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Chapter 8 - Capítulo 7

A la mañana siguiente desperté por el sonido de mi celular. El maldito estuvo sonando por diez minutos y no frenaba, pero una parte de mi pensaba que si lo ignoraba simplemente se callaría. Finalmente, lo agarré, no quería despertar al resto de las personas que duermen en la casa, pero me sorprendí al descubrir que no era mi alarma, sino Lea haciendo videollamada.

- ¿Se puede saber el motivo por el cual me estas despertando cinco minutos antes de que mi alarma suene?- le dije ni bien la atendí mientras me sentaba en la cama y pasaba una mano por mi cara.

-No lo sé, tal vez porque no me respondiste en todo el día de ayer y teniendo en cuenta la diferencia de horario pensé que ya estarías despierta.

-Sí, lo siento por lo de ayer, tuve un mal día.

-¿Me pensas contar que pasó?

-¿Puedo vestirme primero? Literalmente acabo de abrir los ojos.

Corrí para cambiarme y lavarme los dientes, me bañaría a la noche cuando volviera. Todavía no quería despertar a los chicos pero debía ir a la cocina para preparar un desayuno para todos. Así que mientras preparaba café y algunas tostadas para que pudiéramos alimentarnos llamé a Lea y le conté un poco de lo que había pasado.

-Ali, no te guardes esas cosas. Prométeme que cuando te sientas así de nuevo me llamaras a mí o alguno de los chicos- asentí-. Trataré de apurarlos para poder ir a verte lo antes posible, trata de no estar sola todo el tiempo, ¿sí?

-Tranquila, no la dejaremos sola-Nate apareció detrás mío y yo abrí los ojos en grande, no le había contado a Lea de él ni de Eli y en su cara se notaba que tenía varias preguntas para hacer-. Soy Nate, amigo de Ali.

-Oh... ¿Se mudó contigo?-me sonroje mientras negué con la cabeza- Soy Lea, la hermana de la rubia que está a tu lado.

-Lo sé, me ha contado sobre ti.

-Qué curioso, yo no escuché nada sobre vos- si las miradas mataran, mi hermana y yo nos hubiéramos matado mutuamente esa mañana-. Como sea, no dejes que pase mucho tiempo sola, se pondrá a pensar en nosotros y necesita ser feliz allá.

-Bueno, Nate, Eli y yo tenemos que prepararnos para la universidad y tú debes dormir que es muy tarde en Argentina. Adiós, Lea.

-Bien, adiós pero no creas que te vas a librar de esta charla. Adiós, Nate.

Corté la llamada y lo miré, estaba sonriendo con aire de superioridad. No había visto como estaba vestido y ahora entiendo la cara de Lea, el chico estaba en cuero. Tenía un cuerpo bien definido, se notaba que ejercitaba pero lo que más me llamó la atención fue un tatuaje que comenzaba en su cintura y seguía hacia abajo.

-¿Pudiste dormir bien?- volví a mirar su cara, seguía con esa estúpida sonrisa. ¿Les dije que sonríe mucho? Porque en verdad lo hace.- ¿Alisson?

Sacudí la cabeza, estaba sonrojada no había duda de eso.

-Lo siento, estaba pensando en todas las teorías que puede estar haciendo mi hermana en este preciso momento.

¿Cómo se supone que le explique que un chico guapo estaba en mi apartamento semidesnudo justo cuando no le estuve respondiendo los mensajes por todo un día?

Una carcajada me trajo de nuevo a la realidad.

-¿Piensas que soy guapo?- se acercó más a mí y yo comencé a retroceder hasta chocar con la isla de la cocina. ¿En serio había dicho eso en voz alta?- ¿Qué sucede, estas nerviosa?

-N...no-las tostadas saltaron indicando que ya estaban, aclaré mi garganta y encontré valentía como para contestarle-Aléjate, Evans, no querrás comer tostadas quemadas.

Lo empujé y le di la espalda mientras trataba de calmarme, eso había sido intenso.

-Tengo otra cosa en mente...

-Mmmh... Eso huele delicioso, ¿quién cocinó?- Gracias al cielo Eli apareció en la cocina impidiendo que su hermano terminé la oración.

Desayunamos los tres juntos, pusimos música de fondo y nos reímos durante toda la mañana. Era bueno despertar así, y lo único que me preguntaba era si podía pasar esto todos los días.

-Hey- llamé la atención de ambos-, sé que se quedaron anoche para que no esté sola y de verdad aprecio eso. Quiero que sepan que siempre que lo necesiten voy a estar y que pueden venir a mi casa cuando quieran.

...

La semana pasó rápido. Eli y Nate no me dejaban sola, siempre los tenía en mi departamento y no me molestaba, al contrario me estaba acostumbrando a ellos y no quería que se fueran. Al mismo tiempo habían empezado a hablar con mis amigos en Argentina, se sumaban en las videollamadas que teníamos y no había forma de que me dejaran hablar tranquila.

Era viernes a la noche, y estábamos volviendo del cine con Eli. La película había sido asombrosa, ella estaba demasiado emocionada por lo similar que era al libro y su felicidad era contagiosa. Sin embargo, cuando salimos comenzó a llover y tuvimos que pedirle a Nate que nos pase a buscar y, de un momento a otro estábamos comiendo pizza en mi casa.

-¿Hoy no vas a hablar con tus amigos?- preguntó él mientras masticaba su comida- Están empezando a caerme bien, deberían venir.

-Solo te interesa Emily, se sincero Nate.

Reí ante el comentario de mi amiga y asentí dándole la razón.

-Eso es cierto- reímos de nuevo-. Igual no, hoy no voy a hablar con ellos. Les dije que salía con ustedes y que cuando volvía hablábamos pero me dijeron que estarían ocupados. Así que, se tendrán que conformar conmigo hoy.

Luego de terminar de comer, pasamos la noche mirando películas. Hicimos un nuevo maratón de Harry Potter y cuando la cuarta película había acabado decidieron irse a su casa a pesar de mis insistencias para que no lo hiciera.

La mañana siguiente decidí que era hora de comenzar a aprovechar la ciudad en la que estaba, así que me cambie y comencé a explorar sitios que antes no conocía. Tomé fotos de cada lugar que me resultaba extraño y de aquellos que eran típicos de Londres. Tenía algunas en cabinas telefónicas, con un autobús rojo de fondo y en Abbey Road. Esta última era mi favorita, pero pienso que podría haber sido mejor si no hubiera estado sola.

De alguna forma me perdí en las calles de Inglaterra, disfruté cada minuto caminando y no fue hasta que Nate me llamó que me di cuenta de lo mucho que había tardado.

-¡Hey! ¿Cómo andas, Ali?

-¡Buenos días! Bien, estoy recorriendo un poco de la ciudad- doble en una esquina para ir a tomar el metro-. Quiero ir a un lugar más antes de almorzar.

-Ali, son las tres de la tarde.

- ¿Qué? -Miré el reloj que confirmó lo que él decía-. Como sea, estuve comiendo algunas cosas mientras caminaba y no me di cuenta del horario. Volveré a casa ahora que debo hacer algunas cosas de la universidad.

-No, no cambies tus planes por el horario. Te oías feliz por lo que hiciste esta mañana, tomate un día como turista de Londres. Después de todo, eres nueva en la ciudad.

Corté con Nate y me dirigí hacia la calle para poder tomar un taxi. No había sido consciente de la hora y en este momento tenía cosas que preparar para la universidad. Además, le había dicho a Emily que haríamos llamada durante la tarde y no podía dejarla colgada.

Sin embargo, la vida tenía otros planes para esa tarde. Eli estaba en la puerta de mi casa, sinceramente no entendía porque no había entrado le había dado la llave por cualquier emergencia y siempre la usaba a pesar de la ausencia de una.

-¡Alisson! ¿Qué haces acá?-Su rostro tenía una mezcla de miedo, confusión y sorpresa.

La saludé y pase por su lado para poder entrar a mi edificio.

-Emm... Vivo aquí- reí por su pregunta y ella soltó una carcajada nerviosa-. ¿Qué sucede, Eli, qué me estas ocultando?

-Yo no te oculto nada, jamás lo haría- sonaba ofendida, pero lo único que hice fue cruzarme de brazos y levantar una ceja esperando a soltara lo que sea que no me estaba diciendo-. Bien, necesito que me acompañes a comprar algo, no sé qué hacer y necesito tu ayuda.

-Bien... Solo déjame cambiarme la campera y vam...-agarró mi brazo y tiró de mí llevándome por la calle-. Hey, Eli espera. ¿Qu�� está sucediendo?

-Es que... se acerca el cumpleaños de Nate, y él siempre me compra un increíble regalo. Y yo no sirvo para esas cosas, mis regalos apestan y tal vez ahora contigo pueda hacerle algo que en verdad le guste. Sé que dirás que lo material no importa, pero quiero hacer algo por él, algo lindo. Está bien si no me quieres ayudar, sé que estas ocupada con cosas de la universidad y demás, solo quería saber si podías venir conmigo.

-Tranquila Eli, iremos pero cálmate. Estoy segura de que lo que hagas le gustará, solo vayamos y disfrutemos un poco mientras buscamos su regalo perfecto.

Y así fue.

Una vez que llegamos al shopping nos perdimos en los locales. Siendo sincera no soy una persona que disfrute de comprar ropa, perder mucho tiempo probándome diferentes prendas y demás. Pero con Eli fue diferente, nos reíamos de cada una y de los conjuntos de ropa que usábamos, y al final terminamos comprando más para nosotras que para Nate.

El lugar que más me gustó del establecimiento fue la librería. Entramos en ella con la excusa de que mi amiga quería el nuevo libro de su saga favorita, pero en cuanto puse un pie dentro, entendí lo que era estar en el paraíso. Era enorme, cada pared tenía una estantería repleta de libros, la madera era antigua y hermosa. Me sentía en la biblioteca de la Bella y la Bestia y eso me encantaba.

-Eli, me encanta este lugar y no puedo dejar de mirar para todos lados, es el paraíso. Pero todavía no le compramos nada a Nate y tengo que volver a casa pronto,-miré la hora, eran las seis de la tarde- quisiera repasar lo de historia.

Ella miró su celular y sonrió.

-Vamos a tu casa, luego venimos por el regalo. Nate cumple el mes que viene, tenemos tiempo.

Salió del lugar dejándome aturdida, ¿por qué habíamos ido con tal urgencia si falta para el cumpleaños? Algo no me cerraba, sabía que Eli me estaba ocultando algo, y ahora tenía que descubrir qué.