-Pues ... el ascenso de él había sido muy duro, había pasado por muchas humillaciones, burlas, daños físicos y mentales como jugar con sus sentimientos fingiendo un amor mientras la verdadera relación se escondía entre su supuesto mejor amigo y aquella chica de la que estaba enamorado. Todas esas cosas sumadas al aumento descontrolado de poder que lo llevó a la autosuficiencia provocó el intento de conquistar el mundo.
-¿Avanzó mucho?
-Muchísimo, sus ejércitos estaban llenos de seres sin sentimientos que destruían aldeas, poblados, ciudades con el único fin de ser más fuertes. No les interesaba nada más que ser los mejores.
-Entonces... ¿lo derrotó el típico héroe de siempre salido de un origen humilde?
-No precisamente, un soldado redimido puede ser muy poderoso si sabe usar bien las palabras.
-¿Sus propias tropas se rebelaron?
-Sí, digamos que algunos comenzaron a concientizarse cuando no soportaron ver en sus aldeas como maltrataban a su familia y con ello surgió la primera rebelión que con las palabras correctas se extendió como antídoto en una sangre envenenada a tal punto que aquel hombre fue destruido por su mejor amigo.
-¡Y así todo llegó a la paz!
-No, renació de sus cenizas. Se necesitaron miles de almas dispuestas a dar su vida para derrotarlo.
-¿Cómo es eso?
-Hay un cierto hechizo que después de sacrificar miles de personas es capaz de acabar con cualquier otra de forma definitiva, anulando cualquier cosa que tenga encima. Es como un borrador del tiempo, como si nunca hubiese existido.
-Interesante lección de historia de este mundo desconocido, ahora... ¿Cómo usted sabe todo eso?
-¿Quién crees que socorrió al mundo con ese hechizo cuando todo parecía perdido?
-Comprendo. Quisiera saber quién es usted y qué edad tiene.
-Eso es algo que no es importante ahora, adiós -Y comienza a transformarse en tierra para luego desmoronarse en miles de pedazos mientras el árbol se marchita simultáneamente hasta convertirse en polvo.
Federico no tenía idea de qué hacer para volver a su hogar, por eso camina hacia donde se ponía el sol. A lo lejos solo se veía una gran llanura. Después de caminar unos minutos siente el sonido de una flecha cayendo cerca de su pie derecho. Asustado mira a todos lados, pero no encuentra la procedencia, luego otra lo roza dejándole una pequeña cortadura. Comienza a correr de forma desenfrenada mientras escucha cientos de flechas caer a su alrededor. Su pierna le falla y tras un fuerte impacto su cuerpo se desvanece adquiriendo forma de letras que se esparcen en el viento.
Como por arte de magia se encontró en su habitación, supuso que se había dormido. Sintió como los pasos de su madre se acercaban del otro lado de la puerta. Rápidamente recogió los libros, fingiendo que estaba estudiando. Al entrar la madre exclama:
-¡Organizada! ¡Muy bien! A ver ¿qué estás haciendo? -Se dirige hacia él, observa la libreta con la tarea sin empezar.
-¡Ahora mismo empecé con esta!
-¡¿Mentiras a tu mamá?!
-¡Pero si ya terminé la de matemática! -La verdad es que la había hecho en la escuela, por ello al mirar la libreta con la tarea solucionada le cree y se retira.
Federico continúa con sus tareas hasta que regresa la electricidad, momento en que decide jugar computadora dejando a un lado todas sus responsabilidades.
Al día siguiente unos compañeros de clases intentan copiar de sus deberes a lo que se niega, buscándose así grandes problemas. Estos lo molestan además de conferirle una gran paliza. Su cara llena de moretones y toda hinchada llamaba la atención de los profesores más allegados quienes no recibían respuesta al interrogar a Federico. En la escuela era muy común ver al hijo del director molestando a los demás y saliendo impune ante quejas de profesores y alumnos (en especial de nuestro principal). Los jóvenes que tenían el valor de realizar tales actos eran silenciados posteriormente por el grupo de amigos de este cobarde.
Durante la hora de receso el almuerzo de Federico es lanzado por la ventana por pura diversión y para evitar problemas continúa amordazado sosteniendo firmemente su bolsa de merienda. Las ganas de llorar apretaban su garganta y destrozaban su corazón mientras contenía estas observando el suelo.
A diario no solo debía soportar el hambre, sino también ser filmado por todos, se reían del pobre mientras este se derrumbaba por dentro. Todos estos actos comenzaron a acumular cólera sin posible acción. Es tanta la impotencia que lanza los libros al suelo saliéndose aquella extraña libreta, al observarla su corazón se acelera, todos sus sentimientos quedan en cero, desaparecen, transformándose en miedo; pensaba:
-Yo no la puse en la mochila, al salir de casa recuerdo bien que estaba sobre el escritorio -eso sumado al extraño sueño lo dejaron en un shock. Pasaron unos minutos para que la terminase agarrando y recogiendo todo del suelo; su mente estaba en una indecisión, escribir o no.