Chereads / Corey Valkyries, Zafiro 1956 / Chapter 12 - Capítulo doce

Chapter 12 - Capítulo doce

—Lamento tanto pedir que nos acompañes a la misión cuando tus heridas apenas han sanado.

La habitación tenía algunas modificaciones, pues el mapa extendido en la la pared estaba adornado con algunos listones y alfileres de cabeza ancha, había compases en el escritorio, así como cuadernos llenos de anotaciones. La Capitana Demmogh estaba parada frente al mapa; usaba un compás de medición para trazar una ruta.

—¿Está segura de que puedo ir? —Corey preguntó con calma.

—Sí. Por ahora yo debo permanecer aquí y proteger la Bahía Negra de algunos mercantes que usan nuestras vías de tránsito. Tú acompañarás a Fabian en el Beat-O, pero la escolta de la Capitana Lisa O'Donnel, la hija de mi Maestro de Guerra: Louis O'Donnel, les seguirá de cerca. Fabian tiene órdenes directas de evadir combate si se encuentran con Ignatis Magika, o algún enemigo de Ryuu-Lonh. No correrán tantos riesgos; no, por ahora.

—Todavía no he dicho que me quedaré con ustedes.

—Lo sé —la capitana aceptó. Dio una media vuelta y caminó hacia el escritorio; parecía más concentrada en las libretas que en la conversación.

—Y… ¿Está segura de que podré ir?

—Si tu preocupación es Fabian, entonces debes comprender que es precisamente una de las razones por las que te pido que vayas. Apenas tiene tres años como Capitán del Beat-O, y aunque como pirata se ha desarrollado bien, su magia todavía carece de control. Me gustaría que aprendiera de ti.

—Pensé que ya tenía un maestro —repuso Corey.

—Lo tiene, pero no parece haber avanzado mucho entre las lecciones desde hace años.

Corey cruzó los brazos.

—Ya —Corey pronunció de forma seca—, y es que ahora yo tengo un valor para usted.

La capitana elevó el rostro y sonrió como si expresara cariño genuino.

—No es un valor cargado de un interés banal, Corey. Como mago, te respeto, y más por no haber entregado a los cabrones de Ignatis Magika el Libro del Sello. Por desgracia, yo no provengo de una familia con ese talento, pero mi esposo era un mago de la Élite, justo como tú. Sin embargo, él nació fuera de las sociedades mágicas, por eso para él la rebelión fue la forma más natural de oponerse a Ignatis Magika.

—Sí… Escuché que él fue un rebelde.

—Supongo que Leora te lo contó. Marcos y yo nos conocimos cuando él estaba en una de sus misiones en Westheyk; yo salvé su vida y desde entonces nos hicimos inseparables. Descuida, no te aburriré con una historia como la mía… Tú desciendes de los Valkyries y has hecho algo todavía más rebelde que él. Tú rompiste todas las tradiciones de tu familia, y has demostrado que tu valor no está ligado a tu herencia.

Corey no pudo evitar mostrar sorpresa, ya que no era capaz de asimilar del todo las palabras de la mujer.

—Quizás todavía no te hayas dado cuenta, jovencito, pero eres más parecido a un rebelde, a un pirata de la Bandera Negra, que a un simple fugitivo.

Antes de que Corey pudiera replicar, la puerta fue abierta y un hombre se adentró. El hombre lucía como un capitán veterano, con su gorro de tres picos, gabardina elegante, botas estilizadas y guantes negros; tenía el cabello corto y rojo justo como su barba.

—Capitana, el Edrok será movido a la barricada entre las islas vírgenes y el reino de Dukens —informó el hombre con una voz gruesa y rasposa.

—Perfecto —aceptó la capitana—. Lisa irá con la flota de Fabian como escolta, pero sólo harán un patrullaje de protocolo.

—¿Irá el nuevo hechicero? —inquirió el Capitán O'Donnel al contemplar a Corey.

—Sí, ya me lo ha confirmado.

—Jovencito —el hombre pronunció con sumo respeto; se acercó a Corey y sacó dos dijes de su bolsillo. Mostraba las joyas peculiares y aguardaba a que fueran agarradas por Corey. Luego agregó con su mismo tono—: me gustaría ofrecerte algo que robamos en nuestro último viaje a Ignitem.

—D-Dragonita —Corey susurró.

—En nuestras manos es sólo dinero, pero para ti podría tener otro valor.

Corey tomó los collares y palpó los cristales tallados de un tono rojizo e incrustados como si fueran parte de las joyas.

—Corey —la capitana compuso—, por favor, ve al puerto de anclaje y aborda la nave del Capitán Fabian.

—De acuerdo —dijo Corey.

—Buena suerte, jovencito —ofreció el Capitán O'Donnel.

***

Durante el camino hacia el puerto de anclaje, Corey analizó con cautela la Dragonita. A diferencia de la roca pasada que había encontrado en el lago de 'la Bendición de Vida', éstas no estaban activas y no poseían una alta cantidad de energía. La vez pasada había evitado activar la roca, pero algo en ese objeto había reaccionado a su poder, casi como si hubiera una conexión más profunda y trascendental.

—Corey —se escuchó la voz tierna de Leora.

Con rapidez, la joven se acercó al adolescente y anduvo junto a él.

—¿Te regalaron Dragonita?

—¿Conoces de esta piedra? —inquirió Corey.

—Sé lo que hay en los libros de la biblioteca de mi papá. Pero mi mamá no quiere que me acerque a ese mineral.

—Es normal. Cuando está activa provoca una enfermedad en los humanos sin magia.

—¿Por qué?

—No lo sé. Los estudios todavía son insuficientes para determinar el porqué.

—¿Y la usarás?

—No lo sé.

—¡Ay, Corey! Deberías ser más decisivo. Además de ser un mago, eres una persona misteriosa… Supongo que por eso cautivaste a Fabian.

Corey detuvo el paso y miró a Leora.

—¿Misterioso?, ¿crees que soy misterioso?

—Sí —Leora sonrió al hablar—; muy misterioso. Eres muy serio, y hay como un aura de misterio alrededor de ti.

—Leora —ahora otra persona se interpuso—, ¿qué estás haciendo aquí?

Hasta este instante Corey detectó que ya estaban en el puerto de anclaje. Había un montón de personas que iban y venían; algunos cargaban barriles, cajas, costales o bolsas de comida. La mujer que se acercó hasta Leora era pelirroja, joven, de tez muy bronceada y una vestimenta holgada y neutral.

—¡Lisa! —Leora saludó con entusiasmo.

—No me digas que estás planeando esconderte entre la tripulación otra vez…

—Eh… —Leora titubeó y movió las manos de aquí para allá como si simulara que todo estaba bien—. N-No… ¿cómo crees?

Lisa suspiró, luego dirigió el interés hacia Corey.

—Tú debes ser Corey Valkyries, ¿cierto? Me llamo Lisa O'Donnel, actual Capitana del Barkom II; la galera de guerra que perteneció a mi madre.

—Un gusto —contestó Corey.

—Por cierto, ¿no deberías estar con Fabian? Salimos en unos minutos.

—Oh… Iré en seguida.

—¿Leora? —Lisa buscó en los alrededores—. ¡Ah! ¡Esa niña! Tendré que cuidar el curso de navegación. Vamos, Corey.

***

Corey abordó el navío de nombre Beat-O y cruzó la cubierta hacia las escaleras del alcázar. Frente al timón se encontraba Fabian y su primer-maestre Aasim. Ambos hablaban y contemplaban un mapa.

—Cruzaremos la Isla Astrid —Aasim pronunció con sequedad mientras mostraba la ubicación con su dedo en el mapa sobre una mesa improvisada en la toldilla—, y llegaremos hasta la parte norte de las ruinas.

—Sí —Fabian replicó—, el Barkom II nos escoltará y nos detendremos aquí —señaló el mapa.

Corey se unió a los otros dos y contempló el mapa. No conocía mucho de esta zona del Mar Dragón, ya que en los libros de geografía que había estudiado durante su niñez no había ninguna isla dibujada en estas zonas.

—Llegaremos en unas tres horas, pero hay que estar alertas —susurró Aasim.

—Sí. Ordenaré una formación de observación. Te quedarás al timón, y yo revisaré algunos documentos extras.

No hubo respuesta. Corey se percató de la seriedad que Aasim denotaba al contemplar a Fabian; era probable de que planeara algo, o que dudara del joven capitán.

—Corey, ven conmigo —Fabian pidió con rapidez—, hay algo que deseo mostrarte. Aasim, estaré en el camarote.

Aasim asintió con la cabeza y tomó el timón.

—Es hora de zarpar.

—De acuerdo, capitán —respondió el hombre.

Fabian caminó hacia las escaleras y permitió que Corey lo siguiera. Hasta este momento, Corey notó que la tripulación trabajaba a toda prisa; levantaban el puente de abordaje, desplegaban velas y hacían nudos necesarios.

—El Capitán O'Donnel te entregó Dragonita, ¿cierto? —Fabian preguntó al abrir la puerta del camarote. Ofreció la entrada y Corey aceptó. Cerró la puerta y se dirigió hasta el escritorio—. Quiero que veas esto.

Corey caminó hacia el escritorio y descubrió un libro. Fabian lo hojeaba y explicaba que lo había robado de uno de los magos de Ignatis Magika; empero, Corey notaba el tipo de récord que era.

—Estudios de la Dragonita —Corey pronunció al aire.

—Sí, pero no son experimentos de Ignatis Magika. El autor es un hechicero de la Familia Siegfried.

Con suma cautela, Corey tomó el libro y lo leyó. De acuerdo al autor, la Dragonita era, en realidad, la sangre de los dragones que se había combinado con los minerales de la tierra en un proceso antinatural.

—Impresionante, ¿no?

—S-Sí —aceptó Corey.

—P-Podríamos… estudiarlo juntos.

Corey dejó el libro y suspiró. Aunque había escuchado de la Capitana Demmogh que su hijo no había progresado mucho, Corey creía que no sería un problema para Fabian mejorar su magia. Entonces, sonrió y asintió con la cabeza.

—Me gustaría leerlo un poco con calma —Corey pidió—, si no te molesta.

—Claro, puedes leerlo… Si quieres puedes quedarte aquí, o… donde tú prefieras.

Por fin, Corey decidió sentarse en una silla libre y comenzó la lectura. A pesar de que Fabian mostraba interés en él, no era nada parecido a lo que había vivido con los mercenarios. Lo notaba, pero, ¿cómo aseguraría si valdría la pena volver a sentir, a desear, a creer en alguien más?

—Corey —Fabian interrumpió los pensamientos del adolescente—, iré a revisar unos detalles con la artillería pesada. No tardaré mucho.

—No es como si tuvieras que darme explicaciones, Fabian —Corey repuso sin pensar en sus palabras—, eres el capitán.

—E-Es… verdad…

Fabian mostró un rostro desilusionado; se puso de pie y salió del camarote.

Por una parte, Corey prefería evitar cualquier relación que significara poner su integridad en riesgo; guardaba las memorias ácidas que había experimentado en el pasado, y sabía que podría iniciar un conflicto con la Bandera Negra si realizaba cualquier movimiento en falso. En la otra mano, todavía no era capaz de decidir respecto a lo que depararía el futuro en cuanto al Libro del Sello.

De pronto, Corey suspiró con pesadez y desistió de sus pensamientos. Enfocó su atención en el tomo y dejó que el tiempo transcurriera a su ritmo.

***

Quizás pasaron unas horas, pero Corey no lo notó. Había escuchado a Fabian, pero no entablaron conversaciones más profundas; sin embargo, algo interrumpió la quietud.

A toda prisa, Corey percibió la magia concentrarse en los alrededores del navío; se puso de pie y salió junto a Fabian hacia la cubierta.

La puesta del sol se opacaba con prontitud, pues un cúmulo de nubes gruesas y grises se colocaban alrededor de la flota pirata. De forma abrupta una tormenta eléctrica se desató y el mar comenzó a moverse con brutalidad.

—¡Lancen una señal de precaución para el Barkom! —ordenó Fabian.

Los piratas se movían presurosos y hacían un esfuerzo mayor por mantener al barco estable, pero el mar se agitaba de tal manera que montañas de agua aparecían. El navío era arrastrado sin piedad y parecía que en cualquier momento terminaría volcado.

—Es un hechizo de magia arcana —Corey susurró.

El poder del viento se intensificó y el pánico se apoderó de los presentes.

Corey subió las escaleras y buscó a Fabian.

—Capitán —Aasim pronunció con plena tranquilidad—, la Capitana O'Donnel ya no avanzará. Estamos en medio de una tormenta.

—No —Corey contrapuso al quedar frente a los dos—, ésta no es una tormenta natural. Es magia.

—¿Magia? —Fabian dudó.

—Sí —aseguró Corey—, es magia. Es un hechizo que fue activado una vez el barco llegó a este punto específico. Se realizan usualmente con ayuda de un mapa; el mago, o la bruja, debe tocar con su dedo la posición en la que el hechizo se activará una vez su presencia se concentre en el sitio seleccionado.

—¿Qué estás insinuando? —Fabian se mostró confuso—. Sólo hay tres personas aquí que pueden usar magia: tú, Aasim y yo.

—Parece ser que Valkyries nos ha traicionado, capitán —Aasim dijo con un tono serio.

Corey sonrió. Comprendía que Aasim había planeado el asalto y había utilizado la oportunidad de su presencia en el barco; habría sido una estrategia buena ya que Corey era, todavía, un externo al grupo.

—¿Hacemos la prueba? —Corey retó seguro.

—¿Una prueba? —Fabian inquirió—, ¿de qué hablas?

—Uno de nosotros tres será descubierto. ¿Listos?

A continuación, Corey sacó uno de los collares con piedra de Dragonita y conjuró una brujería de revelación. Tres circunferencias minúsculas aparecieron frente a los presentes, pero dos se desvanecieron; sólo el círculo frente a Aasim permaneció.

—Tú eres el que ha creado este hechizo —Corey expuso.

Sin previo aviso, Aasim sacó su espada y atacó a Fabian. El joven capitán logró cubrir el ataque y desenfundó su arma.

—¿A-Aasim? —Fabian intentó hablar.

—Por tu culpa el verdadero Capitán Demmogh está muerto —recriminó Aasim molesto—, tú debiste morir ante las garras de la bestia, porque tú no eres digno del título del Capitán de la Bandera Negra.

La pelea escaló a otro nivel. Aasim usó un hechizo y con un remolino de agua atacó a Corey; mientras que su defensa era suficiente para contener a Fabian.

Corey golpeó la baranda al ser empujado por la magia; intentó ponerse de pie, pero otra vez fue asaltado. Cayó por las escaleras, hasta que llegó junto a dos piratas. Uno de los hombres asistió a Corey.

—¿Estás bien, mago? —preguntó el hombre.

—El capitán está en problemas —Corey dijo de forma pronta—, ayúdenlo. Yo me encargo de la tormenta.

Sin esperar más, Corey inició una brujería de protección y evitó que las olas entraran al barco. Aasim era un mago poderoso, pues su hechizo se incrementaba y hacía más complicada la navegación. Era obvio que Corey no podría detener la tormenta con magia ordinaria, así que colocó la piedra de Dragonita en su mano.

Después de tantos años de ocultar su verdadero potencial, había decidido utilizar la magia tan extraña que sólo él poseía. Corey concentró sus pensamientos y permitió a la Dragonita activarse hasta su máxima energía; debajo de él se dibujaba una circunferencia con una estrella de ocho picos y runas peculiares que lanzaban rayos rojizos al aparecer. Corey tenía la capacidad de usar la Magia de Tiempo, pero también algo más oscuro, arcano y mórbido: Necromancia de dragones.

Junto a los rayos de la tormenta, del océano, truenos morados y rosados se elevaban hasta el cielo. Corey detectaba la energía dormida en toda la zona, incluida la que se desprendía de la Dragonita.

Eso es, pensó Corey al recordar su última lectura, si no fuera por la Dragonita, no podría usar esta magia.

Acto seguido, una ola gigantesca se elevó y comenzó a tornarse en una especie de silueta rodeada por los rayos anormales; además, los dos cristales en las manos de Corey se rompieron y se aliaron al monstruo marino que tomaba forma. El dragón tenía el cuerpo formado por el agua del mar, pero había zonas descubiertas que parecían como barcos encallados en huesos de algún tipo de espina dorsal gigantesca. Los ojos eran rojos, brillantes, y se movían en huecos oscuros.

Corey respiraba con agitación; estaba al límite y debía detener el poder sino quería morir. Caminó hacia el alcázar y se interpuso en la pela de Aasim y Fabian.

—Si no detienes tus ataques, mi dragón resucitado te aniquilará —Corey dijo con seguridad y haciendo un esfuerzo mayor por lucir tranquilo.

La tripulación lucía aterradora y contemplaban a la bestia de agua y deshechos marinos; habían detenido su actividad y estaban expectantes. Fabian abrió los ojos en forma de sorpresa al ver al monstruo cerca del barco. Mientras que Aasim no pudo evitar mostrar terror.

—¿C-Cómo mierda? —Aasim logró pronunciar.

—¿Continuarás la batalla? —Corey ofreció una oportunidad final.

—Tú eres un maldito peligro. —Aasim soltó su espada y deshizo el hechizo de la tormenta—. Algo así es imposible.

A toda prisa, unos piratas actuaron y aprisionaron al hombre traidor.

Corey destruyó el conjuro y la creatura se esfumó al caer al agua como una lluvia ligera.

—¡Corey! —Fabian se acercó al adolescente y lo ayudó a permanecer de pie; tomaba sus hombros y lo contemplaba con impresión—. ¿Estás bien?

—¡Abran los ojos! —Aasim gritó desesperado—, ¡tan sólo vean esto! ¡El Capitán Demmogh es un hombre con tendencias incorrectas, que mancha nuestra imagen como piratas!

El resto de la tripulación aguardó y contempló a Fabian y Corey. Sin embargo, Fabian no se alejó del adolescente.

—¿A caso vamos a seguir a un hombre sin honor?, ¿a una persona como Fabian Demmogh? —Aasim prosiguió—, desde la llegada de este mago, él ha mostrado con más claridad lo que su madre ha intentado ocultar. Fabian dice estar enamorado de un hombre, ¡un hombre! ¿En realidad no les parece repugnante?

—¿C-Capitán? —uno de los tripulantes habló al dar un paso al frente—, ¿e-es verdad?

Corey sentía a su corazón latir a toda marcha; aunque estaba agotado, era capaz de percatarse de la tensión que crecía de forma rápida. De vez en cuando miraba a Fabian, pero sólo había serenidad en su rostro.

—¿De verdad vamos a solapar que un tipo como él nos de órdenes?

—E-Es verdad —por fin dijo Fabian y sonrió con calma. Había buscado la mano de Corey y la había apretado; pero eran detectables sus movimientos temblorosos—. Yo… prefiero a los hombres.

—¿Q-Qué? —dos piratas expresaron atónitos.

—Pero —Fabian afirmó—, eso no me define como un mal capitán. Todas las decisiones que he tomado nos han dado ventaja, y hemos resuelto nuestros errores. Díganme, ¿les he fallado?, ¿les he hecho sentir como piratas de segunda?, ¿me he negado a escuchar sus consejos?, ¿he tomado caminos sin considerar sus vidas? P-Por favor, díganme…

—No, nunca ha sido así; el capitán siempre nos escucha —afirmó un pirata.

—Sí, y siempre hemos seguido las mejores rutas. Incluso los mercantes nos temen de tan sólo ver a nuestro navío en las cercanías —otro agregó.

De pronto, toda la tripulación hizo comentarios positivos respecto al liderazgo del capitán. Corey sonrió y apretó de vuelta la mano de Fabian; en esos instantes sintió una admiración profunda y un respeto genuino por ese muchacho.