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Chapter 8 - Atlántida Parte 2

—¿Qué es la vida?

—La vida es disfrutar las cosas a nuestro alrededor.

—Usaré otra pregunta, ¿Para qué crees que se te dio la vida?

—No lo sé maestro. ¿Eso es algo como lo que platica con Tezca por las noches? ¿Sobre el origen de los humanos? Por qué si es así, creo que somos el vestigio de algo fallido, como cuando olvidas un pedazo de comida en una bolsa y cuando lo ves de nuevo, descubres que tiene moho y hongos. Creo que nosotros somos ese moho o tal vez los hongos.

—Exactamente, Selene, creo que estas lista para ir conociendo más sobre su origen

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Al abrir de nuevo los ojos, notó que estaba soñando.

Se había quedado dormida frente a su escritorio al revisar el listado de las importaciones y registros de nuevos ciudadanos; como parte de sus actividades diarias, ella debía dar un pequeño vistazo a todo el panorama socio-político y económico de su continente, solo así podía tener las cosas bajo control.

—Ya tenía tiempo desde que tuve un sueño con el maestro — murmuraba en voz baja.

Durante esas tardes tediosas, suele trabajar unas cuantas horas todos los días para tener más clara la situación de su gente. Se preocupa por todos y cada uno, al grado que para ella, todos son una familia. Todos deben vivir en un paraíso sin sufrimiento, hambre o violencia. Ella quiere que su continente sea una utopía, al igual que se supone lo fue, milenios atrás.

Aunque ya no quedan vestigios de aquellos humanos y elfos que supuestamente vivieron aquí, ella esta convencida de que es lo correcto. Unir a todas las razas para lograr la evolución colectiva.

"Comunista" la llaman a escondidas varios dirigentes de las naciones que aún quedan de pie en el mundo. Aferrados a un sistema que colapso al mundo por quinta vez.

Insultan a sus espaldas, el famoso paraíso que creó en estos años, dicen que es un mundo de mentiras y fantasía, donde realmente todos sufren de su tiranía. "Dictadora", es el slogan que se ven en varias ciudades, amenazando a sus pobladores para no buscar el sueño atlante.

El mundo no podría estar más equivocado, las enseñanzas de su maestro fueron tantas que aprendió a usar el filo enemigo a su favor, cada piedra que le lanzan, la usa para crear un nuevo muro de esperanza, no importa si se ensucia la manos, mientras pueda salvar aunque sea a una persona a la vez, ella estará feliz.

Una guerrera, una líder, una madre, una salvadora.

Al poner atención a su alrededor, mientras terminaba de despertar, descubrió que en sus manos se había formado un pequeño remolino de Tetra energía que se desvanecía con la suave brisa que corría por la ventana. Una sensación de vértigo la inundó en el pecho.

—Maestro ...— al igual que el remolino, sus palabras llenas de melancolía, se desvanecieron con el viento, rumbo a lo desconocido.

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En la ciudad se llevaba a cabo, un pequeño festival educativo, algunos de los nuevos maestros recién graduados, ofrecían los nuevos ciudadanos que se inscribieran a las clases. Algunos llegaban temerosos, otros indecisos, unos más emocionados, pero al final debían escoger una rama educativa.

La educación es gratuita en este lugar, pero así mismo, el régimen estricto los obliga a tener educación básica, desde que ponen un pie dentro del continente.

En las ciudades que aun se mantienen de pie, esto es muy raro de ver. Siglos de guerras dejaron en el analfabetismo al 80% de la población mundial. Los gobiernos ya no daban abasto así que pusieron a todos a trabajar en lo que podían, los climas extremos, el aire radioactivo, la falta de agua potable, la muerte prematura del ganado, enfermedades pandémicas sin cura y la contaminación excesiva; crearon factores en donde es más importante llevar comida a la boca que tomar un libro.

Pero en este lugar la gente vive de forma sencilla, incluidos aquellos que tenían cargos de poder público.

Para muchos eso suena extraño; ya que las clases sociales no existen aquí, solo la fama ocasionada por los logros personales, y aun así no es mucha.

Incluso el crimen es relativamente nulo, más que nada para evitar la sanguinaria y despiadada justicia de la ministro. No existe nada peor que hacer enojar a la mujer que puede hacer que se arrodille otro héroe.

Incluso los héroes que viven en el continente, caminaban como cualquier otra persona, en casas sencillas de un piso con patios grandes, sus propios huertos y sus propias ocupaciones enfocadas en beneficiar al pueblo.

La ministro, inmersa en la política, economía y sistema judicial.

El General se encargaba de la construcción de nuevas casas y edificios, así como el adiestro marcial en los guerreros y civiles.

Por su parte, Glen el héroe de la barrera, era el Director general de educación y desarrollo de tecnológico en el continente, además de ser el cerebro tras la estructura de gobierno en el continente Atlante.

Con ellos tres la mayor potencia mundial, se encargaba de seguir al pie de la letra las intenciones de su maestro.

En medio de aquel festival, se encontraba Glen junto a sus jóvenes discípulos. Un hombre delgado y apariencia frágil, lentes ovalados y el cabello desordenado, un tipo de apariencia normal conocido por ser un "cerebrito", que caminaba de forma tranquila observando a todo el mundo, saludaba de vez en cuando e intercambiaba algunas semillas de su huerto por artesanías en algunos puestos.

En cada paso, un suspiro lleno de paz se escuchaba.

"El paraíso existe", repetía en su mente todos los días. Los niños jugaban en la plaza y algunos jóvenes aprendieron el arte de la música, otros más bailaban al ritmo de distintos ritmos de cada rincón del mundo.

Eran pocos en el continente, en su mayoría menores de treinta años.

Así fue más fácil adiestrarlos para convivir en armonía y seguir los credos y enseñanzas de su maestro.

"Necesitamos más conejillos", pensaba maliciosamente.

—Maestro ... Hoy tiene una sonrisa rara ...— interrumpió de su letargo una joven de ojos coquetos.

—No es nada, solo recordé que aún faltan más lecciones de historia para ustedes — dijo con una falsa sonrisa.

Sus discípulos, que hasta ahora lo seguían en silencio, suspiraron con pesar. Aquellas clases eran aburridas, pero Glen siempre decía que eran esenciales para no cometer los mismos errores que los humanos del pasado.

Según su maestro Kukulcán:

La humanidad fue erradicada en cuatro ocasiones, pero igual que cucarachas, sobrevivían entre las rocas hasta que fuera seguro para ellos.

Olvidaban su pasado, de forma conveniente.

Algunos intentaban mantener vivo el recuerdo de civilizaciones del pasado, pero fueron tratados como locos.

Tachados de fantasiosos y olvidados en el tiempo.

Algunos otros crearon miles de religiones, intentando conseguir el favor del ser más fuerte del universo.

El tiempo y los humanos no son amigos.

Millones de vidas ignoraron su realidad.

Rezaron y aclamaron al mismo ser durante más de cincuenta mil años.

Cientos de veces y con nombres distintos, Kukulcan los visitó.

Cuatro veces para erradicarlos por ser parásitos molestos sin uso práctico.

Cientos de veces los visitó nada más porque estaba de paso o se sintió aburrido.

Cuatro ocasiones reconstruyó el mundo esperando que seres inteligentes nacieran, pero en su lugar aparecían los mismos primates agresivos que fingían pensar.

La quinta ocasión en que pensaba erradicarlos, una idea surgió, eran muy tontos para evolucionar por sí mismos, así que les daría una mano.

Ese es el tiempo en que ahora vivimos, la Era del Quinto Sol.

Esas las primeras enseñanzas que Glen daba a sus discípulos

Si veía que eran buenos alumnos, les detallaba lo necesario para dominar la tetra-energía de forma que podría usarla para crear tecnología a un nivel superior, de esa manera podrían conseguir su objetivo final.

Una sensación de vértigo, lleno su pecho. No solo él.

A su alrededor, decenas de guerreros que paseaban libres con sus familias, mostraban la inquietud en sus rostros. De forma automática, entró en posición de pelea. Eso genero un poco de desconcierto en los transeúntes que disfrutan del festival.

Muchos guerreros tomaron posiciones defensivas listos para resguardar a los civiles, al notar que uno de los ocho héroes se puso en guardia y observaba a su alrededor con pánico.

Glen levantó su mano izquierda y un pequeño remolino de Tetra-energía se formó, pero al mismo tiempo se desvaneció con la brisa del lugar.

"¿Por fin llegó la hora? Tezca dijo que teníamos por lo menos un siglo más para prepararnos" Sus pensamientos asolaron por un instante, dejando en su rostro una expresión de amargura, que todos a su alrededor malinterpretaron.

"Ya veo, es por mi nivel que solo yo puedo sentir esas vibraciones en el universo, ¿Qué diablos estarán haciendo los guardianes?"

Con aquellos pensamientos recupero la postura, algo estaba pasando en el universo, podía sentirlo, entendía más cosas que cualquier otro ser en el mundo.

Su alto intelecto natural, sumado a recibir las enseñanzas de Kukulcán, lo convirtieron en el confidente de la realidad y la verdad.

Entre él y el General Tezca, escondían varias verdades que ocultan incluso a los demás héroes.

"A veces un poco de ignorancia, es buena para conseguir resultados". Se repetía todos los días esperando creer esa mentira.

—Tranquilos, una falsa alarma, todo está bien ...— Una voz en su cabeza detuvo sus palabras.