-Esto… ya lo había sentido antes. Fue cuando salí de la ciudad de noche – Pensé al recordar esa sensación.
Era lo mismo, pero ahora estaba casi consiente. Podía ver y escuchar todo, pero no controlaba mi cuerpo.
-¡Ryuuji, no te quedes ahí! – me gritó Sayuri.
-¡¡Ryuuji!! – gritó Seina.
-¡Sal de ahí! – gritó Haruka.
El gigantesco brazo de un Ent venia hacia mí, pero mi cuerpo no se movió hasta el último instante, esquivándolo y subiendo por el hasta llegar a la cabeza, mi espada se clavó en uno de sus ojos y el Ent cayó de espaldas.
-¿Pero qué…? – escuche que Sayuri dijo eso, pero su voz se escuchaba muy lejana.
Pero mi cuerpo no se quedó quieto, apenas el cuerpo del Ent toco el suelo seguí atacando a todos los monstruos que tenía enfrente. Pero solo podía ver lo que pasaba y era sorprendente. Mi espada no hacía más daño que los ataque de Sayuri, pero era más rápido que ella y podía atacar en el mismo lugar varias veces, haciendo que las heridas se hicieran mucho más grandes. Incluso podía hacer que se confundieran entre ellos y empezaran a atacarse.
Pero no duró mucho, el golpe de un Ent hizo que despertara cuando golpee el suelo cerca de las chicas.
-¡¿Qué fue eso?! – dijo Sayuri incrédula
-¡Fue increíble! – dijo Seina mas que entusiasmada.
-Pero sentí como si no fuera él mismo… - dijo Haruka en un tono bajo.
-¡¿Solo van a decir eso?! ¡Esa cosa me hizo volar varios metros! – Les grité mientras usaba magia de sanación en mí.
-¿Puedes hacerlo de nuevo? – me preguntó Sayuri.
Habíamos retrocedido bastante para tener un respiro de los Ents, pero se acercaban rápido.
-Creo que no. No sé cómo pasó, pero… Creo que es hora de algo de magia de fuego – le respondí.
-Te dije que mis hechizos no son tan potentes para acabar con ellos – me respondió ella.
-Hay uno que puede serlo – le contesté al recordar todos los hechizos que me había contado.
Estaba discutiendo con Sayuri mientras Haruka y Seina nos cubrían, pero no durarían mucho contra un grupo tan grande.
-¡Si van a hacer algo, háganlo rápido! – gritó Seina.
-¡No duraremos mucho tiempo! – dijo Haruka mientras cortaba a un Ent con sus garras.
Tenía que convencer a Sayuri para usarlo o estaríamos acabados.
-¡Es imposible! ¡Tendría que usar tanta magia de fuego antes que me quedaría sin maná para el hechizo! – me gritó preocupada.
-¡Entonces yo te daré todo el fuego necesario! – le dije.
-¡No puedes usar un hechizo de fuego así de fácil! ¡Nos quemaras a todos si se sale de control! – me respondió aún más preocupada.
-¡Solo confía en mí! Solo confía… - le dije tratando de convencerla.
Ella se quedó callada por un segundo y después asintió.
-Está bien, hazlo – me dijo, ahora un poco más segura.
-Bien… ¡Haruka, Seina, cuando escuchen el final de hechizo cúbranse detrás de mí! – les grité
-¡De acuerdo! – Gritaron ambas.
Cerré los ojos por un instante, tenía que hablar con alguien, necesitaba su ayuda.
-Suzaku… sé que estás ahí, necesito tu ayuda, ayúdame igual como lo hizo Genbu. No importa lo que pueda pasarme a mí, pero necesito ayudarlas. Si de verdad hay alguna razón por la que me trajeron aquí… - dije en mi mente, pero una voz me contesto de inmediato.
-Así que ya lo descubriste… de verdad eres listo. Está bien, te ayudaré solo por eso – dijo la voz.
Al instante, piezas parecidas un rompecabezas aparecieron en mi mente, había letras en color carmesí escritas en ellas. Era igual que cuando usé el Elixir de tierra en Haruka.
Las piezas se unieron y empecé a leer el hechizo en voz alta.
-Fuego, llamas que dan calor y destruyen todo, medio que purifica y borra todo. Llamas sagradas que protegen a todos, las invoco, denme su fuerza, denme su poder…
Podía ver el calor que cubría mi cuerpo, era un hechizo muy poderoso y que de seguro consumiría todo mi maná.
-…el Guardián del fuego, Suzaku te lo ordena, desata su furia sobre la tierra, incinera todos los pecados, destruye a mi enemigos y restaura el orden…
-¡Cúbranse! – gritó Sayuri.
-¡¡Llamarada divina!! – grité con todas mis fuerzas.
Un gigantesco muro de fuego salió desde mis manos y envolvió a todos los monstruos frente a mí. A pesar de su potencia, solo se limitaba a los enemigos que tenía enfrente, pero fue más que suficiente para incinerar a una cuarta parte de los monstruos.
Por suerte pude ver que Haruka y Seina habían salido del rango del hechizo y al parecer no estaban heridas. Entonces escuche que Sayuri había empezado a recitar.
-Llamas sagradas que danzan a mí alrededor, fuentes de calor y destrucción, necesito de su poder, respondan a la protección de Suzaku, respondan a su llamado… desde el cielo desciendan como lluvia… como un meteoro que destruye todo a su paso y trae nueva vida… - dijo Sayuri recitando su hechizo, su tono era claro y melodioso.
Lo que pasaba era increíble, todas las llamas que había lanzado ahora se estaban juntando en las manos de Sayuri como si tuvieran vida.
-…vuelen hacia mis enemigos, protejan a mis amigos, destruyan todo lo que daña a los demás, incineren todo lo impuro… - su tono empezaba a hacerse más fuerte pero sin perder la melodía.
Las llamas se volvieron mucho más brillantes en sus manos, era como si al tocarlas se estuvieran volviendo mucho más fuertes.
-¡¡Lluvia ígnea!! – gritó el nombre del hechizo mientras levantaba sus manos al cielo.
En ese momento las llamas volaron hacia el cielo y luego estallaron, cubriendo todo el cielo de rojo. No estaba seguro de lo que iba a pasar, pero no podíamos quedar al descubierto.
-Tierra santa que protege a los demás, cimiento de toda la creación, tan duradera como la roca y suave como la arena, protege todo a mí alrededor, protege a mis aliados… ¡Muro de tierra! ¡Caparazón!
Lancé el hechizo, pero esta vez también formó una cúpula sobre nosotros. El fuego comenzó a caer como una tormenta de granizo o eso se podía escuchar a través del muro.
Cuando mi hechizo llego a su fin pudimos ver cómo había terminado todo. Partes del suelo todavía ardían y todos los monstruos se habían reducido a cenizas.
-Menos mal… que… acabó… - dije con voz débil.
Me había quedado sin maná, lo último que supe es que mi cuerpo había golpeado el suelo.
Para cuando desperté estaba en la habitación del establo, en mi cama. Me dolía todo el cuerpo y sentía que mi cabeza iba a explotar.
Moví la cabeza tanto como pude, vi a Sayuri durmiendo en una silla a lado de mi cama.
-Creo que estuve inconsciente bastante tiempo… perdón hacer que se preocupen - pensé mientras veía dormir a Sayuri, ella realmente linda y tenía muy pocas oportunidades de verla así.
Ella empezó a abrir los ojos después de poco tiempo y me vio de inmediato.
-Ryuuji… Por fin despiertas… - dijo con voz entrecortada.
Parecía que se estaban formando lágrimas en sus ojos, pero su expresión de alivio cambio a una de enojo.
-¡Siempre te decimos que no hagas locuras pero jamás nos escuchas! ¡Estuviste al límite! ¡Si hubieras perdido más maná… tú… tú…! – parecía estar realmente enojada, pero su voz se entrecorto al final.
Las lágrimas escurrían de sus mejillas, pero su expresión enojada no se borró.
-Lo siento… pero… pase lo que pase… no dejaré que alguna de ustedes muera. Incluso si tengo que… - le dije con dificultad, me sentía culpable de hacer la llorar.
-¿Crees que si mueres protegiéndonos está bien? Eres el más débil de nuestro grupo. Si en verdad quieres protegernos… vuélvete más fuerte – Su tono era serio, pero era verdad lo que decía.
Aunque hubo un momento en donde pude luchar a la par de ellas, por unos cuantos minutos había sido muy fuerte, era justo lo que Seina había dicho que ocurrió esa noche.
-Si… - solo pude responderle eso mientras estiraba mi mano para tratar de secar sus lágrimas.
En ese momento Seina y Haruka entraron a la habitación con bolsas en sus brazos. Haruka dejo las bolsas sobre la mesa, se giró hacia mí y un segundo después empezó a correr. De un salto llegó hasta la cama y me calló encima, ella no era muy pesada pero la pelea me había dejado en mal estado.
Ella parecía estar llorando, aunque no sabía la razón.
-¡Tonto… idiota… no sigas haciendo tus tonterías! – dijo eso mientras frotaba su cabeza en mi pecho.
-Lo siento, pero las seguiré haciendo si eso significa mantenerlas a salvo – le dije para tratar de calmarla.
-Esa es la típica expresión de un héroe – dijo Seina en un tono de broma.
-¡Cállate! No soy ningún héroe, yo no fui quien nos salvó, fue Sayuri – le respondí un poco molesto.
-Es cierto, pero sin el hechizo que lanzaste antes jamás hubiera podido reunir el poder necesario para acabar con todos esos monstruos, además nos cubriste de mi ataque, si no hubieras hecho eso seriamos trozos de carbón en este momento – me respondió ella.
-Yo no pude reaccionar tan rápido como lo hiciste tú y tampoco creo que hubiera podido modificar el hechizo de esa forma – dijo Seina un poco decepcionada.
-Yo no pude hacer nada… - dijo Haruka, seguía llorando como un niña mientras me abrasaba, me hacía querer preguntarle cuantos años tenía en realidad.
-Bueno… ya que no puedo estar en una posición ofensiva mi deber es apoyar y defender… es lo único que hago… aunque admito que quiero poder luchar al frente – Dije eso mientras acariciaba la cabeza de Haruka, verla de esa forma me hacía recordar a mi hermana pequeña.
-Pero está más que claro que puedes hacerlo. Incluso yo pude verlo, aunque me cuesta trabajo creerlo – dijo Sayuri más calmada.
-Yo se los dije cuando las conocí, que lo había visto pelear contra ese gran grupo de goblins – dijo Seina.
-Pero no se sintió como si fuera el… - dijo Haruka mientras seguía abrazándome.
-Espera ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo que sentías que algo era diferente? – le pregunté mientras la apartaba un poco.
Las palabras de Haruka eran extrañas.
Ella me soltó y se sentó en la cama, ella tenía los ojos cerrados todo el tiempo pero ahora los abrió.
-Ryuuji me ha preguntado muchas veces como es que puedo moverme como si pudiera ver… la verdad es que puedo sentir la energía vital y el maná que fluye a mí alrededor – dijo ella, su tono me decía que no mentía.
-Eso quiere decir puedes ver incluso mejor que nosotros en cierta forma… - le dije.
-Sí, es por eso que sentí algo diferente cuando te lanzaste contra los Ents, era tu propia fuerza vital y maná, pero no fluían de la misma forma, además parecían ser mayores. Y como si fluyeran mucho más rápido… - dijo Haruka tratando de explicarse, pero no tenía nada claro.
-No entiendo nada… solo sé que cuando pasó eso no era capaz de controlar mi cuerpo, era como si… - traté de decir algo, pero Sayuri me interrumpió.
-Como si tu cuerpo se moviera por cuenta propia ¿No? - Ahora ella había dicho algo raro.
-Eso iba a decir, pero ¿Cómo lo supiste? – le pregunté.
-Leí sobre eso una vez. Que algunas veces el flujo de maná es tan rápido que la mente de la persona no puede seguir su ritmo. Básicamente el cuerpo se mueve por puros instintos, siguiendo patrones que se han quedado en lo más profundo de la memoria – dijo eso en un tono serio.
-Pero eso no puede ser. Del mundo de dónde vengo no hay que luchar contra monstruos, por lo que no es posible que pueda moverme de esa forma – dije un poco confundido.
-¿Cómo que "Del mundo de dónde vengo"? – Seina y Haruka hablaron al mismo tiempo, ambas se veían confundidas y algo me decía que querían una explicación.
-¡Maldición! Dije que no les contaría sobre eso… ¡¿Por qué mi boca siempre tiene que meterme en problemas?! – pensé al darme cuenta de lo que había dicho.
Voltee a ver a Sayuri, tratando de buscar ayuda, pero ella solo negó con su cabeza.
-No me veas, tu solo te metiste en este problema – me respondió en un tono frio.
-¡¿Entonces tú ya lo sabias?! – Ambas le gritaron a Sayuri, claramente enojadas.
-Sera mejor que se sienten, esto va a ser una larga historia – les dije a ambas.
Les empecé a contra todo, al igual como lo hice con Sayuri, omitiendo algunas cosas que me avergonzaban un poco. No estaba seguro si de verdad me creerían.
-Es una historia difícil de creer – dijo Seina.
-Aunque no sentí que estuviera mintiendo – le respondió Haruka.
-A mí también me costó trabajo creerlo, pero sus costumbres y la ropa que tenía no se parecía a nada de aquí, además no sabía nada sobre las estadísticas ni sobre cómo funciona todo – le dijo Sayuri.
-Diciendo eso me haces quedar como un tonto… - le dije un poco molesto.
Ya se había hecho de noche mientras terminaba de contar mi historia, por suerte teníamos comida en la habitación del establo, por lo que no fue necesario salir.
Seina y Haruka no creían lo que había dicho y Sayuri estaba tratado de convencerlas. Si eso seguía así ellas perderían la confianza en mí.
-No quería mostrárselos porque lo he estado guardando para una emergencia, pero veo que no queda de otra – dije mientras me levantaba.
Busque dentro de la bolsa de piel que siempre llevaba conmigo, dentro había un pequeño paquete, lo desaté y empecé a quitar toda la tela que tenía hasta que encontré lo que había guardado con tanto cuidado.
-Esto es un teléfono, es una herramienta indispensable del mundo de dónde vengo – les dije mientras sostenía el teléfono frente a mí.
Era un simple teléfono pero en este mundo era mi mayor tesoro, aunque no podía usarlo para ahorrar l batería porque o había encontrado como cargar la batería.
-¿Ese trozo de metal con cristales es una herramienta? – preguntó Seina viendo el teléfono en mis manos.
-¿Qué forma tiene? ¿Cómo es? ¡Cuéntenme! – dijo Haruka.
-Jamás me habías enseñado eso – me dijo Sayuri.
Sayuri y Seina miraban mi teléfono con curiosidad, en este mundo no había ni siquiera energía eléctrica, mucho menos algo como esto.
-En realidad esto es muy útil, te permite hablar con personas que están al otro lado del mundo como si estuvieran a tu lado, te da noticias de lo que sucede en todo el mundo y… - les dije tratando de enumerar sus funciones.
Ellas empezaron a mirarme cada vez más raro, estaba seguro que no entendían nada de lo que les decía.
-¿Cómo se los puedo explicar para que lo entiendan? Tal vez si… - pensé tratando de encontrar una forma de contarles.
-Es como un grimorio, puedo escribir hechizos en él y utilizarlo para hacer magia sin recitar algún hechizo – les dije eso para tratar de que entendieran.
-¡¿Es enserio?! – Las tres gritaron al mismo tiempo. Se lanzaron contra mí y me quietaron el teléfono.
-¿Cómo funciona? – dijo Haruka mientras sostenía el teléfono.
-¡Dame eso! Yo sé mucho más de magia, por lo que debo usarlo primero – dijo Seina mientras le quitaba el teléfono a Haruka.
-¡Yo he estado mucho más tiempo con Ryuuji, así que yo seré la primera en usarlo! – dijo Sayuri mientras trataba de quitarle el teléfono a Seina.
Las tres estaban peleando por el teléfono, tenía que hacer algo antes de que lo rompieran. Corrí tan rápido como pude y les quité mi teléfono.
-¡Nadie lo usará! ¡Solo puede usarse por cierto tiempo antes de que se tenga que recargar su energía y en este mundo no hay como hacerlo! ¡¡Además solo yo puedo usarlo!! – les grité a las tres tratando de protegerlo.
Las tres se quedaron quietas, al parecer mi explicación fue suficiente.
-En este mundo no existe algún medio para producir energía eléctrica y no creo que haya algún tipo de magia que pueda usar para recargarlo, es por eso que no puedo usarlo a menos que sea una emergencia. Con el puedo ver a mi familia y amigos… los extraño a pesar de que no me llevaba bien con ellos… - les dije mientras recordaba algunas cosas de mi mundo.
Recordar eso me había puesto un poco triste, pero no era momento para sentirme así.
-Dejando eso de lado… ¿Me creen? – les pregunté.
-Claro que sí – dijo Haruka.
-Yo todavía tengo mis dudas… - contestó Seina.
Haruka me había creído, pero Seina todavía no, tenía que convencerla de alguna forma.
-Aunque está el hecho de que sus estadísticas no son estables, estuve buscando información sobre eso, pero no encontré nada – dijo Sayuri recordando más cosas raras de mí.
-Creo que se debe a que le tengo miedo a muchas cosas y no tomo decisiones rápido, al menos en la vida real – les dije sin titubear.
Ellas no entendieron la última parte. Me refería a los videojuegos.
-Ahora que lo pienso… ¿No se supone que deberíamos ir al gremio por la recompensa? Prácticamente acabamos con todos los Ents sin ayuda – les dije para tratar de cambiar de tema.
-¡Tienes razón! Se supone que toda la recompensa se repartiría con todas las personas que ayudaran con eso – dijo Seina emocionada
-Así que como fuimos los únicos que lucharon la recompensa es toda nuestra – dijo Sayuri empezando a emocionarse.
-Según recuerdo… la recompensa era de… ¡60 monedas de oro! – Gritó Haruka.
-Se… Sesen… ¡¿Sesenta monedas de oro?! – Los tres gritamos al mismo tiempo ante las palabras de Haruka.
-¡Eso es demasiado dinero! Con eso podremos comprar una enorme casa en las afueras – dijo Seina gritando.
-O podríamos usarlo para negociar con el amo de Haruka – dijo Sayuri contestando a las palabras de Seina.
-Sayuri tiene razón, lo más importante es liberar a Haruka, estoy seguro que con ese dinero es más que suficiente. El problema es si el trama algo más. Estoy seguro de que ya sabe sobre todos los rumores – les dije pensando un poco sobre el problema.
-Es verdad, pero no creo que pueda pedir mucho más que 4 monedas de oro por mí, él solo me usaba como carnada – dijo Haruka animada.
-Ese es el problema, si sabe que puede usarte para matar monstruos en su beneficio y sobre todo, si por alguna razón, él se enteró de tu hechizo, creo que no querrá hacer un trato – le dije tratando de no desanimarla.
-Necesitamos pensar en algo… por el momento lo que podemos hacer es ir al gremio y cobrar la recompensa – dijo Sayuri.
Ella tenía razón en eso, pero existía la posibilidad que encontráramos al amo de Haruka antes de llegar al gremio. Con mi pésima suerte era posible.
-Bien, vayamos – les dije a las tres mientras tomaba mis cosas y empezaba a caminar.
Después de unos minutos habíamos logrado llegar al gremio sin encontrarnos al amo de Haruka, lo que me había aliviado un poco. Los 4 nos dirigimos a los mostradores para cobrar la recompensa, por suerte había alguien conocido ahí.
-¡Hola, bienvenido! Veo que eres un novato que no puede quedarse quieto… y parece que conseguiste tu propio harem – dijo la chica de pelo castaño que estaba en el mostrador.
-¿No se supone que los empleados del gremio deben tratar bien a sus miembros? Además no sé a qué te refieres – dije tratando de ignorar lo que había dicho.
Le hable de la manera más fría que pude a la empleada del gremio, la misma que me había llevado con ese anciano imitador de Gandalf.
-Que frio. Hemos hablado muchas veces en estas semanas, pensé que podría tratarte de manera más cercana – dijo ella fingiendo un tono triste.
-¿De manera más cercana? Ni siquiera se tu nombre, para empezar – le dije.
-¿Enserio? Supongo que lo olvidé. Mi nombre es Kaori Akiyama, perdón por la presentación tan tardía – dijo ella con una sonrisa.
-¿Por qué todos en este mundo tienen nombres y apellidos de Japón? – pensé confundido.
-De acuerdo, venimos a cobrar la recompensa por la misión de derrotar a los Ents – le dije para irnos lo más rápido posible del gremio.
-De hecho los estábamos esperando, sabemos que solo ustedes lucharon, por lo que las 60 monedas de oro son para ustedes, pero hay un pequeño problema. Solo le podemos entregar la recompensa a grupos registrados y ustedes… - Kaori empezó a explicarnos, pero la interrumpieron.
-Ese no es problema, nos registraremos ahora. Somos nosotros 4 y Ryuuji será nuestro líder – dijo Sayuri sin dudas.
-Sí, estoy de acuerdo con eso – respondió Seina.
-Yo también – las siguió Haruka.
-¡Espera ¿De dónde sacaste esa idea?! No puedo ser un líder – le dije confundido.
-De acuerdo, entonces los registrare en este instante – Kaori les había seguido la corriente a mis compañeras, ya había empezado a resignarme a que siempre decidieran cosas sin preguntare.
-Esperen un segundo. No pueden registrar a una esclava en un grupo sin el consentimiento de su amo – dijo alguien detrás de nosotros.
El cabello de Haruka se erizó, como si fuera un gato asustado. Sabía lo que significaba y aun no estaba preparado para eso.
-Si recuerdo bien, un amo no dejaría libre a su esclavo y le daría una orden como "Has lo que quieras" – Dije eso mientras me volteaba y encaraba al sujeto.
Era más alto que yo y por supuesto que parecía mayor. Era rubio y un poco musculoso, sus ojos eran azules pero fríos. Vestía ropa que parecía fina y llevaba una espada plateada atada a su cintura. Detrás de él había por lo menos 10 personas, sus compañeros o eso suponía.
Solo recordar cómo había tratado a Haruka me enfurecía, por lo que no me dejaría intimidar solo porque era un noble.
-Tienes agallas para hablarme así, plebeyo – dijo con un tono de desprecio.
-Vengo de un lugar en donde la "nobleza" no existe, por lo que no hay que lidiar con personas tan engreídas – le dije tratando de imitar su tono.
Mis palabras parecían molestarlo a él y a sus compañeros, pero él les hizo una señal para que se quedaran en sus lugares.
-No creo que seas valiente, solo eres alguien que no sabe con quién está hablando, solo eres alguien estúpido – dijo con el mismo tono.
-Tal vez lo sea, pero este "estúpido" completó la misión de las manzanas de oro y lucho contra los Ents, mientras que otros simplemente se quedaron sentados sin hacer nada – le dije con un tono molesto.
No podía controlarme del todo, su actitud engreída me hacía querer romperle los dientes, pero no podía hacerlo, tenía que mantener la calma pero mi maldita boca no paraba de hablar.
-Tienes razón en eso, pero tenía razones para no unirme. Por el momento dejemos de lado estas tonterías y vayamos al grano. Esa esclava me pertenece, por lo que su parte de la recompensa es mía. Así que… - él trataba de robarle la recompensa a Haruka, pero no pudo terminar de hablar.
-¡Claro que no! ¡Señorita Akiyama, quiero que mi parte de la recompensa se la den a Ryuuji! – dijo Haruka con mucha prisa.
-En… Entendido – dijo Kaori un poco confundida.
Haruka había actuado rápido, dejando a su amo sin nada de dinero fácil, en este lugar la palabra del aventurero valían tanto como la de un noble, sin importar que se tratara de un esclavo.
-¡Maldita gata, ¿Cómo te atreves a desafiarme?! – gritó el sujeto, estaba más que molesto, levanto su mano para golpear a Haruka, pero ya había anticipado eso.
Tome su brazo y la hice a un lado, evitando que la golpeara.
-Debiste ordenarle que te diera el dinero. Pero si tanto insistes en querer dinero fácil, te propongo un trato. La compraré. Te ofrezco las 15 monedas de oro que le tocaban a ella – le dije, tratando de negociar.
El pareció pensarlo por unos segundos, pero una sonrisa siniestra apareció en su rostro.
-Si quieres comprarla… te costará al menos 80 monedas de oro – dijo con esa sonrisa siniestra.
-¡¿Qué?! ¡Eso es demasiado! – pensé de inmediato. No podíamos juntar esa cantidad ni reuniendo todo el teníamos.
-Si tanto quieres tenerla ese es el precio – dijo al final.
-¡Maldito! ¡Cómo te atreves a pedir tanto! ¡Tú me compraste por una moneda de oro! – Haruka empezó a gritarle
-Te ordeno que cierres la boca, gata estúpida – dijo en un tono frio.
Al instante que Haruka trato de hablar cayó al suelo gimiendo de dolor. Unos segundos después pareció calmarse.
-Ves, así es como se debe de tratar a un esclavo. Ellos no son más que herramientas, no importa si mueren, siempre puedes conseguir otros – dijo con el mismo tono frio de antes.
Tuve que reunir toda mi fuerza de voluntad para no golpear al sujeto, estaba empezando a odiarlo. No podía dejar que se saliera con la suya, tenía que golpearlo, tenía que hacerlo.
-¡Este maldito! ¡Juro que haré que se arrepienta! – pensé mientras apretaba mis puños con fuerza. Había tomado una decisión, una de la que tal vez me arrepentiría.
-Te crees muy valiente solo por tratar contra una chica ¿No? – le dije a punto de explotar.
El volteo a verme un poco molesto.
-¡Escuchen todos! ¡Reto a este malnacido a un duelo! – grité, por fin había explotado.