Lleve en brazos a Andrew hasta una habitación de huéspedes ya que no hay ninguna habitación personal que sea de Andrew. En la habitación las sirvientas le cambiaron el traje que él llevaba puesto por unas prendas para dormir que habían pertenecido a Xander cuando él era más joven.
El traje que Andrew llevaba puesto era simple, de un color negro ya desteñido y por la manera que se ajustaba al cuerpo ya hace tiempo debido de haberle dejado de entrar cómodamente. Mientras las sirvientas cambiaban prendas de Andrew, sus cicatrices fueron expuestas. Para mi sorpresa, además de su parte baja también tenía algunas heridas en su espalda baja. Mi mirada mostró una mueca de dolor al ver el cuerpo de mi hijo menor. Mi conciencia no dejaba de decirme que yo era responsable por ese sufrimiento, de haber prestado más atención hubiera podido evitarle todo ese dolor a Andrew.
Pero ese no era momento de lamentarse por el pasado. El pequeño cuerpo de Andrew seguía con fiebre. Mande a llamar a la suma sacerdotisa de la iglesia para tratar la fiebre y si era posible las heridas de Andrew.
Al pasar de una hora, Xander trajo con él a la Suma sacerdotisa hasta la habitación donde estaba Andrew.
—Humildemente saludo al gran duque Silverheart.
—Deja las formalidades, Rosina. Necesito tu asistencia ahora.
—Vaya. Que extraño ver al gran duque tan apurado. La suma sacerdotisa, dio una pequeña risa. Rosina era una elegante dama con un pelo castaño claro que le llegaba hasta sus rodillas.
Su rostro era uno de los más hermosos en todo el reino sólo detrás de la actual emperatriz y de la fallecida gran duquesa. Aunque poseía una personalidad más casual cuando no estaba de oficio.
—Miremos lo que tenemos aquí. Vaya, ¿Si no es el joven maestro? Ya hace algún tiempo fue la última vez que lo vi. Aunque debo decir que no ha crecido mucho desde la última vez. ¿Pensé que el joven maestro estaba en la mansión secundaria, cuál podría ser la razón de que esté aquí en tan mal estado?
—Muchas cosas pasaron hoy. Tantas que estoy a nada de tener una migraña. Pero te lo explicare luego. Por ahora trátalo por favor.
—Okay, déjame verlo un segundo.
Rosina se acercó al cuerpo de Andrew que yacía postrado en la cama. Al revisarlo los ojos de la suma sacerdotisa se abrieron de par en par ya con una mirada más seria comparada a la de hace algunos momentos. Rosina colocó su mano en la frente de Andrew antes de usar un hechizo de curación. El cuerpo de Andrew se iluminó un poco y luego de algunos segundos la luz se desvaneció. El cuerpo de Andrew mejoró notablemente y ahora parecía poder descansar más confortablemente.
—Leon, dime que paso.
Rosina mantuvo un mirada calmada pero seria mientras escuchaba los relatos de esa tarde. Cuando finalmente terminó de explicar la situación, Rosina solo cerró sus ojos mientras se frotaba la sienes para luego volver a darme una mirada aguda a mi y Xander.
—Me están diciendo que, ¿durante todo el tiempo que el pequeño maestro estuvo en esa mansión fue abusado y maltratado por los sirvientes?
—…
Ni Xander ni yo pudimos dar una respuesta, ya que nuestras conciencias nos decían que éramos totalmente culpables del trato hacia Andrew hasta esos momentos.
—Ustedes sí que se ganan el premio a mejor familia del año. Aunque eso explica el porqué del estado en el que está el cuerpo de Andrew.
—¿Qué quieres decir? Pregunto Xander.
—¿Acaso no han notado lo pequeño y delgado que está Andrew? Un niño saludable de doce años no está bajo como él. Su cuerpo tiene una gran falta de vitaminas. Cualquier curandero podrá notar con facilidad que no ha tenido una buena alimentación desde ya hace algún buen tiempo. Y puedo decir que hay heridas que son antiguas y otras que son más recientes. La verdad no me imagino que habrá pasado todos estos años.
—…No tengo excusas
Sufría por el hecho de su mala atención hacia mi hijo, y Xander se lamentaba de no haber protegido a su hermano.
—No es como que necesite escucharlas. Cuando el pequeño despierte tendrán que disculparse con el. Se levantó Rosina para ponerle su mano encima de la cabeza de Xander mientras le ofrecía una calidad sonrisa.
—Ahora León hay otro asunto que deberías estar al tanto.
—¿De que se trata?
—Recuerdas que durante la ceremonia de atributo del pequeño se estableció que el era un sin elemento.
—Si. Lo recuerdo bien.
—Bueno, tal vez ese ya no sea el caso.
Mi cara cambió cuando escuchó esas palabras. Mostraba mi expresión fría, casi amenazante sin duda un niño podría llorar al ver esta expresión que tenia en ese momento.
—Explicate.
—Cuando estaba revisado el cuerpo del pequeño y use mi magia, pude sentir como una inmensa cantidad de mana estuviera dentro de su cuerpo.
—Rosina, ¿Estas totalmente segura de eso? Ya sabes lo que significa si lo que decís es cierto.
—Estoy totalmente consciente de lo que significa. Aunque no estaré totalmente segura hasta realizar la ceremonia se selección de atributo, pero lo más probable es que el pequeño sí posea mana, y una tremenda cantidad de hecho.
Me siento en una silla, luego cierro mis ojos y con una expresión conflictiva miraba al techo.
—Ah, las cosas se complicaron mucho. ¿No es así, Alice?