Cap.2
Aquel pedazo de tierra se levanta y tambalea a tal punto que Federico cae del lugar. Una vez en el suelo rueda ya que la fruta se desplomaría justamente donde estaría él, con un estruendo tras el impacto se aterroriza. Entonces observa que se sigue alzando el lugar, del que sale una cabeza gigante que lo mira y lo estremece. En aquel momento se escucha una voz:
—Humano ¡¿Cómo osas pisar mi caparazón?! –no recibe respuestas del muchacho y el gran ser parecido a una tortuga observa la fruta– Con que robando uno de mis frutos, te fulminaré antes de que lo devores.
—¿Comerme eso? Cometes un error, eso es como un pedazo de hierro, mis dientes no podrían ni darle una mordida –La tortuga suelta una carcajada.
—Eres diferente al primero que la comió, esas frutas adquieren una textura mucho más suave y un sabor delicioso en las manos del elegido.
—¿Y si no soy el elegido me parto un diente?
—Las frutas solo caen cuando el elegido está cerca, de lo contrario al estremecerme todas hubiesen caído del árbol –Le pega una mordida algo inseguro, seguida de otra y otra. Casi terminando de comérsela mira a la tortuga sonriendo.
—¿Dónde están mis modales? ¿Gusta un poco? –dice mientras le acerca un pedazo a la boca.
—Que humano tan simpático, no puedo comerla, cualquiera que no fuese el elegido pereciera al ingerirla.
—¡¡Estás loco!! ¡Comí veneno!
—Si juntas tus muñecas con las palmas como mostrándoselas a alguien podrás observar uno de los efectos de lo que llamas veneno –Siguiendo esos pasos aparecen tres círculos amarillos concéntricos alrededor de las manos, estos comienzan a girar ante lo cual la tortuga le ordena que retire esa posición.
—¿Por qué?
—Porque sus efectos pueden ser devastadores. Ese es como el poder mágico básico de todos los que ingieren la fruta, sus efectos son característicos de cada elegido, ahora tú eres un laberinto lleno de secretos ¿Quién sabe cuántos poderes más guardes? Solo te ruego una cosa, no lo uses para el mal.
—Está bien, lo intentaré, aunque no creo que use estos, el lugar parece bastante pacífico.
—Hace 500 años un joven rebeló muchísimos secretos y sumió este mundo en un caos bajo sus dominios… ¿Quisieras escuchar esta historia?
—Claro, me gusta ver cómo cambia mis expectativas sobre este mundo
—Pues...