Amanda se encontraba tirada en una esquina de la oficina de Alvatroz en la escuela, un pequeño cuarto que antes llego a pertenecer a un club de manga, pero Alvatroz agarro para usar como base para sus operaciones... Aunque estas consistieran en hacer nada. Amanda estaba sentada en el suelo observando al temible Doble Renacido mientras tenia una conversación por teléfono con una persona que no conocía.
—Si, entiendo sus preocupaciones —decía Alvatroz que estaba sentado en una silla lujosa, casi parecida a un trono real mientras que apoyaba sus piernas sobre la mesa.
Amanda abrazaba sus piernas, como siempre, iba vestida con el conjunto que tanto le gustaba a Alvatroz, un vestido estilo gótico de color negro con moños rojos y zapatillas bajas, unas pantimedias largas, a Amanda realmente no le gustaba ese vestido, le parecía demasiado aparatoso e incomodo, pero nunca mostraba su opinión sobre aquel tema cuando Alvatroz la bestia, el Renacido amaba elegir su ropa, que maquillaje y que corte usaba, Amanda no tenia un estilo propio... Y cuando lo pensaba, no tenia nada propio en su vida...
—Si, no tiene que preocuparse —Alvatroz se veía bastante feliz por alguna razón, tal vez era porque al fin tenia alguien con quien jugar después de tanto tiempo que no fuera Amanda, aquel extraño y sombrío chico llamado Bran.
Amanda siempre era obligada a jugar con Alvatroz, incluso si ella no quería, debía hacerlo, desde que eran muy pequeños, Amanda no recordaba una época en la que Alvatroz no estuviera con ella... Tal vez por eso era tan miserable...
—Claro que no, nos desharemos de el fácilmente, ya lo vera —Alvatroz sonrió tenebrosamente y luego termino la llamada.
Aquel día Amanda no se sentía muy bien, aquello era algo normal, pero ese día especialmente se sentía terrible, estaba demasiado nerviosa, intranquila, sentía como se le dificultaba la respiración y sus manos temblaban y sudaban. Cuando aquello pasaba, Amanda trataba de recordar la canción que su madre le cantaba cuando era pequeña.
«Se valiente mi pequeña niña, no hay nada que temer, tu puedes lograr todo lo que quieras, tu puedes hacer lo que desees, no hay nada que temer, se valiente ante cualquier miedo, abraza tu miedos y así podrás vencerlos...»
Amanda seguía recordando a su madre, incluso después de tantos años, recordarse de ella la ayudaba a sentirse mejor y poder afrontar cualquier cosa... O eso desearía, pero la realidad es que Amanda era una cobarde, sin valor u orgullo, simplemente llena de temor...
Alvatroz se levanto de su trono y comenzó a danzar felizmente por toda la habitación, Amanda lo veía sin decir nada, era imposible para ella decirle cualquier cosa a Alvatroz, aunque no le gustara y detestara todo lo que hacia, Amanda no hacia nada a no ser que se lo ordenaran, ella era incapaz de hacer algo por su propia cuenta, siempre seguía las ordenes de otros aunque no quisiera... Ella era una buena chica.
—Ohh, pequeña Amanda, ya puedes ir a clases —Alvatroz se acerco a ella y le acaricio la cabeza, Amanda tembló al sentir el rose de su suave mano y sintió sus largas uñas que raspaban su cabeza. Su toque era sereno, pero ella sentía como si el Renacido fuera a arrancarle la cabeza de un solo jalón...
Amanda siguió sus ordenes y se dirigió a su clases, Amanda le gustaban las clases, no le gustaban todas esas personas a su alrededor, pero le encetaba aprender nuevas cosas, en la CPR nunca aprendía nada interesante y casi siempre lo único que hacia era entrenar su poder o aprender mas sobre Renacidos, aquello no le gustaba mucho...
Amanda fue primero al baño a lavarse el rostro, Alvatroz le había dicho que debía quitarse el maquillaje, así que se quito las sombras de ojos, el lápiz labial y el rubor... Amanda se encontró llorando sola en el baño, no le gustaba que otros vieran como lloraba, así que siempre lo hacia cuando no había nadie cerca, no le gustaba que creyeran que era una cobarde o que no era lo suficientemente fuerte, no le gustaba que pensaran que era una cobarde... Aunque fuera verdad.
Amanda salió del baño después de varios minutos, tenia que esperar que el rojo de sus ojos disminuyera para que no se dieran cuenta de que había estado llorando. Salió del baño y se dirigió hacia su salón de clases, que se encontraba en el primer piso, pero antes de eso fue a su casillero... Y de repente se encontró en la entrada principal con aquel chico Bran, el cual estuvo apunto de chocar con ella, por suerte Amanda tenia su poder y logro evitar el golpe haciendo que el chico golpeara una pared.
Amanda se acerco con pánico hacia el chico que se encontraba en el piso encima de una niña, al parecer el chico estaba desesperado por jugar con ella y eso la aterrorizaba... Amanda le tiene miedo a las peleas...
—Tan... Rápido vienes por mi... Esperaba poder descansar unos días —dijo casi en susurros la chica que miraba de reojo a Bran en el piso.
Amanda no seria capaz de descansar...