Chereads / Vendida a un Hechicero / Chapter 8 - Capítulo 8

Chapter 8 - Capítulo 8

Oslo era una ciudad muy bonita, pintoresca, pero al mismo tiempo moderna, me hubiera gustado tener más tiempo para poder recórrela con detenimiento, pero solo hicimos una parada rápida para comprar las cosas que necesitaba y para dormir. Al día siguiente de todas las cosas que compre solo pude llevar conmigo a Varsovia lo necesario lo demás se quedó en el carro y cuando llegamos al aeropuerto el carro se fue manejando solo, quien sabe dónde.

Debo de admitir que me impresiono que Alex tuviera un avión privado, ni mi padre tenía uno de esos, por lo general viajamos en primera clase, pero de ahí a tener un avión privado era una gran diferencia. El vuelo fue tranquilo, converse con Alex de cosas triviales y hasta nos reímos un poco, como si fuéramos viejos amigos. El resto del vuelo dormí como un oso.

Para cuando llegamos a Varsovia ya era pasado medio día, había cambiado mi atuendo por unos jeans, unas botas negras, una polera con cuello tortuga y una chaqueta de cuero, un look b����sico, pero cómodo. Varsovia era como regresar en el tiempo, aunque estaba segura que como toda ciudad también iba a tener una parte más moderna que por lo general era el centro financiero, pero de lo que había podido ver hasta ahora, la ciudad mantenía bien conservados los edificios de antaño.

Viktor ya dio una dirección para encontrarnos, es un restaurante cerca del hotel donde nos vamos a hospedar, puedes si quieres recorrer los alrededores, pero no te alejes mucho cualquier cosa me escribes, por algo te he comprado un celular nuevo – me indico Alex

Asentí con la cabeza. Estaba feliz iba a tener tiempo para pasear y explorar, y eso me emocionaba. El hotel donde nos hospedamos parecía un palacio definitivamente debía de ser de cinco estrellas, y en este punto me los esperaba.

Me encontraba en un pintoresco parque que estaba a unas cuadras del hotel, Alex en este momento debería de estar entregando esa poción de amor a ese tal Viktor, y pues yo no perdía el tiempo de tomarle fotos a todas las cosas que llamaran mi atención, la verdad era que nunca había tenido la libertad de poder hacer estas cosas tan simples como viajar y tener tiempo para pasear y conocer la ciudad, por lo general si viajaba era por viajes de negocios de mi padre o para fiestas específicas, eso me hizo darme cuenta de cómo me manipulaban, mi padre solo quería una niña obediente que no cuestionara ninguna de sus decisiones y que no hiciera preguntas demás, supongo que le salió el tiro por la culata, no quería nada del, ni su apellido a ser verdad.

No me había dado cuenta que inconscientemente estaba caminando hacia el restaurante en donde Alex iba a ver al comprador, ese momento me percate de dos presencias, y acelere el paso, efectivamente estas personas también hicieron lo mismo, no olían a humanos, sino a un lobo solitario y a una cazadora, extraña combinación, a decir verdad, pero probablemente fueran caza recompensas, pero ¿Por qué rayos me seguían? No tenía el rostro de diferente así que no era reconocible. La idea golpeo contra mi cerebro y me sentí la persona más tonta del mundo, el anillo solo ocultaba mi apariencia, pero no mi olor.

Mire mi entorno, las calles estaban relativamente vacías, así que perderlos de vista con las personas no era una opción, saque mi celular y mire la dirección exacta de donde se encontraba Alex, debía de llegar a él, el sabría qué hacer. Respiré y repetí la ruta que iba a tomar "cuatro cuadras para llegar a Alex, dos de frente, doblo a la derecha, cojo el callejón a mi izquierda, los debo de perder ahí, salgo del cajón cruzo la calle, corro unos metros más y llego al restaurante".

Tomé una respiración profunda y pensé, que los dos días de entrenamiento me hayan servido para mínimo poder correr lo suficientemente rápido. No lo pensé más y corrí, mis dos persecutores también lo comenzaron a hacer, tal vez podía disuadirlos de que era la persona equivocada, iba a gastar aliento, pero no tenía que intentarlo.

Por favor, no sé quiénes son, están persiguiendo a la persona equivocada – grite sin dejar de correr.

Chica lista Catherina, pero tu padre te busca y está ofreciendo un buen precio por ti – contesto de vuelta la cazadora.

No sé de qué rayos me estás hablando, me llamo Amanda, soy aprendiz del hechicero Ajax – grite mientras entraba al callejón. Solo un poco más y estaría con Alex.

Si fuera así ya hubieras hecho algún truco de magia chica-

Apenas termino de decir esas palabras sentí un ardor indescriptible en mi espalda, caí de bruces al suelo raspándome las rodillas en el proceso, gire sobre mi misma para enfrentar a mis perseguidores, no podía transformarme porque haría obvia mi mentira. Un látigo la cazadora tenía un maldito látigo, no lo pensé más y traté de ponerme de pie otra vez, sentí otra oleada de ardor, la maldita zorra me había vuelto a golpear.

Se están equivocando de persona – dije casi sin aliento, con los pulmones ardiendo, y sintiendo con la sangre comenzaba a deslizarse por mi espalda.

Estaba en pánico, me faltaba tan poco pero no podría moverme sin exponerme a otro golpe del látigo. El lobo se transformó y gruño mostrando sus fauces, no sabía qué hacer, este iba a ser mi fin, iba a tener que volver con mi padre y esa no era una opción.

Sabes, tu padre especifico que te quería viva, y así será, pero no especifico nada más así que creo que me divertiré un poco torturando a una princesa mimada – dijo con una sonrisa macabra la cazadora.

En ese momento lo sentí, como pequeñas chispas de poder en los dedos de mi mano, y supe inmediatamente que era, no dude ni un segundo en poner mi mano sobre el suelo, he inmediatamente este se comenzó a congelar, atrampando los pies y patas de los cazarecompensas, pude ver la expresión de asombro en sus caras y aproveche esa distracción para escapar. No pare ni voltee hasta atrás en el corto trayecto que me faltaba.

Cuando entre en el restaurante, con la respiración agitada y media ensangrentada, el recepcionista me miro con mala cara, le trate de explicar que buscaba a Alexander Ajax, pero el señor no parecía entender inglés o simplemente no le importaba. La verdad era que estaba comenzando a perder la paciencia, cada vez me sentía más cansada y cada vez me costaba más enfocar la vista. No me importo mucho cuando hice al señor a un lado y comencé a caminar por el restaurante era inevitable sentir las quejas del señor a mis espaldas y las miradas de los clientes, comencé a buscar con la vista a Alex, hasta que vi las mesas privadas, él debía de estar ahí. Al parecer Alex tuvo que sentir mi presencia porque lo vi saliendo de uno de los cuartos privados.

Que rayos … - su expresión de enojo cambio a preocupación - ¿Qué paso? – pregunto rápidamente, mientras acercaba una silla de una de las mesas vacías.

Cazarecompensas – conteste

¿Cómo? –

Mi olor –

Agradecí poder sentarme y descansar las piernas, pero apenas recosté mi espalda no pude evitar soltar una maldición por el dolor, Alex inmediatamente se percató y no tardo en mirar mi espalda para luego soltar una maldición. El señor de recepción se acercó a Alex con una expresión molesta pero luego de unas cuantas palabras en polaco pareció tranquilizarse y dejarme en paz. Sentía mi respiración pesada y la vista se me nublaba por ratos.

Dame un segundo, tengo que despedirme del cliente y pagar la cuenta – dijo Alex.

Lo vi entrar de nuevo al cuarto privado, para luego salir con su maletín.

¿Puedes caminar? –

Asentí con la cabeza y me puse de pie apoyándome en él, Alex intercambio unas palabras más con el recepcionista para luego salir a la calle, en donde ya nos esperaba un taxi al cual no tardamos en subir. Alex dentro del auto abrió su maletín para luego sacar un pequeño frasco con un contenido gris.

Cath, te voy hacer unas preguntas – Alex hizo una pausa esperando mi afirmación, asentí con la cabeza - ¿te sacaste el anillo? - negué - ¿mantuviste tu cubierta como Amanda? - asentí – Bien, ahora toma esto - dijo alcanzándome el frasco con el líquido gris.

En una situación normal probablemente le hubiera preguntado que era, pero la verdad es que estaba cansada, adolorida y con dolor de cabeza, así que no tarde en vaciar el contenido del frasco en mi garganta. Inmediatamente sentí mi cuerpo relajarse, mis parpados comenzaron a pesar cada vez más, y cuando menos me di cuenta estaba en medio de la oscuridad.