A la mañana siguiente los dos chicos desayunaron rápido, y se fueron corriendo hacia el bosque. Troy llevaba su arco y varias flechas por si no lograba invocar el arco mágico de su runa.
-Venga, inténtalo- animó Fede a Troy en cuanto se adentraron un poco en el bosque.
-He pensado que voy a intentarlo varias veces, una ahora, otra dentro de un rato después de haber tirado varias veces, y una última cuando recojamos para volver a casa. A ver si así noto alguna diferencia al intentar invocar.
Dicho esto, sacó la piedra del bolsillo. La puso entre sus dos manos y cerró sus ojos concentrando todos sus pensamientos en imaginar un arco saliendo de la piedra. Nada, esta vez tampoco ocurrió nada, y Troy maldijo en sus pensamientos. Guardó la piedra en su bolsillo, cogió el arco de donde lo había soltado y sacó una flecha de su carcaj y la colocó en el arco. Fede hizo lo mismo, y acto seguido empezaron a buscar algún árbol robusto para usar como diana y seguir afinando su puntería.
-Mira ese Troy, parece lo bastante ancho como para hacer una diana medio decente- Fede estaba apuntando a un árbol que tenían a unos cinco metros a la derecha. Troy asintió con la cabeza y cuando llegaron a él empezaron a dibujar círculos concéntricos con las puntas de las flechas en la corteza. Se alejaron unos diez pasos y sortearon quién sería el primero en disparar. Fede ganó el sorteo, se puso en línea con el árbol y efectuó su primer tiro, que dio en la línea marcada con un seis. Fede bajó la cabeza en señal de decepción y se echó a un lado para que Troy pudiera efectuar su tiro.
-No te pongas triste Fede, hemos tenido un par de días muy tensos, es normal que nuestra puntería se vea afectada- las palabras de Troy animaron a Fede.
Troy tensó el arco y apuntó a la misma cifra que su amigo, sabía que eso le daría más ánimos y reforzaría su anterior argumento. Soltó la flecha y esta voló hasta clavarse en el círculo que formaba el número seis en su parte inferior. Un gesto para demostrarse a sí mismo que su puntería seguía intacta. Fede dió un pequeño suspiro al comprobar la mala puntuación de su amigo, quién volvió a ceder el puesto para que él efectuara su segundo disparo. Esta vez se tomó más tiempo para tirar, lo que le dió buenos resultados dado que tomó aire justo antes de soltar la flecha, como le dijo Troy.
-¡Un nueve!- gritó Fede dando un brinco.
-Te lo dije, has necesitado sólo un tiro para volver a tu puntería habitual- le animó Troy, dándole una palmadita en la espalda - Ahora es mi turno a ver que soy capaz de hacer.- Se colocó frente al árbol y disparó. La flecha se fue directa al centro y a su vez, cayó dentro del cero del número diez colocado en el centro.
-Muy buen tiro, si señor al nivel de los mejores tiradores del reino, supongo- dijo entre aplausos Valeria.
Los dos jóvenes dieron un respingo a causa de la sorpresa.
-He venido a avisaros que se hace tarde y aún no habéis hecho la mitad de las cosas que queríais hacer hoy, ¿Cuando se supone que vas a ir a tu casa a cambiarte de ropa para visitar a los magos, Troy?
Troy palideció, por un rato se había olvidado de todo. Sólo estaba con su amigo disfrutando de un buen rato.
-Pongámonos en marcha. No me di cuenta de lo rápido que se nos ha ido el tiempo.- Se acercó al árbol, retiró las flechas y le dió a Fede las suyas. Los tres se pusieron camino a Freylea.
Valeria se dirigió a su casa mientras que Troy y Fede se dirigieron a la casa de los Levac. Una vez allí Troy se aseguró de que la puerta no estaba forzada, sacó las llaves y entraron.
Después de ducharse y vestirse, salió al salón y le hizo un gesto a su amigo para que se pusiera en marcha.
-Vamos a ver a los magos, a ver cómo pueden ayudarme a controlar la runa.- Le dijo Troy a Fede, quien asintió con la cabeza y se pusieron en marcha.
El Gremio de Freylea se encontraba en el centro exacto del pueblo. La gran mayoría de los gremios tienen esa ubicación para poder llegar en el mínimo tiempo posible a cualquier punto de el pueblo o ciudad donde se encuentre el problema.