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Chapter 36 - Verdades a medias

Las pesadillas empezaron a resurgir en su mente, asfixiándola hasta ser despertada súbitamente. El corazón le palpitaba a un ritmo anormal y en sus ojos de tormenta había miedo. 

Los brazos de Jean Pierre aún la sujetaban con fuerza, pero de igual modo, ella deshizo ese acogimiento para levantarse. Lo miró un par de minutos mientras dormía, sabiendo que prefería más la idea de estar sola, a confesar aquellos sentimientos que habían florecido por él.

Adeline con frialdad, desvió la mirada y empezó a enfilar en dirección al baño. 

Aún no había amanecido, el sol estaba a punto de salir, por lo que intuyó que posiblemente iban a ser las 6:00 a.m. 

Se dispuso a darse una ducha para seguidamente entrar al vestíbulo y escoger el atuendo con el que asistiría al campus. Seleccionó unas botas negras con plataforma, una gabardina de cuero, una enagua de la misma tela que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y una blusa blanca con una corbata negra. Metiéndose las faldas por dentro y subiéndose las mangas del gabán, salió del vestuario agarrando el maletín con sus cosas para la universidad. 

Jean Pierre seguía durmiendo plácidamente. Incitando en Adeline, solo por unos instantes, el deseo de regresar a la cama y volver a ser acogida por sus brazos. Pero ya había tomado una decisión desde que se levantó de esa cama y no había vuelta atrás.

Cerrando los ojos y apretando los puños, se dio la vuelta y salió del aposento.

Al bajar por los escalones escuchó un par de voces provenientes de una habitación cercana, Adeline con curiosidad se aproximó y vio a través de la puerta entreabierta, como incineraban los cadáveres en presencia de Jean Paul y otros presentes que parecían ser abogados. 

La muerte de los abuelos Sonobe no había sido para nada silenciosa, sin embargo su funeral se llevaría acabo de ese modo, en completo silencio. Sin tanta audiencia ni oradores. Una decisión en conjunto que fue tomada por los hermanos.

Frunciendo el ceño, se alejó.

_ No fuimos invitados Adeline Strange, que barbaridad y eso que soy el pariente más allegado a esos desgraciados. _ Adeline se sobresaltó al escuchar la voz burlona de Gianluca a sus espaldas. Al igual que pegó un brinco al escuchar como el aparato que traía postrado al tobillo comenzó a sonar.

La joven se distanció de él para que la arropea, como la luz roja del aparato, se detuviera. Hasta que finalmente lo hizo, ahora había una luz verde y ningún ruido que pudiera alertar a las autoridades pendientes de Gianluca. 

Suspirando aliviada habló.

_ ¿Qué demonios haces? ¿Pensaste que el aparato era de mentira o qué?. _ Su tono sarcástico con un toque de preocupación hizo reír a Gianluca.

_ ¡Ay vamos!. En algún momento se van a cansar de estar viniendo por mí. Así que ven y saluda como se debe. _ Ladeando una sonrisa pícara, extendió sus brazos.

_ No voy a permitir que tu estupidez nos afecte a los dos. Así que si se te ocurre acercarte hoy, dejaré de hablarte para siempre. _ Sonriendo, caminó hacia la salida. _ Por cierto, el Mercedes-Benz, me lo llevo. _ Diciendo esto, salió tras las puertas. Dejando a un Gianluca malhumorado. Ella afectaba su humor, ya fuera para bien o para mal. Despeinando su cabello castaño, la siguió.

Adeline extrajo de la vitrina las llaves del coche para posteriormente, subirse al vehículo descapotable y salir a toda velocidad de la mansión Sonobe.

...

La École Normale Supériure, se encontraba colmada por estudiantes que merodeaban por los suntuosos jardines de la facultad, riendo y hablando entre sí.

Adeline aparcó el coche en el estacionamiento y se dirigió hacia la entrada de la opulenta edificación.

Mientras ella se abría paso entre los estudiantes, un chico con ojos cafés y cabello oscuro no pudo evitar desviar su atención hacia la chica rubia que pasaba por su lado. Su mirada se entrelazó por unos segundos con aquellos ojos grisáceos que lo dejaron hipnotizado. No obstante, la joven apartó la vista de él y se adentró al edificio, perdiéndose entre la multitud.

El chico todavía la buscaba con la mirada, pero varios carraspeos y empujones de su grupo de amigos, lo distrajeron. 

_ Es muy guapa, ¿verdad?. _ Comentó un chico con cabello largo.

_ ¿La conoces?. _ Su voz cargada de interés, causó una carcajada por parte de un chico corpulento.

_ Quién no la conoce. Ella es la famosa violinista que sale en la tele. Se trasladó este año, aunque a decir verdad no asiste mucho al campus. _ Encogiéndose de hombros, enarcó una ceja.

_ Ni lo pienses, por más que le quieras llegar, ella está fuera de tu alcance. _ Agregó  un chico rubio, con tono de advertencia.

_ ¿Por qué lo estaría?. _ Cruzándose de brazos, miró su alrededor con la esperanza de volverla a ver.

_ Dicen que es muy cercana a la familia Sonobe y uno de ellos asiste al campus. Por lo que si no quieres meterte en problemas, mejor no te acerques tanto. _ Respondió otro chico alto de ojos negros.

A pesar de tantas advertencias, él quería aventurarse por esos rumbos. Él quería conocer a esa chica rubia que lo cautivó con una sola mirada.

...

Adeline subió por las gradas del salón de informática, para luego introducirse en una hilera de asientos unidos y con respaldar. En donde se sentó, extrayendo su portátil del maletín.

El profesor se adentró al salón, llevando consigo un proyector de pantallas que situó en su escritorio. 

La clase inició y conforme los minutos pasaban, Adeline empezó a aburrirse. Sin Gianluca, todo parecía ser más aburrido. Aunque no lo admitiera, le hacía falta ese humor tan característico de él.

Una de las peticiones propiamente de Jean Paul fue que Gianluca debía de estar alejado de ella en todo momento, por lo que básicamente sobornó al director para que el horario de Gianluca fuera completamente distinto al de Adeline y así estos no se encontrarían por la diferencia de horas.

A veces lo odiaba tanto, pero le hacía caso y eso la enojaba aún más. ¿Por qué ya no se rebelaba como antes? ¿Acaso le preocupaba lo que Jean Paul pudiera sentir tras su desobediencia? Pensó.

Un papel en forma de avión se estrelló en su mesa, lo cual la devolvió a la realidad.

Confundida, miró a su alrededor, pero todos parecían estar concentrados. A excepción de un grupo de chicos que se hallaban a un par de filas más arriba de ella.

El chico con ojos cafés, le sonrió para seguidamente hacerle un ademán con la mirada hacia el papel.

Desviando la vista , Adeline desconcertada deshizo el papel con forma de avión y leyó las palabras escritas en tinta.

¨¿Tomarías un café conmigo después de clases? ¨

Marca la respuesta...

Sí o Sí

Adeline no pudo evitar sonreír, solo habían dos casillas con una respuesta afirmativa. De manera que se devolvió hacia él, sonriendo y negando con la cabeza. 

Los amigos de él lo molestaban con un par de comentarios burlones y con golpes en el hombro, pero seguía con su mirada inmóvil en ella, ansioso por el ¨Sí¨.

La joven escribió la respuesta y la hizo volar en dirección a él.

Sin embargo, cuando el chico abrió el papel, se encontró con una nueva casilla en donde la respuesta era negativa. La cual fue marcada por ella. Sonriendo la siguió contemplando, hasta que la campana sonó y ella después de recoger sus cosas, se marchó.

Su grupo de amigos lo molestaban por la respuesta que obtuvo por parte de esta. Aun así, no se dio por vencido y fue corriendo tras ella.

Gianluca interceptó a Adeline por los pasillos sola y eso le gustó. Obvio que prefería más la idea de verla con él pero si no era con él, mejor que no estuviera con nadie. Sonriendo por ese pensamiento, la siguió desde lejos, asechándola. Hasta que la sonrisa plasmada en su rostro se esfumó, al ver como un joven perseguía a su chica. Lo conocía bien, Darius Lancaster, su familia era asquerosamente rica, al igual que ellos. Si bien, ambas familias no eran tan cercanas pero asistían a sus festividades, como ellos también a las suyas.

Observando la escena lleno de celos, decidió hacer algo al respecto.

El joven logró alcanzarla luego de pronunciar su nombre. Adeline se detuvo y lo miró, esperando a que hablara.

_ No recuerdo haber puesto una casilla con una respuesta negativa, tienes que arreglarlo. _ Concediéndole un plumón, le acercó el papel.

_ Me pareces divertido. ¿Cómo te llamas?. _ Aceptando el plumón y el papel, sonrió.

_ Darius Lancaster. Es una lastima no haberme podido presentar antes. _ Acercó su palma en modo de presentación. Adeline en respuesta la estrechó.

Ambos se miraron y cuando Adeline abrió la boca para hablar fue interrumpida por una voz proveniente de los altavoces del campus.

_ ¡Aléjate de ella bastardo! Y tú Adeline Strange no porque no esté contigo tienes derecho a engañarme con otro. ¡Me rompiste el corazón! Y yo le romperé la cara a ese imbécil que no deja de coquetearte... _ Gianluca fue interrumpido por el director que fue sobornado, recordándole que debía de expresarse con palabras menos injuriosas. Gianluca disculpándose prosiguió. _ ¡Aléjate de él ya mismo Adeline Strange! O enfrentarás al pecado de la ira en persona. 

_ ¿Gianluca es tu novio?. _ Sin vestigios de estar asustado como lo estarían otros, devolvió nuevamente su atención a Adeline.

_ No. _  Negó ella molesta.

_ Entonces no tienes porque obedecerlo. No eres suya. _ Encogiéndose de hombros, sonrió.

A ella le gustó su actitud, por lo que agarró el plumón y empezó a escribir su número de teléfono.

_ Hoy no, pero esperaré tu llamada para que me invites a ese café. _ Sonriéndole, le entregó el papel para seguidamente darse la vuelta y marcharse. 

_ Nos volveremos a ver. _ Susurró sonriendo.

Al girarse, encontró a un Gianluca furioso.

_ Bota esa mierda o mierda te haré la cara. _ Señalando el papel, lo empujó para después salir corriendo tras las puertas en busca de Adeline.

A pesar de las amenazantes palabras de Gianluca, Darius para nada intimidado, guardó el papel con el número de Adeline en sus bolsillos 

El menor de los Sonobe la observó a punto de montarse en una limusina. A lo que gritando su nombre, corrió hacia ella. 

_ Dame solo una razón por la que no me das una oportunidad... _ Sintiéndose destrozado, se detuvo a una distancia prudencial de ella.

Adeline se giró para encararlo.

_ No confío en ti. _ Respondió con frialdad.

_ ¿Es por mi historial? ¿Es por mi pasado que no logras confiar en mí?. _ Gritó con frustración.

_ No te juzgo por lo que eras Gianluca, pero hay cosas que fueron y que no se pueden borrar. _ Dándole la espalda, abrió la puerta del coche y se introdujo en este.

_ No importa lo que digas, te demostraré lo contario. Verás que podrás confiar en mí porque te amo. _ Un par de lágrimas cayeron de sus mejillas, al ver la expresión frustrada de Adeline a través de la ventana del coche. Él sabía que ella también se sentía igual, solo tenía que hacerla confiar en él.

El menor de los Sonobe, observó con dolor como el vehículo se ponía en marcha hasta desparecer.

Tiempo después, una chica con ojos celestes y de lentes, se aproximó con un regalo hacia él.

_ Hola Gianluca. ¿Cómo has estado?. _ Preguntó mirando al suelo y con voz tímida.

Gianluca un tanto distraído, la miró.

_ ¿Y tú quién eras?. _ La miró de abajo hacia arriba con desaprobación.

_ Soy Lena. nos conocimos en la fiesta de fin de año de Valen Storm. _ Sonrojada, lo miró acercándole el regalo. _ Cuando lo ví pensé en dártelo.

Mirando el regalo asombrado, lo alejó de él.

_ Mira para serte muy honesto no recuerdo nada de esa fiesta, no sé si entre tú y yo sucedió algo pero te puedo asegurar que no estaba en mis cinco sentidos. _ Dijo con arrogancia para seguidamente marcharse del sitio.

En tanto Gianluca iba caminando, se le vino a la mente la chica que acababa de abordarlo, pensando que a lo mejor ella le había agarrado cierto tipo de cariño. Deteniéndose, pensó en lo irónico que era enamorarse de una mujer que no sentía nada por él cuando él la adoraba apasionadamente. 

...

¨No pases por mí, salí temprano hoy. Voy para allá¨

Adeline le envió un mensaje de texto a Jean Paul, haciéndole saber que iba de camino, aunque ese no era exactamente el trato que ambos habían acordado. Aun así, ella tampoco salía temprano. Solamente se escabulló pero esta vez sin Gianluca.

Mirando por la ventana, se preguntó la verdadera razón por la que no le daba una oportunidad a Gianluca. ¿Era por qué creía que él la podía lastimar? O más bien ¿Era ella la que podría lastimarlo?...