Chapter 29 - A las 4 am

La mañana del alta llegó en un abrir y cerrar de ojos, Hoshino arrastró la silla de ruedas hasta el auto y del auto al aeropuerto, Asier lo miraba de reojo maravillándose con la vista, en especial cuando los músculos sus brazos se contraían al empujar su asiento, incluso la camisa negra no podía ocultarlos.

Era cerca de medio día cuando ambos abordaron el avión, ya que lo único que había podido hacer los dos días anteriores en el hospital era dormir, no tenía ni una sola gota de sueño, tampoco quería ver ni una sola película más, había perdido la cuenta de cuantas había visto en el hospital, sin nada más que hacer que mirar a su alrededor, miró sin pestañar la única cosa hermosa en el pulcro avión: Hoshino.

Inicialmente Hoshino fingió no darse cuenta, sin embargo, luego de diez minutos, aun sentía como su mirada lo penetraba, sin posibilidad de que pudiera continuar con su trabajo.

"¿Deseas algo?" preguntó pacientemente.

"Mn, estoy aburrido" murmuro Asier agraviado.

Hoshino lo miró con una sonrisa bailando en la comisura de sus labios "¿Te prendo la pantalla?" preguntó de manera cálida y mansa.

"¡No! No más películas" gritó Asier asustado.

"Mmm… ¿hay algo que te guste hacer?" dijo Hoshino mientras acomodaba su chaqueta sobre la otra persona y le colocaba un almohadón detrás del cuello.

"¿Leer? Pero no puedo hacerlo sin mis manos" dijo Asier haciendo un puchero como niño pequeño.

¡Que te traten tan amorosamente realmente saca tu niño interior!

Incluso le dieron ganas de hacer una rabieta…

Hoshino lo pensó seriamente por un minuto, estaba a punto de sugerirle que él mismo le leyera lo que quisiera cuando recordó los audífonos en su bolso "Y ¿si es un audiolibro?".

"¡No lo había pensado!" exclamó sorprendido Asier "Pero no tengo ninguno comprado y tampoco teléfono" volvió a frustrarse.

¿La medicación puede hacer que el estado de ánimo se vuelva inestable?

Mmm… debió haber preguntado los nombres de los fármacos que le habían administrado.

Sus emociones se sentían como una verdadera montaña rusa.

"Espera un segundo" dijo Hoshino mientras sacaba su teléfono celular, entraba a Amazon y le mostraba los títulos.

Asier abrió los ojos emocionado era la segunda vez que Hoshino lo veía con un aspecto infantil e inocente, la primera había sido cuando comía postres, en ambas ocasiones le hacía recordar que la persona frente a él no era un adulto sino un niño aun en etapa de crecimiento y desarrollo, hacía que despertara todo su instinto protector.

Luego de unos minutos navegando Asier eligió uno de los títulos que más le llamaba la atención, el dicho dice que no hay que juzgar un libro por su portada, pero Asier siempre elegiría el libro con la portada más hermosa, era la personificación de un lector discriminador.

El resto del viaje pasó en un equilibrado silencio, mientras Hoshino trabajaba Asier escuchaba el audiolibro y apenas se dieron cuenta cuando llegó la hora de desembarcar.

Hoshino guardó las cosas de ambos que habían quedado desparramadas por los asientos, tomó al otro en brazos y lo cargó hasta la salida del avión ante la mirada estupefacta de las azafatas y el mismo Asier que había quedado en blanco al ser levantado como una princesa, se debería haber sentido avergonzado, pero estaba muy feliz de ser tratado tan amorosamente, además de que tenía la mejor vista frente a él, un cuello esbelto con el tatuaje que tantas veces había querido lamer, por lo que sonrió brillantemente entretanto miraba el cartílago tiroides de Hoshino subir y bajar, junto con la respiración que salía a través de sus rojos labios.

"Deberías comer más" le dijo entretanto que pellizcaba suave y amorosamente la piel de su cintura.

"Mmm… ¿No decías hace unos días que comía un montón?" le preguntó Asier, ¿será posible que él no es el único con el estado de ánimo inestable?

"Eso fue antes, eres demasiado liviano, siento todos tus huesos a través de la ropa" le dijo Hoshino mientras volvía a pellizcar su piel como reafirmando su argumento.

"Soy de contextura delgada" exclamó Asier sintiéndose agraviado.

¡¿Acaso quieres engordarme como a un cerdo?!

Bueno, los cerdos minis son muy lindos y adorables.

Hoshino: "Mmm… de todas formas estas en crecimiento, tendrás más cantidad de comidas de ahora en adelante, cuando lleguemos a casa dile al cocinero las cosas que no te gustan y las que sí".

"Está bien" murmuro Asier, aunque su corazón seguía negándose.

A la salida del aeropuerto los estaba esperando un auto, Asier fue dejado en el asiento trasero y Hoshino le pidió al chofer que fuera a buscar sus cosas al interior del edificio.

Finalmente, luego de cuarenta minutos, llegaron hasta una mansión de lujo, era de estilo moderno, color blanco puro, lleno de grandes ventanas que reflejaban las luces encendidas del interior y al mismo tiempo hacían brillar el enorme jardín y la piscina frente a ella.

A veces Asier olvidaba frente al tipo de personas que estaba rodeado, pero cuando le ponían vistas tan increíbles frente a él en vez de regresar a la realidad se sentía aun más fuera de lugar.

Hoshino empujó al silla de ruedas con Asier sobre ella hasta la entrada de la mansión mientras le contaba un poco sobre cada cosa que iban viendo a su alrededor, desde el tipo de flores que estaban plantadas, la razón, o historias graciosas entorno a ello de cuando era pequeño, Asier al mismo tiempo indagó sobre su familia, se enteró de que en la mansión solo vivían él y su padre, su madre había muerto hace muchos años, tenían familiares externos como primos y tíos, sin embargo, la relación estaba tensa hace varios años debido a problemas internos referentes a la herencia y la compañía, llegando a su punto máximo este año, cuando su abuelo y padre lo habían elegido como heredero de la compañía.

A pesar de la mala relación con su familia de sangre, no había tenido una niñez solitaria, sino que, por el contrario, había sido muy feliz acompañado por su vecino y mejor amigo Lionel. Hoshino apuntó a una mansión que se podía ver a la distancia, estaba a tan solo unos minutos en auto y dado que los dos niños tenían prácticamente la misma edad, sus padres los habían estado llevando desde una casa a la otra todas las semanas para que pasaran tiempo juntos, con el tiempo se habían acostumbrado y ya no necesitaban el empujón de sus padres para visitarse mutuamente, actualmente habían días que Hoshino lamentaba no poder sacar a patas a Lionel de su casa, quien entraba sin su permiso todo el tiempo, como si fueran niños de diez años que no necesitaran privacidad entre sí.

Asier se rio alegre con sus historias, se sentía relajado y despreocupado, la sensación de paz era tan agradable que quería mantenerse así para siempre, por supuesto la burbuja siempre se romperá, al igual que cenicienta tiene hasta la medianoche para vivir su sueño, ellos tenían hasta la entrada de la mansión para permanecer en el pequeño mundo propio que habían construido a su alrededor.

Un mayordomo los recibió con una sonrisa amable y educada, tomó sus pertenencias junto con otro sirviente y se marcharon.

Asier fue dejado en su nueva habitación, Hoshino había querido pasar el resto del día con él, sin embargo había recibido una llamada urgente de la empresa y tenía que ir a correr hasta allá, aún estaba preocupado con el joven en su casa, por lo que le entregó uno de sus teléfonos celulares con el número del mayordomo y de él para que se comunicara si quería cualquier cosa, en especial moverse, le advirtió hasta el cansancio que no intentara moverse solo a ningún lado, no quería ni un solo accidente que agravara su condición.

De esta forma, Asier quedó suspirando de aburrimiento sobre su nueva y espaciosa cama, sin nada mejor que hacer que gastar oxígeno y absorber la luz solar que entraba a través de la ventana, llamó al mayordomo, le pidió una computadora portátil y se dispuso a gastar su tarjeta de débito, no había traído nada desde la mansión, por lo que las únicas cosas que le quedaban eran con las que había viajado a las montañas nevadas, compró una buena cantidad de prendas y zapatos, además de productos para el cuidado básico, finalmente recorrió el listado de audiolibros que antes había revisado de forma superficial y metió un montón en su carrito de compras.

Cuando todo hubo terminado le dolía horrores el único dedo que había utilizado todo el tiempo para navegar, llamó a un sirviente para que le trajera comida a la habitación y luego de la enorme cena, se quedó dormido con el estómago hacia arriba, ¿Así se sentía Hansel? ¿Por qué siente que la metáfora es tan idónea para su situación? Por alguna razón realmente siente que lo están engordando y malcriando para comérselo más tarde.

Cuando despertó aún estaba oscuro afuera, alguien lo había metido bajo la cama y tapado, por lo que lo primero que sintió al abrir los ojos fue un rico aroma a frutillas que desprendía el cobertor de cama.

Buscó a tientas el teléfono celular, estaba que se orinaba, no había ido al baño en horas, sin embargo, había tomado un montón de té durante la tarde, lo cual no era una buena combinación ¡Si no iba ahora alguien tendría que cambiarlo de ropa!

Luego de dos minutos que se sintieron eternos y dolorosos encontró el dispositivo junto a la almohada en la esquina izquierda, iba a marcar al mayordomo, para que mandara a alguien, sin embargo, ¡eran las cuatro de la mañana! Ni siquiera él era lo suficientemente desconsiderado para molestar a alguien tan temprano en la mañana.

Finalmente, con un suspiro marcó a Hoshino, el teléfono no fue contestado hasta el quinto tono, una voz ronca debido al sueño le habló en voz baja a través del auricular.

"¿Qué sucede? ¿Estás bien?".

Asier estaba nervioso y avergonzado, aun prefería que una persona desconocida lo acompañara al baño en vez de Hoshino, si nunca hubiera visto al otro podría imaginar que era alguien del personal de salud, sería mucho más llevadera la situación, sin embargo, debía ir con la persona que le gustaba y además ni siquiera estaban juntos, ¡esto es como matar la pasión antes de que siquiera haya!

Asier: "Yo… esto… mmm".

"Vamos dime, no te comeré" susurró Hoshino con voz ronca llena de ternura, haciendo que el corazón de Asier saltara un metro en el aire.

Hoshino esperó pacientemente a que la otra persona contestará, no fue hasta casi cinco minutos más tarde, que Asier susurró en una voz apenas audible "Quiero ir al baño".

Hoshino se rio con voz baja y sensual que le puso los pelos de punta "iré hasta tu habitación, espérame gatito".

"¡¿Quién es un gatito?!" gritó Asier molesto gruñendo por lo bajo, sin embargo, la otra persona ya había finalizado la llamada.

¿Gatito? ¡Gatito! ¡Gatito mi culo! ¡Si quieres compárame con un felino que sea una pantera o un león!

Tan solo dos minutos más tarde había un Hoshino paradero en el marco de su puerta vestido tan solo con unos pantalones negros holgados de algodón que llegaban hasta la altura de su cadera, dejando ver todo su sexy y tonificado abdomen que caía hasta llegar al dobladillo del pantalón dejando la mejor parte para la imaginación.

Asier estaba seguro de que la baba le caía en este momento.

"¿Te gusta lo que ves?" le preguntó Hoshino con una sonrisa lasciva en sus rojos labios.

Asier se quedó mirando esa sonrisa y cuerpos llenos de erotismo y sensualidad, estaba impactado, ¿Cuándo este hombre tímido dejo salir toda su bestia interior?

"Está muy oscuro para ver correctamente" Asier le contestó con una sonrisa juguetona, él es el atrevido aquí, ¿quieres quitarme el puesto? Veamos cuanto puedes durar.

"Oh, con que es así" dijo Hoshino mientras caminaba a paso perezoso hacia la cama manteniendo las manos dentro de sus bolsillos, cuando estuvo a dos metros de distancia se detuvo.

"¿Y ahora?" volvió a preguntar.

Asier estaba casi seguro de que su voz se había vuelto un tono completo más ronco.

"Mmm… comienzo a ver una silueta" Asier contestó fingiendo mirar alrededor y entrecerrar los ojos como si no lo viera correctamente, aunque ya tenía la respiración atascada en su garganta y los labios secos al ver el erótico cuerpo frente a él.

Hoshino se volvió a acercar, esta vez quedando pegado a la orilla de la cama.

"¿Qué dices de ahora?" volvió a preguntar.

Asier que estaba acostado en la orilla de la cama con la cabeza girada en dirección a la puerta quedó con los ojos a centímetros de los pantalones del otro, levantó la mirada para encontrarse con los ojos brillantes y traviesos del otro.

"Mucho mejor, es una lástima que no pueda alargar mi mano" dijo Asier profundamente agraviado, y no fingía, en este momento daría lo que fuese por poder alargar la mano y tocar al titan que ya se veía abultado a través de los holgados pantalones.

Hoshino siguió su mirada, al ver a su compañero levantado como si estuviera tomando sol, no se sintió en lo más mínimo avergonzado, sino que por el contrario su sonrisa se hizo más brillante, no sabía si era el sueño cortado o la gran cantidad de trabajo que tenía hace días y le daba dolor tras dolor de cabeza, pero en estos momentos lo único que quería era sucumbir ante sus deseos.

"No tienes necesidad de hacerlo, soy lo suficientemente caballero para ir hacia ti" dijo con la voz cargada de excitación, ya se le había olvidado la razón por la que inicialmente venía a la habitación.