El Lamborghini de Gianluca superaba el límite de velocidad, el viento azotaba la prolongada cabellera rubia de Adeline, en tanto asomaba la cabeza por la ventana contemplando las coloridas luces de la ciudad que se diseminaban por la rapidez del vehículo.
En cada bocanada de aire, ella cerraba los ojos. Disfrutando del roce feroz de la ventisca que se colaba por las ventanas del coche. Adeline desvió la mirada de la vista a él, observando la misma emoción que ella sentía plasmada en la expresión de Gianluca.
_ ¿Sientes esto Adeline Strange? Es nuestra conexión abismal. _ Mirándola, sonrió con picardía.
_ Yo pensé que hablabas del viento porque es lo único que siento. _ Rodando los ojos, apartó la mirada en respuesta.
En otros momentos posiblemente Gianluca se hubiera sentido inseguro por las gélidas palabras de ella, pero esta vez solo ladeó una sonrisa. Él sabía lo que provocaba en ella, como también sabía que la joven seguiría ocultando lo que sentía por este. Aquel manto oscuro se iba desmantelando por si solo, dejando a una simple chica con el temor de manifestar sus verdaderos sentimientos.
_ Lo que necesitas es gritar. _ Volviendo el Lamborghini en modo descapotable, asintió con sabiduría.
_ ¿Gritar? ¿Es en serio? Esto no es una comedia romántica Gianluca, no confundas la realidad con la ficción. _ Enarcando una ceja, negó con la cabeza.
_ Ese es tu problema, piensas demasiado y te lo guardas todo. Si no puedes expresar lo que sientes en palabras, entonces solo grita. Deja que el mundo por primera vez sienta toda esa mierda que cargas. _ Culminó dejando escapar un sonoro grito mientras dejaba atrás varios coches con la música al tope.
En respuesta, Adeline lo imitó riendo.
Solo eran dos locos que se hacían sentir mutuamente libres.
Gianluca se desvío de la carretera principal y ascendió a una colina que conducía hacia un hermoso mirador, en dónde se podía apreciar la inigualable Torre Eiffel en su máximo esplendor.
Adeline quedó maravillada ante el paisaje ilusorio que existía en aquella colina.
_ No me digas, aquí es donde traes a todas tus conquistas, ¿no?. _ Tornando los ojos, se cruzó de brazos.
_ Sí, aquí es donde traigo a todas. Mira en aquella roca de allá, me follé a una colombiana y en la otra roca de allá, que es como la más grande hice una orgía que pues bueno había mucha variedad, como verás... _ No pudo acabar, cuando fue interrumpido debido a un golpe en la nuca que fue asestado propiamente por Adeline.
_ ¡¿Sabes qué?! ¡Vete al diablo Gianluca!. _ Bajándose del vehículo aparcado, Adeline enfiló en dirección al acantilado.
_ Solo jugaba, aunque sí, es cierto que he traído a muchas aquí, puede que el sitio por la cantidad no sea especial como debería pero por primera vez, traigo a una de la que me he enamorado irrevocablemente. _ Acercándose, se colocó al lado de ella, en tanto le concedía un leve empujón juguetón en su hombro. _ No conocía ese lado oscuro tuyo Adeline Strange, eres bien tóxica. Para alguien que no quiere conmigo, diría que más bien lo quiere todo. _ Moviendo las cejas en modo lúdico, sonrió.
_ No, ya estás muy manoseado por el mundo. No me gustan las sobras. _ Encogiéndose de hombros, lo miró.
_ Eres la persona que más amo y también la que más jodido me deja siempre ... _ Un tanto dolido, Gianluca bajó la cabeza. _ ¿Por qué haces eso? A veces eres tan tierna y dulce y otras veces te vuelves tan gélida e insensible...
_ Es mejor cuando no le permites la entrada a nadie Gianluca, la vulnerabilidad hace que las personas se aprovechen de ti, justo como lo estoy haciendo yo en estos momentos. _ Desviando sus ojos grisáceos de él, miró inexpresiva el panorama. _ Confiar en los demás es firmar tu sentencia de muerte.
Ante esto, el menor de los Sonobe la miró con curiosidad.
_ ¿Alguna vez te han lastimado?. _ Arrugando el entrecejo, preguntó incrédulo.
La pregunta ocasionó a que varias imágenes de la vida de Adeline se proyectaran ante ella.
El homicidio de su padre, el suicido de su madre, las constantes burlas e insultos que recibía por parte de sus compañeros cuando descubrieron la verdad de como se ganaba la vida y del como debía de asumir un papel de madre para cuidar de su propia madre que tentaba contra su vida.
Adeline nunca había sido popular en su instituto, era de muy pocos amigos y prefería más la idea de ir a una biblioteca que a una discoteca. Pero, aquellos supuestos amigos que tuvo, solo eran otros seres engañosos que no hacían más que mentir a través de máscaras profusas de hipocresía que ella desmanteló, cuando su mejor amiga reveló su vida privada como un show más para entretener al público oyente. Desde ahí, los chicos fingían tener algún tipo de interés amoroso por ella, para solo terminar de humillarla en alguna cita embarazosa, en donde Adeline acababa sola y llorando.
En respuesta, sonrió amarga para después agachar la cabeza.
_ Me es difícil de creer que una chica como tú haya sido lastimada tantas veces. ¿Con qué clase de imbéciles lidiabas? Tuviste que venir a mí desde antes, te tardaste demasiado Adeline Strange. _ Quitándose la chaqueta de cuero negra, la situó en los hombros de ella. _ Por suerte ya estás aquí y no te dejaré ir.
_ No soy para ti Gianluca, hay cosas que cuando se rompen no se pueden volver a construir. _ Replicó Adeline, alejándose de él.
_ Pues seré tu arquitecto, no puedes pasar toda tu vida con miedo, pretendiendo que eres de acero cuando realmente ambos sabemos que eres de cristal. Ese temor que llevas contigo, es porque los demás durante todo este tiempo se han encargado de alimentar todas esas inseguridades que cargas, en cambio yo te las quitaré. Digas lo que digas, hagas lo que hagas, no podrás apartarme de ti, no me ahuyentarás como lo has estado haciendo con el mundo entero. _ Con su mano giró el mentón de ella, obligándola a encararlo. Sin embargo, Adeline se mantenía hermética.
¿Por qué era más sencillo abrirse con Jean Pierre que con él? ¿Acaso era porqué el segundo hermano había atinado con la llave indicada para abrir la cerradura impuesta por Adeline? O era más bien que esa oscuridad y exclusividad que ofrecía Jean Pierre solo para ella, no le permitía pensar en otro que no fuera él? No lo sabía...
_ Ya es hora de irnos. _ Evadiendo lo dicho por él, Adeline comenzó a caminar hacia el coche.
Gianluca no protestó, se había hecho una promesa y por primera vez había alguien que valía toda la espera del mundo y no se daría por vencido hasta que ella le concediera la llave para adentrarse a su corazón.
...
La prensa ya había difundido la escandalosa noticia sobre el escape del hijo menor de los Sonobe con la artista más famosa en Francia. Siendo ella encasillada como la causa que generó tanta discordia entre los tres hermanos.
La mayoría de periodistas apuntaban sus cámaras con sus micrófonos en dirección a Jean Paul, en busca de respuestas. Los cuales quedaban satisfechos por las firmes y amenazantes declaraciones que este le concedía gustoso a la prensa. En donde básicamente demandó a su hermano menor por haber supuestamente raptado a Adeline y que por eso, Gianluca tendría una orden de alejamiento hacia ella. Y si este se le ocurría siquiera pensar en compartir el mismo aire, iría propiamente a la cárcel.
Los invitados, como exteriores, quedaban aún más atónitos al escuchar los comentarios celosos y furiosos de Jean Paul vociferados ante todos los medios de prensa.
Mientras que Jean Pierre, a la primera pregunta de la entrevista, respondía con un encogimiento de hombros, un ¨no sé¨, ¨que te importa¨ Hasta que finalmente logró hastiar a todos los periodistas, por lo que estos habían emigrado hacia Jean Paul.
Hasta que todo el salón fue acallado por el sonido de dos balas provenientes del piso superior.
El primero en reaccionar fue el segundo hermano, el cual corrió escaleras arriba. Desplazándose con rapidez por el pasillo, dio con la puerta del estudio de su padre entreabierta, hace tanto que nadie entraba allí, la habían sellado desde el trágico accidente de sus padres.
Con sumo sigilo, empujó la puerta hasta que se abrió por completo...
El cantante enmascarado miró a Jean Pierre para seguidamente saltar del ventanal y escabullirse en la oscuridad de la noche.
La escena terrorífica que presenciaron aquellos ojos dorados, lo hicieron extraer la moneda de plata que llevaba en su gabán para hacerla rodar entre sus dedos.
Jean Paul se ubicó a su lado estupefacto, observando junto a él todo un escenario montado. Sus abuelos se encontraban inertes, yacidos en el suelo tomados de la mano y bañados en sangre. Estos eran bordeados por un corazón formado en pétalos de rosa blanca con salpicaduras rojas.
La conmoción que ambos hermanos sentían no se debía al hallar a sus abuelos muertos, sino, fueron aquellas palabras escritas en sangre que los hicieron estremecerse.
¨¿Qué será más fuerte? ¿La familia o el amor de una joven? ¿Qué eliges Jean Pierre? ¨
_ ¿En qué clase de juego estás metido Jean Pierre?. _ Pasmado, dirigió con preocupación sus ojos de avellana hacia su hermano.
_ En uno en donde habrán más muertos...