Los instantes siguientes a la explosión fueron una vorágine de emociones. La primera idea que pasó por la cabeza de Troy, fue correr a su casa a coger el arco y las flechas. Nunca había visto a un Elfo, pero suponía que tendrían los mismos puntos débiles que los humanos. Una vez llegó a casa y se armó, se aseguró de dejar a su madre resguardada en una habitación con un par de cuchillos de cocina para que se sintiera más segura.
- ¿Dónde vas?- preguntó Megan.
-Voy a casa de los Morris. El señor Morris está fuera por negocios, y tanto Valeria como Fede están indefensos, quiero traerlos a casa-. Troy sonaba más seguro y tranquilo de lo que realmente estaba- no salgas de esta habitación bajo ninguna circunstancia, no creo que tardemos más de 10 minutos en volver. Intenta mantener la calma por favor- Besó a su madre en la frente, y se giró para atravesar la puerta y cerrarla tras de sí. Megan se quedó mirando atónita, su pequeño no hacía más que tener un acto de madurez tras otro y ella estaba muy orgullosa del hombre que un día sería.
Al salir de su casa, Troy notó el pueblo inquietantemente tranquilo, como era de esperar todos estarían en casa refugiados, lo cual disminuiría bastante el tiempo que tardaría en llegar a casa de los Morris.
No había avanzado ni un tercio de su camino cuando una nueva explosión sonó. Esta vez más cerca que la primera, impregnado a su vez un olor amargo, parecido y diferente al mismo tiempo al de la pólvora, lo cual hizo pensar a Troy de que se trataría de algún tipo de magia explosiva. Tras la breve reflexión, aligeró el paso. La amenaza de los Elfos era real y tenía que volver a casa con Fede y Valeria, lo antes posible para que su madre no pasase demasiado tiempo sola.
Tan sólo unos metros más adelante se encontraba la casa de los Morris. Troy llamó a la puerta, pero no se escuchó a nadie responder entonces Troy llamó una segunda vez más fuerte que la primera al tiempo que gritaba a Fede para que abriese. Esta vez con más resultado, porque antes de terminar de gritar ya se escuchaba el pomo de la puerta abriéndose.
-¿Cómo se te ocurre gritar tanto? ¿Y si nos escuchan los elfos?- Fede había entrado en pánico pero Troy no le culpó.
- Fede, amigo mío, he venido por ustedes, los cuatro juntos estaremos mejor-.
Fede asintió con la cabeza, y se dispusieron a salir cuando una tercera explosión retumbó en el cielo. Esta última preocupantemente cerca de Freylea, lo cual hizo que los tres se encogieron de hombros por el susto.
-Tenemos que apresurar el paso- señaló Troy.
- Si no vienen más magos, los Elfos acabarán por entrar y nos verán-. Justo terminó la frase Troy, cuando escuchó el rugido de una de las monturas arcanas de un grupo de magos de Hiennith, la capital.
Los magos de Hiennith, no tienen nada que envidiar a los de Freylea. A simple vista, sus armaduras eran más brillantes y con más abalorios. Sus monturas parecen mucho más feroces y a diferencia de los magos a los que estaban acostumbrados en Freylea, estos portaban una especie de libros de los que emanaba una energía intimidante.
-Poneos a salvo- dijo uno de ellos, posiblemente el líder puesto que su libro era ligeramente más gordo y desprendía una energía aún más poderosa que la de el resto.
-Vamos hacia mi casa-respondió Troy- mi madre se encuentra allí sola y está esperándonos- un gesto de aprobación se dibujó en la cara del imponente mago.
- Tienes coraje chico. Ese arco tuyo, ¿llevas mucho tiempo con el? Parece bastante viejo. Mi nombre es Gregory, por cierto.
- Yo me llamo Troy, y ellos son Fede y Valeria Morris; y si, mi arco es bastante antiguo, pero aun me da los resultados que espero de él- el mago soltó una leve carcajada.
- Bueno, acelerad el paso hasta vuestro destino, espero veros cuando toda esta locura acabe, nosotros hemos de seguir nuestro camino- hizo un gesto con la mano y todos los magos al unísono animaron a sus monturas.
Troy, Fede y Valeria se quedaron mirando a los magos hasta que desaparecieron en el horizonte, y después de eso reanudaron sus caminos.
- Démonos prisa- dijo Troy- este encuentro con Gregory y el resto de magos nos ha retrasado y vamos a llegar más tarde de lo que le prometí a mi madre- Fede y Valeria asintieron con la cabeza y los tres aceleraron su paso.
Al llegar a casa, Troy dió una voz para que su madre supiera que ya habían llegado, pero no recibió respuesta alguna por parte de Megan lo cual preocupó a Troy quien entró en la casa dando un portazo para después quedarse totalmente inmóvil a causa de lo que contempló al entrar.