleza era muchísimo menor que el miedo que tenía. Un escupitajo a mi mejilla seguido de un dedo para limpiarla mostró que ella no tenía mucho problema en maltratarme. Y con mis ojos empezando a lagrimear sonrío burlonamente, para decir.
—Buenos días... "Campeón"~