Chapter 26 - Accidente en la nieve I

Ya era mediodía cuando ambos bajaron del avión, Hoshino fue arrastrado de regreso al trabajo, mientras Asier se encontraba con Zeref e iban juntos hasta el hotel.

Esta vez el lugar en el que se alojaron estaba ambientado en una cabaña, consistía en un conjunto de hoteles pequeños de cuatro pisos, con dos habitaciones por nivel, todo el ambiente hacía sentir a las personas cálidas y confortables, las paredes y muebles estaban hechos de madera con decoraciones simples hechas de materiales similares y una gran chimenea en un comedor común ubicado en el primer piso.

Tuvieron que arrendar un total de tres bloques para poder meter a todo el personal y elenco, debido a la poca cantidad de habitaciones por departamento.

Asier caminó emocionado hasta su habitación, nunca había visto la nieve en su corta vida, por lo que estaba ansioso por salir y jugar un rato, quería aprovechar su estatus de niño para correr por todos lados, hacer muñecos de nieve y aprender a esquiar.

La habitación que le tocó estaba ubicada en el último piso, cuando entró lo primero que llamó su atención fue el enorme ventanal del piso al techo que daba hacia las montañas, todo parecía brillar bajo la luz del sol de un blanco puro y hermoso, dejándolo cegado como si estuviera en un maravilloso sueño, quería solo sentarse frente a la ventana y admirar esta vista todo el día.

Sacó con su teléfono celular algunas fotos y las posteo en sus redes sociales, luego miró el resto de la habitación.

Había una pequeña chimenea ubicada junto a un suave sillón individual de color marfil, frente a ello había una cama de dos plazas con mantas felpudas de color crema. Asier se acercó a tocarlas fascinado, eran muy suaves y cálidas, si fuera un gato estaría ronroneando y restregándose contra ellas.

Además, había un baño con todo incluido y un armario de tamaño mediano, todo era muy simple pero confortable.

Con un suspiro de satisfacción aprobó feliz su nueva habitación y bajó hasta el comedor del primer piso para almorzar.

Al llegar, ya había un par de personas, estaba Zeref junto con los tres mosqueteros y una chica alegre llamada Tara con la que solo se habían dirigido un par de palabras la última vez.

Malik estaba junto a Tara cocinando junto a una enorme olla, ambos se veían concentrados y brillantes mientras cortaban carne y verduras, una sonrisa en sus rostros llenos de juventud.

Zeref enterrado en su teléfono celular, mientras Yoshio junto a Kano jugaban totalmente concentrados Jenga, la torre estaba a punto de caer, por lo que ambos estaban tranquilos y silenciosos como nunca, no se podían sentir ni siquiera sus respiraciones.

Zeref lo vio aparecer, pero por miedo de desconcentrar a las dos personas a su lado, solo le sonrió y asintió con la cabeza en señal de saludo, Asier le asintió de vuelta y se dirigió a la cocina para buscar algo de comer, se estaba muriendo de hambre, su estomago no aguantaría hasta que estuviera listo el almuerzo.

"¿Qué tal chicos?" dijo Asier saludando a las dos personas junto a la cocina.

"Asier hola" Malik lo saludó de vuelta.

"Hola" Tara asintió con una sonrisa en su dirección.

"¿Hacen el almuerzo?" preguntó Asier.

"Sí, hicimos piedra, papel o tijeras para ver que cocinaba el almuerzo, ambos perdimos así que aquí estamos" dijo Malik con una sonrisa avergonzada, era realmente malo cocinando y había estado batallando por la ultima hora en la cocina, si no fuera porque Tara era una excelente cocinera, este lugar sería un desastre.

"Oh, ¿Quieren que los ayude? Después de todo no participe en la elección" preguntó Asier.

"No te preocupes, para la cena de la noche puedes ser uno de los voluntarios" le dijo Tara con una sonrisa alegre que iba muy acorde con su rostro y personalidad.

"Entonces hay algo que pueda sacar de comer, me estoy muriendo de hambre" exclamó Asier mientras se sobaba el estomago que gruñía de enojo.

Malik se rio y le apuntó el mueble mientras decía "Hay una caja de cereal en el tercer gabinete".

Asier asintió "Gracias".

Fue hasta el mueble y encontró una caja de cereales de avena, lo cual era mejor que nada.

"¿Te ha gustado el programa hasta el momento? Escuche que es la primera vez que participas en algo de este tipo" dijo Tara.

Asier lo pensó por un momento, luego asintió en afirmación entretanto que se metía un puñado de cereales en la boca "Mn, es bastante entretenido, antes solo iba a la escuela, y me aburría bastante así que este es un nuevo aire".

"Eso es bueno, este tipo de programa son bastante relajados y dinámicos, por lo que es una buena idea para los que quieren comenzar, ¿hay algo que te gustaría probar?" continuo Tara de manera alegre mientras cortaba unas zanahorias.

Asier: "Mmm… la verdad nunca lo había pensado, pero si tuviera que elegir, me encanta tocar el piano y cantar, además de eso, mmm… este tipo de programa donde tengo que mover mi cuerpo también es interesante".

"¡Sí!" dijo Malik sumándose a la conversación "Además, se adaptan totalmente a ti, ya noté la vez pasada, tienes una agilidad increíble, y esos movimientos que haces son asombrosos".

"¡Sí!" exclamó Tara emocionada "Yo igual, a pesar de que no los vi personalmente, había pedido ver alguno de los clips con el personal y me encontré con varias de tus escenas, eran increíbles, quedé con la boca abierta, si fuera un actor de películas de acción, no necesitarías usar un doble" dijo mientras le sonreía de manera brillante.

"Eso es bueno, aunque la actuación realmente no es lo mío" dijo Asier mientras se rascaba una mejilla con vergüenza.

"Oh, es una lástima, de todas formas, tu voz también es maravillosa, te iría muy bien, ¿Cuántos años tienes?" continuó Tara.

Asier: "Quince".

"¡Muy joven! Estas en la mejor edad de tu carrera, ¡debes aprovecharla!" exclamó Tara mientras le golpeaba la espalda de manera amistosa.

Los tres continuaron conversando hasta que el almuerzo estuvo listo, luego los seis se sentaron a comer.

Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando Asier salió a explorar el lugar, todo era de color blanco, celeste y azul, incluso el cielo parecía brillar cegándolo cada vez que intentaba levantar la vista, caminó por unos minutos vestido hasta la nariz, lo único que se podía ver eran esos hermosos ojos dorados que brillaban como oro al reflejar la luz del sol, dejando maravilladas a las personas que se cruzaban con él.

Llegó hasta un sector turístico de la montaña, dentro habían locales para comer, un café que dejó fichado en su mente para venir más tarde y una serie de atracciones para los visitantes, había en específico un grupo de esquí que le había llamado la atención en donde promocionaban que enseñaban incluso lo más básico, emocionado caminó hasta el personal, un hombre cercano a sus treinta años, de ojos verdes y tez color miel, era alto y delgado a pesar de toda la ropa que traía encima, Asier le dio en su corazón ocho puntos de diez, era un deleite para la vista, junto al joven instructor había un total de cinco personal más, una madre con su hijo de cinco o seis años y un grupo de tres chicos en los veinte y tantos años, que debían ser amigos por la forma en la que conversaban ente sí. Asier se acercó y saludó de forma general a todo el grupo y se presentó al instructor, quien le sonrió de vuelta y le explicó de manera general lo que harían a continuación.

El grupo fue llevado hasta la cima de una pequeña colina de nieve, donde les enseñaron a ponerse y sacarse los esquís, junto con las posiciones básicas y las recomendaciones de seguridad, luego de treinta minutos comenzaron a practicar en lugares con poca inclinación.

Las primeras veces Asier se cayó y golpeo contra la nieve más de veinte veces, incluso se frustró por un tiempo al escuchar las risas reprimidas del grupo de chicos a su espalda, los cuales habían aprendido tan rápido que comenzaba a sospechar que estaban en el grupo básico por otras razones y no porque necesitaran aprender.

¿Tal vez les gusta reírse de los recién iniciados?

¡Sea lo que fuere tenía ganas de sacarse el esquí y tirárselos en la cabeza!

Asier estaba frustrado y molesto, cualquier cosa que involucrara el cuerpo siempre le había salido en tan solo unos intentos, tenía una buena memoria muscular y aprendía rápido, sin embargo, en este momento pareciera que tuviera conectado los nervios musculares con el trasero, no había forma que le saliera y parecía que con cada intento lo hacía peor.

¡Incluso el niño pequeño había logrado bajar todo el recorrido sin caerse!

¡Pero él seguía aterrizando con el culo!

Su trasero debía estar como los de los monos poto colorado…

Luego de más de una hora, Asier logró realizar el recorrido sin caerse ni una sola vez, estaba tan feliz que incluso sonrió en dirección al molesto grupo de chicos que se había reído toda la hora anterior.

Finalmente le había agarrado la técnica y comenzó a bajar y subir emocionado la pequeña colina. Cuando la clase hubo finalizado el grupo de chicos se acercó hasta él y le preguntaron si quería ir a esquiar a mayores alturas, Asier los estudió por unos momentos en silencio, por donde los miraras su propuesta se veía sospechosa, ¿las personas que se rieron de él todo el tiempo ahora son agradables y simpáticas, e incluso quieren invitarlo a esquiar juntos? Era irrazonable desde todas las perspectivas, sin embargo, Asier quería ver que era lo que planeaban, por lo que aceptó acompañarlos.

De esta forma las cuatro personas se dirigieron hasta la parte más empinada de la montaña, Asier los siguió de manera obediente, aunque al mismo tiempo tomó sigilosamente su teléfono celular y mandó su dirección a la primera persona que le apareció en la lista de contactos, Zeref a quien le había mandado un mensaje antes de subirse al avión esta mañana.

No era que no pudiera contra los tres hombres frente a él, sin embargo, si pudiera quisiera hacer las cosas lo más limpiamente posible, no podía solucionar siempre sus problemas noqueando a las personas ¿no es así? Además, se supone que aun es un niño, debía usar los privilegios que venían con la edad mientras pudiera, podía depender de los adultos a su alrededor.

Esperaba que Zeref viniera con alguno de los chicos mayores y lo ayudará a resolver este problema, no sabía que planeaban las otras personas, pero no podía ser nada bueno.

En primer lugar, traerlo hasta el lugar más alto y empinado sabiendo que no podía esquiar correctamente, era buscar su propia muerte y, él no era lo suficientemente inocente para creer que las personas tan jóvenes no guardaran intensiones perversas, este mundo está lleno de personal que solo causando daño a otras por satisfacción propia o porque simplemente lo encuentran divertido.

"Amigo, ¿Cuál era tu nombre?" le preguntó el chico más alto del grupo con una sonrisa brillante como si fueran mejores amigos.

"Asier" dijo Asier asintiendo de manera cortes.

"Es un buen nombre, nosotros somos Rick, Milton y Ken, esto te encantará" continuó el hombre actuando de manera amistosa.

"Pero… ¿No creen que esté muy alto?" dijo Asier mientras apuntaba hacia la gran bajada.

"Como crees, será facilísimo, vimos tus habilidades en la clase, aprendes rápido, esto no será nada para ti" lo incentivó el segundo hombre.

"Aún estoy un poco nervioso, ¿Qué tal si me muestran ustedes primero?" sugirió Asier fingiendo estar atemorizado.

"¿Nosotros?" exclamó el hombre más alto mientras le dirigiera una mirada nerviosa a los otros dos.

"Sí, me gustaría aprender de los mejores" Asier les sonrió de manera brillante e inocente, incluso sus ojos se arrugaron de manera infantil, parecía más pequeño que su edad actual.

"Oh amigo, haces que me avergüence" dijo orgulloso el hombre alto, al parecer su nombre era Rick si podía recordar bien.

"No seas tímido, apuesto a que son grandiosos" continuó Asier alabándolos.

Rick se sintió orgulloso de sus habilidades, totalmente ajeno a la ironía que guardabas las palabras de Asier "Bueno supongo que podríamos mostrarte".

"Eso sería increíble, ¿puedo grabarlo para admirarlo más tarde?" fingió exclamar emocionado en tanto que aplaudía en señal de celebración.

"¿Grabarnos? Claro, claro, adelante, ¡Milton! muéstrale" dijo Rick mientras tanto gritaba en dirección al tercer hombre que había estado en silencio todo el tiempo.

"Pero jefe…" le dijo Milton agraviado y ansioso, realmente no quería lanzarse.

"Nada de peros, no nos hagas avergonzarnos" le gritó enojado Rick mientras jalaba el brazo de Milton para que se apurara.

"Pero nunca podríamos bajar esta cuesta, el plan era arrojarlo a él primero…" continuó susurrando Milton intentando convencer a su jefe.

Rick perdió la poca paciencia que le quedaba, susurró enojado mientras pellizcaba enojado a la otra persona "Cállate, puede oírnos, eres el mejor de nosotros tres, solo intenta sobrevivir, luego lo arrojamos, nos están pagando una enorme suma por hacer esto, así que cállate y salta".

Finalmente, Milton aceptó "Está bien…".