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Chapter 12 - El primer amor del más joven de la familia

Pff. Por supuesto que sí le permitió.

Entonces, Song Yewan se llevó consigo a su habitación a aquel par de jóvenes zorros. Se arropó junto a ellos y tomó las pastillas que su amable padre le entregó; al terminar de mascarlas, inmediatamente lo envolvió el sueño y cayó dormido.

No fue hasta que el sol inició su descenso y el cielo se tiñó de cálidos colores, cuando recién despertó. Realmente necesitaba de ese largo descanso y todos lo sabían, por lo que ninguno de sus shixiongs o shijies tuvo el corazón de ir despertarlo tan temprano en la mañana como estaban acostumbrados a hacerlo, y tan sólo le esperaron pacientemente, atentos si algo llegase a necesitar su hermano más joven.

Cuando lo vieron salir al fin de su habitación con un semblante más renovado, sus preocupaciones se calmaron. Lo consintieron un poco sirviéndole el almuerzo y preparándole toallas y túnicas limpias para después de su baño en las aguas termales... ¿con los huxian?

—Deja de jugar, no puedo cepillarte si sigues moviéndote.

Después de bañarse con ellos, incluso les secó y desenredó cuidadosamente su pelaje. ¡Wan-didi nunca lo había hecho! ¿Es esto una señal de que su pequeño hermano está madurando al tomar responsabilidad de las mascotas?

Aunque su shifu les contó sobre la adorable petición de su didi anoche, ¡no pueden evitar ver esta escena tan extraña! Él realmente regresó diferente, actuando más amable, más tranquilo y también más suave y adorable de lo que estaban acostumbrados antes de que se fuera al exterior. Veían a esos zorros ser tan pegajosos como siempre, mas a Song Yewan no parecía molestarle ahora; desprendiendo una calma como si estuviera acostumbrado a ello, incluso les acariciaba la cabeza de vez en cuando en lugar de apartarlos como antes lo hubiera hecho.

Y qué decir acerca de lo que pasó más tarde.

Lo que ellos creyeron que sería algo que no volvería a pasar pronto, se repitió esa noche a la hora de dormir y delante de ellos: Song Yewan pidió a shifu poder dormir con los huxian de nuevo. Un intercambio de miradas le bastó para saber que su maestro accedió; le agradeció con una reverencia, se despidió de sus mayores educadamente y marcharon los tres de regreso a la alcoba, los animales escoltando al humano animada y orgullosamente.

Los que quedaron en el comedor, no sabían cómo debían sentirse al ver al menor de los Song actuar así. Se ha de mencionar que no es como si le vieran problema alguno a este pequeño cambio; después de todo, les resultaba incluso ideal que lo hiciera, ya que estaba formando lazos con las mascotas de la diosa a la que servían.

Así que…

Bueno, ¿qué importa?

Luego de una semana, ver a su Wan–didi irse a dormir con los zorros se volvió natural. Y también el encontrarlo especialmente abrazado al zorro blanco cuando los mayores echaban una mirada a su habitación. Y más adelante ser testigos de cómo, durantes los descansos, el huxian albino tomaba la forma de un lindo joven de de ojos celestes, piel de porcelana y largo cabello negro ondeado para perseguir a Yewan.

—…¿?

Si no fuera que todos saben que esta imagen humana no era la verdadera (porque la conocen), no se sentirían tan curiosos por tal. Sobre todo cuando esta apariencia nueva es tan similar a la del joven que aparece en varias de las pinturas que Song Yewan hizo en el exterior y que siguió haciendo durante las clases de arte.

A excepción de los ojos largos y coquetos y las orejas y cinco colas esponjosas, blancas y (claramente) no humanas... el aspecto era indudablemente idéntico al de Xiao Qingchen.

Una semana después, incluso se enteraron que su pequeño hermano marcial confeccionaba hermosas túnicas blancas a las que bordaba delicados detalles con hilos de plata. Encerrado en algún salón, para hacerlos, usaba de modelo al huxian albino cuando tomaba la forma de su amigo. No obstante, nunca se las quedaba el zorro; cuando Yewan terminaba su trabajo, lo guardaba cuidadosamente en una bolsita qiankun que nunca antes habían visto los mayores. Sólo un par de veces le regaló túnicas bordadas por él, pero estas eran de la secta y él sólo las decoraba. Además, se podría decir que con aquellas sólo quería practicar su habilidad.

Aún así, el joven zorro blanco lo seguía a todas partes usando felizmente las vestimentas dadas.

Por un lado, no era nada extraño que un huxian comenzara a apegarse a alguno de los discípulos del inmortal Song Baihua; después de todo, esta era una tradición entre ellos para ejercer como guardián-protegido en un futuro. Estos zorros inmortales conviven desde su nacimiento junto a los jóvenes aprendices y los ven crecer; en el camino, tomarían a uno bajo su protección y lo ayudarían en su cultivo. Y, luego, cuando su humano llegue a la mayoría de edad o a cierto nivel de cultivación, realizarían ambos un juramento de alma.

Esta era una costumbre vieja, según el maestro, más antigua que él mismo. Song Baihua tiene sus guardianes y su shifu también tuvo los suyos hace mucho tiempo.

Por otro lado... que aquel animal sagrado haya tomado esa forma —al parecer— para volverse cercano a Song Yewan… Y todas esas acciones tan adorables de su didi…

—A-Qing~

No hay respuesta ni reacción.

—Shidi.

Aún no.

—Qingchen.

Todavía.

—¡Xiao Qingchen! —Finalmente obtiene un sobresalto que indica que esta vez sí la escuchó. La joven continúa—: ¿En qué piensas? Estás yendo en la dirección equivocada; dashijie dijo que la maestra está en el jardín, no en su oficina.

—¿Ah? —Como si de un sueño recién saliera, el menor de los Xiao se encontraba algo confundido.

—Ha… xiaoshidi… —suspira la doncella llevándose una mano a la mejilla mientras observa preocupada a su hermano marcial más joven—. Ese camino en el que andas lleva a la oficina de shifu, pero nosotros debemos de ir a los jardines al lado del manantial. Tú... estás algo distraído últimamente, ¿pasa algo?

—¡Ah, no, sí! ¡Digo! Lo siento, shijie, lo siento... Sólo no me di cuenta, ¡pero ahí voy!

Apresurando el paso, se adelanta hasta el pequeño puente cuando recién advierte que su compañera no está a su lado.

—¿Shijie? —Se detiene y regresa su mirada para verla.

—Ah, A-Qing, he olvidado algo. Ve yendo, ¿sí?, shijie te alcanzará luego.

La señorita le dedicó una sonrisa desde su lugar hasta que lo vio desaparecer por el camino. En ese preciso momento, la borró cambiándola por un mohín y se giró sobre sus talones hacia los árboles y arbustos a su costado.

—Otra vez…

Murmura en un adorable puchero mientras un par de shixiongs salen de su escondite.

—Eso vemos —contestan al mismo tiempo y la consuelan con un pat pat amable en la cabeza.

Están intranquilos por su hermanito menor porque, desde que regresó de su viaje, se ha vuelto más distraído cada vez. Con su cabeza en las nubes, es torpe a la hora de cumplir sus deberes correspondientes. Lo único que los tranquiliza es ver que al menos no es así durante las clases, a las cuales ahora se ha vuelto más dedicado.

No obstante, hay un detalle más…

—Al menos esta vez no está relacionado al joven Song, ¿no? —pregunta el más alto de los tres.

—¿En algún momento lo mencionó y no alcanzamos a escucharlo, shimei? —inquirió el siguiente.

—No, no. Esta vez no habló sobre él. Sólo… se fue. Aún así, es seguro que sigue pensando en su amigo…

—Hm...

Las últimas semanas han sido un poco extrañas para los Xiao.

Su joven hermano volvió ¿pero por qué no parece ser el mismo? Luce más feliz, pero a la vez más triste. A veces no puede dejar de entrenar, pero en otros momentos sólo quiere estar apartado del resto viendo el cielo tumbado sobre la hierba. Puede hablar horas sobre alguna aventura que tuvo con su amigo del exterior, pero también estar callado durante muchas otras luciendo melancólico.

He ahí la forma que descubrieron para animarlo…

No obstante, se preguntan: ¿por qué deben de preguntarle acerca del joven Song para que su shdi vuelva a sonreír tan brillantemente?

Y no son sólo ellos de la familia Xiao, ¡sino también los de la familia Song! Ambos clanes que ni siquiera se conocen entre sí, al ver aquellos ojos brillantes perdidos en las estrellas en el rostro sonrosado del menor de la casa, tienen la misma pregunta pateando su mente:

¿Por qué pareciese que su pequeño hermano estuviese hablando del amor de su vida y no de un simple muchacho de quien se volvió amigo?

Y, bueno, otras preguntas más, como…

¿Qué hay de esa tímida sonrisa? ¿Y acerca de esas mejillas cálidas cuando hablan del otro? ¡Es que hasta se podría decir que lucen como dos perfectos enamorados! De esos que suspiran anhelantes al pensar en su amada y están distraídos cuando ella no está a su lado... ¡Pero es que eso es imposible!

¡Ya que ambos son chicos!

Al estar tan aislados de la sociedad desde muy jóvenes, los demás discípulos no sabían si eso era posible, por lo que buscaron alguna guía para sus sospechas. Pero... ¿Un amor entre dos hombres? ¡No encuentran ninguno en los libros de romance de la biblioteca! ¡¿Qué harán ahora?!

Estos shixiongs y shijies están perdidos. ¿Su hermanito realmente se había... enamorado? ¡De alguien del exterior! ¡De un hombre!

¡Que encima es del exterior!

No, no, no. Ello no podía ser, ¡definitivamente era imposible! ¡Eso tan sólo debe ser un cercano compañerismo entre ellos que están malinterpretando!

—Zhen'er, deja de ver el retrato que pintaste y concéntrate. ¿Estás bien? Has recitado mal la oración de nuevo y tu postura es incorrecta. Corrígelas, por favor.

—A–Qing, ¿no te gustó el poema de esta shijie? Pareces más interesado en esa borla que siempre llevas en tu espada que en mí :(

Ehh… Pero eso no significa mucho, ¿no? Además, en ningún momento su hermanito ha hablado sobre sentir esos sentimientos que ellos suponen guarda por quién conoció en su viaje. ¡Incluso parecía que ni él mismo se había dado cuenta de aquellos! O no existían y en verdad sólo es una gran amistad la que hay entre esos dos, o simplemente ellos son tan densos que no se dan cuenta de que cayeron flechados.

Habiendo esa posibilidad, no se atrevieron a actuar impulsivamente y esperaron a tener una vista más despejada del asunto, atentos a los pequeños cambios y actitudes.

—Shidi... ¿por qué se te ve tan melancólico? Siempre eres tan serio, pero ahora luces más como… eh... alguien triste a morir. ¿Qué te preocupa?

—¡Ah! ¡A-Qing! ¡¿Estás bien?! ¿Qué haces durmiendo aquí afuera? ¿De dónde sacaste esos abrigos negros?

Palabras suaves para apaciguar la preocupación de sus seniors era la primera respuesta; seguido de un breve comentario sobre un recuerdo de la persona que todo el día ocupaba su mente. Algo como "Te ves triste, ¿vamos a recoger fresas para que te animes?", era respondido con un anécdota que iluminaba su rostro al contarlo, acerca del día en el que él y su compañero de viaje recogieron fresas y prepararon mermelada con ellas. Luego su ánimo caería de pronto, y el joven suspiraría su deseo de repetir el momento si es que alguna vez vuelve a encontrarse con su añorado amigo.

Y con el pasar de las semanas nada mejoraba; estos resultaron ser iguales o peores, con ellos perdiendo sus energías e incluso el apetito.

Llegados a este punto, no había dudas. Pero… ¿ahora qué sigue?

Se trata de su amado hermanito, el menor de esta familia que no está unida por la sangre sino por el corazón, y, naturalmente, el consentido por todos. El pensar darle la espalda en esta situación, les hace doler el corazón... Concluyen que es mejor apoyarlo en lo posible, para no sentir tristeza o arrepentimiento luego.

Y así, los shixiongs y las shijies de cada familia fueron en grupo a hablar sobre esto a su shifu, quienes se encontraban en sus despachos.

¡Era importante que shifu sepa de la situación!

Habían ordenado sus ideas e incluso llevaban pruebas que sustentaran lo que iban a decir. Llamaron a su oficina, pero quien la abrió fue…

—¿Di... di?

Detrás de la puerta se encontraba el discípulo más joven y detrás de él estaba shifu, quien leyendo rápido la situación, rió y explicó todo con simples palabras ante la mirada perdida de todos:

—¿Recién hoy? Fue notorio desde que llegó.

Xiao Qingchen y Song Yewan en medio de todo y bajo la mirada de todos—: ¿Hm?