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Chapter 4 - Capítulo 4: Viaje a Groenlandia.

Pasé los siguientes días preparando el equipo para mi viaje y desempolve un par de cosas, como mi coche. Era una pequeña pickup muy confiable, no me dio problemas desde que la compre y eso que era de segunda mano.

Lo tenía aparcado en una cochera que la yaya me alquilaba. Le quite la capa de polvo que tenía y probé a arrancarlo. Le costo un poco arrancar pero ronroneaba como un gatito, comprobé que todo funcionase bien. Después de limpiar un poco el coche, volví a mi piso y prepare lo que me iba a llevar. No quedaba casi nada de las pocas cosas que tenia en mi piso.

Tenía 2 baúles metí todas las cosas que tenía de la guerra, en el guardaba un par de uniformes viejos, el equipo destrozado que usaba en el frente, mis armas y una de mis posesiones más preciadas, el casco que use durante toda la guerra. Era un casco que cubría todo el cráneo por completo pero estaba hecho polvo. Tenia cientos de rasguños por todos lados, estaba pintado y tenía dos pequeños cuernos de decoración en la frente. Lo más notable era una raja enorme que iba del centro de la frente hasta la mejilla derecha. Incluso el cristal del ojo derecho estaba roto por donde pasaba la raja. Guarde el casco de nuevo en el baúl porque este me estaba devolviendo demasiados recuerdos, recuerdos que quería ignorar...

En el otro baúl, que era bastante más pequeño tenia mi tesoro, joyas, oro, y mi colección de cuchillos. Tenia el hobby de coleccionar cuchillos desde que tengo memoria, tenía de muchos tipos y de muchos lugares. A veces cuando me aburría jugaba con ellos como si fuesen cuchillos arrojadizos. Que tiempos...aquellos cuando le rompí su maceta de crisantemos a la señora Céline jugando con ellos.

Di un par de viajes con cosas y las coloque en mi coche. Intente pedirle ayuda a la yaya pero me mando a la mierda, ella era así de simpática siempre. Decía que yo era más joven que ella y que podía yo solito. Cargue las cosas en mi coche para que estuviese más o menos equilibrado, si ese tal Marco decía la verdad debería que tirar el coche de un avión.

Tras una media hora preparando las cosas, cerré el garaje y me dirigí de nuevo a mi piso. Me vestí con la ropa que me iba a poner para la misión. Me mire en un viejo espejo de cuerpo entero medio roto, que venía con la casa, mientras que me vestía. La guerra me cambio mucho. Se podía ver el cuerpo de un chico musculoso que había pasado por mejores momentos en su vida, no mediría más de un metro setenta, estaba lleno de cicatrices mirases donde mirases, muchas de ellas de balas o metralla y alguna que otra de cortes.

Me vestí con unos pantalones de campaña, un par de camisas y una sudadera. Cogí comida que sabia que no se iba a poner mala en un viaje como este y me fui. No faltaba mucho para que fueran las 8 pero vivía lejos del lugar de reunión.

Puse la mochila con la comida y mi ropa en el asiento del copiloto, até una lona sobre mi equipaje y me asegure de que no hubiera forma de que se cayese. Me lleve casi todas mis pertenencias conmigo, no sabía cuanto iba ha estar en esta misión, y sabia que me iban a robar en cuanto me fuera, así que cogí todo lo que tenía algo de valor.

Cuando llegue aun no eran las 9 pero ya estaban empezando a cargar el avión, Marco me vio llegar y me llamó casi a gritos de alegría. Marco y otro hombre se estaban encargando de la distribución de la carga del avión, y estaban guiando a un par de hombres que conducían torillos cargados de contenedores al interior del bodega del avión.

Me colgué mi carabina en la espalda y me dirigí hacia Marco, el cual me saludo amablemente y me presentó al otro hombre.

-Raúl, te presento a Dai el chico que se va a encargar de "Ese" asunto.-dijo el mafioso.

Era un hombre de apariencia latina bastante corpulento algo más bajo que yo, que tenia tatuajes en sus manos y en su cuello.

-Un placer espero que trabajar con nosotros no sea un problema, te acompañaremos durante todo el viaje en el avión, en cuanto terminemos de cargar estas cajas te importaría meter tu carro en la bodega.-Dijo Raúl mientras se presentaba.

- Sin problemas, mientras donde me pongo para vigilar.

Pasó el tiempo sin problemas, Raúl me silbo y me dijo que metiera el coche en la bodega de carga. Mientras asegurábamos mi coche en el avión, escuchamos una fuerte voz que venia de los altavoces del avión.

- Princesitas, salimos en tres minutos, cerrad la bodega y agarraos.-Dijo el piloto.

Raúl, pulso un botón que había cerca de la puerta trasera del avión y esta comenzó a cerrarse. Seguí a Raúl hasta unos asientos que había en el interior de la bodega. Nos pusimos el cinturón, veía como el avión rodaba por la pista y despegaba. Tenía bastante sueño así que decidí echarme una siesta.

Cuando me desperté Raúl ya no estaba en su asiento. Levante la cabeza y vi a Raúl y a los dos hombres que aseguraron la carga jugando a las cartas encima de una de las cajas que transportaba el avión, me desabroche el cinturón y me acerque a ellos.

Estaban en un punto de repartir cuando Raúl me vio.

- ¿Dai te echas una partida, para matar el tiempo?

- Bueno por que no, pero he de avisar de que soy bastante malo.-le respondí.

Pasamos un par de horas jugando a las cartas como si nada, hasta que volvimos a escuchar la voz del piloto.

- Señoritas, agárrense a sus asientos, estamos a punto de aterrizar.-Dijo este.

Nos preparamos para tomar tierra y pronto aterrizamos en Islandia. Raúl apretó el botón y nosotros tres empezamos a desatar la mercancía. Mientras la puerta de la bodega se abría, entraba por ella una ola de aire frio que congelaba hasta los huesos. Me puse un forro polar y unas gafas para que no me doliesen los ojos del frio. Baje mi coche del avión para que pudiésemos bajar el resto de cosas.

Las cosas iban muy fluidas y ya casi habíamos acabado, hasta que aparecieron tres furgonetas negras de las cuales bajaron 7 hombres armados. De golpe comenzó un tiroteo. Me escondí detrás de unas cajas, los hombres empezaron a disparar a todo lo que se movía, maté a dos que estaban disparando a Raúl, rápidamente el resto de ellos se centraron en mi, y conseguí acabar con otro más pero no salí ileso, uno de ellos me dio en mi hombro izquierdo.

Pronto el tiroteo había acabado, así que me reuní con Raúl. El a diferencia de mi estaba ileso, aunque no podía decir lo mismo de los otros dos, a uno le habían volado los sesos y el otro se nos estaba yendo al otro barrio.

Raúl saco su móvil, e hizo una llamado. Pidió un equipo de limpieza y un medico para el que se nos estaba muriendo, tras colgar, me miro.

- Esa herida parece seria, deberías mirártelo. Voy a hablar con el piloto, no vamos a esperar a que vengan más de esos cabronazos.

Raúl se marcho corriendo al interior del avión, mientras que yo me sujetaba mi brazo. Ya habíamos cargado el avión solo faltaba esperar hasta la hora asignada, pero ya no íbamos a esperar más.

Subí al avión, y vi a Raúl con una botella de whisky y unas pinzas para sacarme la bala del brazo. Me senté en uno de los asientos de la bodega y bebí bastante whisky directamente de la botella. Raúl me hecho algo de whisky en la herida abierta. Ardía de dolor pero conseguí aguantarlo, mordí lo más fuerte que pude un trozo de madera, mientras que Raúl me sacaba la bala del brazo.

Pase un mal rato pero por lo menos ya no tenía la bala incrustada en el brazo. Cerramos la puerta del avión y empezamos a rodar de nuevo por la pista. Pasamos un par de horas en el aire, me di cuenta de que no le había puesto paracaídas al coche, pero cuando miré, me di cuenta de que si lo tenía. Imagino que los dos que habíamos dejado atrás lo pusieron, le debo una si es que sobrevive a eso.

Y cuando menos me lo espere el piloto me llamo.

-Dai, te toca saltar, es tu hora princesita.-dijo el hijo de perra del piloto.

Raúl había abierto la puerta y me estaba ayudando a empujar el coche fuera del avión...