Bien es sabido por todos que sólo los magos más expertos pueden crear runas de invocación de armas, aunque estas pueden ser usadas por cualquier mago por poca que sea su habilidad. Estas runas necesitan una serie de condiciones muy especiales, entre ellas una roca muy especial y difícil de encontrar, además una vez que es usada por primera vez, no podrá cambiar de dueño.
Gregory sacó su libro, una rara piedra del tamaño de una moneda y empezó a recitar unas palabras en algún idioma que los jóvenes no reconocieron. La piedra empezó a emitir un cegador brillo dorado que fue reduciéndose poco a poco. Cuando cesó el brillo en la piedra podía verse el dibujo de un arco dorado, el dibujo parecía bastante simple, pero la piedra en sí parecía bastante poderosa.
-Te regalo esta runa- dijo el mago dirigiéndose hacia Troy- cuando nos vimos antes noté algo especial en ti, creo que serás capaz de extraer el arco de aquí si te lo propones.
-Señor, yo no soy mago, jamás podría usarla- dijo Troy algo confuso por las palabras de Gregory. -como ya te he comentado antes, cuando te vi ayer, sentí energía mágica en ti. Es cierto que es muy floja, pero tú has sido criado y educado como un chico corriente y por eso tu magia es tan débil, pero si entrenas un poco cada dia lograras sacar el arco. Cuando lo logres ve a visitar a los magos de aquí, acaban de perder a un miembro en las explosiones y necesitaran refuerzo-.
Troy no daba crédito a lo que estaba escuchando, era un mago. Su futuro ahora era mucho más esperanzador, aunque aún le quedaba un largo camino, podría entrar en el ejército. No podía dejar de mirar la piedra que sostenía en su mano izquierda.
-Hablando del tema, ¿que ha pasado en la frontera?- Preguntó Fede con tono desconfiado.
-Ha sido una contienda sin importancia, algunos elfos han intentado entrar. Su capacidad mágica era más alta que la de los magos de aquí. Por suerte, llegamos justo a tiempo para rechazar a los Elfos, pero no lo suficiente como para salvar al joven mago- las palabras de Gregory se llenaron de pesar-Era un mago recién graduado, con mucho potencial, pero que sobrevaloró sus posibilidades...una lástima- concluyó.
-Entonces es cierto que las salvaguardas no son tan potentes como decís los magos- Fede tenía un tono desafiante y desconfiado-.
-Las salvaguardas son seguras, el problema es que se habían debilitado y no las habían reforzado. Hemos puesto un refuerzo bastante poderoso, esta región será segura durante los próximos años- contestó un mago del pelotón de Gregory. Era alto y tenía sus largos pelos recogidos con una cinta color esmeralda y los ojos eran negro oscuro. -Soy experto en salvaguardas, mi nombre es Patrick, encantado- Fede se sonrojó por la vergüenza y agachó la cabeza a modo de disculpa.
-Vamos Patrick, has hecho que el muchacho se asuste, ya deberías estar acostumbrado a que se dude de nuestro trabajo como para ponerte tan severo- Gregory pareció bastante molesto con su subordinado. Patrick se disculpó con Fede quien hizo un gesto para quitarle importancia al asunto.
-Bueno, hemos de seguir nuestro camino. La capacidad mágica de algunos de nosotros está muy agotada y necesitamos descansar, espero tener noticias tuyas chico- añadió Gregory mirando a Troy. Dicho esto Gregory levantó su brazo derecho y después lo inclinó hacia adelante, tras lo cual todas las monturas dieron un veloz salto en esa dirección para acabar desapareciendo en el horizonte en cuestión de segundos.
-Aun no me creo nada- dijo Troy con la vista perdida en la piedra- en cuestión de horas hemos pasado de estar en el calabozo a que nos ataquen los elfos, que mi madre desaparezca y que un poderoso mago me regale un objeto rarísimo alegando que soy uno de ellos. Necesito llegar a casa y dormir para digerir todo esto, ojala al menos mi madre esté en casa, necesito hablar con ella-.
-¿Porque no pruebas primero con la piedra? Sería alucinante que pudieras usarla- Fede miraba la piedra-runa con bastante curiosidad, y el hecho de pensar que su amigo podía ser mago le llenaba de energía.
-No me ha dicho cómo usarla, no sé qué debo hacer- inició Troy.
- No sé, piensa en materializar el arco o algo así- apuntó fede con un entusiasmo desmedido.
Troy cogió la piedra-runa entre sus dos manos y cerró los ojos, concentrando todos sus pensamientos en visualizar un arco en sus manos. Nada, no sucedía nada, Troy no logró materializar ningún arco, lo cual bajó la moral de los dos chicos.
-No te preocupes Troy, estoy seguro que tarde o temprano lo lograras, confío en ti- Fede le dió unas palmadas en la espalda quien sonrió con renovadas energías.