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Chapter 16 - Brujo del bosque I

—¡Golpea fuerte!

Con cada movimiento su cuerpo esbelto se estremecía, la presión sobre sus finos músculos había superado por mucho la capacidad natural que poseía.

—¡No te detengas imagina que soy un trasgo!

Sigo sin saber que un trasgo, pero sirve como una especie de inspiración para que golpee con más fuerza durante el sparring.

Llevo casi dos meses desde que la elfa se mudó a mi cabaña sin consultarme adecuadamente, al parecer soy una especie de bicho raro por mi capacidad mágica y ella quiere aprender a ser más fuerte, de la mano del más fuerte que conoce, quien por desgracia soy yo.

Estaba feliz con mi soledad en el bosque, bueno no, bueno si, un poco de ambos…

—Toma el cuchillo con la mano haciendo una pinza, tu dedo pulgar debe estar firme y el dedo índice debe sostener el mango del cuchillo, los tres dedos restantes se van a moldear a la forma de tu arma para que las maniobras sean naturales. Ya que toda la fuerza radica en dos dedos.

—Sí…

Su cara de incredulidad duele, pero hace lo que le digo de la mejor forma. Hasta ahora solo nos estamos enfocando en su técnica, cuando logre ser mas más natural y ligera en su estilo de pelea podremos pasar a fortalecer su magia, lo cual no tengo idea de cómo hacerlo, pero algo se me debe ocurrir.

Una vez a la semana ella agarra algunas de las cosechas y las pieles que tengo, así como algunas de las presas que cacé y las lleva a su pueblo, llegamos a una especie de acuerdo, ella hace de intermediaria con los elfos y ellos me ayudan a procesar las pieles y conseguir especias, de esta forma también voy obteniendo información de este mundo.

Por lo que entiendo, les dijo que soy un antiguo brujo que vive en el bosque. Sin forma de comunicarme con el mundo exterior. Ahora los elfos me tienen miedo y una especie de respeto ya que también se enteraron que ella está viviendo bajo mi techo. Originalmente era porque la secuestre, no me siento orgulloso y la culpa me consume, pero después ella decidió hacerlo por cuenta propia, además de que está entrenando para proteger su aldea en caso de ser necesario.

La última vez que fuimos a su aldea a dejar pieles y animales, ellos la recibieron con alegría. Por lo visto ser aprendiz de un brujo es un honor que solo los elegidos por los dioses pueden tener. Ya casi no quedan brujos que puedan usar la magia a gran escala, y quienes usan magia lo hacen de una forma muy superficial al igual que ella cuando refuerza su cuerpo con un aura de batalla.

En pocas palabras sigo siendo un bicho raro aquí y en la tierra. La diferencia es que aquí me alaban.

Por un lado, está bien, la vergonzosa forma en que nos conocimos me da dolor de cabeza, pero nuestra relación de maestro y alumno es muy entretenida, de hecho, había pasado mucho desde que conviví de esta forma con alguien más.

Ella sonríe todos los días después de entrenar, su hermoso cabello se mueve con fiereza durante los entrenamientos, la forma tan pausada al respirar con cada corte que realiza me da una sensación de paz. Es tan extraño, cada día logra mejorar un poco al grado que ya no solo es su aura de batalla, también logra materializar magia en el filo de su cuchillo, de forma que si el corte no consigue dar en el blanco siempre puede arrojar un destello de luz al regresar el ataque a su posición inicial. Es un excelente counter, si el corte falla en el regreso del movimiento un ataque sorpresa siempre impactará.

Esta niña es asombra cuando de pelear se trata, ojalá así fuera también para cocinar o hacer tareas en el hogar. Tenerla en casa me genera un ligero estrés, es muy descuidada y difícilmente limpia el desorden que deja, no importa cuánto la regañe es muy necia, así que siempre termino limpiando todo.

Al menos me gustaría que me ayudará a curtir las pieles de las presas o a recolectar plantas en el bosque, pero es algo floja. Dice que mi entrenamiento la agota y que no puede hacerlo, así que básicamente come, duerme y entrena.

Siente que está en una casa de retiro, donde yo soy su sirviente y maestro.

Así que para compensar mi frustración su entrenamiento se vuelve ligeramente más intensivo conforme veo progreso.

—¡Vamos! Con esos golpes tan débiles jamás podrás alcanzarme.

Sus ojos se vuelven amarillos y sus músculos empiezan a dilatarse brutalmente, ese el punto al que quería que llegará.

Pisa el suelo con fuerza y sale disparada contra mí, un corte pasa cerca de mi nariz, pero lo esquivo sin problemas, gira en el aire y una patada acompañada de un aura mágica impacta en mi costado, apenas y logro sentirlo, sé que eso hubiera matado a un cerdo-toro si lo golpea de forma directa.

Esta chica es asombrosa. Con cada golpe me hace retroceder paso a paso, para mí es como bailar una cumbia, para ella es una situación de vida o muerte. Su cuerpo se desgasta con cada golpe que da su respiración agitada y sus gritos de guerras suenan igual de fuerte que los impactos que logra darme. Se esfuerza considerablemente.

Un corte al cuello que logró esquivar, acompañado de un puñetazo en secuencia, se detiene y finta para agacharse y soltar una patada desde el suelo. La simple aceleración de ese movimiento fue suficiente para sacarme a volar algunos metros, no fue muy doloroso, pero si sorpresivo. Ella para triunfal y el aura de batalla desaparece, está débil y por lo que veo no puede moverse.

—Con esto termina el entrenamiento del día de hoy

—Aun… Puedo… pelear

Jadea entre cada palabra que pronuncia quiere seguir y su cuerpo ya no la deja. Es natural, su instinto la obliga a seguir adelante. Eso me gusta de ella.

Cae desmayada como es costumbre y la llevo a su habitación, que por cierto originalmente era mía y poco a poco se apropió de ella.

Cuando se queda dormida me toca cocinar para la cena, ya es una rutina. Me quejo pero no puedo hacer más, Boby me observa desde lo lejos.

Sé que piensas que soy muy permisivo con ella, y puede que así sea y así seguirá.

Es una manera de compensar mi estupidez, aunque sé que me vas a decir que ella lo hace propósito porque entiende que me siento mal por comportarme como un degenerado…

Ya no me digas nada Boby, las personas van a pensar que estoy loco… espera… ¿cuáles personas?

Olvídalo, enloquecí con los años.

Cuando pensaba que las cosas no podían cambiar de manera más extraña, el aroma a muerte llego a mí de nuevo.

No solo eso, era la muerte de alguien que pedía auxilio y conocía…

El aroma era tan familiar casi palpable, y en cada gramo de esencia escuchaba la voz de una mujer…

Agarre con fuerza la chamarra que tenía. Era nueva, hace unas semanas cuando vi el resultado de entregarles pieles a los elfos para procesarlas, me dieron esta chamarra con forro de colas de ardilla, el patrón en zigzag es bonito y me gusto para las noches con viento, pero empecé a usarla diario, la mujer que la hizo fue una elfa ya anciana, le cambié la chamarra por comida y algunas bayas que le gustaron mucho, incluso platicamos sobre algunas de las leyendas de este mundo, su conocimiento fue muy enriquecedor.

Esta sensación de vacío en mi pecho, solo quiere decir que esa amable mujer ha fallecido y de una forma cruel. Puedo sentir mis vellos erizarse, otro aroma, y otro, y otro…

Empiezan a llegar uno tras otro. Son de los elfos con los que estuve conviviendo cuando vamos a hacer negocios a la aldea…

La ira empieza a desbordar de mi ser sin entender el por qué. Mi instinto pide a gritos que corra en aquella dirección con toda la intención de matar.

Cuando me volteo Kara esta despierta, bañada en sudor frio y una expresión de miedo. Ella sabe que algo está mal, pero su cuerpo no está en condiciones de pelear, sin embargo, ya está vestida y armada lista para pelear.

—Vamos a la aldea, algo está pasando, lo puedo sentir.

Su voz es un susurro, pero es firme.

Sin más distracciones la cargo en mis brazos y salimos a toda velocidad de la cabaña, ella se aferra con miedo a no caerse, su cuerpo está debilitado por el entrenamiento y sigue firme lista para la batalla, su instinto guerrero es sorprendente.

Aun así, se hace bolita en mi pecho como una niña pequeña mientras atravieso el bosque a toda velocidad a través de las copas de los árboles.

Cuando llego a las praderas puedo ver una columna de humo a la distancia, el olor a muerte es impresionante, y detrás de él un ejército de humanoides está acampando, algunas de las elfas son sometidas y violadas o devoradas vivas, mientras que los hombres son degollados, empalados y mutilados. Los cuerpos son despedazados después de jugar con ellos para ser arrojados al fuego.

La cruel escena de guerra parece sacada del mismo infierno, algunos aldeanos lograron correr a los pastizales, pero los lagartos los están atacando, no importa a donde vallan el destino es una muerte cruel.

Kara al ver la escena solo puede soltarse a llorar desconsoladamente.

—Si hubiera estado aquí… podría haberlos ayudado…

Su cuerpo débil y aquella tragedia la hacen caer en un estado de crisis.

—Por favor… ayúdalos…