Después de que mi papá me amenazara, el papá de Leo y Luis, Román se llevó a mi papá para calmarlo, siempre me ha parecido que él es una persona muy tranquila y amable, aunque es extraño que Leo nunca hable de él, parece que tienen una relación un poco complicada. Al llegar al trabajo, estábamos los chicos de mi edad y yo haciendo nuestras labores de siempre, es normal que de vez en cuando surjan algunos problemas por errores ya sean nuestros o de los proveedores de materia prima.
El día de hoy por estar distraído, hice que unas cuantas madejas de hilo fueran del color erróneo, pero para mí buena fortuna, no eran de un pedido urgente, normalmente los más jóvenes nos dedicamos a aplicar color a los carretes de hilo y telas o a empaquetar el producto para ser cargado y transportado, cosa que suelen encargarse los que ya tienen más experiencia, como mi papá que es uno de los encargados de transportar la mercancía a los pueblos cercanos. Es por eso que nunca lo veo dentro del trabajo y siempre llega antes que yo a casa o en algunas ocasiones hay días donde no lo veo ya que tuvo que ir a algún lugar más lejos de lo normal a entregar algún pedido.
Mi supervisor es el tío de Leo, se llama Adonai y es un buen tipo, siempre nos cubre y ayuda cuando cometemos un error - ¿qué traes hoy Teo? andas enamorado o ¿algo así? estás muy distraído- cuando me dijo eso al ver que por tercera vez el día de hoy cometía un error en algo muy simple. Entonces los demás chicos que estaban comenzaron a reír -ya deja de pensar en la güerita de ayer- gritó uno burlonamente mientras golpeaba el hombro de su compañero más cercano -sí, Teo, yo sé que era muy bonita pero ya déjalo ir, nunca se fijaría en alguien tan feo como tú- al escuchar ese comentario incluso a Adonai le costó contener la risa cuando dijo -Daniel, ponte a trabajar estoy hablando con Teo- Daniel es el chico de tallas extras que estaba en el árbol cuando llegamos ayer a ver los baños termales; siempre tiene la mala costumbre de burlarse de todos.
Era normal que entre nosotros hiciéramos burlas para pasar el rato, normalmente escuchábamos la radio por lo que era normal que mientras hacíamos nuestro trabajo estuviéramos cantando y hablando, creo que funcionaba muy bien esto en la fábrica, ayudaba a no pensar en lo cansado que era trabajar de siete a siete. Cuando al fin salimos de trabajar estaba muerto, me sentía como si hubiera trabajado dos jornadas seguidas.
-Leo, ¿vamos a la colina? tengo algo que quiero contarte- Leo también parecía muy distraído hoy así que solo asintió y tomamos rumbo a la colina de siempre. En el camino le pregunté a Leo -oye, si te dijera que el sueño que te conté ayer es verdad, ¿me creerías? -.