Chereads / Solo Quiero Volver / Chapter 5 - 5: Quizá si puede amanecer.

Chapter 5 - 5: Quizá si puede amanecer.

Cerrar mis ojos, era lo único que me permitía calmarme... No era atractivo, no era fuerte, tampoco inteligente y según escuchaba hasta los conejos que usan en trucos de magia tenían más inteligencia que yo. Lágrimas volvían a aparecer. Esto ya me sucedía en mi vida anterior, ser inútil, ser total y completamente inútil. ¿Qué clase de ser humano sería capaz de aceptar tal humillación de completos extraños?

Es bastante fácil de identificar, tiene miopía y astigmatismo, cabello negro y descuidado, ojos color marrón, un cuerpo delgado y nada atractivo, probablemente un chico que en su anterior vida podría ser descrito como un 3/10 en aspecto físico. Sí, esto no era como esas lindas novelas dónde el protagonista reencarnaba o aparecía en un mundo llevando piel perfecta, un cuerpo escultural y unos ojos profundos que hacían que cualquier chica se derrita ante ellos y todos lo admiren por su belleza, fuerza e inteligencia.

Tenía que descansar mis ojos, por lo que dormir un poco me iba a ayudar con el gran mareo que provoca el ir por la vida sin unos lentes, estaba temblando un poco por el repentino frío que sentía, como si fuese otoño o una ráfaga de viento estuviese también burlándose de mí. Aunque con esa ráfaga de viento hubo silencio... Al abrir mis ojos pude ver lo que parecía ser un ángel. Un chico de cabello celeste, uñas doradas y una cara que probablemente le daría envidia a cualquier modelo masculino estaba enfrente mía. O mejor dicho, era lo único enfrente mía, eso y los barrotes que nos separaban. Lo que con anterioridad eran mis captoras ahora parecían estatuas de hielo, no como si se hubieran congelado, si no como si nunca hubiesen sido más que eso, hielo. Aquello que hizo después mi salvador fue mirarme entre cerrando sus ojos, como totalmente desconcertado por quién estaba aquí. Sí, podía decirlo abiertamente. Todos aquí me hacían quedar como el jorobado de Notre Dame.

"Necesitas una mano, ¿pequeño?"

"S-sí, ¡por favor!"

Me levanté y puse de pie en aquella jaula, al ver que fue abierta con un suave movimiento de su mano y prácticamente destruida con un movimiento contrario supe que él era seguramente mucho más capaz que todas las chicas que están, o estaban, en este vehículo.

Al salir fue como escapar de un examen importante sin ninguna clase de preocupaciones. Era libre nuevamente, o eso quería pensar. Tomé una gran bocanada de aire fresco y de libertad avanzando hasta la salida trasera del carruaje, que estaba abierta de par en par, antes de darme la vuelta para presentarme con aquel individuo, quien ya no estaba. Y en su contra todo pareció volver a la "Normalidad".

Aquellas mujeres que anteriormente estaban riendo miraban completamente atentas hacia la jaula, y en un movimiento realmente estúpido salté de aquel carruaje. Aprovechando la casualidad de que estaba cerca de la salida intenté alejarme lo más que pude de un salto. Y eso llegué a lograr.

Mi caída no fue una caída de un acróbata olímpico o una persona con unas mínimas capacidades, fue lo mejor que pude imitar una de las caídas que me habían enseñado en artes marciales... Claro, la colchoneta de espuma era unas infinitas veces más cómoda que un camino de arena y piedras, además de tener que arrastrarse hacia unos arbustos mientras que un carruaje se alejaba.

No voy a describir mis múltiples, horribles y probablemente mortales heridas. Primero porque no eran mortales, y segundo porque necesitaba mínimamente ponerles cualquier clase de antibacterial que pudiese desinfectar cortes y raspones. O rogar por llegar a algún sitio antes de que terminen en un estado horrible.

Empecé a caminar, mi mirada era una perdición, cualquier punto u objeto a cierta distancia era un borrón, hasta este momento iba a preferir que fuesen mis secuestradoras para pedirles perdón. El calor empezaba a disminuir mientras más de tarde se hacía, y mi caminar también se hacía poco a poco más lento. No estaba nada en forma. Tampoco tenía agua, alimento o siquiera dinero... ¿Por qué seguir viviendo? Era mucho más simple el abandonar todo. La noche llegaba y aunque ir con un camino oscuro no es nada recomendable para evitar ladrones o especialmente animales salvajes solo tenía como consuelo mi propia respiración, si tenía que hacer un recuento de daños mi mayor parte afectada fue mi brazo izquierdo, había intentado detenerme con la izquierda, así que mi idea únicamente termino lastimando aún más mi cuerpo de lo que podría haber sido.

Horas pasan y pasan. Aquellos que piensen que la luna podría ser mi compañera o que las estrellas iluminaban mi camino hacia la aventura podrían ser llamados optimistas, aunque fue de lo último que los llamé. Con mi cabeza en otro lado mis sentidos pudieron por fin tener un poco de acción. Aunque la acción fue de lo menos agradable. Los cascos de un par de caballos se escuchan tras de mí. Algo bueno, porque indicaba que no eran mis captoras.

Poco a poco una luz que al darme la vuelta se veía como una línea borrosa (Aquellos con astigmatismo las luces no las ven como puntos que se vuelven borrosos, si no como líneas). La cual era hasta bastante más y más grande mientras que se acercaba. Iba a lanzarme hacia un costado pero mi cuerpo evitó que hiciera algo para lastimarme aún más. Aquel carruaje no era llevado exactamente por caballos normales. Su tamaño superaba el de cualquier otro que hubiese visto en mi vida pasada, sus ojos eran bloqueados por su largo cabello y a su vez se camuflaban porque ambos eran negros como la sombra. Lentamente disminuyó su velocidad, mientras que a quien encontré allí me sorprendió bastante.

Una chica con orejas que terminaban en punta, un vestido blanco totalmente pulcro y que seguramente no me superaba en edad por más de unos pocos años estaba siendo la piloto y por lo que pude ver la única que se encontraba allí. En otras ocasiones habría dicho alguna tontería en contra de los elfos, pero una mano estirada hacia mi y un total silencio en aquella noche fueron suficientes como para subirme a su lado. Y los caballos volvían a avanzar, mientras que un amanecer parecía sorprendernos a ambos con su belleza