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Chapter 11 - El amor de juventud

Las delineadas formas de su rostro embelesan mi amargo corazón. Con cada una de las siluetas de sus curvas y el leve roce de su piel contra la mía, siento que mi alma sonríe.

—¡No huyas bastardo!

Esas lindas gotas de sudor que se deslizan por su frente, emiten la fragancia de mil flores silvestres. Se ve que esta loquita por mí. A este paso mi corazoncito de pollo también estará loquito por ella.

—¡No importa si eres rápido o poderoso, te juro que te voy a cortar las bolas!

Es algo impulsiva, necia y testaruda, sin embargo, siento que ella es la indicada. No soy un buen partido y tampoco tengo idea de cómo ser una buena pareja, al igual que cualquier otro individuo soy malo para muchas cosas.

—¡Vamos! Sí lograste sobrevivir a esa puñalada no te importa aguantar tres más, ¿Verdad?

Hay que regresar unos minutos atrás. Después de lograr aprender su idioma mediante el proceso invasivo exprés. Ella empezó a decir cosas raras, sobre tener bebes luego de un beso y que soy un "orejas pequeñas", francamente no le estaba poniendo mucha atención.

Eso es culpa mía, sus ojos turquesa se veían adorables, despertaron algo dentro de mí, que no recuerdo haber sentido antes. El roce de nuestros labios no fue un simple acto sin sentido, aquel beso, más allá de conseguir un medio en este mundo, significo algo. Por un segundo pensé que era algo muy depravado, pero no sentí que mi pequeño amigo allá abajo reaccionará.

Fue algo muy extraño. Una sensación única.

En mi vida he besado a muchas mujeres, casi siempre sin un atisbo de pasión o romance, era un simple acto casual sin mucho sentido que hasta cierto punto solo me servía para romper el hielo.

Por momentos, mi cabeza confundida me llenó de ideas negativas, solo quería huir rápido a mi cabaña, ya había cumplido con la misión de aprender el idioma de este sitio. Ya no había necesidad de estar con ella, o eso quise pensar.

Verla así, llorando en el suelo de esa piedra en forma de torre, donde el aire llega con mayor facilidad y mueve suavemente su cabello. La majestuosidad de una mujer en su momento de mayor debilidad debe ser considerado una obra de arte. No un signo de fragilidad, no un estigma social.

En ese momento ella era perfecta. Una diosa de la belleza que derrama sus lágrimas ante un pobre peón como yo. Si yo soy la causa, si yo soy un mal para ella, con gusto entrego mi sangre como ofrenda. Si aquel error me cuesta la vida, con gusto la entrego como modo de expiación. No soy digno de que ella derrame sus bellas lágrimas por mí, es como una cuchilla enterrada en lo profundo de mi corazón, un dolor mezclado con un sentimiento que nunca había sentido antes.

Cada segundo en su presencia, paso de ser un simple encuentro fortuito a un destino escrito por los mismos dioses.

¿Pero cómo acercarme de nuevo?

¿Qué debo decir?

—Hey, niña ya no llores, era necesario para aprender tu idioma

—nff nff ¿De qué hablas trasgo? —Ella respondió entre lloriqueos.

—No soy trasgo, o lo que sea eso. Soy bestia, vengo de otro mundo y necesitaba hacer eso para entendernos.

Tomé sus manos y sonreí lo mejor que pude, sus mejillas se sonrojaron y abrió mucho los ojos… Mon dieu, esos ojos tan hermosos, solo puedo decir que me encantan. Son como dos estrellas solitarias en una noche oscura. Tan hermosos que me puedo perder durante horas en ellos sin cansarme.

Sin dudarlo volví a besarla, no pude resistir ese encanto de mujer que estaba alcance de unos centímetros de mí. Nuestros labios de pegaron solo unos instantes antes de que una cachetada me apartara.

—¿Q-Qué diablos estás haciendo imbécil?

Incluso enojada tiene ese toque lleno de ternura; rápido agarró su cuchillo lo puso frente a mí en posición de ataque.

—No pude resistir la belleza de alguien tan hermosa como tú, estoy dispuesto a todo por ti, mi cuerpo, mi sangre, mi vida. Siente orgullosa, creo que es la primera vez que siento esto por una mujer…

—¡Cállate idiota!

—Lo siento, es la verdad, sé que ni siquiera sé tu nombre, pero no me importa esperar una eternidad si es contigo…

—¡Te dije que te calles maldito trasgo!

Y volvemos a lo mismo, no sé qué sea eso de "trasgo" quiero suponer que es un nuevo insulto. Aun así, no pienso rendirme, puede que me lleve un tiempo, total, ¿Qué hay de malo en esperar para que sea correspondido? Aunque siendo objetivos, no creo que sea buena forma de iniciar una relación de pareja.

—Mi madre me dijo que un macho, sin importar la raza siempre mienten para conseguir el cuerpo de una hembra. Siempre dijo que si uno se propasaba conmigo tendría que cortarle las bolas y metérselas en la garganta para mostrarle que el clan Kiru tiene a las mejores guerreras.

Diablos, eso no me lo esperaba.

—También dijo que solo podía elegir un macho más fuerte que yo… En mi tribu no hay nadie más fuerte así que siempre estaré sola, ese es mi camino. Un trasgo tan débil no me va a someter.

Me descuidé, lo admito fue mi error. Cuando terminó de decir eso enterró su cuchillo en mi pecho hasta el mango, salpicando su linda carita de mi sucia sangre.

En sus ojos turquesa, se veía la determinación de una mujer fuerte. Eso me fascina. Me encanta.

—E-espera… ¿Por qué no mueres?

—Lo siento my darling, necesitas algo más fuerte si quieres hacerme daño de verdad.

Sostuve sus manos al mismo tiempo que ella sostenía su cuchillo que salía lentamente de mi pecho, vi un poco de sorpresa y miedo en su rostro cuando hice eso.

—Ya te dije, no sé qué sea un trasgo, pero te juro que no soy una presa débil, si pudiera morir con algo tan sencillo hace mucho que hubiera ido al cielo de los vagabundos.

—I-imposible… Los trasgos no son tan fuertes… Espera… Si no eres uno de ellos… ¿Qué eres?

—Ya te lo dije, una bestia —usé mis llamas en los dedos y ella retrocedió— Soy una especie de mestizo en mi mundo, dicen que soy poderoso y creo que puedo ser un buen marido.

—¡Silencio monstruo!

Auch, eso sí me dolió. No importa, apenas nos vamos conociendo.

—Tranquila, no te haré nada…

—¡Me mancillaste desgraciado!

—Solo fue un besito…

—¡Qué te calles bastardo!

—Eso grítame más fuerte, recuérdame que, no debo hacerlo de nuevo

—Maldito anormal…

Bueno así fue como terminamos en esta situación.

Es rápida, su cuerpo se fortalece con un aura de magia lo que hace que sea muy rápida. De hecho, me sorprende que después de varios minutos siga intentando apuñalarme, hemos logrado avanzar mucho, a este paso es probable que lleguemos al bosque antes que a su aldea.

Con cada golpe que intenta asestar solo debo moverme un poco, para mí es una velocidad relativamente normal, pero ella avanza en cámara lenta, puedo detenerme a ver sus bellos ojos llenos de furia.

Sin embargo, puedo sentir como la cantidad de magia a su alrededor, se va desvaneciendo, sus músculos están tensos, eso no es bueno, creo que esa habilidad la obliga a llevar su cuerpo al límite.

Me detengo en seco y dejo que me apuñale.

—P-por fin… Bastar…

Se desmayó. La sostengo en el aire cargándola a modo de princesa mientras yace inconsciente. Wow es tan perfecta.

Puedo ver su pecho subiendo y bajando, su respiración es agitada al principio. Está completamente agotada, supongo que pelear así no es nada sencillo. O tal vez soy el primer oponente que la obliga a llegar a esos extremos.

Creo que ambas cosas son posibles, se ve que es buena peleadora, cada golpe era una continuación del anterior, no había nada de movimientos inútiles o innecesarios. En la tierra probablemente sería una sensación en un ring o en el ejército.

Da igual ya es tarde. ¿Qué debo hacer?

No puedo llevarla a su aldea, no me he presentado allá todavía, causaría una gran sensación si la llevo en brazos mientras sigue inconsciente. Tampoco puedo dejarla aquí.

Mmmm ya sé, la llevaré a la cabaña para que descanse, de todas formas, no sé si va a despertar temprano y tengo hambre.

Como dice un viejo dicho, "Primero lo que deja y luego lo que apendeja."

Así que una vez que haya cenado pensaré que hacer.