Yo, Teo Mancilla, me encuentro recostado en un pequeño valle bajo la luz de la luna, escuchando los ruidos del bosque que me rodea y sintiendo como el aire acaricia mi cuerpo, a veces fuertemente como si intentara rasgar mi piel y otras tan dulce y suave que podría jurar que intenta seducirme.
¿Qué debo hacer? entrenar para poder soportar el poder cuando lleguen los seis meses o tal vez solo esperar a que llegue el tecolote y me mate cuando sea la hora. ¿Qué haré con Leo? debo decirle el problema en el que lo metí o dejarlo hasta que sea el momento de que también muera. ¿Podré siquiera matarlo? no creo poder matarlo, es demasiado importante para mí, si me siento culpable cada que debo matar las serpientes y ratas que se meten ocasionalmente en la casa, no veo de donde sacaré fuerzas para matar a mi único y más querido amigo.
Darle vueltas no servirá de nada, tal vez si hablo con Leo podemos pensar algo entre los dos. Entonces cuando se disponía a despertar recordó algo "...tendrás que ser tú quien lo mate..." no puedo decirle a Leo que si no logra dominar el poder en seis meses tendré que matarlo, lo mejor por ahora será no decirle nada -Sistema, quiero despertar-
Al abrir mis ojos pude ver cómo estaba nuevamente en mi cama, justo como me fui a dormir, y parece que pronto amanecerá, es hora de levantarme o vendrá mi papá a despertarme a golpes, como quisiera que dejara de hacer eso y solo me deje en paz... tal vez debería usar el sistema para quitarle lo que no me gusta y hacerlo un padre más normal.
Mientras terminaba de pensar que cambios le haría a su papá una vez que tuviera el sistema en el mundo real salieron caminando y eventualmente se encontraron con Leo, Luis y su padre Román. -Hola Leo, ¿cómo estás? - saludé a Leo lo más natural que pude, pero cuando lo vi no pude evitar sentir como mi corazón dolía un poco, entonces me respondió -que hay Teo, estoy muy cansado, ayer tuve un sueño de lo más raro, recuerdas lo que me dijiste anoche cuando volvíamos a casa, creo que me quedé con esa idea en la cabeza y tuve el mismo sueño, mira que tienes mucha imaginación... ¿estás bien Teo? -
Apenas entendí lo que me estaba diciendo Leo, me quedé congelado, dejé de caminar y noté como mi cara perdió todo su color, Leo se giró al estar sorprendido de que me detuviera tan abruptamente y se preocupó al verme sin color. - ¿otra vez te comiste algo echado a perder? te vez muy pálido, porque no le dices a tu papá que te sientes mal y regresas a dormir un poco-
Solo pude decir -no te preocupes estoy bien, solo creí dejar el fuego encendido después del desayuno- traté de poner la primera excusa que se me ocurrió y justo en ese momento escuché a mi papá gritar - ¡¿Dejaste el fuego encendido?!- a lo que automáticamente me asusté y traté de explicarle que solo fue un momento, y luego recordé que si lo había apagado. A lo que respondió con un golpe en la parte trasera de mi cabeza mientras me decía -espero que sea verdad, donde se queme la casa ya verás la chinga que te voy a poner-.