La noche estaba limpia, ni una nube en el cielo. Veía cada estrella. A esta hora los árboles se ven un poco más grandes de lo que realmente son, Isaac se poso a mi lado y no le di mucha importancia que estuviera en mi recámara.
—Linda noche, ¿no? -sonrío-
—Si -murmure-
—¿Sabes que es aún más lindo? El lago, a estas horas debe estar más brillante que nunca.
Voltee y lo observe por un momento, ¿el lago brillando? Me tiene que estar tomando por tonta.
— ¿El lago? Y que más brilla a estas horas -sonrió-
—¿Nunca has visto el lago? No está tan lejos de aquí pero si pasas el borde de tu señor -viro los ojos como burla-
Trague y me tomo algunos segundos realmente entender lo que acaba de decir. El a salido... a visto más allá de lo permitido por Lucian.
— Tu has salido...
— Claro que e salido y tu -se detuvo tan pronto alguien abrió la puerta-
— Isaac, no deberías estar aquí a estar horas no crees. Que podrían decir de Athena.
Isaac me observa leve con algo de tristeza en sus ojos y solo sale de mi recámara Lucian me mira por unos segundos.
—Athena, acompáñame
Solo me levanto y sin preguntar mucho lo sigo llegamos a la biblioteca mis ojos se llenaron de luz recorría cada detalle que podía sin duda alguna era un lugar precioso, paredes color hueso, detalles en madera y oro.
— No habrás creído que me olvide de tu regalo. Solo lo obtuve un poco tarde.
—Señor....
—Lucian Athena, soy Lucian - estaba parado frente a mi con una pequeña caja rosa claro, la abrió y adentro había una pulsera de plata con algunas piedras preciosas incrustadas en ella- ¿Te gusta? -me observo a los ojos unos segundos mientras me la colocaba-
— Me encanta -susurre y no tarde en ver cada detalle una vez me la coloco- Gracias Lucian... no tenías por qué
El no dijo nada solo me observo admirarla como si me hubiera ganado la lotería, sentí su mano en mi mejilla, acomodaba algún rizo en su lugar. No tarde en tensarme ante su tacto.
—Bueno, a tu recámara ya debes descansar -suspire cuando realmente quería voltear los ojos- Aunque no te guste -susurró en mi oído antes de salir sentí mis mejillas arder-
Cuando voltee ya no estaba. Si me quedo aquí unos minutos más no lastima a nadie... ¿no?
LUCIAN
— Escuchen, estamos en luna media ya saben que otras razas querrán hacer de las suyas hasta luna nueva. Ya todos los que están en formación conocen sus caras, así que no quiero nadie que no esté en formación con ustedes. ¿Entendido?
Todos asintieron esta fecha del año era un dolor de cabeza. Subí y observé que la habitación de Athena seguía abierta, no estaba. Camine hacia la biblioteca y no tarde en encontrarla, estaba acostada en el sofá sus rizos caían suavemente algunos llegando a tocar el suelo, al parecer se quedó leyendo. La tome en mis brazos y me dirigí a su habitación