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Chapter 6 - Las Maravillas de Valinor

Así comenzó el viaje a Valinor, un camino que creía firmemente que tomaría muchos años, y aunque mi esperanza era reducirlo las tribus elfas no hacían más que acabar con mis esperanzas.

Los Teleri eran demasiados desunidos y vagos, solo un par de meses después de salir del Cuiviénen grupos de elfos dejaron la tribu y decidieron regresar y otros se asentaron en los bosques cercanos.

Por otro lado los Vanyar querían tener más del conocimiento que les compartió Ingwë y sabían que estaba en Amán, no fueron lentos, pero tampoco rápidos cada cierto camino recorrido se detenían a recoger cosas y admirar la naturaleza.

Los Noldor también tenían una mentalidad parecida, aunque empezaron entonces a tener voces entre ellos de modificar su estructura de un consejo de señores a un pueblo con un rey, eligiendo a nadie más que Finwë.

Los Vanyar entonces copiaron el modelo y establecieron a Ingwë como rey, Los Teleri modificaron un poco ese sistema estableciendo dos reyes Elwë y Olwë, no era la primera vez que escuchaba de un sistema así, pero era llamativo de todas maneras.

Los Tulcar en verdad no teníamos un problema con nuestro sistema actual patriarcal, pero modificarlo a un rey, solo era cambiar un nombre por otro ya que era lo mismo.

Un Patriarca que daba las órdenes acompañado por un consejo de comandantes, pero ante la presión de algunos de igualar el sistema con las otra tribus decidí aceptar ser coronado como Rey de los Tulcar, solo modifiqué el nombre del consejo de comandantes a consejo de los Paladines para darle mayor misterio al nombre, cuando explique que para mí los Paladines era un nombre elegido por mí para grandes guerreros y comandantes versados ​​en varias artes, el nombre se volvió igual a un tipo de nobleza militar.

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Pasaron 8 años y ya estábamos bastante cerca al mar y mi paciencia estaba agotándose, ser un mortal en mi anterior vida, desperdiciar tanto tiempo en hacer un viaje que hice hace un tiempo en pocos meses me parecía un despropósito.

Lo segundo que me hizo perder la paciencia fue que los Teleri no parecían dejar de quedarse atrás su lentitud no solo me molesto a mí, sino que también a Oromë quien cada cierto tiempo partía a Valinor dejando a los elfos en camino para al regresar encontrar que no avanzado mucho tiempo.

Fueron entonces los Vanyar los primeros en llegar al mar, seguidos de los Tulcar y después los Noldor, lamentablemente Melian ya había aparecido para secuestrar a Elwë, pero para ser sincero no era algo de lo que pudiera encargarme, no si está destinado y quería mantener una idea sobre el futuro todavía.

Entonces Ulmo levantando una gran Isla y transporto a todos los Vanyar, Tulcar y Noldor, que por fin de mucho tiempo vieron las costas de Valinor.

Su reacción al ver la luz de los dos árboles fue emocionante, durante varios años alimentados de historias sobre las maravillas de esta tierra y ahora que estaban aquí ninguna parecía una exageración.

Fue entonces que se estableció la ciudad de Tirion, durante el tiempo que los Valar moraron allí los elfos aprendimos acerca de todos los artes y habilidades, el pico de la civilización de los elfos se alcanzó y entonces las torres empezaron a levantarse sobre la ciudad y del mismo modo que las torres los grandes reyes se presentó siendo el primero en presentarse con el ostentoso título Finwë, como el Supremo Rey de los Noldor.

Lo cierto es que si bien Tirion era simplemente maravillosa; los Noldor era seres muy políticos y no me importaba entrometerme en sus problemas, sobre todo sabiendo lo que vendría.

Entonces tome la decisión de abandonar Tirion y levantar una gran ciudad fortaleza al sur de esta a la que llame "Hyarnost" (Fortaleza del sur), fue entonces necesario 100 años para terminar de levantar la edificación.

Con la ayuda de Aulë creamos un lago junto al mar y lo que evitaba que se mezclaran las aguas saladas y dulces era un enorme muralla que estaba en el medio, blanca con torres doradas en ella como las que cierras el paso del gran río en la ciudad de Lothern.

Y al igual que Lothern decidí hacer de Hyarnost un complejo de palacios y Fortalezas unidas por un río serpenteante y todas ellas dejan claro el carácter de las personas que las habitaban los altos elfos Tulcar.

Mi hogar sería la ciudad central, rodeada de unos muros defensivos de 6 pisos de altura y blanco con torres doradas cada cierto espacio, la verdad es que no eran funcionales del todo solo servían para adornar la majestuosidad de la ciudad, tenía una gran puerta coronada en oro que al abrirla daba a una plaza de blanca con muchos árboles y al pasar la plaza una escalera extensa, de peldaños largos alfombrada en rojo se veía, al subirla se llegaba al palacio central un edificio de tres torres con la central siendo la más grande con hermosa arquitectura estando adornada en oro y blanco.

De igual forma blancas murallas y torres doradas se alzaron en las fortalezas y ciudades pequeñas alrededor de la ciudad principal todas muy juntas, ubicadas a pocos kilómetros unas de otras, y rodeadas en su conjunto por una Gran muralla impasable y cuya altura alcanza a los edificios de 20 pisos de tal manera de que eran inexpugnables, para ser atravesada tenía 4 puertas una a cada dirección, una de ellas salía al mar con un gran arco y una muralla marítima para persuadir a cualquier posible enemigo.

(https://drive.google.com/drive/folders/1m1Nyib4Id83MmSA9_rskYuffE_LFPALM?usp=sharing) "fotos que más se acercan a mi imaginación"

En esta ciudad habitarían todos los elfos Tulcar en unión y tranquilidad, entrenando en las enormes plazas de cada fortaleza del complejo y criando a las futuras generaciones en las ciudades dentro de este también.

Porque en la casa de los Tulcar no habrá división.

Entonces los Tulcar crecieron en número durante los últimos 100 años llegando a los 550.000 miembros aproximadamente.

Muy por detrás de los Noldor quienes ya han sobrepasado esa cantidad hace un gran tiempo y seguro que los Teleri en sus diversos asentamientos también tenían números impresionantes y los Vanyar deberían estar cerca en números a nosotros.

Después de construir Hyarnost empezamos a practicar la herrería con más esfuerzo, no pensaba crear joyas como las de Fëanor porque solo traían desastre, pero si espadas y escudos de gran poder.

Fracasamos en muchos intentos y las espadas que creábamos eran cada vez mejores, hasta llegar a la cúspide de nuestro trabajo forjando espadas, lanzas y guadañas de luz, forjadas a partir del material más duro conocido el Mithril.

Logramos crear veinte de estas hermosas armas que tenían en su interior la luz de los dos árboles para que cuando se necesite sus portadores liberen su luz en la oscuridad e iluminen su camino, grandes encantos se lanzaron sobre ellos y Tulkas al ver su hermosura la bendijo diciendo que cualquiera que tuviera alguna de esas espadas no podria ser vencido en batalla.

La cantidad de espadas que realizamos fueron muchas más, pero ninguna de igual poder que esas veinte, ya que crearlas tomaron mucho tiempo y vitalidad, los herreros que las fabricaron casi cayeron desfallecidos se necesitó grupos completos de maestros herreros que golpearon el metal durante años para darles forma y poder.

No sabía exactamente que tecnología utilizaban los enanos para dar forma al mithril, pero esta era la única que nosotros conocíamos, las armas fueron guardas un una bóveda con muchos seguros, para ser entregadas a sus portadores, guerreros con una personalidad buena y lealtad increíble.

Durante los siguientes años construimos cotas de mallas de mithril suficientes como para armar un poderoso y gigantesco ejército.

El intercambio con los Vanyar fue el más importante que tuvimos durante este tiempo, eran capaces de forjar hermosos adornos y su estilo de arquitectura era bastante excelente al punto que los arquitectos principales de Hyarnost eran Vanyar.

Ingwë no pudo evitar venir a quedarse un tiempo y admirar los palacios y los divertidos baños turcos creados aquí, a los cuales decidimos llamar baños Tulcar, casi imperceptible el cambio.

De esta forma Hyarnost recibió el sobrenombre de las fortalezas doradas del sur.

Después de 50 años disfrutando de las maravillas de esta ciudad, empecé a poner en marcha otra vez, y la construcción de nuevas armaduras se volvieron mi obsesión, en algún momento pensé en hacer las 88 armaduras de los caballeros del Zodiaco, pero la verdad sea cierta no me acuerdo las formas de todas ellas.

Lo que si haría es crear 20 armaduras de mithril para terminar el conjunto que armaría a los que decidí nombrar cuando existieran los 20 altos paladines, todos bajo el control de mi casa, no había ser oscuro que pudiera derrotarlos ni ahora ni nunca, o con ese objetivo los creaba.

Cuarenta años me tomo crearlas, y miles de herreros participaron en su forja e inclusive yo tuve que participar, me di cuenta entonces que mi fuerza y poder esta sobre mis pares, ya que solo fueron necesarios algunos meses para lograr lo que para otros eran necesarios años, pero las secuelas eran fuertes, durante los siguientes años sentí gran pesar y cansancio, ese material absorbía nuestra fuerza espiritual; creía yo por la técnica enseñada por los Valar, para ellos hacer estas armaduras tal vez fueran cosas sencillas.

Pero para nosotros era una carga, pero como resultado de esta técnica las armas que creábamos tenían más poder que ninguna y venían con habilidades y hechizos en ellas sin igual, algo que sin querer compararnos los enanos nunca conseguirían nunca.