Chereads / Corey Valkyries, Zafiro 1956 / Chapter 7 - Capítulo siete

Chapter 7 - Capítulo siete

—¿Estás segura de lo que viste? —preguntó Rebecca a toda prisa.

—¿Cómo sabes que era Fabian Demmogh? —ahora dudó Julien incrédulo.

—Además —indagó Marty—, es muy sospechoso que sepan que hemos sido nosotros.

De pronto, toda la sala se inundó con preguntas, reclamos y frases de pánico; era fácil percibir el estrés en cada uno de los presentes. Corey no sabía por dónde iniciar; sólo le había contado al líder sobre una parte de lo que había escuchado, pero había omitido todo respecto a la suposición respecto al mago.

—¡Silencio! —gritó Chad—, ¡basta, joder! Fabian Demmogh debe estar en camino, y nosotros sin poder hacer nada. En dos días viajaremos al norte, y esa misión no puede ser cancelada.

—¿Cancelada? —Raymond interrumpió—, ¿a qué te refieres con que no puede ser cancelada? Pensé que era algo que nosotros buscaríamos por nuestra cuenta.

Ahora hubo un silencio total. Chad suspiró, tocó su barba y aguardó.

—¿Papá?

—Fue una petición de Von Werff para seguir funcionando —por fin reveló el jefe—, porque la nueva ley se encargará de destruir a todos los mercenarios que trabajen por su cuenta. Von Werff ha ofrecido una resolución para mantener nuestra residencia, pagos mínimos por comisiones y continuar con nuestra clientela exclusiva, pero, para lograrlo, debemos entregarle la cabeza de un dragón que ellos han buscado por generaciones. La bestia habita en el norte del continente, hacia el oeste de Breeck… Si no lo hacemos, nuestro grupo será disuelto, o nos cobrarán por tan sólo seguir como Oro-Gris.

—Pero… —Hilda se atrevió a opinar—, eso quiere decir que esta misión… será muy peligrosa.

—Sí —afirmó Chad con desfachatez—, y requiere de un mago o una bruja. Aunque he conseguido algunas armas que nos asistirán en la captura de la bestia. Con Corey no tendremos ningún problema.

—¿Y Fabian Demmogh? —Marty interpuso—, ¿no deberíamos preocuparnos por él?

—El libro es parte del plan para atrapar al dragón y matarlo, por eso no podemos perderlo. Fue una suerte que Donovan y Corey lo encontraran en la misión en Breeck.

—Espere, jefe —Corey habló con un tono de pánico—, yo no puedo usar la magia que ese libro contiene.

—Lo sé, pero sí puedes usar otras reliquias impregnadas de poderes arcanos. Eres una bruja muy poderosa, así que no tendrás que preocuparte.

—Entonces —Marty continuó—, no podemos dejar que ese pirata nos robe el libro.

—Correcto.

Corey ignoró la conversación entre el líder, Rebecca y Marty; estaba enfocado en varias dudas: ¿por qué Fabian Demmogh había robado un libro que sólo un mago o bruja sería capaz de reconocer?, ¿trabajaba para alguien más?, ¿había tenido intenciones de vender ese objeto?

Sin embargo la reunión se interrumpió de forma estrepitosa. Las ventanas y la puerta principal eran destruidas; grupos de personas entraban y ya habían comenzado a atacar. Por la insignia en sus ropas era fácil reconocer que pertenecían a los piratas de la Bandera Negra.

Las intenciones de los atacantes eran claras: encontrar algo. Rompían muebles, tiraban estantes y saqueaban cajones. Un grupo específico encaraba a los mercenarios y entre ellos estaba un joven de tez clara, ojos verdes opacos, cabello negro, vestimenta elegante y con el estilo de un pirata; era alto y su mueca sonriente denotaba seguridad.

—Increíble —dijo el joven que sólo observaba el caos con su sonrisa engreída—, y pensar que unos mercenarios de segunda lograron encontrar un objeto tan preciado en un escondite poco usual…

Cuando el líder Chad derribó a dos piratas, se acercó al joven y amenazó con una pistola de cañón grueso.

—¡Fabian Demmogh! —Chad dijo enojado—, ¡no te saldrás con la tuya!

—¡Ja!, esa debería ser mi línea, viejo.

—¡Te voy a demostrar de lo que somos capaces!

De pronto, Corey esquivó un ataque y creó un hechizo básico de fuego; empero, la bola de fuego fue desintegrada de forma inusual.

Fabian Demmogh levantó la mano izquierda para indicar a sus hombres que detuvieran el asalto; así que la pelea cesó.

—El Libro del Sello, ahora —ordenó Fabian.

—No nos subestimes.

Corey, por su cuenta, contempló con asombro a Fabian Demmogh; de acuerdo a él, los descendientes de la Familia Demmogh habían perdido sus dones mágicos, por lo que era imposible creer que el líder de los piratas más populares del mundo era un mago.

—Otra vez has robado mi línea —Fabian dijo con burla—, y me estás colmando la paciencia. —Cambió su pose al colocar sus manos sobre sus caderas y mostró un rostro en exceso serio—. Aunque sean acompañados por un mago… ¿o bruja? —dudó al mirar a Corey. Prosiguió—: poderosa, no podrán ganarme. O me entregas el libro, o vuelo tu casucha por los cielos y les saco los sesos y tripas a todos los hombres… y damas, claro. Nunca hemos sido mucho de discriminar a las mujeres. El libro… ahora.

Por unos minutos, Chad sólo retó a Fabian con la mirada. Sí, Fabian era muy joven, quizá de la misma edad que su propio hijo, pero Chad reconocía la ferocidad y determinación en su liderazgo. Por más que lo deseara, nunca podrían ganar contra esos rufianes.

—No te pertenece… lo robaste —el líder Char intentó aparentar que tenía un plan—, lo robaste de los mercantes de mariscos de las empresas Welly, de Von Werff.

Fabian sonrió y esto causó que sus hombres se burlaran.

—Hombre… tú robaste ese libro también, ¿no lo ves? Ni tú ni yo somos dueños de éste. La única diferencia es que yo tengo un motivo para robarlo; no como tú y la bruja que te acompaña, que sólo lo quería para colección y aumentar sus poderes.

—¿De qué hablas?

—La razón por la que pudiste robarlo, fue porque ella lo vio y esto levantó la alerta para tu grupo. Ninguno de ustedes tiene magia, y desconocen la lengua de los dragones, así que para ustedes es sólo un tomo más de alguna literatura mágica.

—¿Y qué te hace creer que no lo necesito? —rebatió Chad.

—Porque nadie de ustedes puede usarlo, ni la bruja —aseguró Fabian al cruzar los brazos—; y no me malinterpretes, hombre, pero yo tampoco puedo usarlo. Sin embargo, no puedo dejar que caiga en las manos erróneas, o una maldita guerra… no, una maldita masacre comenzaría, y otra vez seríamos sometidos.

¿Sometidos?, Corey dudó en silencio, ¿a qué se refiere con eso?

—¿Ahora te crees un héroe? —Chad fanfarroneó.

—Tampoco te creí tan imbécil como para compararme con una figura tan repugnante como un "héroe". Soy un maldito pirata que sólo sabe hurtar, matar, conquistar, destruir y vivir en el lujo y la libertad plena. Yo no sigo las reglas, ni me interesa ser un salvador para otros. Claro, me han pagado una buena plasta por poner a salvo ese libro que contiene la receta para matarnos a todos, y todavía tengo un montó de sueños por lograr… Ah… Joder… —Fabian suspiró y agregó—: no quería llegar a la crueldad, pero no me dejas otra opción.

Al terminar la frase, los piratas reanudaron su ataque. Corey cubrió un espadazo, pero fue rodeado por cinco piratas; intentó usar su magia para defenderse, aunque falló. Cada que trataba usar un círculo mágico, éste desaparecía… ¿Era Fabian Demmogh o algo más?

—¡Capitán! —una pirata gritó con desesperación al entrar a la sala; su rostro estaba lleno de horror—. ¡Ignatis Magika! ¡Han rodeado la casa!

—Mierda —susurró Fabian—. Volveremos por el libro más tarde; esos cabrones son peor que un dragón. ¡Retirada!

Los piratas abandonaron la pelea y salieron por donde pudieron; empero, Fabian se detuvo en seco en la ventana, movió su cuerpo para encarar a los mercenarios y dijo:

—Viejo, si le entregas a ellos ese libro, habrás condenado a la humanidad y las leyendas se harán realidad. Piensa muy bien lo que dirás… Nos vemos después.

Antes de que los mercenarios lograran actuar, frente a ellos se abrieron portales mágicos y aparecieron cinco sujetos con máscaras teatrales tipo antifaz. Los cinco usaban ropajes largos, gruesos y llenos de bordados elegantes; usaban gorros variados y todos portaban la insignia con las iniciales de IM.

—Los piratas huyeron… Fabian siempre será un perro sin agallas —parló el hombre del medio. Dio unos pasos hasta el frente y contempló a los mercenarios—. Extraño… detectamos el poder de uno de los magos fugitivos en este poblado, y ahora los rastros de su magia nos han traído hasta un grupo de rufianes de mala muerte.

—¿Qué carajos quieren ustedes aquí? —Chad contrapuso con seriedad—, ustedes no tienen ninguna jurisdicción en Greysten.

—De hecho sí la tenemos —reveló el hombre de la esquina derecha; sacó un documento y lo mostró—. El líder político Von Werff firmó el Armisticio Mágico de Legislación en Greysten para Ignatis Magika… No sólo él, pero la corona también lo ha aprobado en todo el territorio de Dukens. Ahora Ignatis Magika puede tomar asuntos referentes a la brujería en esta ciudad.

—Pero Corey no ha hecho nada malo —Hilda opinó con respeto—, ella no ha atacado a civiles sin magia, ni ha usado sus poderes fuera de la ley mágica.

—Corey —repitió el hombre del frente—, Corey Valkyries.

—¿Qué? —ahora dudó Chad incrédulo—, ¿Valkyries? N-No… Ella dijo que…

—Aprisiónenlo —ordenó el hombre del frente.

A continuación, los otros magos actuaron a toda prisa y crearon unos látigos mágicos; el cuerpo de Corey fue sujetado de las muñecas, tobillos y cuello. Sin piedad, Corey fue arrastrado hacia los magos de Ignatis Magika, quedando entre ambos grupos.

—¡Esperen! —Chad pidió—. ¿Están seguros de que ella es de la familia Valkyries?

—Corey Valkyries es un fugitivo de la ley mágica que ha sido buscado desde hace seis años. Aunque su familia reside en Dragonnis, la capital, nosotros sabemos que había escapado hacia el este del continente. Corey es un mago rebelde.

—¡Eso es mentira! —Corey alegó—, yo no soy parte de los rebeldes, ni mucho menos deseo aliarme con ellos.

—Silencio, traidor.

De pronto, el cuerpo de Corey fue electrocutado con magia y esto causó que el adolescente se quejara.

—P-Pero… ¿Entonces Corey no es una chica? —Hilda dudó atónita.

—No —aseguró el hombre—, Corey Valkyries es un hombre. Y si ustedes desean apoyarlo, entonces tendrán que enfrentarnos, o bien pagar la condena por todos los cargos que se le acusan.

—Corey es menor de edad…

—Ese no es motivo para dejarlo libre. Es un mago peligroso.

Durante unos minutos hubo un silencio pesado. Corey arrodillado y subyugado, contempló al líder Chad y al resto para pedir ayuda.

—Podríamos acusarlos a ustedes también —el hombre enmascarado continuó—, por haber escondido a un fugitivo.

—No —Donovan interpuso a toda prisa—, por favor, no… Eh… Señor Mago. Ellos no sabían anda, sólo yo lo descubrí, pero él nunca dijo su nombre de familia.

—Donovan —el líder Chad interrumpió—, ¿y por qué no dijiste nada?

—Lo necesitábamos para las misiones… Lo hice por el grupo… Además, le di su merecido, jefe.

—¿Su merecido?

—Él me sedujo y yo… le advertí lo que pasaría si él continuaba.

—E-Eso es… mentira —Corey dijo con dolor—, yo no te seduje, fuiste tú quien lo hizo…

—¡Cierra la boca, marica!

—¿Y tú no lo sabías, Raymond? —Chad preguntó al mirar a su hijo.

También Corey fijó la mirada en Raymond; muy en el fondo creía que Raymond lo salvaría.

Raymond no dijo nada; retiró sus ojos de la imagen de Corey y evadió a su padre.

—El no lo sabía, jefe —Donovan habló con certeza—, pero usted lo notó, ¿verdad? Este pedazo de mierda —dijo al señalar a Corey—; intentó seducir a Raymond… Pero Ray creía que él era una chica.

—A parte de un fugitivo —opinó uno de los magos enemigos—, eres una decepción para tus padres. Mereces la muerte, mocoso estúpido.

—R-Raymond —Corey pronunció al borde del llanto—, p-por favor… tú… me dijiste que…

—¡Lo ve, jefe! —Donovan interrumpió con prontitud y señaló con las dos manos a Corey—; ¡intenta sacar ventaja de Ray!

—Corey —el jefe Chad dijo con severidad—, eres un traidor y has manchado el nombre de Oro-Gris. Nos engañaste y ahora quieres inducir a mi hijo por un camino mundano, deshonesto y enfermo. No mereces nuestra ayuda… Por favor, caballeros —se dirigió a los magos con respeto—, nosotros no sabíamos nada de él… Nos ha mentido todo este tiempo. Incluso lo han escuchado de Donovan, uno de mis mejores hombres… Llévenselo, y nosotros no nos opondremos ni apelaremos en este caso. Permítanos ofrecer una paga para que mi grupo y yo seamos perdonados por asociarnos con un sujeto tan repugnante como él…

—Bien, bien —aceptó el mago del frente—, aceptamos su petición. Pero la próxima vez que contraten a un mago o a una bruja, procuren conocer un poco de su origen. Nos retiramos.

Corey comenzó a llorar en silencio; fue levantado de forma agresiva. Miró al grupo de mercenarios, pero fijó sus ojos en Raymond… Había creído en él, en sus palabras, en sus sentimientos.

He sido un idiota…, Corey aseguró en su mente, un estúpido. ¿Cómo pude creer en él?

Corey agachó el rostro y siguió los pasos de sus opresores. En ese instante se hizo una promesa: jamás volvería a confiar en nadie…

En nadie, repitió en silencio, en nadie…

***

El grupo de Ignatis Magika arribó hasta una especie de fortaleza especial; Corey notó que las paredes estaban talladas por símbolos mágicos que servían para contener los poderes de los magos y brujas, así que estaba imposibilitado.

Con rapidez, fue despojado de sus ropas, arrojado hacia una celda y encadenado contra la pared.

—Corey Valkyries —pronunció con placer el mago de máscara ostentosa y ropajes claros; su voz era joven, pero profunda. Se acercó hasta el adolescente y con un ademán pidió a un guardia elevar las cadenas con una pelea. Agregó—: antes de llevarte frente al General Reillg, voy a disfrutar tu tortura. Será un castigo digno para un prófugo como tú.

Corey no replicó. Ni siquiera miraba al frente; estaba enfocado en el último acontecimiento…

—Mírame cuando te hablo, moscos de mierda.

De una forma brutal, el hombre tomó el rostro de Corey y lo obligó a reaccionar.

—Todo lo que se dice de ti es que eres repugnante… Es una lástima que tus padres no te educaran bien.

Corey escupió hacia el hombre; todavía no se daría por vencido. Tenía la esperanza de que saldría de esta situación y que de algún modo podría regresar a su libertad.

—Insolente.

Rápidamente, el mago enmascarado sacó una daga y cortó el cabello de Corey sin reparo; luego, rasgó el rostro, pecho y piernas del adolescente. Corey contuvo su voz a pesar del dolor.

—Eres una aberración para tu familia, niñato idiota. Tu sola imagen mancha a todos los descendientes de la Élite.

—Por lo menos no soy un hipócrita y corrupto como tú y todos los líderes de Ignatis Magika —Corey contestó de un modo rebelde.

El mago mayor torció la boca por el enojo. El cuerpo de Corey fue bajado por las cadenas, pero comenzó a ser golpeado, quemado y electrificado con unas macanas especiales que solían usarse por el personal de la cárcel mágica. Por un tiempo prolongado, Corey sintió las arremetidas por todos lados; sentía a la sangre salir de su boca, frente, labios, estómago y nariz. Había perdido la fuerza, y sin su magia no había forma de defenderse.

Una vez el abuso terminó, Corey fue empujado al suelo y dejado como un cuerpo sin valor.

—Mañana iniciará tu verdadero tormento, mocos de mierda —reveló el mago—, y así aprenderás a no levantar la voz cuando un oficial de alto rango de Ignatis Magika te habla.

Corey escuchó los pasos del hombre al alejarse. Permitió a su cuerpo moverse un poco por los espasmos y aguardó; pasó la vista por la habitación y hasta este momento notó a otra persona en el extremo opuesto. Era una mujer, de cabello rubio claro y muy corto, con su cuerpo lleno de moretones y heridas visibles. Ella estaba encadenada con sus brazos hacia arriba y cubierta por una especie de camisón básico.

Corey intentó levantase, pero tuvo que usar la pared para recargarse. La mujer había permanecido con el rostro bajo, pero al mover un poco la cabeza contempló a Corey.

—Valkyries —dijo la mujer con un tono agotado y seco por falta de agua—, nunca creí que un descendiente de esa familia terminaría aquí… Ustedes son los perros falderos de los Robinson y los Reillg.

—¿Disculpa? —Corey replicó confundido.

—Los rebeldes somos nosotros, los descendientes de los Bladschmith, los Siegfried y los Demmogh. Ustedes han mantenido sus puestos políticos a favor del control absolutista de la magia, ¿por qué perderlo todo?

—Para ganarlo todo —aseguró Corey—, mi libertad…

—Libertad… —fanfarroneó la mujer—, es la excusa más ridícula que he escuchado en mi vida, niño, pero quizá la más verídica. Mírate ahora, aprisionado, despojado de tu poder, de tu cuerpo… Pero eso es sólo parte del aprisionamiento físico. Tú que vas a saber de libertad, si tu familia no pelea por ésta… Te aseguro de que eres el prisionero mayor de ti mismo.

—Entonces conseguiré lo que deseo.

—¿Y cómo lo harás? ¿Diciéndoles corruptos a los imbéciles que sirven en la organización más corrupta del mundo? ¡Qué original!

La actitud de la mujer era un tanto agresiva.

—Quizás tú no lo comprendas —Corey dijo con calma.

—Lo sé, niño… Toda mi vida he peleado en la rebelión para sacar al poder militar de Ignatis Magika de Dukens… Mi familia nunca apoyará a esa tiranía y por esta razón nosotros luchamos. Tal vez la guerra no será necesaria, pero sí un golpe estratégico.

—Eres una rebelde —Corey dijo más para sí que para continuar la conversación.

—Sí, y una bruja descendiente de la familia Siegfried. Siempre hemos sido vistos como inferiores, como algo repugnante por creer que la magia no debe ser exclusiva de unos cuantos…

—Conozco su causa, pero no deseo pelear una batalla perdida.

—¿Entonces, qué deseas?

Corey no replicó de inmediato. Anteriormente había deseado aquella idea de 'libertad' como tal, pero ahora comprendía que algo así no era posible como lo había imaginado.

—Deseo vivir sin cadenas, sin ataduras, sin miedos… Quiero ser feliz…

—Ojalá el mundo fuera tan fácil, Valkyries… —opinó la mujer con tristeza—, pero, si tienes la oportunidad de obtenerlo y en el camino de salvar a otros, deberías hacerlo.

—¿Y a quién debería salvar?

—Qué arrogante… ¿No lo sabes? —cuestionó la mujer.

—¿Qué cosa?

—Una Bruja del Sello ha nacido, en tu familia. Ignatis Magika está buscando el Libro del Sello, enseñarle a usar su magia, sellar a los dragones y convertirla en el arma más letal del planeta. Harán una guerra contra Dukens y Ryuu-Lonh.

Corey suspiró con pesadez. Después de todo lo que él había vivido, no deseaba que nadie más pasara por ese tormento.

Robin, pensó con pánico, ¿es ella de la bruja que habla?

Entonces, Corey comprendí las palabras de esa hechicera rebelde. Quizás para obtener lo que deseaba debía cometer el acto de rebeldía más grande hasta el momento y así liberarse por completo de todo aquello que lo había mantenido atado a ese destino.