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Chapter 7 - Capitulo 7: La fabrica de armas (3)

Caí sobres uno de los cadáveres que amortiguo la caída. Me quede inconsciente un par de segundos. El suficiente tiempo para que el oso logrese bajar por las escaleras. Había perdido mi carabina y la linterna, y ese maldito oso se estaba acercando. Esta situación se había vuelto peligrosa.

Saqué la pistola que llevaba en el muslo y el cuchillo que conseguí en los barracones. Gracias al ojo biónico localice al oso y le apunté mientras salía de entre los escombros del piso de arriba. Todavía estaba adolorido por la caída y no pude apuntar bien. Falle al dispararle a la cabeza aunque conseguí darle en el hombro derecho y en el pecho, pero no conseguí darle en ningún punto vital. El oso rugió furioso y se escabullo entre uno de los pasillos de cajas. No tenia tiro, no podía verlo, pero si escucharlo, y me ponía cada vez más nervioso.

Lo logre escuchar justo a tiempo. Estaba en el pasillo de al lado. El oso atravesó las cajas y se abalanzó sobre mí. Volví a apuntarle while el bicho me perseguía, pero fallé los dos tiros por los nervios.

Conseguí aturdirlo con el ruido de los tiros pero no matarlo. Después de que el oso me persiguiera por toda la planta. Volví a la zona del agujero. Poniéndolo todo patas arriba. Me metí en uno de los chasis de los tanques, pero como no tenía torreta el oso también podía entrar. El oso intento meter sus zarpas pero no consiguió alcanzarme. Aproveche el momento y ataque los brazos del oso con el cuchillo. Le hice un par de cortes feos, pero no logre hacer nada serio.

Aun así el oso volvió a rugir más fuerte que antes. Ahora si parecía que lo he cabreado de verdad. El bicho volvió a intentar morderme. Aproveche la oportunidad para clavarle el cuchillo en el ojo izquierdo. De golpe el cabrón saco la cabeza del tanque, huyendo y soltando un rugido de dolor y rabia. Salí detrás de el y le pegue dos tiros a la cabeza por la espalda. Cayo de plomo como un tronco. Me hacer que a lentamente mientas le apuntaba con la pistola por si aun seguía vivo.

-Ahora no eres tan duro eh, hijo de puta.-Dije en voz alta mientras le daba el tiro de gracia.

Me di cuenta de que este no era un oso común. No era como los que los millonetis del casino a veces presumían de haber cazado en las montañas cercanas de Burdeos. Diría que el cabrón mediría unos 3 metros y medio a dos patas y pesaría unos 400 kilos o así. Además el bicho no era solo raro por su tamaño sino que tenia una especie de púas pequeñas en el centro de su cara y se prolongaban por detrás de su cabeza siguiendo la espina dorsal hasta la punta de la cola. También tenia un tipo de escamas o panchas de hueso alrededor del cuello y los hombros que sin duda le servían de coraza. A saber las pruebas que le hicieron a este bicho, espero que esto no sea lo que quería Marco.

Deje atrás el cadáver tras echarle una foto para mandársela mas tarde a Marco. Aun me dolía el zarpazo que me había dado. Mire por el agujero del techo y pude ver la luz de la linterna. Subí y lo recogí mi arma y se seguí con mi exploración, no sin antes despellejar al oso.

Su pelaje era bastante resistente y podía ganarme un buen pico por el. Las provisiones no eran eternas, así que esta noche cené oso a la brasa. Mientras descuartizaba al oso me encontré con algo extraño, tenía un cristal del tamaño de un puño cerca del corazón. No se que diablos era, pero quizás me sacaría algún beneficio.

El ultimo piso de la fabrica tenía toda la pinta de ser un almacén ya que estaba repleto contenedores de armas y munición. Sali de la fabrica. Era de noche. El día de exploración había sido muy largo y no había comido nada asique volví a los barracones para montar mi campamento y prepararme para pasar la noche. No estaba seguro de que pudiera haber otro de esos mutantes asique protegí los barracones con barricadas y encendí un fuego para cenar y dormir caliente.