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Chapter 33 - Capítulo 33: Batman vs Superman. Round 2

Superman descendió aterrizando cerca de la fuente. Se giró rápidamente, atento, mirando en todas direcciones. Sin embargo, aparte de las ramas y las hojas de los árboles, no había rastro de Batman. Aleación de plomo o algún otro tipo de camuflaje capaz de hacerlo invisible a su vista, pensó. Los sofisticados trucos del cruzado encapotado estaban de vuelta.

-Déjalo ahora, Batman. Por favor. Si quisiera ya estarías muerto...

Y, efectivamente, Batman era consciente de eso. Si seguía vivo era debido a que Kal-El no estaba tratando de matarlo, porque sabía que Superman era un buen hombre, tal vez más que cualquier autentico terrícola, a diferencia de él, que en el fondo no lo era.

Superman se acercaba a la estatua erigida en su honor cuando encaramado en lo alto de uno de los árboles apareció Batman como una bestia acorazada en equilibrio.

Entonces la bestia saltó...

Y en su caída aplastó a Superman tirándolo contra el suelo.

Sus siguientes movimientos fueron veloces. De ahí mismo, del suelo donde ambos se encontraban, con un impulso extraordinario le dirigió una patada en el estómago antes de que Superman pudiera recuperarse.

No obstante, Superman logró ponerse de pie, aunque ya tenía encima de si a Batman descargándole diferentes puñetazos. Cada uno de los golpes dolía más que el anterior.

Apenas Superman puso bloquear uno de los golpes trató de conectar un derechazo a su rival, pero este era veloz y se agachó esquivando el ataque, e inmediatamente rápido como una serpiente le lanzó dos golpes a las costillas y terminó con un golpe a la cara de Superman.

Este retrocedió tambaleante hacia atrás. Se tocó la cara y la sintió caliente. Entonces miró la mano con la que había palpado su rostro. Sangre.

-¿Qué? ¿Nunca has visto tu propia sangre antes? Hay mucho más de donde vino eso.

Batman corrió hacia él. Nuevamente a la carga. Se enfrascaron en un brutal abrazo y ambos contendientes cayeron a la fuente.

El Caballero de la Noche consiguió ponerse sobre Superman sumergiéndolo; más que su fuerza o su técnica era el poder de la kryptonita lo que doblegaba al Hombre de Acero.

Las manos de Batman se hallaban alrededor del cuello de Superman.

-Date por vencido. Ríndete y aceptaré tu palabra...

De pronto los ojos de Kal-El fulguraron con un resplandor rojizo, el agua comenzó a hervir. Las tenazas que aprisionaban el cuello del último hijo de Krypton empezaban a ceder. El calor para Batman se volvía insoportable.

-¡Déjame pasar y te dejaré ir! -le gritó como en un intento de acabar el conflicto de una sola vez.

Pero como un cohete Superman salió disparado de la fuente arrastrando tras de sí a Batman, quien cayó a un lado de la fuente con la armadura aún humeante.

Mientras metros más allá Superman aterrizaba de forma violenta en el pasto del Centennial Park. Se puso de pie tambaleante, necesitaba tomar distancia de la nociva roca verde. Miró al cielo. Sus pies abandonaron la superficie, levitando, pero, de repente, un minigancho con cable se envolvió en su tobillo intentando evitar que elevara el vuelo.

Batman lo tenía sujeto por un cable, apenas verlo volar había sacado una pistola de agarre. Sabía que no podía darle espacio para recuperarse, si quería ganar aquella desigual pelea debía minar sus energías y aprovechar el momento exacto para darle la estocada definitiva.

El Caballero de la Noche fue elevado a los cielos de Metrópolis.

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Superman ascendía a alturas vertiginosas. Trataba de aclarar su mente, teniendo como escenario de fondo la espectacular ciudad. Su cabeza daba tumbas y era un auténtico misterio si era consciente de que llevaba colgando al Caballero de la Noche, quien por su parte estaba trepando por la soga, ignorando por completo el tan lejano paisaje urbano por debajo de él. No iba a detenerse, su convicción era tan irrefrenable que apenas había miedo en él, pese a la altura a la que se hallaba.

Apenas Batman se acercó lo suficiente aseguró su pistola gancho en su cinturón y en una movida riesgosa alcanzó a coger la roja capa del hombre de acero.

Superman trató de liberarse del elemento intruso, pero este había trepado con tanta rapidez que ya estaba pasando su brazo por debajo de su cuello en una maniobra asfixiante. Abrumado por los efectos radiactivos de la armadura, giró salvajemente tratando de deshacerse Batman, pero este se aferraba implacable. En verdad bien poco le importaba la vida a ese hombre, reflexionó Kal-El, en medio de sus denodados esfuerzos.

-¡Nos matarás a los dos...! -le gritó tratando de mirar hacia atrás.

Pero su voz se cortó súbitamente, sintió sus fuerzas abandonándolo, sus ojos giraron..., perdiendo el vuelo.

Superman cayó en picado sin control. Los rascacielos se acercaron peligrosamente, todo el escenario se movía en círculos, el viento golpeaba los oídos, las capas aleteaban como cometas rotas.

Súbitamente surgió un grito de la garganta de Kal-El, un desgañito surgido para detener su inconsciencia y su caída, dándole un respiro para detener su descenso y, haciendo un esfuerzo, lanzar hacia adelante a Batman que cayó como un pesado fardo.

Y caía cada vez más lejos y más rápido, haciendo difícil que pudiera ser salvado.

Superman observaba mortificado lo que había hecho. Para él Batman había pasado de ser un adversario a alguien que necesitaba ser socorrido.

-¡Oh, señor!

El hombre de acero se lanzó en picada con la consigna de rescatar a su amigo. Extendió las manos desesperadamente, tratando de alcanzar la zigzagueante capa de Batman.

De pronto Superman vio a Batman detenerse bruscamente en el aire con un grito y como un péndulo oscilar con el brazo extendido directamente contra la fachada de un edificio.

El grito que había salido de la garganta de Batman y escuchado por Superman al momento de detener su caída, había sido uno de dolor al sentir que su brazo era casi arrancado, lo que, sin duda, habría pasado de no contar con la sólida estructura de su traje. Pese al dolor de alguna manera logró aferrarse, aunque ahora había un nuevo problema del cual ocuparse: el edificio al cual se aproximaba inevitablemente.

Batman se estrelló contra las ventanas arrasando con los vidrios, impactando seguidamente contra los escritorios, archivadores y cubículos que encontró a su paso haciéndoles saltar por todas partes.

Mientras tanto Superman enfiló su vuelo hacia el edificio a donde había ido a parar Batman. Sabía que el duelo aún no había concluido, por lo que no podía bajar la guardia. Su oponente estaba ahí esperando por él.

Superman entró por la ventanas rotas, todavía levitando examinó la ruina causada por Batman. El choque había sido tremendo, pero no tenía esperanzas de que fuera suficiente para dejarlo fuera de combate.

-Me subestimaste, Clark -escuchó la voz de Batman surgida de algún lugar de ese recinto.

Una figura se movió entre las sombras, acechante. Superman observaba inmutable esa nueva puesta en escena. Esta vez no iba a dejarse sorprender por sus artilugios y tácticas. Entonces sus ojos se volvieron azules.

Paseó su vista de rayos X a través de todo el piso, a través de las paredes, escritorios y cubículos, cuando, repentinamente, apareció Batman transformado, según la visión de Kal-El, en una figura esquelética dentro del contorno brumoso de su traje de murciélago.

-Gran error -escuchó decir a la fantasmal figura al mismo tiempo que lanzaba algo hacia un costado de donde él se encontraba.

Entonces ante sus ojos brillantes surgió una potente y dañina luz cegadora como una explosión que emanaba del objeto que había arrojado el cruzado encapotado, que no era otro que un batarang que se había incrustado en una columna cercana a donde se hallaba Superman.

Sus ojos le ardían, se cubrió la cara. Otra vez Batman usaba sus poderes en contra suya.

Superman a ciegas trató de adivinar algún próximo ataque de su adversario poniéndose en guardia, pero, apenas como una rapidísima imagen, apareció Batman descargándole una brutal patada doble que lo hizo saltar expulsado contra las ventanas, cuyos vidrios explotaron espectacularmente.

El hombre de acero caía como un objeto pesado, detrás de él los diferentes pisos de los edificios se sucedían uno tras otro, tanto así que por un momento parecían ser interminables.

Sin embargo, aquel recorrido horizontal hacia abajo tenía fin. El cuerpo de Superman impactó contra el pavimento originando un profundo cráter que originó una lluvia de asfalto volador.

Batman observó su obra desde la ventana y, seguidamente, saltó mientras un alambre se desenrollaba desde su cinturón, manteniendo su cuerpo horizontal, permitiéndole descender corriendo por el costado del edificio.

Cuando Batman llegó al suelo se acercó al profundo agujero. Se acuclilló para tener una mejor vista al interior. Tuberías rotas, alambres cortados, pedazos de asfalto partidos como galleta; pero más allá de eso solo había oscuridad. Batman se dio la vuelta y empezó a alejarse.

No obstante, no había trascurrido más que unos segundos cuando una mano llena de polvo y hollín emergió del hueco agarrándose firmemente del borde.