Todo salia mal para Aoi, todos creían que no valía para nada.
—Eres muy inestable. —Le había dicho Alvatroz en la reunión entre Renacidos—. Así que te tendremos que sacar del programa.
—¡Pe... Pero!... —Aoi estaba furioso, todos se reían de el, lo consideraban débil, un inútil, un bueno para nada.
—No hay nada que discutir, en dos días abandonaras la escuela y regresaras a la central de la CPR.
—¡No pueden...! —Alvatroz lo miro con esa cara que siempre lo hacia ponerse nervioso. Aoi salio de la habitación furioso y golpeo la puerta con todas sus fuerzas.
No podían hacer eso, el era fuerte, el era superior a los demás... Pero...
"Seguro todo es culpa de Alvatroz, seguro que la idea fue de el"
Alvatroz era un presumido, el favorito de la CPR y creía que tenia el poder para darles ordenes a los demás, Aoi lo odiaba y soñaba el día con que pudiera destrozarle la cabeza.
"Inestable mentalmente"
Tal vez fuera cierto, tal vez estuviera realmente fuera de si... Pero el no era el unico e incluso a el le daba miedo lo que Alvatroz era capaz de hacer... Ademas, que tenia de malo, un poco de locura hace las cosas mas divertidas.
"Algún día podre usar mi poder de Terror y veré como suplicas por piedad"
A Aoi siempre lo habían considerado el Doble Renacido mas debil entre los «Cincos Elegidos», todo porque su poder de Furia apenas llegaba a nivel C, todos lo trataban como si fuera inferior solo por eso... Pero Aoi sabia que el era mejor que nadie mas, su poder de terror era increíblemente poderoso, de nivel A y casi de nivel S. Su poder era altamente eficaz, nadie nunca resistía por mucho tiempo a su poder... Ni siquiera el mismo...
Aun recordaba como la CPR lo había recogido de las calles cuando apenas tenia diez años, el era un niño cuyo padres lo habían abandonado, no habían sabido ver la grandeza que escondía dentro de el, no eran capacea, pero la CPR si lo había visto. Lo llevaron y fue tratado con los mayores de los lujos, le conseguían todo lo que el quería, juguetes, comida o lo que sea. Lo criaron para ser el mejor, incluso sus profesores privados eran la élite de la élite y siempre lo elogiaban, siempre le decían que llegaría a hacer grandes cosas.
Su poder era la llave para conseguir todo lo que quisiera, todos habían quedado sorprendidos cuando descubrieron el tipo de poder que tenia, de clasificación A y altamente peligroso. Durante años Aoi se entreno para perfeccionar su poder, para mejorar su control y su eficacia. Para lograrlo, la CPR le llevaba sujetos de prueba, conejillos de indias, hombres sin hogar, enfermos mentales o pacientes terminales. En un principio le había dado miedo cuando lo usaba, la cara de horror que ponían las personas, lo gritos que daban y la forma en la que lo miraban lo aterraba, día tras día, sin falta, lo hacían usar su poder en otros y cada vez le daba mas miedo, después de todo, el era solo un niño que no sabia nada sobre la vida, incluso llegaba a encerrarse en su cuarto y no salia por días... Pero con el tiempo, con el pasar de los años, la sensación de horror fue desapareciendo, no por completo, pero si surgió una mas grande, «satisfacción». Después de años de practica, Aoi termino disfrutando la tortura de las personas, le encantaba los ojos sollozantes, las manos temblorosas y las suplicas, la forma en la que decían su nombre... Aoi lo consideraba tan sublime, que había acabado volviéndose adicto y ya no era la CPR la que lo hacia entrenar, era el mismo quien pedía que le trajeran sujetos de prueba. Incluso usaba su poder en el mismo, quería saber lo que sentían los demás, lo que sentían al poner esas caras tan sublimes... Y la sensación era terrible y maravillosa al mismo tiempo. Tal vez se hubiera vuelto un poco loco por usar tantas veces su poder en si mismo, pero no le importaba, le encantaba como lo hacia sentirse.
Todos consideraban que su poder era increíble, incluso los mas altos mandos de la CPR tenían grandes expectativas en el... Excepto ese hombre... En todos sus años, solo había habido una persona en toda la CPR que no lo consideraba grandioso, un comandante de las «Fuerzas de ataque» cuyo nombre Aoi no recordaba... Pero recordaba muy bien el día que lo había conocido...
—Despreciable —Le había dicho el hombre con una cara de desprecio que hacia enojar a Aoi cada vez que recordaba ese dia.
Aoi detestaba a todo el que lo considerara inferior, a Alvatroz, al comandante, a todos los demás Doble Renacidos... Aoi estaba realmente enojado, primero lo hacían participar en un programa estúpido y lo obligaban a asistir a una escuela de puros inútiles y luego lo despreciaban y lo botaban como si no fuera nada, cuando al fin comenzaba a tener un poco de diversión con su juguete... Su pequeño juguete... Su juguete tan dócil y tranquilo... Aoi lo detestaba por encima de todo, el inútil se negaba a romperse y a tenerle miedo... Debía tratar mas fuerte, debía romperlo y destrozarlo, hacer que sintiera lo mas horrible y a la vez lo mas hermoso, que le suplicara y se arrodillara ante el...
Aoi debía buscar a su juguete y liberar toda su ira en el...