Chereads / Corey Valkyries, Zafiro 1956 / Chapter 11 - Capítulo once

Chapter 11 - Capítulo once

Corey recorría algunas secciones del poblado bizarro que los piratas habían construido; traía el Libro del Sello en su brazo funcional y cuidaba su paso.

Hasta el momento no había recibido ningún comunicado extra por parte de los capitanes, pero tampoco podía regresar hasta la ciudad de Greysten. En realidad, no deseaba volver al reino de Dukens, pero tampoco había tomado una decisión respecto a qué hacer con su vida.

—¡Oye! —una chica habló con entusiasmo e interrumpió la caminata de Corey. Era Leora—. Corey, ¿verdad?

—Hola…

—¿Quieres comer con nosotros?

—Eh…

—Anda, vayamos a comer juntos. Sígueme.

Corey aceptó la oferta y caminó junto a la jovencita.

—Tú eres el descendiente de una de las Familias más poderosas de Ignatis Magika —Leora comenzó la charla; usaba un tono amistoso—, y mi hermano me contó que puedes usar Magia de Tiempo. Creí que ese tipo de poder era sólo de los héroes de las leyendas.

—Yo también —aseguró Corey.

—Imagínate si también pudieras usar la magia que ese libro contiene.

—Entonces habría sido como un Mago del Sello, como el Elegido.

—Sí… Yo creo que han existido muchos después de tantos años, pero Ignatis Magia se ha encargado de controlarlo todo. ¿Crees que podrán entrar al territorio de Ryuu-Lonh?

—La verdad no lo sé… Desconozco casi todo de ese continente.

—Yo sólo he ido una vez al puerto de Hanari, la ciudad más grande de ese lugar y… ¡es increíble! —Leora expresó con su rostro lleno de vivacidad—. Tiene como globos de zepelines que flotan por toda la ciudad, y están construyendo una especie de mega compás para rastrear a las naves que se acerquen al territorio. Mi mamá dice que están usando el magma de un volcán y que con los movimientos del océano y la tierra crearán una defensa impenetrable. A diferencia de Ignitem, que se dedica a la magia por Ignatis Magika, Ryuu-Lonh construye máquinas grotescas y súper-avanzadas.

—Supongo que la magia en Ryuu-Lonh es menos común.

—Sí… ¿Sabes?, sólo mi hermano posee magia de nuestra familia, y, aunque somos hijos de las mismas personas, sólo él heredó el poder de papá. Quizá por eso en Ryuu-Lonh hay menos magos, porque hay menos cuidado con la descendencia. Mi mamá no es una bruja, pero mi papá sí era un mago.

—No te hace especial tener magia —Corey opinó con calma.

—¿Tú crees? —Leora inquirió al guiar al joven hasta una especie de residencia de dos pisos y ventanales grandes.

—Por lo menos yo así lo creo. Al nacer como un Valkyries, toda mi vida fui controlado.

—Suena horrible.

Al entrar a la residencia, Leora se acercó al recibidor y abrió la puerta del frente.

—Vamos, Corey, hoy comeremos estofado de calamar.

Corey encontró en el comedor a Fabian y al hombre de nombre Aasim. Los dos estaban sentados y ya habían comenzado a comer de los platos hondos servidos frente a ellos. Leora ofreció asiento entre ella y su hermano y Corey se sentó.

Con cautela, Corey dejó el Libro del Sello sobre la mesa y usó su mano izquierda para tomar la cuchara.

—Es verdad —Fabian dijo sin dejar de comer—, hoy voy a revisar tu brazo. Es probable que necesites un hechizo extra de curación, así que llamaré a Tyson.

—Si lo deseas, puedo decirle que venga aquí antes del anochecer —Aasim ofreció con su voz profunda.

—Sí, sería bueno. Anda, Corey, come. No es el mejor estofado de calamar, pero… es pasable.

Corey no opinó. Para él ya no había una diferencia como tal en la comida; no estaba dispuesto a quejarse, ya que se había acostumbrado a los alimentos como algo necesario y no como un placer.

—¿Hermano? —Leora preguntó con la boca llena.

—¿Qué? —Fabian replicó.

—¿Cuándo iremos a las ruinas del este?

—Pasado mañana, pero no iremos a jugar, Leora. Vamos a investigar algo.

—¿Qué es lo que buscan? —Corey interrumpió.

—Según nuestra gente, y nuestros números, hemos tenido bajas inusuales al cruzar por la isla del extremo este, en el Océano Viento, pero sólo ocurre cuando tomamos la ruta del norte.

—¿Un dragón?

—No —ahora Aasim dijo—, los dragones son fáciles de detectar cuando atacan, porque dejan rastros de magia.

—¡Es verdad! —Leora interpuso con emoción—, es que Corey no sabe que tú, Aasim, eres el mago de ataque de la Bandera Negra. Aasim es el maestro de mi hermano, porque Fabian no puede usar magia curativa. Tyson es nuestro curandero, y con él sólo tenemos tres magos en toda la tripulación. Contigo serían cuatro, Corey.

—-Si deseas venir a la misión, eres bienvenido —Fabian invitó con una sonrisa al mirar a Corey.

Hasta este momento, Corey se percató de algo; a diferencia de la interacción con los mercenarios de Oro-Gris, Fabian no había hecho insinuaciones incómodas, ni había hecho cuestionamientos con dobles intenciones. De hecho, la Capitana Demmogh había sido muy clara; la advertencia de los piratas de la Bandera Negra era, inclusive, demasiado directa. Sin embargo nadie le había amenazado a muerte.

***

Casi al caer la noche, Corey siguió a Fabian hasta una de las habitaciones del segundo piso de la residencia; estaba ubicada en un pasillo más privado que no fungía como conector entre las construcciones.

El curandero Tyson había llegado con todo su botiquín de hierbas y pociones mágicas, y había inspeccionado el cuerpo de Corey. Con ayuda de la magia blanca, Tyson aseguraba una recuperación entera con unos días más de reposo; aunque Corey ya podía mover su brazo y percibir punzadas de dolor continuo.

—Tomarás esta poción dos días más, y mañana retiraremos algunos puntos que hice en algunas heridas —Tyson habló con un tono tan pacífico que iba con su imagen de un mago mayor; un poco gordo y con un rostro barbado y de cabellos blancos.

Con un cuidado impecable, Tyson cambió el vendaje de Corey, pero ya no ató su brazo derecho a su hombro.

—Tu hueso se ha restablecido por completo, pero algunos tendones necesitan ayuda —agregó Tyson—, así que te haré un vendaje distinto. Tendrás un poco más de libertad, pero te recomiendo no realizar actividades demandantes.

—De acuerdo —Corey replicó.

Corey levantaba sus hombros y permitía al hechicero ajustar las vendas; empero, sus ojos vagaban por la habitación. Cerca de la ventana estaba Fabian, de brazos cruzados y con la vista fija en el exterior. Corey admiró la imagen del joven y fue invadido por una melancolía profunda; Fabian irradiaba una soledad aguda que incluso afectaba su magia sin darse cuenta.

De pronto, Fabian giró la cabeza y su mirada se encontró con la de Corey; quizás fueron segundos o centésimas de segundos, pero ambos parecían apreciarse de una forma peculiar y casi sexual. Corey sonrió y aceptó que algo de ese joven pirata era en exceso distinto a todos los otros hombres que alguna vez habían intentado interactuar con él, incluidos Donovan y Raymond.

—Listo —la voz de Tyson resonó en el silencio; se alejó de Corey y acomodó su botiquín—. Mañana por la mañana vendré a revistarte, jovencito. A pesar de que te has recuperado bien y con rapidez, necesito cerciorarme de que no haya infección en las heridas más profundas.

—Aquí estaremos —Fabian informó.

—Me retiro. —Tyson hizo una ovación de respeto hacia los muchachos, y se dirigió hasta la salida. Se detuvo y habló con su pasividad usual—: Capitán, nos veremos mañana.

—Cuídate, Tyson.

Una vez el hombre salió de la habitación, Corey se levantó, tomó la playera floja de su atuendo e intentó vestirse. Fabian caminó hasta su lugar y lo asistió.

—Yo te ayudo con las mangas —Fabian dijo.

Corey levantó los brazos, ignoró el dolor, y acomodó la prenda. Por unos instantes se contemplaron otra vez.

—Eh… —Fabian aclaró la garganta—. Te traeré la cena más tarde; tengo entrenamiento hoy y… —Retiró la mirada de Corey y suspiró—. N-No quise incomodarte.

Corey no podía dejar de mirar al otro; no era por su rostro agraciado o porque fuera un joven de cuerpo tentador. En realidad, nunca había conocido a alguien que se comportara así frente a él, a sabiendas de que él era un hombre.

—Puedes dormir aquí —Fabian continuó; dio dos pasos hacia atrás y usó un tono más tranquilo—. Nadie te molestará, ¿vale?

—Tu madre hizo un comentario —Corey recordó.

—¿D-Disculpa? —Fabian encaró al menor y lo observó de frente.

—Dijo que tú… que te has fijado en mí… ¿Por mi magia?

—N-No… Claro, fue primero por el hecho de que robaste el libro bajo mi guardia, pero no fue hasta que descubrí que eras un chico que… me interesé más en ti.

—¿Interesarte?

—B-Bueno… —Fabian agachó la mirada y sus mejillas se sonrojaron un poco—. L-Lamento que… Lamento incomodarte. N-No… Y-Yo…

—¿Te gustan los hombres?

Fabian suspiró con fuerza y todo su semblante denotó preocupación y tristeza. Asintió con la cabeza al regresar la vista hacia el menor.

—S-Sí… P-Para mí… N-No lo sé… Es… Es natural… Cuando cumplí ocho años me percaté de que sentía una admiración profunda por Aasim y… cuando inicié la pubertad tenía fantasías sexuales al pensar en él o en otros chicos. Y-Yo… —Fabian sonrió; pero no mostró felicidad. Era una sonrisa fría y cargada de dolor—. Y-Yo… le conté a mi madre… porque me encontró besándome con un chico una vez que viajamos al continente de la civilización de los dragones… E-Ella…

—¿Estaba molesta? —inquirió Corey con suavidad.

—No… No lo sé… Pero de lo que sí me percaté fue que había desilusión en su semblante… Intenté seguir lo que otros chicos… ya sabes, salir con chicas, pero no pude. Luego hubo un problema con unos piratas, y se armó una revuelta… Yo tenía catorce años y me llevaron hasta mi padre. Él y mi madre discutieron… Pero esa noche nos atacó un dragón gigantesco; uno de tez negra como la noche y ojos de un color verde muy claro. Estoy seguro de que era el Dragón Sagrado de la Muerte. Y los tripulantes de mi padre decían que yo debía morir porque mancharía la reputación de los Capitanes Demmogh. Mi padre sacó su espada y ordenó al Capitán O'Donnel mover al Edrok para pelear contra el monstruo; mi madre todavía estaba molesta… Y… Ese dragón atacó al Beat-O, nuestro barco insignia… y creo que deseaba matarme.

—¿Lo crees así?

—Sí; sus garras me buscaban a mí. Mi padre intervino, pero te juro que creí que su espada me perforaría a mí… Él estaba frente a mí y estaba furioso… Levantó su arma y sentí que me tomó del brazo. Y-Yo… comencé a llorar y le rogué que me perdonara… él… —Fabian hizo un intento por detener a su voz quebrada—. Él dijo que yo… era… que soy… Que no… Que nunca debí haber nacido. Mi madre abandonó el alcázar y amenazó a mi padre… Mi padre golpeó mi rostro y otra vez creí que su espada iría directo a mi pecho, pero mi madre lo enfrentó. Sin embargo, ellos fueron detenidos por el dragón, porque la bestia destrozó la cubierta y… yo quedé vulnerable. El dragón iba a quemar la nave, porque su pecho y cuello se iluminaron de un tono rojizo y… Mis padres discutían, y mi madre recriminaba y le decía a mi padre que yo no había hecho nada malo. Cuando el fuego salió de la boca del monstruo yo intenté escabullirme, pero éste me sujetó con sus garras. Mis padres reaccionaron y enfrentaron al monstruo; ellos consiguieron que él me liberara, pero al caer al suelo, su boca se acercó a mí. Mi padre dio su vida para salvarme y el dragón lo masticó por la mitad y lo lanzó hacia el castillo del barco. Gracias al Capitán Louis O'Donnel y su nave el Edrok, el dragón se alejó y abandonó la pelea. Yo corrí hasta mi padre y él estaba agonizando. Sus últimas palabras fueron para pedirme perdón y decirme que no me diera por vencido, que yo debía convertirme en el máximo líder de la Bandera Negra junto a mi hermana y demostrar nuestro valor como personas y no ser una etiqueta y ya… Mi padre murió por mi culpa y desde entonces procuro evitar toda conversación que tenga que ver con lo que siento…

—Fabian —Corey pronunció con calidez—, tú no eres culpable de la muerte de tu padre, fue ese dragón.

—P-Pero, mis padres discutieron por mi culpa.

—No, discutieron porque tu madre le hizo ver a tu padre que tú eres tú; no eres sólo una etiqueta, justo como él te lo reveló al final. Tu padre te amaba, Fabian, sin ninguna restricción, porque al final te aceptó por quién eres. No deberías hostigarte por algo así.

Fabian dio dos pasos hacia atrás y cruzó los brazos.

—Todavía hay muchos en la tripulación que tienen las agallas para retarme, y han habido dos motines con la excusa de que no seguirán a un… 'desviado' como yo. Mi mamá es muy estricta con las reglas de la Bandera Negra y no tolera comentarios dirigidos hacia mí que contengan ese tipo de ofensas. Pero yo puedo notar que la gente preferiría matarme…

—Esa gente es idiota.

—Lo sé, pero duele mucho. Uno de ellos es Aasim… Él cambió demasiado desde que ocurrió la muerte de mi papá y que los motines fueron controlados. No lo dice de forma textual, pero ya no disfruta cuando me enseña a usar magia, y desde entonces ha tomado una postura cerrada y demasiado seria conmigo. Te aseguro de que su pudiera, me aniquilaría bajo las creencias de que es lo correcto.

—Fabian…

—Pero lo necesito. Nadie más puede enseñarme magia. Él fue un mago rebelde, y conoce mucha brujería de la escuela de Westheyk.

De pronto, Corey sonrió y tocó el brazo de Fabian.

—Gracias por contarme todo esto.

Nuevamente el rostro de Fabian se sonrojó.

—G-Gracias por escuchar y no juzgarme.

—A mí también me gustan los hombres. Y tú no has hecho nada para incomodarme.

Fabian regresó la sonrisa con calidez.

—Eh… Tengo que ir a mi sesión de entrenamiento mágico.

—Oh, es verdad. —Corey soltó a Fabian y acrecentó la sonrisa.

—Nos vemos en la cena.

—Sí. Suerte en tu entrenamiento.

Fabian asintió con la cabeza y abandonó la habitación. Corey suspiró y se quedó de frente hacia la puerta; había sido tan liberador y tierno conocer aquella parte de Fabian, que su admiración por la Capitana Demmogh había aumentado.

Por unos minutos, Core descansó en la cama, hasta que decidió hojear el Libro del Sello.

Mantener ese tomo bajo su poder no serviría de mucho, pues él carecía del conocimiento para leer esa lengua perdida. Estaba convencido de que debía meditar las cosas con calma. Aunque su hermana tuviera el poder de emplear ese poder tan arcano, estaba enterado de que ella seguía con sus padres, y era muy probable de que ella aceptaría los mandatos de la familia e Ignatis Magika. Corey no la conocía en absoluto, así que carecía de una empatía más profunda respecto a ella; además, desconocía todo sobre la forma en que la Bruja del Sello se convertiría en la salvadora del mundo, por lo que no era una opción dejar el libro en manos de la Familia Valkyries.

De pronto, se incorporó al reconocer un círculo mágico en las páginas de la mitad; era un tipo de hechizo que empleaba la Magia de Tiempo, pero, de acuerdo al libro, era necesario poseer algo. Corey intuía que era el poder de los dragones, así que él sería incapaz de llevar a cabo ese conjuro.

Su mente se trasladó hasta la prisión donde había sido golpeado; María Siegfried debía poseer información, o tal vez conocer la lengua de los dragones respecto a ese tipo de magia. Ella le había entregado el cristal de un dragón y ella debía poseer más bajo su protección.

De manera sorpresiva la puerta fue tocada y abierta. Leora entró y sonrió con timidez.

—Hola, Corey… ¿estás muy ocupado?

—No, no, pasa —Corey dijo con calma.

—Quería saber como te fue con Tyson. ¿Verdad que es muy bueno?

—Sí —Corey sonrió.

Leora se acercó a la cama y se sentó frente a Corey.

—¿Estabas leyendo?

—No… No puedo leer la lengua de los dragones. Es muy antigua, y sé que casi nadie en Ignatis Magika conoce de ésta.

—Mi mamá dice que hay muy pocos magos y brujas con ese conocimiento. —Leora sacó de su bolsillo una bola blanca envuelta en un tipo de papel transparente y la ofreció—. ¿Quieres? Es un dulce de coco que producimos aquí.

Corey tomó un pedazo y comió.

—Es muy rico.

—Sí. La familia de mi mamá se dedicaba a la producción de dulces, y, cuando mis papás se conocieron, mi mamá ya se había convertido en Capitana de su barco. Ella fue amiga de varios magos rebeldes, y conoce algunas runas de los dragones. Por eso es que conoció a mi papá, y entre ambos fundaron la Bandera Negra.

—¿De verdad?

—Sí. De hecho, ella y la líder de los magos rebeldes fueron muy buenas amigas antes de que mi mamá dejara a su familia en Westheyk.

—María Siegfried.

—Sí. Aunque mi mamá es más grande que ella… ¿Corey?

—Dime.

—¿Es muy difícil usar magia?

—Depende mucho de la herencia familiar.

—Pero mi papá era un brujo, y sólo Fabian heredó ese poder. Me hubiera gustado ser una bruja como él.

—Ay, Leora, no toda la magia se trata de crear bolas de fuego o tormentas de agua.

—¿No? —dudó Leora al comer más del dulce.

—Existe la magia como la que tu mamá tiene.

—¿Cuál?

—Amor.

Los ojos de Leora se clavaron en la imagen de Corey. Sonrió con una gentileza profunda y sus facciones joviales incrementaron su belleza.

—¿Amor?

—Tu mamá los ama. Tanto que ha hecho algo para que tú y Fabian sean felices.

—¿Qué?

—Crear un lugar donde nadie los señale, donde todos aquellos que han sufrido el rechazo y abandono puedan tener una segunda oportunidad.

—Tienes razón… Mi mamá es tan fuerte como la bruja Siegfried.

—Lo es —afirmó Corey.

—Bueno, si no puedo ser como Fabian, entonces seré como mi mamá.

—Estoy seguro de lo que conseguirás.

—Por cierto, quería preguntarte algo más.

—¿Sí?

—¿Te gusta Fabian?

Corey no replicó.

—Sé que es un poco pesado, y le gusta alardear todo el tiempo que es el Capitán del Beat-O, pero es un buen chico. Ustedes harían a la pareja más genial de la Bandera Negra, justamente como lo fueron mi mamá y mi papá hace tiempo.