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Chapter 4 - Capítulo 3

Había llegado tarde.

Había llegado tarde mi primera tarde después de clases al trabajo, y todo por culpa de un grupo de "jóvenes adultos" que no sabían moverse de la puerta para dejar pasar a la gente que estaba apurada. Además, descubrí que el chico por el que babeaba el otro día es mi compañero de clases.

¡Ah! ¡Y no vayamos a olvidarnos del maravilloso apodo que uso frente a todos!

Lamento decirte que fuiste vos, quien le dijo que ese era tu nombre.

Consciencia, no necesito que te metas ahora en mi conversación.

Volviendo a lo importante, me encontraba en la cafetería con Sara a mi lado, la cual me preguntaba sobre mi primer día, y mi jefe que había anotado mi retraso en su libreta. Odiaba esta situación. Y lo peor, era que estaba rogando para que el chico misterioso no se acercara a Leo's.

Y por una vez en la vida, la suerte parecía estar de mi lado. Eran las seis de la tarde, en media hora cerrábamos y yo ya estaba limpiando las mesas mientras la ojiazul terminaba de atender a los últimos clientes. El día había pasado tranquilo, no pasaron muchas personas por el lugar, por lo tanto no me sentí tan culpable por llegar veinte minutos tarde, pero igualmente me había ofrecido a cerrar el local para que Martín no piense que soy una persona irresponsable.

-Adiós, Ali. ¡Nos vemos mañana, suerte en tu clase!

-Hasta mañana, Sara.- fregaba el mostrador cuando escuche el sonido de la puerta abrirse, no llegué a levantar la cabeza antes de decir- Lo siento, estamos cerrando.

-Lo lamento, Sara con cirugías, no quiero molestarte. - ¡Oh, no! ¡NO, NO, NO! Esto no puede estar pasando- No quiero incomodarte, puedo irme si no quieres.

-No, no. Está bien, ¿qué quieres tomar?

-En realidad no venía por eso, pero un café no está mal. - Si no venía a tomar algo a una cafetería, ¿a qué venía en realidad?- ¿Sabes?, aún no se tu nombre y dudo de que quieras que te siga llamando Sara con cirugías.

-Soy Alisson. Lamento lo del otro día en verdad estaba nerviosa-mire como sonreía-. Se supone que es el momento en el que dices que tengo un bonito nombre y me dices el tuyo, ¿no?

Soltó una carcajada mientras yo me perdía en esos hermosos ojos color café.

-Es lindo, me gusta Alisson. No habría nombre más perfecto para ti- me puse de espaldas para que no viera lo sonrojada que estaba-. Me llamo Nate.

- Hola, Nate- Lo mire al mismo tiempo que le terminaba de preparar su café cuando sonó mi celular. - Lo siento, debo contestar... ¿Qué pasó, Matt?

-Hola a ti también, pequeña minion. ¿Cómo fue el primer día?

-Lo siento, sigo en el trabajo. ¿Puedo contarte cuando llegó a casa?

- Si, como sea. Vete con un inglés, ya me vas a extrañar.

-Bien, adiós Matt.- colgué el teléfono y limpie el mostrador nuevamente- Lamento eso.

-No hay problema, pero debo irme que mi hermana me necesita. ¿Nos vemos mañana?

-Claro, adiós.

...

Pero no fue así.

Durante esa noche había hablado con Matt, con Emily y con mis padres. Les había contado sobre mi primer día de clases omitiendo la parte en la que Nate aparecía. No tarde en dormirme tampoco, estaba agotada y quería llegar a mi cama para acostarme y no levantarme hasta dentro de tres días o más. Aunque lamentablemente todo sueño termina, y en mi caso fue gracias a una alarma.

Me bañe, desayune, y salí hacia la universidad donde me encontré con Eli. Fuimos a clase de Arte,(porque si bien teníamos algunas materias básicas como historia, otras eran específicas de cada carrera), y tengo que admitir que esperé ansiosa la llegada de Nate. Pero no apareció.

Tampoco lo hizo el resto de la semana, y mi vida comenzó a basarse en una simple rutina: ir de la universidad al trabajo, de allí a mi casa y luego a la universidad de nuevo. Había hablado muy poco con mis amigos, nuestros horarios habían comenzado a complicarse. Y yo me sentía demasiado sola en un país que aún me resultaba extraño. Si, tenía a Eli pero no era lo mismo que con ellos.

No fue como me esperaba pasar la primera semana de clases, tenía la ilusión de emocionarme con las clases y sentir que estaba haciendo lo correcto. Pero cada vez pensaba más que estaba cometiendo el peor error de mi vida, estaba sola y no tenía a quien recurrir. No podía decirle a mi familia que quería volver a la semana de haber empezado, no después de todo lo que hicieron para que yo pueda estar acá.

...

El fin de semana había pasado igual que la semana, solo que me encontraba encerrada en mi departamento. Fue recién el lunes a la noche cuando tuve la oportunidad de hablar con mi hermana.

-Entonces, ¿nada interesante que contarle a tu linda hermana?

- No Lea, no sucedió nada. Voy de la facultad al trabajo y viceversa. ¿Todo bien en casa? ¿Cómo vas con tu tesis?

-Nada nuevo, mamá y papá trabajan, yo estudio, trabajo y salgo con Ross, hablo con los chicos. Te extrañamos demasiado.

-Lo sé, yo también. Daría lo que fuera para que puedan venir un par de días... Te encantaría Londres.

-No te vas a librar de mi por mucho, en cuanto pueda voy para allá. Tengo que colgar, llegó Ross, hablamos luego. Te amo.

Colgué con ella y comencé a ver Instagram cuando me llegó un mensaje:

Número desconocido:

Hola, Sara sin cirugías. Lamento molestarte, pero necesito saber si tienes los apuntes de la clase de historia de hoy.

20.15 hs

No le había contado a nadie la existencia de Nate, por ende nadie más sabía del nombre de Sara. Pero era imposible que él tenga mi número, ¿no? Estoy segura de que nunca se lo di. Hace una semana me dijo nos vemos mañana, y desde entonces no hablamos ni lo vi. No, debía ser alguien haciéndome una broma. No era Nate...

Número desconocido:

Por cierto, soy Nate

20.17 hs