El calor húmedo sofocaba en ese día en particular; la misión era capturar a un grupo de ladrones que acosaba a los campesinos de la vecindad, así que los mercenarios debían estar en el exterior.
Corey y Raymond habían iniciado un tipo de relación amorosa, pero todavía Raymond procuraba que el resto del equipo no se diera cuenta y creyeran que sólo era buen amigo del adolescente. Empero, en casi todas las misiones solían estar juntos, ya que el líder Chad resaltaba los buenos resultados cuando ellos trabajaban unidos.
Así que esa misión no era la excepción. Raymond y Corey se encontraban cerca de un molino; ocultos y expectantes para localizar a los bandidos.
El cielo despejado, el sonido de los insectos que se concentraba en los campos de cultivo y algunos carritos de tracción que se usaban en las labores de la tierra eran parte de la imagen típica de la localidad.
—Hilda y Donovan ya están en posición —Raymond dijo al aire; se había movido un poco para visualizar el terreno—. Sabemos que el grupo de ladrones usa esta ruta para entrar a los campos.
Corey no replicó. A pesar del calor sofocante, y de que sus ropajes no se ajustaban al clima, estaba concentrado. Sus sentidos se mezclaba con la brisa que a veces aparecía, con los sonidos chirriantes de los insectos, de los animales de tracción; incluso podía asegurar la posición de los campesinos que labraban sus tierras.
De pronto, algo en esa quietud perturbó la percepción del joven mago; era como si las plantas fueran aplastadas y empujadas, el aire movido en contra de su voluntad y los animales silvestres huyeran de alguien.
—Se acercan por el norte —Corey susurró.
—¿Estás seguro? —Raymond dudó con incredulidad.
Corey asintió de forma positiva.
—Y hay alguien en su grupo que usa magia…
Sin previo aviso, de la zona boscosa del norte, un grupo de seis encapuchados invadió los campos de cultivo.
—Son ellos —Raymond informó.
Los mercenarios actuaron en base al plan. Hilda y Donovan atacaron por el frente, Julien y Marty desde los establos cercanos, y Rebecca y Chad por el oeste. Uno de los rufianes creó un círculo mágico y arrojó bolas de fuego para atacar.
—¡Vamos, Corey!
Raymond sujetó el brazo del menor y los dos se unieron a la batalla.
Por unos minutos no hubo problemas, y cada uno de los ladrones fue aprisionado; sin embargo, el mago que los acompañaba había conseguido quemar los cultivos y el fuego se expandía a toda prisa. Corey usó las raíces de las plantas y árboles de los alrededores, y con su magia aprisionó al enemigo.
—¡Lo logramos! —Donovan expresó.
Corey escuchó gritos de los campesinos y descubrió que el fuego se acrecentaba hasta los establos y molinos. Si no hacían algo, todo se quemaría y los daños serían irreparables.
—¡Debemos detener el fuego! —Chad ordenó con fuerza—, ¡rápido!
No puede controlar su magia, Corey pensó. Era consciente de que muchos magos y brujas usaban hechizos destructivos, pero carecían de la teoría y práctica correcta para evitar catástrofes.
—Raymond —Corey sujetó el brazo del mayor para hablar con calma—, dile a tu padre que evacúen a todos de esta zona. Yo apagaré el fuego.
—¿Estás seguro de que lo lograrás? —Raymond preguntó.
—Sí.
A continuación, Raymond habló con su padre y la evacuación comenzó. Corey, por su cuenta, se colocó frente al campo más afectado y suspiró; para apagar el fuego usaría dos hechizos de alto poder, pero estaba seguro de que nadie del grupo lo sabría. Frente a él se dibujaron cuatro circunferencias a sus alrededores; todas de tonos rojizos relucientes. Corey levantó las manos y concentró su magia. De pronto, el fuego dejó de expandirse y ahora se contrajo lentamente.
—¡I-Increíble! —Hilda opinó al observar la magia.
Ahora el fuego parecía ser doblegado y desprovisto del oxígeno que tanto necesitaba; ya no podía achicharrar a las plantas ni alcanzar a las construcciones de madera. Corey había contenido al fuego y lo hizo perder su poder al cortar todo suministro de oxígeno cercano a éste. Lo único que quedó fue unas cuantas flamas reducidas y casi por apagarse. Empero, las plantas todavía sufrían por sus quemaduras graves, así que Corey inició el siguiente hechizo.
El adolescente agradeció en silencio a las plantas de los pastos de los alrededores y al agua de los arroyos que cruzaban la zona; las circunferencias delante de él cambiaron sus figuras internas y ahora sólo quedaron dos. Acto seguido, al mover sus manos, Corey creó nubes cargadas del agua que había tomado de la naturaleza. Una lluvia leve cayó y todos los daños del fuego fueron extintos; incluso las plantas de los campos recobraban su vitalidad.
—Magia curativa… ¿a caso eso no es exclusivo de los magos y brujas más poderosos del mundo? —Julien dudó al opinar.
Los campesinos agradecieron con entusiasmo y pagaron un poco más del precio original.
—No sabía que eras tan poderoso —Raymond dijo casi como susurrando al quedar junto a Corey—; y me dijiste que eres un mago muy ordinario.
—¿Querías que dejara todo en llamas? —inquirió Corey—, ¿y que los campesinos perdieran todo por nuestra culpa? Ese brujo usó su magia sin pensar, y no controla algo tan simple como un hechizo de fuego básico.
—Lo entiendo, pero… ¿Qué quieres que creamos?
—¡Corey! —Hilda interrumpió. Se lanzó hasta el adolescente y lo abrazó—. ¡Joder, qué eres muy fuerte! Además de que eres bonita, eres una bruja genial. Estoy segura de que la misión de caza será facilísima.
—Sí —ahora dijo el jefe Chad al acercarse—; es un alivio tener a una bruja como tú en nuestro equipo. Todavía debemos llevar a estos ladrones ante la justicia, así que Marty y Rebecca me acompañarán. El resto puede descansar.
—¿Podemos hacer un picnic? —Hilda preguntó.
—Sí. Es su tiempo libre. Nos vemos en la noche, muchachos.
El líder, Rebecca y Marty abandonaron los campos de cultivo al subir a los ladrones en los carruajes. Hilda inició con una especie de organización, pero del grupo nadie hizo segunda. Raymond tomó a Corey del brazo, dijo que darían paseo por las zonas verdes y que llegarían más tarde a los cuarteles generales.
—¡Hey! —Hilda insistió—, no es justo… Bien, entonces Julien y Donovan vendrán conmigo.
—Yo tengo que recoger un pedido en el mercado central —Julien contrapuso.
—Y yo tengo otras cosas que hacer —Donovan informó.
El grupo se dividió y Raymond aprovechó para pasar tiempo a solas con Corey.
***
La zona boscosa del norte conectaba con una pared rocosa que era parte del acantilado más grande del continente, así que permitía vistas variadas y plena tranquilidad.
Corey iba junto a Raymond; los dos caminaban sin preocupaciones hasta que arribaron a una especie de lago pequeño y un jardín de flores silvestres.
—Corey —Raymond inició la conversación—, por lo menos podrías decirme la verdad.
Corey respiró con profundidad. Se sentía alegre de que él y Raymond fueran una especie de pareja, y de que por primera vez creía que era querido por alguien; pero no deseaba que su herencia familiar se convirtiera en la razón de la ruptura de esa relación.
—Si te digo la verdad… ¿les contarás a los demás? —Corey preguntó con sinceridad.
—Sólo si me prometes que no estamos poniendo al grupo en un riesgo incalculable.
—Mientras permanezca con esta imagen y no use hechizos especializados de categoría única, el grupo estará seguro.
—Entonces, dime. No hablaré.
—Yo… —Corey titubeó. Retiró sombrero y agachó la mirada para evitar al otro joven—. Yo… Mi nombre completo es Corey Valkyries. Soy el primer hijo de la familia Valkyries, una de las Diez Familias Élite de la Magia.
—E-Eso… quiere decir que… ¿eres de Ignatis Magika?
Corey levantó el rostro y negó con la cabeza.
—No —aseguró el adolescente—, porque escapé a mis once años de casa, antes de que fuera aceptado en esa sociedad.
—¿Once años? Joder, Corey… ¿cómo mierda has sobrevivido?
—Ahora comprendes por qué no podía decirte la verdad. Yo… no tuve opción. No quiero morir.
—¿Morir? —Raymond cuestionó atónito; acortó la distancia entre ellos y tocó el rostro de Corey—. ¿A qué te refieres con morir?
—Debido a mi poder, mis padres creyeron que lo mejor era sacrificarme y así no causar más problemas a la familia. Si yo hubiera llegado hasta el reino de Ignitem, entonces habría sido asesinado… o eso es lo que me dieron a entender.
—Lo lamento tanto.
De pronto, Raymond besó a Corey con suavidad; inició con una caricia tersa hasta acrecentar los movimientos. Corey sintió la lengua de Raymond en su boca y también a su cintura ser tocada.
—R-Raymond —Corey rompió el beso y susurró con el rostro enrojecido—; ¿p-podríamos evitar esto aquí?
Raymond sonrió con perversión; después, condujo a Corey hasta un árbol cercano y lo aprisionó con ayuda del tronco.
—Nadie nos verá aquí, así que no te preocupes —insistió Raymond.
Otra vez se besaron, pero en esta ocasión, Raymond comenzó a tocar a Corey por debajo de su ropa. Corey cedió y desabrochó el pantalón de Raymond; de cuando en cuando gemía al sentir la mano del otro sobre su miembro.
Ambos ignoraron los alrededores y disfrutaron del momento. Raymond había retirado los shorts de Corey y había volteado su cuerpo para tocar su trasero. Corey contenía su voz; estaba tan excitado que cerraba los ojos para enfocarse en el tacto de Raymond. Con rapidez el mayor metió dos dedos por la entrada de Corey y lo estimuló sin cuidado; su deseo era notorio y no podía aguardar más. De forma abrupta, Corey sintió a Raymond en su interior; había dolor por la fricción seca, pero no podía moverse a los costados o caería debido a la intensidad de la acción.
Cuando Raymond comenzó a embestir al menor, ignoró los gemidos y palabras de Corey.
—R-Raymond… ah… d-duele… m-mucho… —Corey consiguió hablar entre soplidos.
Raymond intensificó la fuerza y rapidez; empujaba a Corey hacia el tronco por completo y con sus manos aprisionaba su cuello y pecho.
—S-Se siente… muy bien dentro de ti —Raymond dijo en la oreja del menor.
Corey cubrió su boca y se percató de que la intensidad era poco gozosa y que el dolor era todavía superior al placer.
Por unos minutos prolongados, ambos variaron un poco las posiciones y se dejaron llevar por sus deseos sexuales. Al final, Raymond eyaculó en el interior de Corey y lo estimuló para hacerlo terminar unos minutos después. Se sentaron debajo del árbol y se besaron todavía más. Así fue hasta que escucharon la voz de una persona.
—Y pensar que mi mejor amigo es un maricón de mierda.
Raymond y Corey se distanciaron y cubrieron sus cuerpos con las ropas regadas junto a ellos.
—¿Donovan? —Raymond habló con pánico—, ¿qué mierda haces aquí?
—Era notorio —reveló Donovan—, cada vez más te comportas como un idiota cuando estás junto a él.
Donovan dio unos pasos y quedó frente a los otros dos muchachos; estaba cruzado de brazos, con una mirada furiosa y una pose retadora.
—Por eso decidí seguirlos —prosiguió Donovan—, y no me equivoqué. Estaban cogiendo; y lo peor del caso es que te importa un carajo, Ray, que esta basura sea un hombre.
Raymond se interpuso y retó a Donovan.
—Deja de referirte a Corey como si fuera una basura —Raymond usó un tono severo.
—¿y qué va a decir tu padre?
—Nada, porque no le dirás nada a nadie.
—¿De verdad crees que no lo haré?
—Si lo haces —Raymond repuso—, entonces me encargaré de destruir tu reputación. Tú también te metiste con él, y eso quiere decir que muy en el fondo te excita.
Por unos instantes, Corey creyó que Raymond y Donovan iniciarían una pelea, pero no fue así. Se puso de pie y acomodó su ropa; no era estúpido, y comprendía que la amenazada de Raymond estaba ligada al hecho de que estar con él significaba una humillación.
—Bien —Donovan dijo al fin—, no lo haré… por ahora. Sólo considera que el día que eso ocurra, no me gustaría ver a mi mejor amigo tirando todo por la borda, su futuro como líder de un grupo reconocido, sólo por una basura como él. Espero que puedas tomar una buena decisión, Ray.
Donovan dio una media vuelta y se alejó con un paso firme.
—Joder… —Raymond se quejó mientras se vestía—; el cabrón de Donovan va a usar esto como un chantaje.
Corey se recargó en el tronco y agachó el rostro. Claro, era más que obvio que su relación con Raymond nunca tendría futuro y que, quizás, él era sólo un deseo pasajero de Raymond.
Soy un idiota, aceptó Corey en silencio.
—Será mejor que cuidemos la distancia, Corey; no quiero que mi padre sospeche nada.
—No —Corey dijo con dolor—, lo mejor será que terminemos esto.
—¿Qué? —Raymond reaccionó. Dio la media vuelta y encaró al adolescente; lo tocó de los hombros y agregó—: ¿por qué?
Corey alzó la cara y dejó a las lágrimas salir.
—Yo sólo soy un juego para ti —dijo el menor.
—¿Por qué crees eso?
—Jamás le contarás a tu padre… o si quiera al resto. Es más que obvio que no tirarás tu futuro, como dijo Donovan. Aunque otros crean que soy una chica, tú no quieres arriesgar nada, porque si la verdad llegara a salir, tú quedarías… ¿en ridículo?, ¿verdad? Porque esos soy para ti… soy una humillación.
—Corey, por favor, eso no es verdad.
—No tienes que mentir.
Raymond abrazó al adolescente. Y Corey intentó alejarlo.
—No pienses eso —Raymond pronunció con emotividad—, tú eres muy importante para mí.
Corey no pudo contener el llanto y sollozó con fuerza. ¿Por qué todos lo veían como un error?, ¿a caso viviría así, sintiendo que él, que todo lo que él era, representaría algo tan negativo para el resto?
—Corey, por favor —Raymond intentó clamar al adolescente—, no llores más. Te digo la verdad; tú eres muy importante para mí.
Corey limpió su rostro y se percató de que temblaba.
—Q-Quiero estar solo… —Corey pidió.
Raymond suspiró y se alejó unos pasos.
—¿Seguro? —preguntó Raymond consternando—, ¿no te irás?
—No… Sólo quiero… estar solo.
Sin esperar por una respuesta, Corey se movió hacia la derecha y corrió lo más rápido que pudo; incluso olvidó su gorro, pero no se detuvo. Estaba confundido y de nuevo se sentía como aquella vez cuando había huido de casa: en completo abandono.
***
Habían transcurrido más de tres horas, y Corey había encontrado un sitio desolado para llorar con libertad. Estaba sentado junto a un árbol de hojas rosas, con sus piernas abrazadas y su cabeza escondida. Ni siquiera se había molestado por la presencia de los animales silvestres como liebres y venados, lo único que deseaba era que todo ese dolor terminara.
Tal vez había llegado el momento de dejar a los mercenarios y continuar por su cuenta. Todo sería mejor, o eso se aseguraba como una forma de consuelo.
Sin embargo, de forma imprevista, Corey se percató de unas risas y voces que se aproximaban. Levantó el rostro y miró hacia los alrededores; hasta este instante se percató de que la noche había iniciado. Del norte, por el sendero que conectaba con los caminos hacia las afueras de la ciudad, unas luces y sonidos eran distinguibles. Corey se puso de pie y se ocultó detrás del tronco.
El grupo de personas era extenso; la mayoría portaba unas antorchas de cera y espadas. Sus vestimentas eran oscuras y todos mostraban una insignia idéntica: una cabeza de dragón cadavérico, con escamas en los costados y dos espadas cruzadas en la parte inferior.
Los piratas de Fabian Demmogh, pensó Corey.
—Capitán —uno de los hombres habló; era robusto, de cuerpo gordo y muy alto. Se acercó a un joven y continuó—: ¿está seguro de que encontraremos a los ladrones aquí en Greysten? Estamos lejos de nuestro puerto, y aquí la milicia es controlada por Von Werff, uno de nuestros enemigos.
—Descuida, Héctor —pronunció el joven. Su rostro era visible por la luz artificial; sus ojos eran claros y verdes, su cabello largo y negro estaba sujetado en una coleta, y sus ropajes de gabardina y botas eran dignos de un pirata. Sonrió y dijo—: el Capitán O'Donnel viene hacia el puerto de Greysten con el Edrok, así que nuestro amigo Von Werff tendrá otras preocupaciones. Sé que las ratas que tomaron uno de mis tesoros más preciados son de aquí… y tienen consigo a un mago muy poderoso; debe ser alguien de las familias Valkyries o Reillg.
Ante las palabras del joven pirata, Corey sintió que su sangre se helaba. ¿Cómo era posible de que Fabian Demmogh pudiera saber algo así?
—De acuerdo —aceptó Héctor. Se movió hacia la izquierda para contemplar el sitio—. Haremos campamento aquí y en unas horas más iniciaremos con la búsqueda.
Corey dio unos pasos con cautela, se distanciaba del campamento de los piratas sin hacer ruido. Debía informar cuanto antes a los mercenarios, o algo muy malo ocurriría.
Una vez estuvo en una zona segura, Corey corrió hacia las afueras de la zona boscosa, llegó a las callejas transitadas y apaciguó el paso; en ese instante también notó algo nuevo en la ciudad. Además de la policía común, había rondines de soldados acompañados de magos que usaban máscaras teatrales.
I-Ignatis Magika, Corey aseguró en silencio, ¿qué está ocurriendo?
Sin detenerse, Corey tomó las calles principales y se dirigió hasta el este, donde se ubicaba el edificio de Oro-Gris.
***
Una vez el adolescente entró, se dirigió hacia las escaleras pero fue detenido por el líder Chad.
—¿Corey, podemos hablar respecto a la próxima misión? —Chad preguntó.
—Jefe, no hay tiempo para eso —Corey habló muy rápido—, Fabian Demmogh busca el libro. Ya han llegado a la ciudad y planea un ataque al puerto.
—¿Q-Qué? —dudó Chad incrédulo—; ¿cómo estás tan segura?
—Los vi, en los bosques del noroeste, cercas de los campos de cultivo. Saben que fue un grupo de aquí el que robó el libro.
—Mierda… Debemos planificar cuanto antes. Ven, reunamos al grupo entero.
—Eh… ¿yo estaré presente?
—Tú fuiste quién los vio, así que nos dirás todos los detalles.
—Está bien.