Los rayos del sol se colaban por las hendijas de las persianas, moldeando la figura de la joven en un encierro resplandeciente.
Adeline frunció el ceño ante la desmesurada claridad que ingresaba al aposento. Abrió lentamente los ojos, reparando en la lejana familiaridad que percibía del sitio. Frotó con delicadeza sus párpados cayendo en cuenta sobre el suceso acontecido con Jean Pierre en la madrugada.
Cubriendo su rostro con pudor, gruñó de frustración.
_ Conque hiciste memoria. _ La voz impasible del segundo hermano, hizo presencia en la estancia, atrapando al instante la atención de Adeline. _ Por cierto, eres increíblemente ruidosa. Estuve apunto de callarte con una mordaza. _ dijo impertérrito, llevando consigo una bandeja con desayuno hacia la cama.
_ Tú... y... yo... nos acostamos...?. _ Adeline señaló a ambos con nerviosismo.
_ Por supuesto que sí, dormí a tu lado. _ Con inocencia sonrió, sentándose en el borde de la cama.
Adeline un tanto confundida, se rascó la nuca.
_ Sí, pero hablo si nosotros dos tuvimos... relaciones... de esas en las que no se duerme. Sino son ruidosas, ya sabes... _ El rostro de Adeline se encontraba colorado por un fuerte tono rojo.
Arrugando el entrecejo, Jean Pierre negó con la cabeza fastidiado.
_ Me refería a tus ronquidos Adeline, no a otro suceso impuro en donde me aprovechaba de ti mientras estabas embriagada. Soy un hombre, no un niño. _ aproximando un licuado verdoso, agregó. _ Debes consumir este batido antes del desayuno, está compuesto de unas hierbas naturales que te harán sentir mejor.
Avergonzada, Adeline bebió del licuado.
_ Besé a Gianluca, imaginando que el hombre parado justo frente a mí eras tú... y no él. _ Aquellos ojos de tormenta reflejaban arrepentimiento, como si se hubiera tratado de una infidelidad.
_ Que extraño, las personas no suelen confundir a un Sonobe con otro, por sino lo notaste, nuestros rasgos físicos son tan sencillos de diferenciar. _ dijo con sarcasmo alejándose de ella. Jean Pierre bajó la cabeza dolido.
_ Había bebido mucho y no es una excusa. La verdad es esta, por más que beba, por más que siga huyendo de ti, simplemente regreso a ti, una y otra vez. _ levantándose , se posicionó al frente de él. _ Desde un principio, tuve claro cual era mi Sonobe favorito y por más que me esmeraba por ocultar mis sentimientos hacia ti, ya no puedo hacerlo. Te amo Jean Pierre, pero todavía no es el momento para estar juntos. _ frunciendo los labios, se apartó de él. Seguidamente recogió su abrigo, el bolso y las botas de cuero, las llevó colgando en el regazo.
Miró a Jean Pierre antes de abrir la puerta, pero él seguía con la cabeza gacha. De aquellos ojos dorados brotaban lágrimas de dolor. Se sentía traicionado, él la había esperado desde cuando era un crío. Ella iba a ser su primera vez en todo, no obstante, él no lo sería para ella. La perspectiva que el segundo hermano tenía sobre el amor, era más que profunda y exclusiva. Algo, que hasta un solo beso, podría significarlo todo.
Cerrando la puerta al salir, descendió rápidamente por los escalones. Llegando finalmente al vehículo.
Estando adentro de este, golpeó el volante con fuerza, estallando en lágrimas y culpabilidad.
Puso el coche en marcha, saliendo a toda velocidad de la mansión Sonobe.
...
Santorini, Grecia.
El mayor de los Sonobe se encontraba en una opulenta mansión, vista al mar, en la famosa ciudad de Santorini.
Había viajado hasta el suroeste de Europa, con un solo objetivo, indagar sobre el pasado de su familia.
Por lo que su viaje, ameritaba empezar desde las raíces de su familia, Grecia.
Los difuntos abuelos de los hermanos, provenían de una familia real muy antigua de la región.
Se presentó ante los medios, como el futuro heredero de las propiedades sin reclamar. Tanto vivienda, como el negocio de sus abuelos, pasaron a manos de Jean Paul, por ser el mayor de los hermanos Sonobe y el nieto más allegado de la pareja. Claramente, no existía un documento legal que volviera esto admsible, sin embargo el poder que procedía del hijo mayor, desafiaba cualquier medio legal que este deseara.
Con un solo chasquido de dedos, se transformó en el dueño de todos los bienes materiales e inmateriales.
_ No lo volveré a repetir. ¿Quién te envió?. _ Subiendo con elegancia las mangas blancas de su camisa de vestir, limpió sus puños ensangrentados con un paño de seda que le otorgó Adler, su guardaespaldas.
_ Me estás dando el avión wey, ya te dije que soy un turista carnal. Todo ese rollo de los dioses griegos está bien chido. _ Escupiendo sangre, sonrió casi sin dientes.
Jean Paul exasperado, sonrió con amargura, asestándole otro golpe remitido en el rostro.
_ Maldito mexicano, te diré lo que sucederá. El tipo con arma es Adler y Adler te volará la cabeza no sin antes, por supuesto, cortarte esos revoltosos dedos. Así que sino cooperas serás un ineficiente mercenario sin dedos. _ Sujetando al joven por los hombros, lo mirò amenazante.
_ No manches, bájale de huevos. Tengo que seguir trabajando carnalito y necesito mis dedos para hacerlo. _ Temeroso, acariciò sus dedos.
El mayor de los Sonobe mensajeó su cien con cansancio.
_ Exijo que contestes a mis preguntas. ¿Quién te envió? y ¿Por què me seguías?. _ vociferó, levantando al sujeto hincado, a punto de lanzarlo al vacío.
_ El patroncito me envió Sr. y lo seguía porque ese es mi trabajo, para eso me pagan. _ Asintiendo con nerviosismo, alternó la vista del vació a Jean Paul. _ No manches, está muy alto.
_ Por lo que veo eres un siervo incompetente. _ negando la cabeza, exhibió desde el móvil del joven, las fotografías capturadas de Adeline.
_ ¿Qué sabes de esta mujer? Como te atreves ha fotografiarla. _ gritó con ira, percutiendo su cabeza con el cemento.
La sangre se dispersaba por el pavimento, hasta que Adler detuvo su puño atrapándolo en el aire.
_ Muerto, no contestará amo Sonobe. _ Aconsejó Adler, dejando ir su mano.
_ No lo sé... pero a poco no está chida?. El patrón no me da información, solo órdenes. _ respondió intermitente, tosiendo sangre.
La sola referencia que profirió el sujeto de ella, causaron furia en él.
Agachándose levantó su nuca ferozmente, compeliendo ha que este lo contemplara a los ojos.
_ Jamás volverás a referirte de ese modo a ella. _ sentenció el mayor de los Sonobe, arrojando la endeble figura del espía.
Levantándose, asintió la cabeza en dirección a Adler.
Haciendo caso omiso al mandato, Adler lo sujetó amenazante.
Las súplicas, los gritos, no detuvieron a Jean Paul de su camino.
El disparo, resonó en el aire y ni siquiera eso lo hizo virar. Proseguió su caminado hacia la mansión, siendo alcanzado por Adler, quién luego de asesinar al intruso, instó a sus hombres que se hicieran cargo del cadáver.
Un sujeto con uniforme especializado, lo recibió en la entrada.
_ Sr. Sonobe, logramos abrir la caja fuerte. ¿Desea ver el contenido ahora mismo?
_ No hay porqué esperar más, lléveme enseguida. _ Demandò Jean Paul, siendo guiado por el joven.
Al llegar, el mayor de los Sonobe no se vio asombrado por la cantidad exorbitante de dinero y joyas que albergaba la colosal caja de acero. Su atención fue captada por el portafolio negro oculto entre todas las riquezas que almacenaban sus abuelos.
_ Todo el dinero que encuentren, será invertido al hospicio de Aldrich. ¿Ha quedo en claro?. _ Demandó a los trabajadores presentes, los cuales enseguida comenzaron a introducir todo el dinero en maletas.
El guardaespaldas de Jean Paul, lo escoltó junto al portafolio a la oficina.
_ Amo Sonobe. ¿A qué se debe todo este alboroto solamente por un portafolio?. _ Preguntó intrigado, entregando el dosier.
_ Este no es un portafolio cualquiera, se le denomina dossier por adjuntar información sobre alguien o asuntos ilegales y cruciales. _ Explicó, esparciendo el contenido en la mesa. _ Cuando era un adolescente, mi abuelo solía incorporar información turbia en este simple portafolio de cuero. Cada Sonobe posee uno cuando empieza a trabajar en el Royal Empiere. El mío tiene todos los registros de asesinato que hemos hecho, un claro ejemplo de esto fueron los indigentes que asesinamos en el callejón. Se debe de documentar tales acciones para que estas solo permanezcan escritas en tinta, de este modo estos tipos de casos no se investigan. Solo por ser un Sonobe, tengo a las autoridades en nuestros bolsillos. _ Arrugando el entrecejo, extrajo una noticia.
_ Esto... no es posible. Es la noticia original sobre el accidente de mis padres, pero no coincide en lo absoluto con la copia. _ Desconcertado Jean Paul mira a Adler. _ Mis abuelos encubrieron la verdadera causa de la muerte de mis padres... no fue un accidente Adler... _ Indagò entre los documentos y demás, encontrando más información del caso. _ Acusan al mayor de los Sonobe de cortar los frenos del vehículo.... para acceder al puesto como heredero del imperio Sonobe. Adler, estos son comentarios publicados por periodistas que mis abuelos ocultaron al poco tiempo de circular en los medios. No comprendo porqué la prensa me acusó directamente. _ mensajeando su cien, sujetó una foto tomada por una cámara de seguridad que captó a un adolescente cerca del Rolls-Royce de sus padres. _ No tiene sentido, este no soy yo...Gianluca tampoco, era bastante pequeño para ese entonces y Jean Pierre... no lo sé, algo está mal en todo esto. _ Arrojando la fotografía borrosa, prosiguió rebuscando entre los papeles. _ Los periodistas desaparecieron, no hallaron ni el mínimo rastro de su paraje posteriormente de las acusaciones en contra de Jean Paul Sonobe... Adler, mis abuelos, asesinaron a esos periodistas para no dañar la imagen de la familia... _ Perplejo observó la foto que descansaba encima del papeleo. _ ¿Quién serás?. _ Dejando la incógnita al aire, miró hacia al ventanal, estaba anocheciendo. _ Partiremos al próximo anochecer, avisa a los demás. _ Ordenó al guardaespaldas, el cual asintió desapareciendo de la estancia.
_ Debo de reunirme lo antes posible con mis hermanos. _ Murmuró, tomando asiento para seguir investigando sobre el oscuro pasado de su familia.
...
Un balde de agua helada azoró el torso desnudo de Gianluca.
Sus manos colgadas por un par de cadenas al techo lo mantuvieron preso durante dos noches.
_ Por fin despiertas, ya me preguntaba si aún permanecías con vida. _ Bromeó la misma voz familiar que había causado aquella felonía.
Los ojos de esmeralda de Gianluca se abrieron endebles, la vista borrosa le impidió enfocar a los cuatro sujetos presentes en la estancia.
_ Que te digo, soy duro de matar. _ Respirando profundamente, Gianluca sonrió.
_Puede ser que el dolor físico lo soportes, pero qué me dices sobre un corazón roto?. Te provoca dolor ver a la mujer que amas con tu querido hermano? Seguramente en este mismo instante se están revolcando. _ Sonrió avieso ante la infausta mirada que denotaba el hermano menor de los Sonobe. _ Imagínatela en los brazos de otro hombre, siendo consumida por otro ser que no seas tú. _ Acercándose provocador, causó un repentino pero reticente movimiento por parte de Gianluca. _ Ves Gianluca, no es imposible acabarte. Todos tenemos un punto débil y al parecer ella es el tuyo. _ Apartándose, desvió su mirada en dirección a los tres tipos restantes. _ Ya veremos si te duele.
_ ¿Por qué haces esto?. _ Gritó con ira, tensando la mandíbula.
_ Deseo con fervor que la dinastía Sonobe sufra, como me hicieron sufrir a mí. _ Dichas estas palabras, los sujetos se aproximaron a Gianluca, asestándole golpes al torso rasgado por cuchillas y heridas que no estaban cerca de sanar. Otros golpes remitidos en el rostro, lo desorientaron. El sudor y la sangre brotaba de su cuerpo, cada herida nueva que abrían provocaban vociferos que resonaban como ecos entre las cuatro paredes áridas.
El rostro de la joven violinista, sucumbió su mente. Aquellos ojos grisáceos que lo atormentaron la primera vez que la contempló danzando al ritmo de las melodías que profería a través del violín. Lo hechizó esa cabellera prolongada y rubia que se zarandeaba con el viento y adoró cada momento que trascurrió con ella, el modo de retarlo, de reír.
Dolía amarla tan intensamente y saber que ese amor jamás sería correspondido del mismo modo como amaba a Jean Pierre...