Se hallaba destrozado por dentro, sintiendo sus huesos y músculos débiles y muy adoloridos; y no era precisamente por la paliza que había recibido del Hombre de Acero, sino por la dura verdad que le había sido revelada.
Tal vez por primera vez en su vida sintió que no podría continuar, que el mal al fin había coronado su victoria decisiva.
–Trabajó para mí todo el tiempo –dijo el Joker mientras caminaba alrededor de él–. Ella lo sabía todo. Excepto, por supuesto, que la iba a matar. Puede ser una savia para la moral.
Mostró los dientes en una sonrisa horrible y satisfecha.
–¡Todo fue una artimaña!, ¿no lo ves? Ella nunca te amo.
Y tras decir eso el desquiciado payaso agarró el hacha, lo giró y dio un violento golpe con la empuñadura a Batman, haciéndolo caer de rodillas.
– Tu felicidad, todo fue una maravillosa, patética... ¡broma!
A raíz del dolor en el abdomen de Batman soltó el anillo que se fue rodando por la plataforma.
–¿Qué? ¿No queda pelea?
Entonces el Joker levantó el hacha por encima de su cabeza de Batman, dispuesto a dar el golpe final. Batman levantó la cabeza y lo miró.
–Es lo que pensaba –manifestó con una mueca de desprecio al ver la expresión de derrota total en el rostro de Batman, sus ojos rotos–. Casi me entristece decir... –y le dio una patada en la cara que lo echó atrás. Lo miró una vez más antes de sentenciar– Adiós.
Tomó impulsó para golpear con la mayor fuerza, causando la mayor destrucción. Una sonrisa más maquiavélica que nunca se pintó en el rostro enfermo del payaso, pero se borró cuando vio que una de las puertas de emergencia se aproximaba volando hacia él.
El choque fue descomunal, la puerta golpeó el payaso tirándolo varios metros hacia atrás.
La otra puerta de emergencia se hallaba casi arrancada de sus goznes y en el umbral se hallaba de pie el último hijo de Krypton.
Sin embargo, su aspecto era deplorable a causa del envenenamiento por kryptonita, tenía sangre en la boca y en la nariz, se hallaba tan pálido como un cadáver, además de notársele tremendamente fatigado por la larga escalada.
–¿Qué pasa, Superman? No te ves tan estupendo, hombre –habló el Joker levantándose tranquilamente, como si el golpe no le hubiera ocasionado mayores daños. Seguidamente sacó un silbato de su saco y lo hizo sonar.
Como respuesta a ese llamado del techo de la plataforma cayeron dos nuevos personajes que aterrizaron con prodigiosa habilidad. Tenían apariencias que nos son familiares en los sirvientes del Joker, esto es, apariencia terrorífica, labios cosidos, pero estos no eran sus sirvientes que habíamos visto antes. Eran los guardias de la prisión.
–Tuve que improvisar, mis otros sirvientes no pudieron soportar mi fórmula mágica del poder y como estos se ofrecieron voluntariamente; en fin. ¡A él! –y esto último era la orden para que atacaran a Superman.
Los nuevos sirvientes corrieron hacia Kal-El, quien se preparó para la embestida.
–¡Batman! –llamó a su amigo tratando de despertarlo de su letargo.
Sin embargo, Batman no se movió, continuaba derrotado. El Joker avanzó hacia él, exhibiendo una expresión de enojo. Estaba harto de las intromisiones, era hora de machacar al murciélago.
–No te preocupes –habló con tono condescendiente–, Joker va a hacer desaparecer el dolor. Muy, muy pronto, hijo.
Mientras tanto Superman se las tenía que ver con los nuevos sirvientes y sus habilidades mejoradas. Ambos monstruos lo rodearon. En sus ojos muertos se percibía un afán destructivo imparable, como si solo estuvieran creados para arrasar con lo que tuvieran delante de ellos. Kal-El casi pensó en el tornado al que se había enfrentado antes.
Superman le tiró un poderoso puñetazo al que tenía frente a él, pero la criatura usó sus reflejos mejorados para dar un salto hacia atrás. Entonces Ka-El sintió un golpe en la parte posterior del cuello. No se trataba solo de criaturas malignas, sino también eran seres veloces y fuertes.
Al fondo de esta escena de pelea Batman seguía arrodillado con los ojos bajos, destrozado.
Superman logró conectar algunos buenos puñetazos, aunque era consciente que no poseía su usual energía. Uno de los sirvientes se lanzó al piso sobre sus manos y le dio una patada con ambos pies en el estómago, Superman retrocedió y solo vio que el otro sirviente del Joker lo esperaba con la puerta de emergencia que anteriormente había usado para salvar a Batman.
El portazo le dio a Superman en el rostro, haciéndolo caer.
Batman continuaba doblegado. El Joker siguió caminando y en su trayecto se agachó para levantar el hacha del suelo, y al tenerlo en sus manos lo giró de tal forma que el filo quedó hacia arriba, listo para ser usado.
Superman en el suelo esquivó un ataque del otro sirviente y tomándolo del pie lo arrojó lejos, el monstruo se deslizó por el suelo alejándose. Esto le dio tiempo para mirar lo que ocurría con su viejo amigo.
Vio al Joker detenerse frente a Batman. La locura y la sed de sangre en sus ojos brillaban amenazadoramente. La pesadilla finalmente materializada.
Levantó el hacha.
–¡Bruce! ¡Levántate! –gritó Superman parándose, pero en ese mismo momento el otro sirviente lo embistió con una tacleada que lo hizo rodar por la plataforma hacia el borde, hacia el abismo.
El Joker descargó el arma con violencia furibunda. Había insania absoluta en su pálida cara.
En ese mismo momento Superman cayó de la plataforma.
–¿Clark? –dijo Bruce como despertando de un sueño.
Y una mano enguantada tomó la empuñadura del hacha deteniendo su mortal oscilación.
Superman retrocedía hacia la lejana ciudad de abajo. Demasiado herido para levitar, seguramente demasiado debilitado para soportar tan brutal impacto.
De pronto la misma mano enguantada que había detenido la trayectoria del hacha agarró la mano de Superman. Era Batman. Saltaba como zambulléndose en la nada, ambos héroes caían, pero el cruzado encapotado tenía una pistola de gancho en su otra mano y girando en el aire la disparó hacia el lado más alejado de la plataforma. Un cálculo realizado con precisión por un hombre que a lo largo de tantos años había llevado a cabo innumerables hazañas similares.
Batman soportaba el peso del columpio, en un vertiginoso regreso hacia la plataforma de observación.
Los dos héroes aterrizaron sobre la plataforma en mejor modo del que se hubiera pensado tomando en consideración el estado en que se hallaban.
–Tenemos trabajo –se apresuró en advertir Batman.
Los sirvientes corrían hacia ellos de un lado y del otro lado venía el Joker empuñando el hacha. No había tiempo ni para tomarse apenas un ligero respiro, ya debían volver a la acción.
Ambos se movieron para enfrentar a sus oponentes, las espaldas chocaron formando una suerte de mecanismo de defensa y ataque mutuo.
–¿Estas bien? –preguntó Batman sin dejar de centrar su atención en los enemigos que se avecinaban.
–Difícilmente –respondió Superman con la misma concentración. Sin embargo, a sus palabras le había dado un tono que su amigo comprendió muy bien, pelearían hasta vencer o caer.
El Joker soltó un grito demencial balanceando su hacha con asombrosa velocidad. Batman avanzó hacia él y cuando el payaso lanzó el hachazo se deslizó por debajo en una barrida con la que derribó a uno de los sirvientes que había acudido en auxilio del Joker.
El otro sirviente no había variado su objetivo que era Superman y al tenerlo frente le dirigió uno, dos, tres..., incontables derechazos y zurdazos que el Hombre de Acero bloqueó todos, igualando la asombrosa velocidad de su contendor.
En tanto que Batman luego de derribar al sirviente se impulsó del suelo y le dio una patada voladora al Joker, no obstante, el payaso se recuperó inmediatamente y como respuesta le dio una patada en el estómago al Caballero de la Noche. Y viendo la oportunidad atacó nuevamente con el hacha, el cual fue contenido por los antebrazos acorazados de Batman.
Luego Batman dio un paso atrás acercándose a Superman, quien por su parte se enfrentaba a los dos sirvientes repartiéndoles certeros golpes de box. Superman lograba mantenerlos a raya con sus puños, en brutales ataques que los sirvientes absorbían sin demostrar dolor. Contuviera lo que contuviera la fórmula secreta del payaso, lo habían convertido junto a sus esclavos en máquinas insensibles.
Superman también retrocedió nuevamente, cubriendo la retaguardia de Batman. Listos para soportar una nueva arremetida de sus atacantes con velocidades y fuerza sobrehumana.