El lunes por la mañana estaba corriendo para no llegar tarde a mi nuevo trabajo, no me gustaba ser impuntual, de hecho me levantaba temprano para no retrasarme pero esa mañana estaba demasiado nerviosa. Me había puesto una camisa de mangas cortas junto con un jean negro tiro alto. El problema era que mi pelo no quería que lo atara, por lo que luego de quince minutos peleando con él, desistí.
Llegué a la cafetería a las ocho en punto y me encontré con la hermosa sonrisa de Sara.
-Hola, cielo. ¿Cómo andas?¿Lista para el primer día?
-Hola. Siempre lista para empezar- sonreí.
Durante la mañana me estuvo enseñando algunas cosas básicas sobre el trabajo, los precios, como manejar cada máquina, y el procedimiento del lugar para atender a los clientes. A la tarde comencé a atender por mi cuenta. Habíamos quedado en que esta semana vendría a la mañana y a la tarde para poder aprender bien el manejo de las cosas, pero desde la semana siguiente sería únicamente luego de las clases.
-¡Hola, bienvenido a Leo's! ¿En qué puedo ayudarlo?- mire al chico frente a mí, debería tener mi edad no mucho más, sus ojos café miraron los míos y me perdí por un instante en ellos. El resto de la cafetería había desaparecido, no podía despegar la mirada de él. Sacudí la cabeza cuando lo escuche hablar- Humm... lo siento, no te escuche ¿puedes repetirlo?
Deja de babear que vas a quedar mal, es tu primer día no te puedes poner así por cada chico que veas.
Cállate, no lo estaba mirando.
Si, y yo soy Jennifer Aniston.
No, eres mi consciencia y vas a hacer que no escuche lo que este bombón tiene para decirme.
-Eres nueva, ¿no?
-No, soy Sara, me hice algunas cirugías. - no, no y no, díganme que no dije eso. Una risa me distrajo de mis lamentos- Humm... lo siento, es mi primer día y estoy algo nerviosa. El sarcasmo es un mecanismo de defensa. Como sea, déjame invitarte este café por el mal trato.
-Descuida, no hay problema. Me agradas, pero no dejaré que pagues mi café, la próxima tal vez.
-Gracias, y lo lamento en serio.
Aún no entendía muy bien que había sucedido, no podía creer haber sido tan inútil como para presentarme como la nueva y mejorada Sara. Quería que la Tierra me tragara y no quería encontrarme nunca más a ese chico en mi vida, aunque no me quejaría de volver a ver sus ojos cafés...
...
Los días siguientes no fueron muy especiales, mi rutina era levantarme ir al trabajo, volver a la noche, cocinar e irme a dormir. La semana pasó más rápido de lo que esperaba y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba preparando el desayuno para ir a la universidad. Estaba tan nerviosa por como comenzaría el día que había despertado dos horas antes, y ni hablemos de lo que me costó dormir la noche anterior.
Había aprovechado mi insomnio y la diferencia horaria para quedarme hablando con Matt y Emily que sabía que no trabajan al día siguiente. Las cosas no había cambiado mucho por allá, ella seguía estudiando mientras trabajaba y Matt, bueno era Matt. Por otro lado, Lea estaba a punto de recibirse y Ross estudiaba ingeniería, todos tenían un buen futuro por delante.
Seguí el consejo de mi mejor amigo y me puse un jardinero de jean, no había forma de que yo viajara sin ellos y era la mejor forma de empezar la universidad. De hecho, es por mi costumbre a usarlos y mi baja estatura que su apodo para mi es "pequeña minion".
Tome mi café mientras revisaba mis redes sociales, aun no me acostumbraba a estar en otro país. Era extraño que, mientras todos mis conocidos subían alguna foto de la lluvia cayendo por la ventana, yo estaba muriendo de calor en el otro extremo del mundo.
Sonreí cuando recibí un mensaje de Matt:
"Suerte pequeña minion, vas a poder conquistar esa universidad. Espero verte pronto."
Lo conozco desde que tengo memoria, era mi vecino cuando éramos pequeños y al ser unos años mayor literalmente estuvo ahí toda mi vida. Íbamos a escuelas diferentes, e incluso había meses en los que no hablábamos pero la vida siempre lograba volver a unirnos. Él, había comenzado a trabajar mientras terminaba de decidirse que carrera seguir, mientras tanto manejaba unos horarios raros y por eso no me sorprendió que a las seis de la mañana de Argentina todavía este despierto.
Tras contestarle, salí de mi departamento para ir a la universidad. Estaba más nerviosa que antes, y sabía que al llegar allí sería todo peor. Sin embargo, cuando estaba en el parque me invadió la tranquilidad. Estar allí era lo correcto, mi viaje y el separarme de mis amigos y familia valdría la pena.
Entré al aula número 851 donde tendría historia, había recorrido la universidad antes para no ser la típica chica nueva que se pierde en los pasillos y llega tarde a clase. Me senté en el fondo, no quería llamar la atención. Para entonces, había llegado a la conclusión de que no estaba nerviosa por empezar a estudiar, sino por conocer gente nueva. No era algo que se me de bien, y sé que no sería la excepción esta vez.
-¡Hola! Lo siento, ¿está ocupado este lugar?- negué con la cabeza mientras ella se sentaba- ¡Gracias! Soy Elizabeth.
-Soy Alisson, pero puedes llamarme Ali. - el aula seguía llenándose y yo no sabía que más decir para terminar el silencio incomodo que había entre nosotras.
Ni para socializar sirves, vas bien Alisson.
Cállate consciencia, nadie te invitó.
Lo sé querida, nadie me invita, soy una parte de ti. La única que se que anima a ser sincera contigo.
Como sea, cállate.
¡Genial, ni una pelea con mi consciencia ganaba!
- ¿De dónde eres? Por tu acento sé que no eres de Londres.
- Humm... Soy de Argentina, llegué hace un mes y todavía trato de acomodarme a todo esto. Es una ciudad hermosa, y espero poder disfrutarla más de lo que lo estoy haciendo.
- No dudes eso, viví aquí toda mi vida y no me canso de recorrerla. Cuando quieras una amiga para conocer un poco más, no dudes en avisarme.-guiñó el ojo al tiempo que el profesor entraba seguido de un joven al cual no le presté suficiente atención.
-Buenos días clase, soy el profesor Arthur Smith y voy a enseñarles historia...
...
La clase pasó lo suficientemente rápido, ya era mediodía cuando terminamos y yo debía correr si quería comer algo antes del trabajo. Pero mis hermosos compañeros, noten el sarcasmo, no parecían entender el significado de permiso.
-Eli, necesito salir de aquí o no voy a llegar a mi trabajo.- Habíamos hablado con la morena en la clase, resultaba que era una chica agradable y rápidamente tomamos confianza entre nosotras. Sin embargo, mientras yo seguía luchando para salir del aula, mi nueva amiga había quedado atrás y no tenía forma de volver con ella sin golpear a la mitad de las personas. Aunque, parece que tampoco podía avanzar hacia la salida sin terminar empujando a alguien- Lo siento, no fue mi intención pero tengo que salir rápido...
-Descuida, no hay problema...¡Espera! Tu eres la Sara que se hizo cirugías- frené abruptamente al escuchar eso, solo había un persona que sabía eso. Y no esperaba encontrármela de nuevo, mucho menos que sea mi compañero de clases. Observe esos hermosos ojos cafés ocultos tras unos lentes, mientras trataba de entender como era eso posible. Pero decidí no quedarme a averiguarlo y salí corriendo en cuanto tuve la oportunidad.