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Chapter 5 - Capítulo 5 

¡¿Que rayos te pasa?! – dije después de casi por las justas esquivar un rayo que me lanzo Alex.

Vamos concéntrate, ¿eso es lo mejor que tienes? – dijo con tono divertido.

Estaba jadeando, el sudor hacia que la ropa se me pegara al cuerpo y por cada respiración mi aliento se mezclaba con el frio clima. Había pasado dos semanas y hace una la nieve comenzó a derretirse, Alex decidió en ese momento que era una buena idea comenzar con un entrenamiento físico, había recuperado peso en poco tiempo, detalle que no me extrañaba porque paraba en la cocina tragando y debía de admitir que estaba comenzando a ponerme gordita, así que no me queje cuando esta mañana me saco al patio, pero nunca pensé que me comenzaría atacar diciendo que había la posibilidad de despertar la magia en una situación de peligro, lo peor de todo era que ni siquiera podía romper la distancia para atacarlo y terminar con esta locura.

Rodé hacia mi derecha esquivando otro rayo, con mi mano recogí el lodo del suelo y lo lancé en dirección de Alexander, pero este lo esquivo sin ningún problema y solo se ensancho su sonrisa.

¡Esto no está sirviendo de nada! - dije desesperaba, estaba cansada habíamos estado ahí como media hora, no sonaba a mucho pero no estaba físicamente ni mentalmente preparada.

Está bien creo por ser primera vez te lo dejare pasar – dijo Alex para luego sentir como su poder trataba de meterse dentro de mi cabeza, debía de admitir que había perfeccionado mi laberinto y ahora hasta podía moverlo para desviarlo. – Al parecer alguien estuvo practicando- dijo satisfecho Alex para luego hacer aparecer una botella de agua con un chasquido de dedos, detalle que le agradecí.

Estas dos últimas semanas habían sido monótonas, Alex no había hecho nada indebido, solo se limitaba a darme clases teóricas sobre magia y a reforzar mis barreras mentales. Me había explicado que la magia provenida de tres fuentes, la magia que producía uno mismo, la magia que otorgaba la naturaleza, y la magia del universo, esta última era algo así como las energías que había por todos lados, me mostro un mapa de las líneas ley y me advirtió que aún no trabajara con esas energías que era mejor solo trabajar con tu propia magia y la magia de la naturaleza, trabajar con esas energías por lo general requería pagar un precio para que allá un equilibrio y el precio no siempre era agradable y esas energías no siempre eran buenas o benevolentes. Así que mis días habían consistido en aprender las propiedades medicinales y mágicas de las plantas y hoy se supone que iba a intentar preparar mi primera posición o eso había dicho Alex, aunque en verdad después de este entrenamiento solo tenía ganas de darme un largo baño caliente y dormir el resto del día, no creo que Alex se molestara si le decía que estaba cansada y sin ánimos de aprender a preparar posiciones.

¿Podemos dejar las posiciones para otro día? – pregunte

Alexander caminaba delante de mi mientras entrabamos en dirección a nuestra habitación, porque por más que había insistido en que me de otro cuarto él se cerró y no me quedo más remedio que resignarme y tener que compartir la cama, ahora después de dos semanas, me había acostumbrado y no era tan malo, al fin y al cabo.

Si podemos, pero igual voy a necesitarte para conseguir un ingrediente – contesto

Suspire cansada, era obvio que quería saltarme preparar pociones para poder descansar no para ir a conseguir algún ingrediente.

Pero esto agotada – dije

No te preocupes, te prometo que no harás nada solo te necesito dispuesta –

Sabía que no lograría nada insistiendo así que no dije nada más. Para cuando llegamos a la habitación me di cuenta que había dejado un camino de barro, a Alex no pareció importarle, al fin y al cabo, el castillo estaba encantado y probablemente cuando saliera de bañarme ya no habría ningún rastro de la suciedad.

Cuando entre al baño vi que la bañera estaba llena de hielo, me pare al costado de Alex y lo mire.

No esperaras que me meta ahí ¿no? – dije sabiendo que quisiera o no terminaría ahí dentro congelándome.

Pues sí, espero que entres – dijo devolviéndome la mirada – créeme que me lo agradecerás mas tarde cuando no te duela cada musculo de tu cuerpo, después de eso puedes tomar un baño caliente si quieres –

Pues creo que te equivocas, prefiero … -

Nadie te pregunto que preferías gatita, ahora metete ahí dentro, solo serán 10 minutos, luego de eso tomaras un baño caliente – dijo interrumpiéndome y chasqueando los dedos, provocando que mi ropa desapareciera.

Lo mire con odio y solo pensé "entre más rápido me meta más rápido poder salir", con eso en mente me arme de valor y comencé a entrar a la bañera, me arrepentí al instante, pero no desistí. Me hubiera gustado decir que al pasar de los minutos se hizo más soportable, pero la verdad es que no fue así, lo bueno es que al pasar los 10 minutos que parecieron una eternidad el agua automáticamente comenzó a calentarse hasta estar a una temperatura agradable, Alexander sonrió al escuchar un gemido de satisfacción mío y yo no pude evitar sonrojarme. El abrió un gabinete que se encontraba debajo del lavamanos y comenzó a sacar algún tipo de jabón liquido supongo, comenzó a echarlo a la bañera y las burbujas no tardaron en aparecer, debo de admitir que tenían un olor dulce y me daban agradables caricias sobre mi piel.

¿Qué es lo que has echado? – pregunte en un susurro. Me sentía tan relajada como si estuviera flotando sobre una espumosa nube.

Un afrodisiaco mi gatita, te necesito relajada y dispuesta – contesto Alex.

No tarde en sentir sus manos sobre mi cuero cabelludo dando suaves masajes que me hicieron ronronear de placer, una pequeña parte de mi decía que luchara contra ese placer que solo me estaba manipulando, pero la verdad es que no me importaba. Los dedos de Alexander comenzaron a bajar dando suaves caricias a mi cuello y hombros, se sentía como seda sobre mi piel y poco a poco fueron bajando a mis pechos que tenían mis pezones tan duros como pequeños balines. No me di cuenta en que momento Alexander se había desnudado y ahora estaba dentro de la bañera, masajeando mis tetas, podía sentir sus músculos de su pecho contra mi espalda y no podía de dejar de dar pequeños suspiros.

No me reconocía nunca me había comportado así y una parte de mi sentía que estaba actuando como una gatita en celo, tal vez Alex no se equivocaba con ese apodo después de todo. Sentí como poco a poco su mano se deslizaba cada vez más y más abajo dando pequeños círculos en mi ombligo para luego acariciar mis nalgas apretándolas fuertemente.

Mis gemidos inundaban la habitación y no me podía importar menos, solo quería que sus manos llegaran a mi centro, pero parecía que él tenía otros planes.

Por favor – suplique en un gemido.

¿Qué pasa gatita?, dime que necesitas – dijo Alexander apretando uno de mis pezones haciéndome dar un pequeño grito de placer.

Sabía que él no iba a ceder hasta que le digiera explícitamente lo que quería, pero ¿en verdad pensaba que con sus manos sobre mi podía formar alguna oración coherente?

Al no ver respuesta Alex soltó una risa que solo hizo mojarme más, beso suavemente mi cuello para luego ponerse de pie y ayudarme a hacer lo mismo. La verdad era que no podía mantenerme en pie por mí misma estaba invadida por el placer y ese echo en particular parecía serle de mucha gracia a mi acompañante como si fuera un depredador jugando con su presa antes de comerla y era malditamente irónico porque yo era un Leopardo, un felino salvaje que en este momento solo parecía una gatita.

El agua comenzó a drenarse y la ducha termino de limpiar nuestras jabonosas pieles, Alexander me seco lenta y tortuosamente tomándose más tiempo de lo necesario en mis pechos y vagina, en ese momento no me podía importar menos, al contrario, lo estaba disfrutando y cuando vi su miembro no pude evitar relamerme los labios y comenzar a frotarme contra ese mástil. Odie su divertida risa, pero no podía evitarlo, cada célula de mi cuerpo lo pedía.

Está claro lo que quieres mi gatita, pero no te desesperes que pronto llegara, ahora solo necesito que vallamos a la torre –

Lo mire frustrada, ¿en este momento quería ir a la Torre?, yo solo quería ir a la cama, pero ya no a dormir o descansar. No tuve tiempo de replicar en menos de un segundo aparecimos en la torre, pero no reconocí la habitación no era la misma de la vez pasada, no me fije en los detalles solo en el hecho que en el centro había una camilla como esas que hay cuando vas al ginecólogo.

¿Qué hacemos aquí? – pregunte entre mis gemidos

Te lo dije hace una rato gatita, necesito conseguir un ingrediente y te iba a necesitar dispuesta – contesto sin darle mucha importancia

"¿Qué clase de ingrediente necesitaba conseguir que me necesitaba así?" me pregunte, pero fue una pregunta sin respuesta. Entre el placer y las caricias del hechicero no pude percatarme que este me había sentado sobre la silla, mis piernas no tardaron en estar abiertas y mi vagina expuesta, hecho que me tenía avergonzada, estaba tan húmeda y perdida en la lujuria que no podía hacer nada al respecto, en especial cuando trate de cerrar las piernas y me di cuenta que mis tobillos estaban amarrados para evitar que pasara. Alex puso un cuenco debajo de mis piernas, había dejado de tocarme, pero no por eso sentía menos placer, al contrario, hacía que lo deseara mas.

Por favor – volví a suplicar

Una sonrisa es lo que conseguí de respuesta, Alex ahora tenía un par de parches en sus manos, parches que ahora estaban sobre mis sensibles pezones, estaba intrigada por saber que eran y porque me los había puesto, pero la respuesta no tardó en llegar en pequeñas descargas eléctricas que me hicieron suspirar de placer.

Pareces toda una putita, mi gatita – dijo Alexander para luego concentrarse única y exclusivamente en mi chorreante vagina.

Sus dedos se movían hábilmente haciéndome suspirar y gemir de placer, pero los fuegos artificiales llegaron cuando comenzó a masajear mi clítoris, disfrute de las deliciosas contracciones y sentí mi cabeza como algodón de azúcar, sin ningún pensamiento coherente, solo pude gemir y gemir de placer mientras me liberaba en esa deliciosa explosión.