Las leyendas son tan antiguas que de no ser por que inician con un evento muy especifico, me atrevería a decir que estas estaban desde las épocas de la Galia. Por fortuna, o desgracia, la leyenda de Jaques el asesino de los Bosques Negros tiene un inicio muy bien definido y una parte de mi tiene fe en que su final también esté definido.
Todo se remonta a las épocas de la Peste Negra que asoló Europa en la Edad Media. Eran muchos los que contraían dicha enfermedad y muchos los que morían por su culpa; pero también estaban los médicos, o brujos para la gran mayoría de pobladores de esa época, que intentaban repelerla de algún modo. Entre ellos se encontraba Jaques, un joven muchacho que sacrificó todo por los demás. Incluso a su propia familia, quienes le rogaban que no se expusiera a tal riesgo, para todos los habitantes del Paris de aquel entonces Jaques era un héroe. Había logrado encontrar un medio para poder detener la enfermedad y pudo salvar a muchos; pero la corte francesa, no contenta con que Jaques solo se preocupara por el sector humilde de la población, ordenó, con ayuda del Obispo, desacreditar a Jaques diciendo que era adorador del diablo. El agradecimiento pasó de forma rápida al odio y la persecución. Varios ciudadanos fueron a la cabaña donde Jaques vivía, en los Bosques Negros, con sus antorchas prendieron fuego su hogar matando al incomprendido héroe junto a su familia; pero lo que parecía una historia de tragedia e injusticia mutó casi de inmediato a una leyenda de horror. Los lugareños que fueron a matarlo nunca volvieron de los bosques, las tropas que se adentraron a ver lo que ocurría se encontraron con un reguero de sangre, cuerpos mutilados y demás atrocidades. Al ir a la corte real sus rostros estaban pálidos y sus cabellos, que gozaban del color de la juventud, blancos e incluso quebradizos. El Obispo fue encontrado al día siguiente en su iglesia, crucificado boca abajo con su cabeza cortada y puesta en una bandeja de plata. Los demás miembros de la corte francesa fueron ejecutados aquella noche, sin piedad o compasión alguna. Los pocos que sobrevivieron al ataque de dicho asesino decían que era el espíritu de Jaques, quien portaba una sotana negra quemada y una máscara blanca con forma de ave. Sus ojos eran negros como la noche, su risa era despiadada y demoniaca.
Tras tal hecho, los Bosques Negros se convirtieron en una zona maldita para todos los parisinos que incluso en épocas de la Revolución se negaban a ir por allí y los que se atrevían a traspasar dicho lugar nunca volvían a ser vistos nuevamente, porque aquellos bosques marchitos y de aspecto casi otoñal eran las tierras de Jaques, el asesino de los Bosques Negros.
Janette se encontraba sentada con las piernas sobre la mesa, como era habitual en ella, manteniendo ese estado de sopor que incluso me sorprendía que tuviese debido a que lo último que hubiese creído de un fantasma seria que este durmiera como los seres vivos, por mi parte, me encontraba leyendo las noticias del día. No había nada que nos llamase a un caso con excepción de…
Pasé la página casi de inmediato, no deseaba siquiera pensar en ello, sin embargo la bella voz de Janette me hizo sobresaltar cuando me preguntó
- ¿por qué no te interesa ese caso?
- ¡Cielos!- exclamé asustado. Al ver que ella se reía debido a mi susto inicial, la regañé diciendo- ¡Janette, eso no es gracioso! Pudiste matarme del susto
- ¿Acaso fui yo quien te asustó?- me preguntó ella aun riendo- ¿O fue la noticia que leíste?
- Ambas- le contesté negándome a mirarla- de todos modos no es un caso que nos competa Janette
- ¿Temes que sea verdad?- me dijo con un tono agradable, se levantó de su silla y se puso a revisar su armamento
- Si- le respondí en voz baja- después de conocerte, sabes que ya nada puede sorprenderme, un año atrás te habría dicho que no era verdad, que solo eran fantasías; pero ahora…
- Por favor, léeme la noticia- me pidió Janette con una voz suave a lo que yo asentí y comencé a leerla
- Ayer a la noche, un joven muchacho de unos dieciséis años se adentró con sus amigos a los Bosques Negros, al parecer intentaron demostrar que la leyenda de Jaques era mentira. Los amigos del joven pudieron salir de allí, encontrándose en el punto establecido; pero el joven Ferrier no llegó nunca y tras casi doce horas de angustiante espera, los amigos de Ferrier, fueron a reportarlo a las autoridades competentes. De momento la búsqueda sigue en curso; pero siguen sin encontrar al joven Ferrier
- Interesante- dijo Janette sobándose el mentón con una sonrisa que mostraba su intriga- Jean amigo mío, vamos a buscar pistas
- Sabes como yo que fue Jaques quien asesinó a ese muchacho- dictaminé a lo que Janette, molesta, citó
- "Porque maté a un perro una vez, ¿Entonces soy mataperros?" – dirigiéndose a la salida añadió- primero que nada Jean, aun no se dice si el muchacho está muerto, de momento está perdido en los bosques y segundo, en caso de estar muerto ¿Qué te hace pensar que fue Jaques? ¡Vamos tenemos un caso que resolver!
- De acuerdo- dije siguiéndola a la que creía qué seria mi última aventura; pero por ella ¡bien valía el riesgo!
Los amigos de Ferrier eran tres, uno era el joven André Siceau, un muchacho de unos 17 años de edad quien se mantenía en su casa lamentándose por el destino de Ferrier. Janette tomó mi mano y me transportó a donde estaba André. Un muchacho con aspecto de Adonis, con su cabello rubio largo tomado por una coleta, al vernos se asustó; pero Janette le dijo
- Tranquilo amigo, vengo en paz, mi nombre es Janette la Mosquetera Detective y él es mi amigo Jean, mi aprendiz de Mosquetero
- Leí de ti en el periódico- dijo André sorprendido de verla- supongo que sabes lo ocurrido ¿verdad?
- Por eso estoy aquí- dijo Janette con calma- quiero saber con detalle lo ocurrido anoche y tu relación con Ferrier
- De acuerdo, veras, anoche fuimos a los bosques Negros, en plena noche, para poder desmitificar las leyendas de Jaques. Ferrier, Jacqueline, Sebastián y yo nos adentramos en los mismos bosques para poder buscar indicios de la existencia de Jaques, sin embargo, cerca de media noche una fría niebla nos envolvió, separándonos al bloquear nuestra visión. Vagué por el bosque, durante horas, hasta que me pareció ver a la distancia una silueta. La seguí creyendo que podía ser uno de nosotros. Después de media hora de seguir dicha silueta, adentrándome aun más al bosque, le pedí con un grito que me esperara. La silueta se detuvo y la maldita niebla me envolvió otra vez. Caminé a ciegas por otras horas hasta llegar, por fortuna, al punto de encuentro. A la hora apareció Jacqueline y una hora después Sebastián; pero Ferrier nunca llegó y los tres coincidimos en alertar a las autoridades; pero como alguien perdido en un bosque, no una víctima de asesinato de una leyenda tonta y sin sentido- nos contó André, Janette asintió con su cabeza y le preguntó
- Dime, ¿cómo se llevaban entre ustedes? ¿hubo alguna vez alguna tensión entre ustedes o algo así?
- ¡¿De qué me habla?!- exclamó André enfadado- ¡por supuesto que nunca hubo tensión entre nosotros! Somos amigos y jamás hubiésemos accedido ante tal acción de no ser por qué nos llevamos bien
- Puedo notar que hubo una mujer que los acompaño- señalé enfadado ante dicha parte del relato- considerando que fue un acto insensato el que una jovencita los acompañase a un lugar peligroso, con o sin leyendas, también me hace pensar que pudo haber un problema pasional de por medio
- ¡¿Hombre de que me estás hablando?!- protestó André furioso- primero que nada, tú eres el aprendiz de una chica que tiene un sable en su cintura en este momento. Segundo, Jacqueline es una mujer muy valiente que ya se encuentra comprometida con otro muchacho que no nos acompañó anoche debido a que se encuentra de viaje en este momento y tercero, Ferrier ,al igual que Sebastián, se mostraron muy reacios a la idea de que Jacqueline fuese con nosotros, yo insistí en que fuera porque creímos que podríamos necesitarla en un momento dado debido a que tiene conocimientos en medicina, su madre es una enfermera y ella desea aprender lo necesario para ejercer la misma carrera que su madre
- Lamento el ímpetu de mi aprendiz- dijo Janette con una risa incomoda- es que al ser joven e inexperto, tiene unos bríos incontrolables, por favor Jean, déjame las preguntas a mí, ¿sí?
- De acuerdo- le respondí molesto cruzándome de brazos y mirando para otro lado
- Una última pregunta y nos retiramos- lo tranquilizó Janette con una sonrisa- dígame ¿de quién fue la idea de adentrarse a los bosques a comprobar la veracidad de la leyenda de Jaques?
- Del mismo Ferrier- nos contestó André con la cabeza baja y sus ojos lagrimosos- quería probar de una vez por todas que la leyenda del asesino de los Bosques era solo eso, una leyenda, qué no debíamos dejarnos influenciar por historias de fantasmas y comprobar con hechos que dicho bosque no estaba maldito, je, qué irónico ¿verdad?
- Y que lo digas- le dijo Janette acariciando su cabeza de forma graciosa para que se sintiera mejor, tomando mi brazo, con su mano, se despidió- bueno André, gracias por la información, prometo dar con él, sea como sea, y en caso de estar muerto, dar con su asesino para que responda ante la justicia, nos vemos
Después volvimos a nuestro cuartel de operaciones para anotar lo ocurrido, al terminar partimos a donde estaba nuestra segunda sospechosa, Jacqueline.