Empujamos el coche fuera del avión, vi como se abría el paracaídas sin problemas. Cogí carrerilla, me despedí de Raúl y salte del avión sin pensármelo dos veces. Me tiré de cabeza, lo único que me preocupaba en este momento era que el coche y mis cosas cayesen bien, porque sino debería que andar todo el camino a pie.
Tras un rato bastante divertido de caída libre, abrí mi paracaídas, y descendí lentamente hasta tocar el suelo. Mi coche no había caído muy lejos de mi, podía verlo a lo lejos. Me quite el paracaídas, lo recogí y me dirigí hacia mi coche.
Aunque parecía haber caído más cerca tuve que caminar durante un rato. Era temprano, serian cerca de las 7 de la mañana. El sol empezaba a aparecer en el horizonte cuando llegue al coche. Encendí mi móvil para ver que dirección debía tomar antes de ponerme en marcha.
Desde lejos puede ver la fabrica. A la que conseguí llegar antes de medio día, era un complejo bastante grande y no había apenas cambios con las fotos que Marco me enseño. Todo estaba congelado. Se notaba que el lugar llevaba abandonado más de una década, lo que una vez fue una fabrica con bastante actividad ahora estaba completamente muerta y sin rastro de vida en kilómetros a la redonda.
Cuando llegue, me di cuenta de que aquel complejo era extraño de muchas maneras. Para empezar no parecía una simple fabrica, era más parecida a una base militar combinada con una fabrica y una prisión. Los muros perimetrales del lugar parecían estar diseñados para que nada entrara ni saliera. Esto cada vez me daba más mala espina.
La seguridad de aquel complejo parecía ser de primera calidad. Exploré un par de edificios pequeños que parecían celdas, estaban alejados del resto de edificios. Cuando entré vi cadáveres de prisioneros congelados. Algunos seguían encerrados en sus celdas, otros han muerto a tiros en los pasillos. Se puede ver los orificios de balas en su cuerpo momificado y medio descompuesto. ¿Qué habría pasado para que los dejasen morir de frio?
Tras solo encontrar esqueletos, salí del edificio de celdas, que se aproximaba una tormenta y no una de las pequeñas. Decidí entrar en otro de los edificios que había alrededor de la gran fabrica. Entre en lo que parecían ser barracones, esta vez no se veían cadáveres, había literas y todo lo que tenía un campamento militar. Había objetos personales de los soldados que vivido aquí. Lo único que me llamó la atención fue un cuchillo con forma de Bowie que parecía un machete más que un cuchillo. Este lugar llevaba más de una década abandonado asique no creo que nadie lo vaya a echar de menos.
La tormenta acababa de llegar, conseguí resguardar a tiempo mi coche, en uno de los edificios cercanos. Me estaba empezando a entrar hambre, todos los barracones estaban conectados entre si, por lo que pensé que también habría una cocina. Había traído comida pero cuanto menos gastase de lo mis provisiones mejor para mí.
Me armé con mi carabina, y avance por el pasillo que conectaba la sala con el resto de edificios. Después de un rato vagando por los alrededores, encontré la cafetería. La poca comida que estaba toda la podrida, incluso la de las latas.
Algo que me pareció extraño y es que todo el lugar parecía haber sido abandonado a toda prisa. Normalmente, no se deja tanta comida ni documentos en un lugar abandonado, había papeleo de la base que incluso podía ser clasificado como información sensible.
Todos estos pensamientos surgieron en mi mientras que me comía mi carne enlatada, ¿Qué causo que estaba base fue dejada atrás? Encontré en unos documentos que este lugar contaba con casi 300 prisioneros y el doble de personal militar, sin contar con los guardias y otros especialistas. En este lugar parece ser que se fabricaba munición para distintas armas, se fabricaban rifles de asalto y varios tipos de vehículos terrestres, en su época de oro este lugar habría estado lleno de vida.
Pasé la noche en uno de los barracones de este extraño complejo. Me intente arropar con las sabanas de las literas e intente hacer una hoguera para calentarme, pero seguía haciendo un frio insoportable, estaríamos cerca de los 35º bajo cero, para mi herida esto no era bueno, pero aun así pase la noche sin más problemas.
A la mañana siguiente encendí el móvil que Marco me había dado e intente ponerme en contacto con el, por alguna razón el móvil no funcionaba muy bien, pero lo extraño es que no era cosa solo de el móvil que me había dado Marco. Mi móvil también fallaba, este lugar me estaba poniendo algo nervioso, después de un rato alguien cogió el phone, era Marco.
-Bueno Dai, ¿has llegado ya a tu objetivo? Espero que me des buenas noticias.-Dijo Marco
-Si, llegue ayer pero hubo una ventisca horrible y no tenía señal.-Dije
-Raúl, me dijo que tuvisteis ciertos problemas en Islandia, ¿Puedes seguir con el trabajo?
-No, hay problema, se necesita más que un par de moscardones para derribarme.-Alardee.
-Dai, no eres la primera persona que enviamos a este lugar, desearía que tuvieses cuidado, no tenemos ni idea de lo que le pasó al anterior.-Dijo Marco fríamente.
-Ya lo había notado, nadie ofrece tanto dinero, ni siquiera por algo así.
-Infórmame en cuanto encuentres algo de valor, estaré esperando ansioso.-Dijo Marco antes de colgar.
Me comí una barrita energética, me puse mis gafas y mis botas. Salí al exterior del barracón, hacía el mismo frio que anoche. Odio este clima de mierda, y este lugar no es que ayude mucho. Me dirigí a lo que parecía una pista de aterrizaje, estaba cubierta por casi 4 centímetros de hielo. Era bastante poco comparado con lo que me imaginaba. Al lado de la pista había dos hangares vacíos y abiertos, cerca de los hangares que estaban al final de la pista, había un par de aeródromos, en uno de ellos había un helicóptero.
Me dirigí al primer vehículo que me había encontrado cerca de la pista, estaba destrozado. Era imposible que este montón de chatarra volviese a despegarse del suelo. Parece que se estrello porque en el interior se puede ver los cadáveres de la tripulación del helicóptero y el de un par de soldados. Cogí las armas de los cadáveres, y las apile fuera del helicóptero.
Entre en uno de los hangares, era enorme, y estaba casi vacío. Me llamaron la atención un par de cajas de madera y de hojalata que estaban apiladas, estaban fuera de lugar entre lo poco que quedaba en el hangar. Abrí una de las cajas y para mi sorpresa estaban todas llenas a rebosar de armas, un cargamento de rifles de asalto nuevecitos. Volví a cerrar las cajas y me dirigí al otro hangar, este estaba completamente destrozado y aun más vacío que el otro.
Salí del hangar y volví a llamar a Marco. Tardaba mucho en contestar, ni siquiera cogía el teléfono. Cogí los equipos que le había quitado a los cadáveres y los metí en una caja vacía, los puse cerca de las cajas de los rifles de asalto. Salí fuera del hangar de nuevo y exploré los alrededores de la pista. Cuando me di cuenta de una enorme grieta.
Era una grieta enorme, que atravesaba el suelo, casi paralelamente a la pista de aterrizaje. ¿Cómo no me había dado cuenta de que algo así estaba aquí en primer lugar ?. Me asome a la enorme grieta lentamente, estaba asomando mi cabeza por el precipicio el cual diría que tendrían unos 40 metros de caída. En el fondo de este se podía un avión de carga bastante destrozado, un par de tanques, un coche y un camión.
Seguía mirando el fondo de la grieta cuando recibí un susto de muerte, era el teléfono que Marco me había dado. Cogí el teléfono aun con el corazón en la garganta, para responder a Marco.
-Dai, Deseas algo, estoy un poco ocupado ahora mismo, ¿Es algo importante? -Pregunto Marco
-Me dijiste que tenía que buscar una forma de sacar la mercancía de este lugar. La base posee una pista de aterrizaje, pero esta cubierta por una capa de hielo, y hay una de esas grietas raras.-Le conteste.
-Es algo interesante no tenia constancia de que hubo una de esas grietas allí, más importante ¿has encontrado algo más?
-Aparte de cadáveres en un bloque de celdas que había, solo un par de planos y un lote de rifles de asalto, le mantendré informado.
Antes de que me pudiese contestar colgué el teléfono y me dirigí al plato fuerte, la fabrica de armas en sí. Era un edificio rojizo y plateado, algo oxidado y un poco destrozado. Ese era mi objetivo y el motivo del porque estaba aquí.