De alguna manera muy en el fondo siempre supe que terminaría así.
Me llamo Andrew Silverheart y fui el segundo hijo del gran duque del Reino Bersella. Durante mi vida siempre fui alguien muy calmado, siempre guardando silencio teniendo cuidado de no cometer ningún error, ya que mi mera existencia era apenas tolerable hacia los demás. El gran duque Silverheart, mi padre, él era el duque más importante del reino siendo bastante cercano con la familia real. Durante sus veintes, mi padre conoció a mi madre, y luego de casarse y convertirse en la gran duquesa mis padres tuvieron a su primogénito y mi hermano mayor, Xander Silverheart.
En un mundo donde la magia es un elemento indispensable para un noble, mi hermano era un genio para eso. Mi familia siempre ha sido una casa famosa por estar afiliada al elemento del viento. Pero mi hermano a pesar de tener gran afinidad por ese elemento también nació con el talento natural para usar el elemento fuego. Ese hecho le dio más fama a la casa Silverheart. Fama, honor y poder todo eso tenía la casa del gran duque, prácticamente era intocable, o al menos hasta que nací yo.
En mi vida como Andrew Silverheart siempre tuve grandes expectativas de los demás hacia mí desde mi nacimiento. Todos esperaban que el segundo hijo del gran duque fuera un genio como su hermano. Pero todo desde mi nacimiento fue desafortunado. Mi madre murió dando a luz, provocando que mi padre se sumiera en una gran depresión y dejando a mi hermano sin una madre. Debido a eso mi padre ni mi hermano nunca fueron muy afectuosos conmigo.
Desde que nací, fui dejado en la segunda mansión del duque es decir, yo no vivía bajo el mismo techo que mi padre y mi hermano. Sin tener la supervisión del duque los sirvientes eran indiferentes hacia mí, hacían su trabajo, aunque claramente de mala gana, así eran mis día a día o bueno así fue hasta mi séptimo cumpleaños. En este mundo cuando un niño alcanza los siete años de edad se releva el atributo mágico de la persona.
Viento, tierra, luz y oscuridad esos cuatro elementos son mixtos mientras que solo los hombres pueden usar el fuego y solo las mujeres pueden usar el agua.
El día de mi séptimo cumpleaños todos los invitados tenían grandes expectativas puestas en mí, aunque no podía decir lo mismo de mi padre y hermano que no había visto en bastante tiempo, su reacción ese día era completamente indescifrable para mi.
Cuando toque el dispositivo de identificación mágica no tuvo ninguna reacción, y eso solo significa una cosa, yo Andrew Silverheart, hijo del gran duque más poderoso del reino y hermano del genio poseedor de un doble elemento, no tenía ninguna afinidad por ningún elemento.
Desde ese punto toda mi vida se tornó más oscura de lo que ya era. En la pequeña mansión donde vivía tenía pocas sirvientas, aunque a ellas no les agradaba mucho la idea de cuidarme ya que ante los ojos de las demás personas yo solo era un mancha en el historial perfecto de la familia Silverheart.
Literatura, historia, etiqueta, intente de todo para ganar el aprecio de mi padre y hermano pero nada fue suficiente. Cuando se dio por un hecho que yo no podía usar magia el trato de las sirvientas hacia mi empeoró en gran manera. Constantemente era molestado por ellas y raramente hacían su trabajo o escuchaban alguna petición mía. Pero la peor de todas era mi tutora. Ella fue contratada por mi padre para educarme antes de ir a la academia real donde asistía mi hermano. Pero ella siempre fue muy dura incluso antes de mi séptimo cumpleaños, pero luego de ese día empezó a pegarme si me equivocaba de alguna manera. Odiado por mi familia, siendo agredido diariamente y sin ninguna persona que podría llamar amigo esa era mi vida encerrado en esa pequeña mansión.
Pasaron otros años cuando finalmente se me informó que atendería a la academia real. Pensé que esta era mi oportunidad para mostrar mi valía hacia mi padre y hermano. Pero las cosas solo empeoraron, todos los demás estudiantes me miraban con desprecio, por más esfuerzo que hiciera para tratar de hacer amigos nadie parecía disfrutar de mi compañía. Algunos nobles solo se me acercaban para molestarme. También traté de acercarme un poco más a mi hermano, aunque él no me molestaba solo se limitaba a saludarme cuando lo veía por los pasillos, como si no fuera nadie importante para él.
Pero a comparación de antes eso fue un gran avance para mi.
También por un momento pensé que tal vez podría llegar a ser feliz, hacer amigos, traer honor a mi familia al casarme con alguna noble. Así que traté de acercarme a algunas chicas, por un breve momento pensé que lo lograría, solo para terminar en otra decepción. Fui traicionado, lastimado, a partir de ese momento mi vida solo fue de mal en peor. Así pasaron otros cinco años dentro de la academia real. Soporte el abuso de mis compañeros, especialmente uno en específico un ser humano que despreció totalmente y el frío comportamiento de mi hermano y logré graduarme.
Cuando volví al ducado de mi padre tenía la intención de dar mi mayor esfuerzo por bien de la familia, aunque sabía que mi hermano sería el siguiente gran duque quería ayudarlo en todo lo que fuera. Ese era el plan pero durante mi viaje de regreso había una gran tormenta, el carruaje pasó por un puente en un acantilado cuando fuimos atacados por bandidos. Mi chofer salió huyendo, dejándome solo con los bandidos. Según recuerdo su intención era tomar de rehén al hijo de un noble y pedir dinero por el rescate. Uno de los bandidos me sacó del carruaje y rápidamente entendí que ellos no tenían ninguna intención de secuestrarme.
—Quien diría que nos pagarían tanto por deshacernos de este mocoso inútil.
El hombre me toma de los brazos y me empuja hacia el borde del puente, rápidamente entendí que no corría riesgo de ser secuestrado, los bandidos tenían otras idea en mente.
— Vamos terminemos con esto rápido, me estoy congelando aquí.
Intento escapar de su agarre, pero el bandido agarra mi brazo con más fuerza que antes y me mira con unos ojos llenos de arrogancia
—Vamos chico, no me hagas la vida más difícil, la señorita ha pagado bastante para deshacerme de ti, sabes.
Ante sus palabras me doy cuenta, alguien me quiere durmiendo con los peces.
—¿¡Quien les pago para hacer esto!? ¡No se cuanto les pagaron por hacer esto pero puedo darles el doble si me dejan vivir!
Intenté negociar con los bandidos, para tratar de salvar mi pellejo solo para darme cuenta de una noticia mas grande.
—Dudo que un bueno para nada pueda pagar tal cantidad mocoso, pero debido a lo que te esta apunto de pasar creo que puedo ser misericordioso y decirte el nombre de la persona que te quiere muerto. Escucha bien, que no lo diré dos veces.
El bandido me vuelve a mirar con esos ojos repugnantes y una sonrisa maléfica solo para escuchar el nombre que más detesto en este mundo.
—Alisha Rinkester
Ah ahora entiendo hay muchas personas que me quisieran muerto pero esa chica de verdad que me odiaba. Intento sacarme de su agarre pero es inútil, pero negociar no funciona, ¿qué más puedo hacer?, no puedo usar magia, no tengo ningún arma, y estoy en medio de la nada, prácticamente el hecho que seré asesinado está escrito en piedra.
Rápidamente los bandidos me tomaron, con todas mis fuerzas intenté soltarme de su agarre pero ellos eran demasiado fuertes para mi. Al siguiente momento todo lo que supe es que ya había sido lanzado del puente hacia el río. Durante mi caída pude recordar mis memorias de una vida pasada, en un mundo diferente, al recordar pensé que tal vez ahí tuve algo de felicidad pero mis esperanzas no duraron ya que en mi vida pasada fui un huérfano que murió con quince años debido a una enfermedad.
De verdad, ¿ahora vuelvo a morir a la misma edad en esta vida? Debo de verdad estar maldito.
Lo siguiente que sentí fue como mi cuerpo se sumergió dentro del río, poco a poco mi cuerpo se iba enfriando, pero de alguna manera no tenía miedo a la muerte, no tenía ni temor de morir tampoco enojo de ser asesinado por unos bandidos sólo sentía frustración.
Trabaje tan duro, aguante tantas cosas, el abuso de mis sirvientas y compañeros, el trato frío de mi familia, siempre di lo mejor de mi pero..
¿Es así como termina todo?
Nunca fui apreciado, nunca fui querido, no tuve ningún aliado junto a mi. La pregunta del porqué resonaba en mi cabeza.
¿Qué fue lo que hice para merecer esto?
Yo lo único que quería era ser amado, sentir el calor de un abrazo, tener recuerdos felices.. acaso
¿Eso era mucho pedir?
Desde la cuna hasta su muerte la existencia conocida como Andrew Silverheart permaneció solo.