La gigantesca presencia salió de la niebla mostrándose en todo su esplendor, su ataque era en dirección de las esferas de luz, si lograba chocar con el ejército con toda su fuerza causaría muchas bajas.
Así que me abalancé contra ella con mi espada haciéndola brillar para llamar su atención, y salte con todas mis fuerzas para lograr darle en una pata, una onda de choque se sintió.
Algunos guerreros salieron expulsados, entonces Ungoliant retrocedió un poco ella no era un simple ser salvaje, alguna vez fue un maia uno de los seres más sabios y poderosos.
Los paladines tomamos la delantera para rodearla y bloquear cada una de sus patas mientras el ejército empezaba a rodearla.
Ungoliant empezó a tirar telarañas oscuras que inmovilizaban a los elfos y hacían difícil su marcha, mientras que con sus patas atacaba a sus lados, lamentablemente por su tamaño y la fuerza de sus golpes ya habíamos empezado a tener nuestras primeras bajas.
Era inevitable, ya lo sabíamos, pero igual algunos elfos se quedaron en estado de shock, sostuvimos el bloqueo sobre las patas de Ungoliant por 10 minutos mientras por fin los guerreros de Maethoran colocaron sus posiciones alrededor y empezaron a atacar.
Ungoliant se vio afectada por los golpes de las balistas, entonces soltó una niebla muy espesa a su alrededor afecto la visión de los que estaban a su alrededor la niebla no logro ser eliminada del todo por las esferas de luz y algunos paladines fueron sorprendidos fueron heridos.
Los ataques eran cada vez más violentos, y muchos no podían seguir el ritmo de los ataques por la violencia que tenían en ellos.
Si no empezaba a presionar a Ungoliant empezaría a tomar la ventaja, mis ataques tenían cada vez más fuerzas y sus ataques era cubiertos en su totalidad por mí.
Entonces centro todo su atención en mí los ataques eran de ida y vuelta, dejando a las balistas continuar su ataque.
Pronto deje de poder seguirle el ritmo Ungoliant empezaba a superarme en la fuerza de cada golpe, pero antes de que suceda del todo Kulwë y Cánowë aparecieron para apoyarme.
Retrocedí un poco y pude ver los alrededores, varios paladines habían caído mortalmente heridos y muchos hombres estaban muertos en los alrededores, las bajas a la vista debía rondar los 4000 hombres y no parecíamos haber causado mucho daño a Ungoliant.
El sacrificio no debía ser en vano, concentre todo mi fuerza en mi espada y cuando Ungoliant ataco nuevamente a Kulwë y Cánowë me abalancé liberando el golpe en su pata, en un ángulo de 90 grados, el golpe fue tan fuerte se sintió el sonido de algo rompiéndose.
Ungoliant chillo en ese momento, desgarrando algunos oídos, su pata cayo entonces tocando el suelo.
De ella salía niebla negra, como cuando el hielo seco toca el agua.
La cólera de Ungoliant aumento entonces y ya se era difícil aguantar sus golpes hasta que dé repente se escuchó un cuerno viniendo desde Tirion y todos se quedaron quietos tratando de saber que era.
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Taniquetil— Torre de Manwë
Manwë estaba en paz en lo alto de su torre, hasta que de la nada se empezó a sentir una sensación oscura, nunca había sentido esa sensación era una especie de dolor.
Se acercó a los balcones de su torre y dirigió su vista hacia el sur y vio a la oscura criatura.
Manwë: "Eönwë, rápido arma a las tropas y ve en dirección a Hyarnost "
Eönwë: "Si mi señor"
Manwë: "Tulkas, rápido ve al sur, Ungoliant está allí"
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Sur- Hyarnost campo de batalla.
Eönwë llego con un ejército de maiar al servicio de Manwë al parecer estuvimos peleando contra Ungoliant el suficiente tiempo como para permitirles llegar.
Ungoliant se dio cuenta de que nunca ganaría contra los maiar y abandono la pelea, con sus últimos esfuerzos libero otra gran cantidad de niebla espesa, las esferas volvieron a atravesarlas, pero ya no estaba en su lugar, estaba retrocediendo por las montañas.
Eönwë siguió con su ejército a la gigantesca araña hasta expulsarla de Valinor.
Entonces empecé a organizar las tropas, había perdido 7.500 guerreros en esta batalla, el número era alto teniendo en cuenta que eran elites.
Las tropas estaban heridas, algunos mentalmente por la perdida de amigos de toda la vida, arregle entonces que fueran enviados a las casas de descanso para pasar una temporada allí.
Después de recoger los restos de la batalla, fui llevado por Eönwë a Taniquetil.
Al entrar a la torre, todo era pura tranquilidad y de color plateado, en el centro del salón había un trono bastante grande y sentado sobre él un tipo de gran poder.
Manwë: "Muchos elfos han muerto Tulcowë, era necesario este ataque solitario"
Tulcowë:" Probablemente no, si fuéramos elfos Vanyar viviríamos felices a tu sombra gran Señor, pero a nosotros nos mueve nuestra necesidad de sentir que podemos defendernos nosotros mismos si es necesario"
Manwë: "Sé que todos los que fueron lo hicieron porque ellos quisieron, pero eres su rey, porque no nos avisaste podrías haber reducido las perdidas"
Tulcowë : "Es cierto de alguna forma, sobreestime mi fuerza y subestime la de esa araña gigantesca"
Manwë: "Ungoliant es un maia, tu poder no tiene forma de comparársele, y es uno de las más poderosos "se le escuchaba molesto.
Tulcowë: "Tal vez es cierto que no contábamos con toda la información, pero era necesario hacer este sacrificio, los Tulcar deben estar preparados para cruentas batallas."
Manwë: "No tienes enemigos cercanos y la presencia de Ungoliant es solo un caso único, en Valinor no encontrarás otro ser oscuro"
Tulcowë: "Es cierto mi señor, que en Valinor la paz debe reinar durante eras, pero estas habilidades de lucha se nos fueron dadas por una razón y debemos entrenarlas; asumo toda la culpa de lo pasado y si consideras que debo ser castigado lo aceptaré"
Manwë no hablo más y me indicaron que me retirara de los salones.
Supe entonces que los Valar se reunieron y aunque Manwë estaba molesto por mi decisión asumió parte de la culpa, ya que no vio a Ungoliant viviendo en su tierra sagrada.
Así entonces sucedió el primer derramamiento de sangre de los elfos en las tierras de Valinor y los Valar revisaron todo Aman para encontrar algún otro escondite que albergue criaturas oscuras.
Para mi suerte los Valar no tomaron ninguna decisión de castigarme, pero no estuvieron felices; a Tirion llego la noticia que los Tulcar se habían enfrentado en batalla a un poderoso ser oscuro y que pudieron enfrentarlo en igualdad hasta la llegada de los enviados de Manwë.
Ayudo un poco a elevar más el mito que se tenía acerca de los elfos Tulcar como los elfos para poderosos en batalla.
Manwë autorizo que los elfos que quisieran reencarnar en las instancias de Mandos lo hicieran, pero el proceso no era inmediato primero tenían que purificar sus almas y tomaría un tiempo.
Pensé entonces en si podria haber cambiado algo de la historia original al expulsar a Ungoliant de Valinor y la idea no me agradaba mucho, ya que si bien ya no estaría cerca a los muros de Hyarnost, el no saber que sucedería en un futuro, tampoco era agradable.