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Chapter 10 - Capítulo 9

La mañana pasó rápido, me encontré con Eli en la universidad y fuimos juntas a clase de historia. Nate no había aparecido con la excusa de que tenía un fuerte dolor de cabeza, aunque según su hermana solo quería seguir durmiendo.

El señor Smith estaba de buen humor y nos dejó salir antes, dijo que "necesitábamos disfrutar un poco de la vida". Nadie se lo discutió, y en cuanto tuvimos la oportunidad salimos del edificio.

Me había debatido que hacer con mis dos horas libres antes de entrar al trabajo, y como temía por mi departamento fui a ver a mis amigos. Sin embargo, en cuanto llegué todos seguían dormidos. Yo no soy una buena persona, y lo que hice a continuación lo demuestra. Desperté a todos y cada uno de mis huéspedes

-Alisson debes tener una justificación muy importante para despertarme temprano o si no te irá muy mal.

-¡Ross, son las once de la mañana! Deja de quejarte y levántate, tengo dos horas libres antes de entrar al trabajo y no voy a dejar que den su primer recorrido por Londres sin mí.

-Podemos hacerlo a la noche-lo miré mal-, no me molesta si eso significa que puedo dormir más.

-Vamos amor, debemos conocer esta ciudad y Ali vive aquí hace meses. Puede saber un poco más que nosotros.

-Gracias Lea-me guiñó un ojo-. Ahora arriba todos, tengo un jefe un poco gruñón y si me llega a despedir porque ustedes me hicieron llegar tarde van a tener que pagarme un mes de renta.

Diez minutos, cinco gritos de mi parte y veinte quejas de Ross después, habíamos logrado salir del departamento. Pensaba llevarlos a conocer la parte más cercana de la ciudad, el centro deberían recorrerlos ellos algún otro día o durante el fin de semana.

Pasamos por las calles más hermosas del barrio, aquellas que eran coloridas y que las hojas naranjas terminaban de completar. Les mostré el centro comercial donde habíamos ido con Eli ayer, y les recomendé que pasaran por allí mientras yo trabajaba. Hicimos una parada para mostrarles mi universidad, pero el tiempo no fue suficiente como para que pudieran ver el campus, aunque conocieron el edificio.

Las dos horas pasaron igual o incluso más rápido que la clase del señor Smith y tuve que correr para llegar a la cafetería. Antes, me despedí de los chicos y les di la dirección de mi trabajo, además, le deje a Lea la llave de mi departamento y avisé que cualquier cosa podrían comunicarse conmigo, Nate o Eli.

-Lo siento Sara, me atrasé unos minutos- estaba agitada, y lo único que recibí de su parte fue una sonrisa-. Por favor, dime que Martin no se dio cuenta de mi tardanza.

-Oh, no cariño- sonrió con dulzura-, está en su oficina con su hijo y no pasó por aquí aún. Puedes relajarte, llegaste perfecto.

-¿Su hijo?- ella asintió- Oh, no sabía que tenía uno.

-Se llama Aaron, a veces viene a ver a su padre. Tal vez lo hayas visto, es morocho con ojos azules, es hermoso- susurró esa última parte- y debe tener tu edad.

-No lo recuerdo… Cambiando de tema, ¿qué tal estuvo tu fin de semana?

-Nada fuera de lo común, llevé a mi sobrina al cine y pase tiempo con ella- me estaba terminando de poner el delantal-. ¿Vos, cómo estas manejando el vivir aquí?

-Sinceramente, tengo días en los que solo quiero que la tierra me trague y me escupa en Argentina. Pero este fin de semana mis amigos vinieron de sorpresa y ahora mismo están recorriendo Londres, están haciendo todo más simple.

-¡Eso es estupendo, cariño! En cuanto quieras pedirte un día libre para estar con ellos yo te cubro.

Me dio un pequeño abrazo y se fue a preparar la orden de un cliente mientras yo me quedaba en el mostrador, al parecer sería una tarde tranquila.

-Hola, bienvenido a Leo´s. ¿Qué puedo ofrecerle?

-Entonces tú debes ser la nueva empleada- levanté la mirada para encontrarme con un hombre de pelo oscuro y unos ojos celestes que resaltaban en su rostro-. Soy Aaron, el hijo del dueño.

-Hola, Aaron. Soy Alisson, ¿puedo ofrecerle algo?

Tenía que admitirlo, ahora entendía porque Sara me había dicho que era hermoso, realmente lo es. Su rostro no tenía una sola imperfección, los ojos azules hacían un perfecto contraste con su cabello oscuro, y la barba de pocos días lo hacía parecer mayor.

-Me gustaría un café para llevar, ponlo en la cuenta de mi padre por favor.

-Claro, señor.

Me dirigí hacia la cocina a preparar su orden, Sara estaba allí tarareando una canción.

-Bien, tenías razón, es hermoso.

Reímos mientras terminábamos lo que estábamos haciendo y salí lo antes posible para no hacer esperar al hijo del jefe. No quería que a mis retrasos se le sumara una queja de él.

-Aquí tienes.

-Muchas gracias, Alisson-dio un sorbo a su café-. Wow, esto esta delicioso, empezaré a venir más seguido.

Se fue mientras yo me quedaba recalculando sus palabras, estoy segura de que ya había probado nuestros productos. No tenía sentido que se hiciera el sorprendido.

Cuando mi turno estaba terminando recibí un mensaje de Nate que decía que me recogería por el trabajo para llevarme a mi departamento. Eli y él estaban con mis amigos allí y "estaban ansiosos esperándome", lo que se traduce como "tenemos hambre, no queremos que tardes caminando".

Agarré mis cosas y apagué las luces de la cafetería para esperar a Nate afuera. Sara era quien abría la tienda por la mañana y yo la cerraba, habíamos llegado a ese acuerdo con Martin la primera semana de mis clases, y sinceramente era bastante práctico.

El inglés estacionó el auto en la esquina y se bajó del auto mientras yo me acercaba a él.

-Buenas noches- abrió la puerta para mí y yo me limite a levantar un ceja mientras contenía una carcajada-. Vamos, déjame ser un caballero.

-No necesito uno, pero gracias.

Le guiñé un ojo y me metí dentro esperando que cerrará la puerta y de la vuelta para tomar el asiento de conductor.

-Así que, ¿debo preocuparme por el estado de mi departamento?

-Claro que no, no deje que Matt o Lea se acerquen a la cocina.

Reí por su aclaración y puse la radio. El camino a casa era corto, diez minutos estaríamos por allí, nos quedamos en silencio. No era incomodo, al contrario, con Nate podía ser la persona más inmadura del mundo y a podía tener las conversaciones más profundas.

Luego de un nuevo intento de él por ser un caballero, llegamos al departamento. Y cuando estábamos en el ascensor decidió romper el silencio.

-Creo que Eli planea organizar una salida especial el sábado, te aviso para que no te hagas planes.

-Nate, todas las personas con las que me relaciono están, literalmente, cruzando esta puerta.

Entramos riendo lo que llamó la atención de todos en el lugar.

-¡Al fin llegas!- dijo Matt mientras alzaba las manos al aire tratando de ser más dramático- Nos abandonaste en este pequeño departamento y sin comida.

-Ay sí, yo también te extrañe- le di un golpe en la cabeza-. Primero no te abandone aquí, yo los deje en la calle y segundo tienes comida y si no existe el delivery, señor exagerado.

-¿Qué tal tu día?

Esta vez fue Emily quien me preguntó.

-Bien, conocí al hijo de mi jefe después les contaré sobre él- señale a Lea, Eli y Emily-, más allá de eso fue normal.

Me encogí de hombros y pase a mi habitación para dejar las cosas del trabajo.

-¿Piensas alimentarnos?

-¡Matt, te amo pero no soy tu esclava! Si quieres comida hazla, cómprala o espera.

Le respondí desde mi cuarto. Amaba a mis amigos, pero muchas veces tenían esas costumbres de dejar todo en mis manos y yo no era su mula.

-Ella tiene razón, no estuvo en la casa en todo el día deberíamos cocinar nosotros.

-Nate, estás hablando con alguien que no tiene conocimientos culinarios.

Rodé los ojos mientras volvía a la cocina, me senté en la isla y los miré.

-Muy bien, son casi las siete de la tarde los restaurantes recién están empezando a abrir y como llegaron ayer y yo no tengo ganas de cocinar los invitó a comer. Quiero a todos bañados y listos en una hora, tienen diez minutos en el baño, primero vamos las mujeres porque después necesito charlar con ellas. ¿Entendieron?

-Sí, capitán- respondió Matt mientras levantaba su brazo en señal de saludo militar a lo que Ross le tiró con un almohadón-. ¡Eyy!

-Si quieren pueden venir a prepararse a casa, chicos. Así dejamos que ellas hablen y les damos más tiempo en el baño.

Así que después de diez minutos en que los hombres discutieron en que se pondrían y que Lea y Eli los ayudaran, por fin se fueron y me pude dar un baño. El agua caía sobre mí llevándose consigo gran parte del cansancio que tenía, cerré los ojos dejándome llevar con ella.