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Chapter 13 - Capítulo XII - Cena familiar

Después de comprar ambos Ramos y de un largo camino a casa de Michael, ya faltaba nada para que llegara. Pero necesitaba ayuda, por suerte vi a un pequeño grupo de niños jugando con una pelota en la calle. Me acerqué a ellos.

—Hola amiguitos. Necesito su ayuda.— dije llamando su atención, uno de los niños me miró con desprecio. —Necesito que me ayuden a llevar éste ramo a la casa que está por allá.— señale la casa de Michael.

—¿No puedes llevarlo tú?— me preguntó el niño.

—No, es por eso que necesito su ayuda. ¿Crees que puedas ayudarme? A cambio te daré dinero. Y si quieres, también una pelota nueva.— traté de sonar convincente. El otro niño interrumpió nuestro trato.

—No queremos otra pelota, la nuestra está completamente bien.— me dijo con desprecio.

—Necesito su ayuda niños, por favor.— supliqué. El niño que no me despreciaba me miró nuevamente.

—Pareces un viejo desesperado, yo te ayudaré. Mamá dice que siempre hay que ayudar a quienes lo necesitan.— comentó con una sonrisa. Espera ¿Me llamó viejo? —¿Qué quieres que haga?— le entregué el ramo más grande. Junto con un billete.

—Pon atención. Esto es lo que quiero que hagas.— dije acercándome más a él para poder explicarle el plan.

No fue tan difícil que comprendiera, era un plan bastante simple, pero lindo.

El niño tocó la puerta de la casa de Michael, después de unos segundos Charlotte abrió.

—Hola pequeño, ¿Qué se te ofrece?— preguntó la mujer al ver aquel niño con el gran ramo de flores en manos.

—Un hombre misterioso me dijo que le entregara esto a su hija.— respondió el niño entregándole el ramo a Charlotte, junto con una pequeña nota. Podía ver la actuación del pequeño mientras me acercaba a la casa con el ramo pequeño en manos.

—¿A mi hija?— volvió a preguntar.

—Si, es todo lo que me dijo, nos vemos.— se despidió y empezó a caminar, pasó a mi lado y cruzamos miradas. Me hice el que no lo conocía y el también a mi. Charlotte pudo ver como aquel niño se alejaba y como yo me acercaba. Llegué a la puerta.

—¿Ese niño le trajo flores?— pregunté fingiendo estar sorprendido.

—Al parecer se las mandaron a Evelyn, supongo que algún admirador secreto o de su novio.— dijo mientras examinaba el ramo. —Tú también trajiste uno.— me dijo al ver el ramo más pequeño.

—Ah, si. Lo traje para usted, no quería llegar con las manos vacías.— dije entregándole el ramo más pequeño.

—Ay, gracias. Que lindo. Pasa, por favor. Te estábamos esperando. Y por favor, no me llames "usted" soy tu tía ahora.— me dijo, para después entrar a la casa, entré también y cerré la puerta. Pude notar que la casa era más grande de lo que recuerdo, mejor decorada, con muebles y aparatos que parecían extremadamente caros. ¿El tío Michael era rico yo no me había enterado? 

—Es más grande de lo que recuerdo.— dije sin dejar de apreciar la casa, no dejaba de ver aquellos pequeños detalles en los muros. Michael apareció detrás de mi y picando mis costillas, haciendo que saltara del susto. Lo miré asustado mientras Charlotte reía y yo trataba de controlar mi respiración. —No te pases… Eso fue horrible.— dije agitado.

—Es por no haber venido en tanto tiempo.— dijo, rápidamente vio las flores. —Guau, ¿Tú las trajiste?— me preguntó.

—Las pequeñas, alguien sin duda me ganó la idea de traerlas.— dije con una mueca.

—Bueno, mientras Charlotte prepara la cena y mientras Evelyn se termina de duchar, vamos al Garaje.— dijo poniendo su brazo en mis hombros. Al escuchar que Evy se estaba duchando no pude evitar pensar en cosas impuras. Tuve que poner mi mente en blanco para poder olvidar eso. Entramos al garaje, vi los dos autos idénticos, el del tío Michael y el auto de Evy. Y al lado de ellos una motocicleta Harley Davidson Iron 883 negra. —Feliz día de San Valentín.— me dijo emocionado, señalando la Harley. Al escuchar que ese sería mi regalo… bueno me quedé pasmado por unos segundos.

—¿Qué? ¿Es enserio?— pregunté, apenas tenía aire. Sentía que me ahogaba.

—¿No te gusta? Las tienen en otros colores, si no te gusta el negro…—

—No es eso, me encanta, pero… Es una Harley, por lo que sé, muy cara. Además, no tengo licencia, si me arrestan sería muy difícil recuperarla.— interrumpí atemorizado ante tal belleza.

—Podemos ir a sacar la licencia mañana, no te preocupes. Sé que es una gran responsabilidad, pero vamos. Si te gusta, ¿Cuál es el impedimento?— me preguntó extendiendo su brazo izquierdo, en su mano tenía las llaves de la Harley. Me las estaba dando. Las tomé. —Adelante, puedes usarla, ya trae gasolina.— me dijo, miré aquella moto. No quería hacerlo aún.

—Mejor la pruebo cuando sea hora de irme— dije nervioso.

—Bien, entonces vayamos adentro. Por cierto, el casco está en el asiento.— me dijo con una sonrisa para después volver a entrar a la casa. Lo seguí, pude ver como el ramo de flores grandes adornaba una pequeña mesa en la sala y el pequeño adornaba la mesa del comedor. —Huele delicioso, cariño.— dijo respirando rápidamente, abrazó a Charlotte mientras ella servía los platos.

—Gracias, querido. Tomen asiento por favor.— nos dijo. —¡Evy, la cena está servida!— le gritó a la chica.

—¡Ahora voy!— gritó desde su habitación. Reí un poco al escucharla gritar. Me senté y pude ver la comida. Escuché una puerta abrirse, era la de la habitación de Evy, giré a verla, se estaba poniendo aretes. Al verme se asustó. —¡Sam! ¿Qué haces aquí?— preguntó nerviosa.

—Si, a mi también me da gusto verte.— dije para después levantarme, acercarme a ella y abrazarla. Correspondió el abrazo, me separé unos segundos después.

—Claro que me da gusto, no nos habíamos visto desde año nuevo.— me dijo, ahora venía lo difícil, fingir que no nos conocíamos. Desde ya hace un mes, o peor, no poder besarla o abrazarla cada segundo.

—Lo sé, tampoco me mandaste mensaje.— me quejé.

—He estado demasiado ocupada con el trabajo.— comentó apenada. —Prometo mandarte más mensajes.— me dijo dándome un pequeño empujón.

—Evy, cariño. Te llegaron éstas flores.— dijo Charlotte señalando el ramo grande. —Tenían ésta nota.— le entregó la nota, ésta la leyó. Y sonrió, rápidamente me miró.

—Yo traje las pequeñas.— dije señalando el ramo pequeño. —Creo que tienes un admirador.— dije devolviendo el empujón. Me senté. Su cara cambió rápidamente, parecía sorprendida.

—Hija, siéntate por favor.— dijo Charlotte. Evy hizo caso. Se sentó al lado de Michael y yo al lado de Charlotte, quedábamos frente a frente. En cuestión de segundos empezamos a comer.

—¿Y cómo te va en la escuela, Sam?— me preguntó Charlotte, rompiendo el hielo.

—Bueno, yo… Dejé la escuela hace un tiempo.— respondí.

—¿A que se debe eso?— volvió a preguntar.

—Si, ¿A qué se debe, Sam? Nunca me contaste.— dijo Michael.

—¿No terminaste la preparatoria? Guau— dijo Evy, sorprendida. No habíamos hablado de eso nunca y para ella, eso si era nuevo.

—Reprobé el semestre, mamá y papá no me apoyaron a volver a inscribirme, decidí buscar trabajo y cuando tuviera suficiente dinero podía pagar mis propios estudios, aunque de eso ya tiene dos años...— dije para después meter un bocado de carne a mi boca.

—¿Y por qué no vuelves?— me preguntó la mujer.

—Bueno, ha pasado tanto. Siento que ya estoy frío. Además. Sigo sin tener mucho apoyo económico de parte de mis padres y con el dinero del trabajo no sería suficiente. Sin mencionar que estudiar y trabajar es muy complicado, las tareas y eso.— dije despreocupado.

—Pero te ayudaría a tener un mejor trabajo.— me contradijo Michael.

—¿No has pensado en volver?— me preguntó Evy. Pensé por unos segundos.

—No lo se, volver a esa vida… Sería raro, supongo que divertido porque conocería más personas, pero raro porque ha pasado tanto… No recuerdo mucho de lo poco que nos enseñaron en esa preparatoria.— expliqué.

—Lo recuerdo, recuerdo que tu padre me contó que esa preparatoria no era muy buena, ni siquiera tenían canchas de algún deporte, no tenían maestros. Y casi siempre entraban en protestas.— contó Michael.

—Exacto— le dije sin más. —Es por eso que no recuerdo mucho.

—Si me permites ayudarte, Sam. Tengo un amigo, que conoce al Director de la preparatoria Light. Podría ayudarte a entrar y te darían cursos para que te pongan al corriente.— me dijo Michael.

—¿Light? Es muy cara, mis padres nunca aceptarían, los conoces.— contradije.

—Yo te ayudaré, pagaré la inscripción, los libros, todo.— insistió. Miré el plato mientras pensaba.

—No lo sé, lo pensaré.— dije para después volver a comer. Quería cambiar de tema, era mi oportunidad. —Y cuéntame Evy. ¿Ya tienes pareja?— al escuchar la pregunta la chica casi se ahoga con su agua. Después de toser e intentar controlar su respiración, me miró con molestia. Tenía un plan que más tarde le explicaría. Michael y Charlotte rieron levemente.

—Si, ya tengo novio, Sam.— respondió con una sonrisa.

—¿Qué? Yo no lo sabía, ¿Por qué no me habías dicho?— le preguntó Charlotte.

—Mamá, por favor. No quería que te hicieras falsas esperanzas.— dijo Evy.

—No quiero que acabes como la última vez... No fue para nada lindo verte así.— explicó Charlotte, miré a Evelyn confundido, ella me miró también, parecía que tenía miedo. ¿La última vez? ¿Acaso había sufrido tanto por un chico?.

—Eso no pasará mamá, éste chico es lindo, amable, cariñoso y me trae la paz y tranquilidad que tanto necesitaba.— explicó Evy mientras me miraba.

—Eso dijiste la última vez.— se quejó la mujer.

—Ay mamá… Deberías superarlo, yo lo hice. Está en el pasado. ¿Podemos cambiar de tema?— preguntó, frustrada.

La cena pasó rápidamente, mientras Charlotte lavaba los platos Michael hablaba conmigo, intentando convencerme de volver a la preparatoria. Evy escuchaba mientras nos veía. El móvil de Michael comenzó a sonar.

—Ahora regreso, diez minutos.— dijo con móvil en mano, antes de salir de la casa y de contestar la llamada miró a Evelyn. —Dale un recorrido a Sam por la casa, pasó mucho tiempo desde que la vio.— dijo para después salir de la casa. Evy me miró.

—¿Te gustaría?— me preguntó con una sonrisa.

—Claro, muéstrame todo.— dije para después ver a mi alrededor.

—Bueno, sígueme.— me dijo, Asentí. Se levantó del sofá y se dirigió a su habitación. La seguí, cuando entré pude oler un aroma a vainilla. Cerró la puerta detrás de mi.

—¿Te gusta el olor a vainilla?— me preguntó. Para después tomarme del hombro y girarme, quedamos cara a cara.

—Me encanta el olor a vainilla.— me acerqué a su oído. —Pero me gusta más cuando tú tienes ese aroma.— le susurré. Me atrajo hasta sus labios, nos besamos apasionadamente.

Estábamos en su habitación y con Charlotte al otro lado de la casa, la adrenalina corría por todo mi cuerpo, dio un pequeño salto rodeó mi cintura con sus piernas, era delgada y fácil de cargar, nos besábamos con deseo y lujuria. Deseando quitarnos la ropa. Giré y caminé hasta su cama, la acosté, me quitó la camisa, dejando al descubierto mi no tan fornido pero marcado pecho y abdomen.

¿Acaso sería la primera vez que lo hiciéramos? ¿Seria la primera vez que Evy y o tendríamos sexo? Ambos lo deseábamos, pero las circunstancias no eran favorables.