Asier estaba a punto de terminar de comer cuando recibió una llamada de Ryu.
"¿Cómo te fue hermano?" preguntó Asier casualmente, mientras tanto al otro lado de la llamada Ryu había sentido su corazón saltar debido a la palabra hermano.
Ryu carraspeo para aclararse la garganta y habló "todo está solucionado".
Asier: "¿No me darás más detalles…?"
Ryu: "No debes preocuparte por nada, los profesores y el director serán cambiados para tu mayor comodidad, no los volverás a ver".
No me refería a eso… ¡Quería saber que ibas a hacer con respecto al juicio!
Ryu tomó su silencio como si siguiera preocupado, por lo que preguntó tentativamente "¿sigues en la escuela?".
"Mn, estaba almorzando, pero me iré a casa en unos minutos" dijo Asier mientras se comía la última cucharada de arroz con verduras de su plato y agarraba el budín de chocolate de postre.
"Podríamos irnos juntos…" dijo nervioso Ryu, estaba un poco preocupado, la relación entre ellos se había suavizado últimamente gracias a la intervención de su hermano menor, sin embargo, aun no se iban todas sus dudas, seguía teniendo miedo a ser rechazado.
"¡¿Sigues aquí?!" exclamó sorprendido Asier, ¿por qué Ryu se ha demorado tanto? Encargarse de los profesores no debería haber tomado más de unos minutos, en especial junto con el abogado, ¿habrá pasado algo más?
"Tenía que encargarme de unas cosas más" dijo Ryu con la mente metida en sus propias preocupaciones.
"Entonces está bien" Asier suspiro "¿Dónde estás? Iré para allá".
Ryu: "Saliendo de la oficina de profesores del tercer piso".
"Nos vemos" dijo Asier mientras tomaba su bandeja y la dejaba en el mueble del comedor.
Ryu: "Mn".
Asier se despidió de su pequeño fan y camino hasta el tercer piso para encontrarse con Ryu, antes de llegar a él notó que muchas personas se le quedaban mirando a su hermano mayor, en especial las mujeres y de todas las edades, incluso las profesoras más jóvenes no podían evitar suspirar al pasar a su lado, sin embargo, este solo miraba por la ventana hacia el jardín del patio indiferente a las miradas del resto.
Cuando se acercó Ryu y le tocó el hombro, se dio media vuelta y le sonrió de manera brillante.
Ah… esa sonrisa… es mata corazones, incluso el sintió que se le disparaban los latidos del corazón, no quiere pensar las chicas que estaban detrás de él, estaba seguro de que escuchó gritos.
Ambas personas caminaron de manera tranquila y en un cómodo silencio hasta el auto, ignorando las miradas que les lanzaban, aunque podían escuchar sus susurros y gritos, Asier estaba seguro de que incluso habían sacado fotos, no es que le importara de todas formas.
Ryu dejó a Asier en casa y se devolvió a la empresa a trabajar, mientras Asier sin nada que hacer, decidió practicar su canto, si iba a firmar un contrato, por lo menos debía ser un poco más responsable, de esta forma, terminó cantando y viendo videos sobre ello el resto de la tarde hasta la hora de la cena.
El resto de la semana pasó en un parpadeo, y ya era domingo.
Asier fue llevado hasta el aeropuerto por el señor Gray, esta vez el viaje tenía una duración de tres horas porque irían hasta las montañas nevadas ubicadas fuera de la ciudad.
Asier estaba listo para ponerse sus audífonos y escuchar música por el resto del viaje, cuando un hombre conocido se sentó en el asiento junto al suyo, lo miró con ojos asombrados sin saber que decir, el otro lo miró con una sonrisa que por todos lados fingía ser inocente.
"¡Tú! ¿Qué haces aquí?" exclamó Asier.
"¿Así es como saludas a tus mayores?" dijo Hoshino con una sonrisa mientras se sentaba a la derecha de Asier.
Asier dijo sarcásticamente "Señor jefe, ¿Qué hace aquí?".
"Oh, tenía ganas de tener un compañero de viaje, tres horas es demasiado para estar solo" suspiro Hoshino como si el solo hecho de pensarlo le causara gran malestar y pesar.
"Estoy seguro de que no los habrías pasado solo" dijo Asier mientras miraba al secretario parado en el pasillo.
"No lo tomes a él en cuenta, no me habla para nada" dijo Hoshino fingiendo gran pesar.
Asier volvió a mirar al secretario, quien miraba a su jefe sin poder creérselo.
El secretario solo podía pensar profundamente agraviado: ¡jefe, eso es porque a usted le molesta que le hablemos! La última vez que lo intenté, me quitó mi bono de fin de año…
Asier asintió con una miraba que decía que no se creía una sola palabra "con que es así".
"Por supuesto" dijo Hoshino ignorando su falta de credibilidad.
"Pero… ¿Cómo supiste el número de mi vuelo?" preguntó Asier con curiosidad.
"Nuestra compañía costea los pasajes, no es muy difícil averiguar el número" dijo Hoshino.
"¿Debería sentirme alagado de que me hayas escogido?" le sonrió Asier juguetonamente.
"Claro, es todo un honor" dijo Hoshino mientras asentía en aprobación.
Ambos conversaron unos minutos más, antes de quedarse en silencio, Hoshino trabajó en su tableta, entretanto Asier volvió a ponerse los audífonos y escuchar música.
En su tiempo libre había encontrado un montón de artistas y canciones que no estaban en su mundo, por lo que había pasado horas guardando una gran cantidad en su teléfono para escucharlas más tarde y ahora era el momento perfecto.
Luego de una hora de viaje, Asier comenzó a sentir los parpados pesados, sumado a la música constante la somnolencia lo golpeó y se quedó dormido.
Hoshino lo miró de reojo, su cabeza estaba doblada en un ángulo extraño e incómodo, cuando despertara tendría un fuerte dolor de cuello. Disimuladamente alargó la mano entretanto se movía más cercano a su asiento, colocó suavemente la cabeza dormida en su hombro y su chaqueta que había estado hace unos segundos en su cuerpo sobre el cuerpo del otro como una manta, sintió como Asier suspiraba y se relajaba, con una sonrisa Hoshino lo arropó un poco más y volvió a trabajar.
Asier estaba soñando con su maestro el señor Lit, era un recuerdo de cuando tenía 16 años, el día había estado soleado y extremadamente caloroso, estaban a mitad de verano y el señor Lit había decidido que debía tomar un poco de aire fresco y luz solar, por lo que había arrastrado su cuerpo ermitaño que solo salía por las noches hasta un lago a la salida de la ciudad, Asier no había tenido ningunas ganas de ir, pero su capacidad seguía siendo menor que la de su maestro, por lo que no había tenido posibilidades de negarse.
Luego de una hora de viaje en auto finalmente habían llegado hasta la laguna, Asier aún recordaba ese día, debido a que la imagen que había visto frente a él había sido la más hermosa hasta el día de hoy, aún recordaba como había quedado tan anonadado que se había olvidado del calor que le golpeaba el rostro y la hacía sudar a mares.
Toda la vegetación en el área era de distintas tonalidades de rosado, desde el más oscuro hasta el más claro, las hojas y flores se caían con facilidad, en especial en la zona donde había una cascada mediana que terminaba en el lago, lo que generaba que las hojas caídas cayeran a través de la cascada dando una imagen surrealista de un bosque de hadas, incluso el agua cristalina del lago tenía ocupado un tercio de su superficie por hojas y flores rosadas.
El señor Lit se había reído al ver su expresión en blanco y lo había empujado en dirección al lago, al principio Asier había pensado que quería que fuera a disfrutar del agua, pero el otro le había dicho que se subiera a una de las piedras en el agua, Asier la había mirado con duda, la piedra tenía apenas diez centímetros de diámetro, por lo que si perdía el equilibrio se caería al agua, no es que le importara de todas formas, hacía tanto calor que la idea se escuchaba tentadora, sin embargo, cuando había subido a la piedra, el señor Lit había hecho que practicara el baile de las Camelias rojas durante horas y había terminado un montón de veces dentro del lago al perder el equilibrio.
Su yo dentro del sueño había vuelto a esos momentos practicando el baile bajo el intenso calor, por lo que en el momento que sintió la fragancia familiar similar a lluvias e invierno, la satisfacción le hizo suspirar de alegría, quería acercar más a la frescura, enterrar todo su cuerpo en ella y descansar por horas.
Hoshino vio como el cuerpo de la otra persona enterraba su cabeza dentro de su chaqueta y sentía el olor suspirando se felicidad, una sonrisa orgullosa apareció en sus labios y sus ojos brillaron con satisfacción, apagó su tableta y se dedicó a mirar cada una de las expresiones y gestiones que hacía Asier.
Luego de unos minutos el cuerpo dormido de Asier sintió que no era suficiente el olor fresco de la chaqueta por lo que comenzó a buscar inconscientemente le cuerpo con el aroma original, desplazando todo su cuerpo hacia su derecha terminando enterrado entre los brazos de Hoshino, quien lo miró sorprendido y levemente sonrojado.
¡No esperaba que este niño también fuera atrevido en sueños!
Asier continuaba frotando su cabeza contra el torso de Hoshino entretanto que enterraba su cara en su ropa y olisqueaba suspirando feliz por haber encontrado la fuente de frescura, el resto de su cuerpo también quería estar cercano al frescor, lo que hizo que terminara con todo su cuerpo arrastrándose hasta el cuerpo de la otra persona, cuando finalmente su cuerpo estuvo instalado dentro de los brazos del otro, sentado a horcajadas, y con la nariz enterrada dentro de su cuello se tranquilizó y continuó durmiendo profundamente sin moverse.
Hoshino estaba completamente rojo y acalorado, el constante movimiento de la otra persona contra su cuerpo había hecho que su titan despertara, lo que lo hacía sentir avergonzado, estaba por primera vez feliz de que la otra persona tuviera un sueño tan pesado, a menos que lo arrojara contra el piso no despertaría.
Intentó por casi veinte minutos respirar suavemente, cantar mantras en su mente, pensar en trabajo y cantar canciones en su mente sin resultado en bajar a su tabla de fierro, sin importar lo que hiciera solo aumentaba en dureza, gracias a la respiración del joven en su cuello y el rico aroma que emanaba su cuerpo, una mezcla de la frescura de la naranja junto con lo dulce del chocolate.
Su parte endurecida quedaba justo entre las piernas de la otra persona, por lo que cada vez que este se movía ligeramente se frotaba y aumentaba su excitación, la hora restante de viaje, pasó con él pensando todo tipo de imagines para mayores de 18 años, en donde arrojaba a la otra persona contra el asiento y se lo devoraba rompiéndole la cintura hasta que no pudiera bajar del avión.
Cuando quedaban diez minutos para aterrizar, Asier despertó solo, abrió los ojos llenos de somnolencia y lo primero que vio fue una piel blanca y tersa frente a él, sin entender aún donde se encontraba tocó suavemente con la punta de los dedos, causando que Hoshino se estremeciera y soltara un gemido apenas reprimido.
Solo podía contener la frustración y maldecir en su corazón.
¡Esta persona está poniendo al límite su autocontrol!
Asier levantó la cabeza sorprendido, se encontró con la mirada del otro a unos centímetros, los ojos de Hoshino estaban levemente llorosos y se mordía el labio en contención, en ese momento toda su somnolencia desapareció, vio su posición comprometedora y, abrió y cerró la boca varias veces sin saber que decir.
¡¿También soy una bestia cuando duermo?!
Por qué esta posición es claramente yo aprovechándome de él…
Espera ¿Qué es eso entre mis piernas…? ¡Incluso hice que se endureciera!
Asier habló tentativamente en voz baja "Esto… mmm… no sé qué pasó, pero… ¿Necesitas ayuda?" dijo mientras miraba hacia abajo, apuntando al bulto endurecido.
Hoshino se puso tan rojo como nunca en su vida y murmuró frustrado entre dientes "salte de encima".
Asier se bajó y volvió a su asiento "Está bien… esto… ¿estás seguro de dejarlo así? ¿no te duele?" dijo tentativamente entretanto miraba culpable a la otra persona, aún creyendo que mientras dormía era un sonámbulo calentón y que había acosado sexualmente a la otra persona.
Hoshino sin mirarlo se levantó rápidamente y dijo "Iré al baño" mientras se alejaba de su fila de asientos.
Hoshino volvió diez minutos más tarde, justo cuando tenían que desembarcar, Asier seguía mirándolo con culpabilidad, por lo que lo ayudó con todas sus cosas, arrastrando el equipaje, abriéndole las puertas, etc., mientras el otro solo quería esconder su rostro de la vergüenza y lo que menos quería era tener a la otra persona cerca cuando estaba tan sensible debido a sus imágenes mentales anteriores.