En ocasiones lo que se necesita es un breve momento de calma para tomarse un respiro y continuar, pese a lo difícil que esto pueda parecer. Ese momento de calma al parecer había llegado cuando el Joker había sido vencido. Pero la aparición de Luthor lo cambiaba todo. Adiós el momento de tomarse un respiro.
-Sabía que nunca serías capaz de hacerlo, Wayne -le habló Luthor-. Matarlo, quiero decir -y levantó algo en su mano, le estaba mostrando la flecha de kryptonita-. Era tuyo y sacaste la flecha de su cuerpo. Si hubieras hecho lo necesario habrías tenido tu venganza. Era tuyo y lo perdonaste. Estabas confundido por la compasión.
Terminando de decir estas palabras arrojó la flecha al suelo, perforando el techo de metal sobre el que se hallaban. Un despliegue de fuerza descomunal.
-En fin, anticipé tener que terminar con Superman. Dándole el golpe de gracia. Mi plan se basó en eso. Pero tú -se refirió nuevamente a Batman-. De ti esperaba más.
Tras decir esto Lex avanzó hacia ellos. Superman se interpuso en su camino, siempre valiente y listo para dar la cara a sus enemigos.
Lex lo apartó con brutalidad hacia un costado y siguió con paso firme hacia Batman y el Joker.
Batman al ver que su amigo, el poderoso Hombre de Acero, había sido quitado de en medio como si fuera debilucho, se aprestó a hacerle frente a Luthor adoptando una posición de combate, confiado en sus excelsas habilidades, aunque sirvió de muy poco cuando Luthor llegó hasta él, porque lo lanzó hacia atrás de un único empujón.
Ya libre de estorbos, Luthor tomó al Joker de un pie y lo levantó como si pesara igual que una pluma. Seguidamente le pegó dos salvajes bofetadas que lo hicieron reaccionar.
Una vez que el Joker recuperó la consciencia Luthor volvió a hablar:
-Solo digo, Bruce, pudiste hacerlo tú y ahora yo debo encargarme de tus deficiencias. Disfruto de una política de tolerancia cero cuando se trata de fallas.
Apenas terminaba la frase arrojó al payaso por el borde del techo. El Joker gritó, pero más era una carcajada entretenida que un grito de desesperación. El sonido de su risa se fue haciendo cada vez más lejana hasta que no se escuchó más.
-Estaba preparado para matar a un superhéroe. Supongo que no será mucho más difícil... matar a dos.
Lex Luthor se quitó el abrigo que voló hasta perderse en el horizonte gracias al potente viento. Lo que llevaba debajo de la prenda resultó sorprendente. Era un exoesqueleto del tipo que Batman había visto en el bunker del Proyecto Talón de Aquiles.
-Hecho a las especificaciones del gobierno de Los Estados Unidos para un único propósito: Someter a un Superman más veloz que una bala, aunque este es mi propio modelo, superior a cualquiera que exista -flexionó las manos, el traje se carga, adquiriendo un vivo tono verde, brillando con un poder crepitante.
Sonrió.
Y al siguiente momento ya estaba dándole una ronda de golpes a Superman que era incapaz de defenderse.
Batman corrió al auxilio de su amigo, sorprendido por la velocidad de Luthor, pero cuando llegó este se movió aún más rápido, llegando a ponerse detrás de él, dándole una patada en la espalda que lo hizo chocar con Superman.
-Muy bien -apuntó Luthor satisfecho de sí mismo-. Entonces, ¿con ambos a la vez?
Nuevamente se encaró a los héroes. Sus movimientos eran tan veloces que parecía que mientras él se movía a una velocidad normal sus contendientes se desplazaban a un ritmo ralentizado. Vio como ambos se lanzaban al ataque contra él, esquivó el golpe de Batman y le dio un gancho de hígado que sacó al murciélago de su campo de visión.
-¿O uno? -e inmediatamente giró hacia Superman que se había arrojado hacia él, y lo recibió con un golpe directo al pecho mandándolo a volar hacia atrás- ¿A la vez?
Lex Luthor retrocedió y en un santiamén ya se hallaba manteniendo distancia otra vez con los justicieros. Apenas acababan de verlo encima de ellos y ahora estaba ahí, a unos metros, midiéndolos de nuevo.
-Es muy rápido -dijo Batman consciente de la obviedad de sus palabras.
-Tú me cubres, yo te cubro -se apresuró en añadir el Hombre de Acero.
Había que buscar una estrategia, un enfoque para vencer a ese oponente poderoso.
Ahora avanzaban espalda a espalda. La máquina de defensa y ataque a la carga por segunda vez. Veamos de lo que eres capaz Luthor.
-Que pintoresco -se burló del espectáculo Lex. Ahora era un ser imparable.
Batman y Superman lo vieron moverse, pero no importo mucho. Batman cayó de una patada en las piernas y Superman recibió varios puñetazos en la cara. Luthor estaba ahí frente a ellos, solo que en el siguiente instante había desaparecido antes de que pudieran tocarlo.
Parecía aparecer y desaparecer a voluntad, tan grande era su velocidad, surgiendo de la nada, golpeando, esfumándose. Por momentos daba más la idea de ser un borrón desplazándose en el espacio. Batman seguía en el suelo, trató de tomar uno de sus pies, estiró las manos, encontrando solo el vacío. Lex que había contemplado todo eso con tranquilidad le dio un pisotón en la mano. Y ahora por el rabillo del ojo vio a Superman que se abalanzaba hacia él con la consigna de atraparlo entre sus brazos...
Sus brazos tomaron el vacío. Lex lo había esquivado cuando él estaba seguro que en está ocasión sí lo capturaría. Luego sintió un dolor en las tripas, varias veces.
Batman vio que Superman caía de rodillas y detrás de él había una mancha que parecía tener innumerables brazos con los que castigaba el cuerpo de kryptoniano.
-¡Bruce! -le gritó Superman, mirando el horizonte, pese a la brutalidad de la paliza.
Amanecía en lo alto. Sin embargo, las nubes eran tan espesas que solo una pequeña fracción de sol penetraba por uno de los resquicios.
-Te entiendo, Clark -habló para sí Batman y corrió hacia el campo de batalla con la capa extendida.
Como era natural Lex lo vio venir. "Así que quieres más, tengo más para ti". Y se preparó para recibirlo con los puños cerrados, listos para acabar con él.
De pronto Batman quitó su capa y un potente rayo de sol golpeó en el rostro de Lex Luthor, cegándolo por un breve momento.
Cubrió sus ojos, descuidando su guardia y desde atrás recibió un duro codazo en la espalda, que sintió en el alma, pese a la protección que le brindaba la armadura.
Así expuesto, Batman lo derribó dándole una patada giratoria directa al mentón. Luthor quedó tendido de espaldas.
Era el momento. Superman se dispuso a darle un golpe noqueador, aunque no había contado con la rápida recuperación del villano que detuvo su puño y en cambio fue el quien recibió el golpe noqueador, siendo expulsado hacia arriba y haciendo una parábola aterrizó a cierta distancia.
Batman también había tratado de aprovechar que Luthor se encontraba tendido en el piso y se había lanzado a él esperando reducirlo con una llave de pancracio, sin embargo, al siguiente instante Luthor ya había abandonado el suelo y se hallaba parado a su lado dándole patadas al estómago.
Después de recibir la última patada Batman vio a Lex aproximarse hacia él con un trozo del techo. Tan breve había sido el lapso de tiempo que ni siquiera lo había visto arrancar el metal de su sitio.
Luthor lo empujó con un pie y clavó el trozo de techo sobre la superficie con tanta fuerza en ambos extremos que aprisionó a Batman, inmovilizándolo del torso y extremidades. En vano trató de levantarse, era inútil.
-Eres postre. Cena, primero.
Conforme con su trabajo de retener al Caballero Oscuro, Lex se volteó a mirar a Superman que se había puesto de pie para salvar a Batman.
Quedaron mirándose el uno al otro. Luthor disfrutaba el momento, había llegado la tan ansiada ocasión de acabar con el molesto kryptoniano, el mismo que tantas veces había frustrado su ascenso definitivo como el verdadero salvador de este mundo. No, no iba a ser sutil para nada.
Corrió hacia Superman, quien solo vio venir como una ráfaga. Apretó los dientes y trató de golpear a la cosa que le caía encima.
Lex saltó y le dio una patada perfectamente calculada en el mentón.
Kal-El voló hacia atrás y se deslizó por la plataforma. Su cuerpo cayó por el borde del vacío, no obstante, sus dedos se agarraron firmemente del filo del techo, colgando de una mano.
Lanzó su otra mano al borde para subir, pero se encontró con la sonrisa siniestra de Lex Luthor que ya se hallaba parado por encima de las manos de Superman. La cena estaba servida. Pateó la cara de Superman con toda su fuerza.
Mientras tanto Batman continuaba atrapado, haciendo denodados esfuerzos por llegar con sus dedos a su cinturón. Miró hacia donde se hallaba Luthor y Superman.
Lex continuaba pateando repetidas veces a Superman en el rostro, estaba decidido a arrancársela o a tirarlo al precipicio, aunque el kryptoniano era duro y se negaba a rendirse.
Para Batman en cambio el pie de Luthor era solamente una mancha borrosa que azotaba la cabeza de Kal-El, que pese a todo resistía el feroz castigo.
No había tiempo para ver eso, si quería ayudar debía hacer que sus dedos llegaran a su cinturón, esos dedos que insistentemente trataban de cumplir con su misión.
Ahora sí. Sus dedos alcanzaron la hebilla de su cinturón y presionó unos botones. Un rayo surgió hiriendo el metal que lo aprisionaba. Era un cálculo que debía ser ejecutado con absoluta precisión, a fin de no lastimarse a sí mismo, pues el rayo cortaba el metal con relativa facilidad. Se hallaba tan concentrado en su trabajo que no reparó en que Superman ya solo colgaba de una mano.
Las nubes ya se dispersaban y daban paso con mayor decisión a la luz del sol, que no tardaría en iluminar todo el monumento.
Lex Luthor miró a Superman colgando ya no de una mano, sino de apenas unos dedos. Retrocedió para tomar impulso, la patada final. Su sonrisa era como la de un niño feliz, aunque en realidad era la sonrisa maligna de un criminal satisfecho por su obra nefasta.
-Adios, Kal-El -manifestó con irrefrenable alegría.
Ya era demasiado tarde. El grito lo había escuchado cuando el otro hombre ya estaba aprisionándolo entre sus brazos, levantándolo en peso y saltando con él en picado hacia abajo.
Batman había calculado bien que el odio a Superman perdería a Luthor y así fue, embebido como se hallaba con la perspectiva de liquidar al alienígena, no iba a reparar en la amenaza que se cernía sobre él.
Superman, por su parte, ni siquiera había mirado a las dos figuras caer. Su preocupación era otra. Viendo el espacio se agarró del techo con la otra mano. Después reuniendo cada gramo de fuerza restante en su magullado ser se impulsó, elevándose tal vez seis metros en el aire, pasando por encima del techo y lanzándose directamente por el lado este del monumento. Por donde el sol ya chocaba con fuerza.
Lex y Bruce peleaban en el aire, pese a lo desesperado de la caída. Y aprovechando la ventaja que le había dado el factor sorpresa Bruce logró plantar sus pies en el pecho de Luthor empujándose. Ahora ambos caían por separado al lejano suelo.
Superman también continuaba cayendo, tratando de ganar tiempo, el tiempo necesario para recuperarse (si era posible aquello). Su plan era un plan arriesgado, pero dadas las circunstancias no tenía otra alternativa que seguirlo hasta el final.
En ese mismo momento, Bruce Wayne abrió sus brazos y piernas convirtiéndose en una cruz de paracaidista, nivelándose en el aire, reduciendo ligeramente su velocidad. Observó a Lex Luthor cada vez tomando más distancia de él, su exoesqueleto lo hacía un objeto más pesado. Aun así, el suelo subía rápido para los dos.
Los rayos de sol azotaron con mayor fuerza al monumento, las nubes se hicieron a un lado y esa luz renovadora tocó al Último Hijo de Krypton que caía todavía aferrado a su fe en lo bueno. Entonces el efecto de la radiación solar comenzó a dar sus primeras señales.
Sus músculos se fortalecieron, su piel adquirió un tono saludable, las fuerzas regresaban. Cerró los ojos. Miró hacia el suelo que se aproximaba más a él.
De repente todo quedó estático.
La superficie estaba más cercana. Lex miró arriba a Bruce que se alejaba de él a cada segundo, ya los separaba una distancia de unos diez metros.
Sonrió sádicamente, la distancia no importaba, igual su destino era el suelo. Bruce vio esa sonrisa, y encontró en su mueca algo tan enigmático, que le pareció que guardaba algo más, solo que ya no quedaba tiempo para más reflexiones. Lex Luthor ya había tocado el suelo.
El exoesqueleto explotó disparando una bola de fuego hacia las piernas de Bruce que inconscientemente se movieron como si anduviera en una bicicleta invisible, como si aquello le ahorrara el fuego y el pavimento.
Entonces algo como un misil azul y rojo lo recogió en el aire. Justo en el último momento.
-¿Eso fue lo suficientemente cerca para ti? -le recriminó Bruce a Superman su aparición en el segundo final.
-Quejarse, quejarse y solo quejarse -se limitó a decir Kal-El.
Las dos figuras se dispararon a la plataforma. De vuelta a lo alto del monumento.