Claudio:
-¿En serio debo escribir tantas tonterías? –cuestiona Claudio.
-Pues si no lo haces no podrás bajar. Lo prometimos, gringo –le digo.
-¡Yo no quiero bajar! –grita Claudio en respuesta.
-Entonces, ¿por qué ya hiciste tus maletas? –pregunta Logan.
-Yo no hice mis... ¡Mis maletas! ¡¿Qué hacen ahí?! –grita nuevamente Claudio. Le gusta gritar.
-Las hicimos por ti. Así tendrás más tiempo para hablar (nótese, Logan y Alex alzan los pulgares con mirada atractiva en este momento).
-Ya les he dicho, no los acompañaré a un lugar peor que el infierno. Allí hay personas peores que Báculo y Scorpeking. Ni muerto bajo ahí. Imaginen todo lo que tendremos que hacer solo para buscar al viejo –de hecho, Claudio tiene algo de razón aquí.
-Aún así, Claudito, si sigues con esa actitud pesimista nos arrastrarás a nuestras tumbas. No es correcto que inicies un nuevo viaje con tanta energía negativa –Lorein llega con sus maletas ya listas.
-Oh, Lorein, llegaste –digo.
-¡Claro que sí! No me perdería la Segunda Bajada por nada.
-¿Así le dicen ahora? ¿Segunda Bajada? ¡Esto es un juego para ustedes! Son unos idiotas si creen que bajaré a ese lugar, un chico de mi categoría no debería seguir metiéndose en estos asuntos –Claudio está más amargado de lo usual.
-Claudio, entonces, ¿al menos podrías dejar tu escrito? Por los viejos tiempos. Hace dos años te hubiera encantado bajar. ¿Qué te pasó? –pregunta Camila.
-De acuerdo, hablaré. Y si responde a tu pregunta, fui a visitar la tumba de mi abuelo.
...
¿Por qué? ¿Para qué? No le debemos nada a esos espíritus. Ellos ya están muertos. Yo estoy vivo. Mi abuelo ya no lo está. ¿Es posible que la mayoría siempre tenga que ganar? Siempre son las minorías las que sufren. Somos esas espinas del rosal que la gente rompe para poder llegar a la rosa final. Cobardes, no pueden afrontar sus problemas por su cuenta, siempre deben pasar por las necesidades del resto para "ganar".
No odio a los chicos, son buenas personas. Alex es un tonto, no es un líder, ni de chiste, pero a él lo hubiera seguido hasta el final; Lorein es mi mejor amiga, su dulzura no tiene límites, su belleza menos, lástima que parezca lesbiana; Sebastián siempre ha sido mi mejor amigo desde que éramos bebés, pero ya no lo reconozco, se volvió el perro faldero de Alex. Jamás tuve tiempo de relacionarme con Kimberly, qué pena en realidad, es una excelente chica, algo loca, pero vale la pena hablarle. Alejandro, sin comentarios, siempre diré que debiste quedarte con Darkthorn o con Damonsago, quizás llegue a perdonarte más adelante, o quizás no.
No es fácil convivir en una familia de doce inadaptados, pero lo que es más difícil aún es aparentar que te llevas bien con ellos. Son buenos chicos, todos, son mis mejores amigos, pero no soporto estar tanto tiempo con las mismas personas. Soy un chico con hambre de cambio. Zapper siempre me decía que algún día yo sería la voz de la razón en el grupo, aquella que los animaría a seguir con las aventuras y les diría la manera de correcta de ser un espíritu. Pero se equivoca, soy la voz de la locura, les obligo a todos a disolverse y cada quien por su cuenta. ¿Será lo correcto? Me importa un pepino. Siento que he cambiado, cuando tenía dieciséis me importaba mucho demostrar que era el más fuerte, que si yo no aparecía en el campo de batalla todo estaría acabado, ahora simplemente no quiero pelear.
Si es miedo o no, no me interesa. No quiero bajar, ya cometimos demasiados pecados, no hay forma de redimirnos. Hemos matado a Dios, lo humillamos, aún después de que llegaron a llamarnos la segunda generación de apóstoles. Qué lástima que fuésemos doce Judas.
Realmente no quiero hablar del pasado, será mejor que me mueva al presente, y quizás por un momento hablemos del futuro. Mi nombre es Claudio, me reservo el apellido al igual que todos, soy un humano maldecido con espíritu y mi elemento es el relámpago, electricidad, trueno o como quieran llamarlo.
Los cargadores en Tesmandia me conocían como "El corazón de Zeus", decían que mi relámpago resonaba con la intensidad de la tormenta eléctrica más poderosa. Mientras los chicos y yo descansábamos de la "Primera Gran Rebelión" en el Reino del Metal, entendí el otro significado de mi apodo. El corazón no solo es fortaleza, no solo denota vida, sino también vulnerabilidad. Me estaban diciendo débil. Si bien es cierto que, el corazón es la fuente de energía de un espíritu, basta un tajo en ese órgano carcomido por el pecado para que el alma pase a ser juzgada y desaparezca. Soy reemplazable, soy uno más de los doce, soy solo, Claudio. O mejor dicho, Claudio con un disfraz de corazón. Más inútil no puedo ser.
Tengo problemas, como cualquier otro, pero ¿por qué tengo que tomármelos tan a pecho? Miren al resto, uno ha perdido 2 amadas y un hijo; otra ha tenido que juzgar al espíritu de su propio padre; dos han tenido que molerse a golpes para sobrevivir, ¿¡Qué clase de lugar es este?!
En estos momentos estoy apuntando mi dedo con forma de relámpago hacia mi yugular, quiero que esto termine, quiero entender por qué no fui yo, y por qué tuvo que ser mi abuelo. Maldita sea, ¿de qué me sirve tener poderes superiores si no puedo salvar al resto? ¿Dónde estaba cuando mi familia me necesitó? Estaba salvando a espíritus sin salvación que ni conocía.
Alex, ¿por qué me convenciste de regresar aquella vez? No te tengo rencores, adoro tu amistad sincera y la de los demás. Pero, esta vez, estarás solo. Lo siento.
Bajaré, pero porque quiero restablecer el equilibrio, porque quiero demostrarles a todos que el "Corazón del trueno" no ha dejado de latir, y porque mis maletas ya están hechas. Y odio deshacer maletas.