La miré con agradecimiento; pero luego noté algo más. Ella dijo ser mosquetera del Rey.
Posiblemente sea una torpeza señalarlo ahora, considerando que los eventos de estos últimos años han dejado en claro la situación actual de Francia; pero hare un breve recordatorio de lo que eran los llamados Mosqueteros.
Conocidos como la Guardia Real más respetada y temible, los Mosqueteros del Rey protegían a la monarquía de cualquier peligro existente. Siendo referidos más a aventureros que peleaban contra enemigos imparables, la realidad era muy lejos de ser tan romántica como muchos autores deseaban que creyésemos. La guardia real conocida como Mosqueteros portaba, en efecto, sables; pero también portaban el arma de fuego conocido como Mosquete. Obedecían las órdenes del Rey, lo que implicaba que si debían hacer algo cuestionable o malvado, lo harían ya que su rey se los había ordenado. Como era de esperar, tras la revolución francesa, los Mosqueteros fueron borrados del mapa ya que representaban un recuerdo de la tiranía monárquica que Francia había vivido en el pasado, tanto ellos, la Bastilla y el Rey desaparecieron tras la revolución Francesa.
Ahora, estando frente a mí, como si fuese un fantasma del pasado de Francia, aquella mujer llamada Janette se auto proclamaba Mosquetera. Un poco sorprendido le dije, casi riendo.
- Oh vamos señorita Turox, puedo creer que sea una detective o que le guste resolver misterios en su tiempo libre, algo peligroso para usted por ser una dama por cierto; pero una Mosquetera- reí preguntándole- ¡¿acaso leyó muchas novelas románticas del señor Dumas?!
- Ninguna novela en realidad- aclaró ella con un tono de enojo mientras se cruzaba de brazos, luego, sonrojándose, me dijo- bien, queda claro que no me cree, no se preocupe le demostrare que le digo la verdad
- ¿Cómo?- le pregunté riendo; pero vi que ella ya no estaba frente a mí- ¡¿qué diantres?!
En ese momento reapareció, como si fuese un fantasma, aquello me asustó, Janette tenía un sable de espadachín en su otra mano, lanzándomelo dijo:
- ¡Toma!
- ¡¿Qué?!- exclamé asustado dejando que el sable cayese al suelo, ella se molesto y me dijo
- Vamos a tener un combate de espadachines, si eso no te convence entonces nada tengo que hacer perdiendo mi tiempo con un desagradecido como tú
- Está bien, está bien- dije tomando el sable
- ¡On guard!- me desafío colocándose en pose de combate
- Si claro- le respondí repitiendo su pose
Antes de saber que pasaba ella intentó ir hacia mi cabeza, con rapidez cubrí su ataque; pero luego vi que iba a mis piernas por lo que continúe esquivando y evadiendo, durante un minuto, que me pareció eterno, ella intentó atacarme con su sable. Primero quiso cortarme la cabeza; pero pude frenar su ataque. Sin perder tiempo me abalancé sobre su pecho, ella se cubrió con su espada usando el filo mismo para detener el ataque logrando desviarlo haciendo que el filo de nuestras espadas chocase y por la misma fricción de su roce echase chispas. Con un solo movimiento de su propia mano logro hacer que mi sable saliese volando de mi mano y cayese al lado mío, a la vez que yo también caía al suelo aterrizando boca arriba viendo como ella colocaba su sable sobre mí pecho diciendo:
- Touche, estás muerto- tras declarar su victoria, Janette, largó una risita que me hizo sentir un poco incomodo, no debido al miedo sino a otra emoción totalmente desconocida para mí en ese momento; pero esta rayaba con la admiración
- ¡Soberbio!- exclamé sonriente- lamento mucho haber dudado de ti antes; pero que seas buena espadachín no quiere decir que seas mosquetera
- ¿Tengo que usar mi mosquete para probarlo?- preguntó Janette molesta
- ¡No me refiero a eso!- exclamé asustado- lo que quiero decir es que la función principal de un Mosquetero ya no existe. No puedes ser una Mosquetera porque ya no existe un Rey a quien proteger. Los Granaderos de Napoleón se encargaron de suplir a los Mosqueteros desde hace mucho tiempo. Puedes ser una buena tiradora, una buena espadachín e incluso una defensora de la justicia, aunque sigo pensando que eso es peligroso para ti; pero no una Mosquetera
- ¿Y que es un Mosquetero para ti?- me preguntó ella sonriendo, antes de poder contestarle ella misma se respondió la pregunta- ya lo sé, un guardia real que obedece ordenes del mismo Rey; pero para mí es más que eso. Es una filosofía de vida, puedes llamarme ingenua, romántica o tonta si quieres; pero para mí ser una Mosquetera es ser leal, noble, desinteresada, honrada, valiente y, por sobre todo, una esperanza para los más desafortunados, algo así como un caballero medieval de los cuentos de hadas
- Históricamente…- le intentaba explicar; pero ella exclamó con un suspiro de enojo
- ¡Ya lo sé!, entiende que busco representar un ideal de nobleza que al parecer estos tiempos necesitan desesperadamente- me dijo ella, luego me dio la mano nuevamente añadiendo- por lo que déjame acompañarte a devolver ese libro a la biblioteca para que no sufras ningún daño durante el viaje
- Yo…- le respondí con una duda; pero la mirada segura junto con la sonrisa agradable de Janette quitó mis dudas por lo que exclame- ¡muy bien!, ¡adelante!
Luego le di la mano y ella me ayudó a levantarme, después ambos nos dirigimos a la biblioteca siendo así el comienzo de una hermosa amistad… o quizás algo más.