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Chapter 18 - Si la edad es un problema, el tiempo lo solucionará

Los inmortales se preguntan a sí mismos: ¿Qué hubiera sucedido si no hubieran obedecido la voluntad del dios que se les presentó? Después de interrumpir la escapada de su joven discípulo, ¿este lo habría intentado de nuevo? ¿Esos dos se hubieran conocido de todas maneras? ¿Qué tan fuerte es su destino?

Hay tantas preguntas. Pero tan sólo un presente. Todo resultó en esto; no queda más que dar una respuesta adecuada.

Luego de intercambiar miradas entre ellos, la dirigen a sus alumnos. Las manos de esos dos jóvenes están entrelazadas y sus ojos brillan sinceramente. Es notable la intensidad de sus sentimientos y lo ilusionados que están por el otro. Ah, la adolescencia y el primer amor…

Suspiran y les sonríen suavemente:

—No.

Después agarraron a su insensato alumno del cuello de su túnica y lo alzaron como a un gatito, separándolo de ese noviecito suyo y obligándolo a regresar a su lado.

—¡Shifu! —se quejan. Estaban sorprendidos por el resultado.

La inmortal Xiao lanza un hechizo silenciador a su ruidoso niño y le da un golpecito en la cabeza. Xiao Qingchen gimotea y lloriquea mudo desde su lugar. Por otro lado, el inmortal Song no ve la necesidad de callar a su hijo porque ni siquiera se pronuncia sobre esto. Lo único que el joven hace es fruncir su ceño y mirarlo con sus bonitos ojos llenos de queja. Al maestro le conmueve…

Así que le cubre los ojos.

Corazón que no ve, corazón que no siente. Tan aburrido. Si fuera por él y existiese un hechizo contrario al silenciador, entonces lo aplicaría inmediatamente en su Zhen'er sólo para tener el placer de regañarle por hablador. ¡Así como su shijie acaba de hacerlo con su alumno!

—Shifu.

Su Zhen'er le llama. No le hace caso y sigue intentando comprender por su cuenta todo lo que acaba de pasar.

Debe tener una charla urgente con su alumno, ¡irse ya al templo! Sabe que es tarde y que probablemente sólo le hablaría a la nada, pero debe recordarle a este niño el juramento de castidad para el que se estaba preparando desde hace dos años. Sí, sí. Antes este maestro incluso estaba pensando en la boda de su Zhen'er con este chico Xiao, ¡mas ahora las circunstancias cambiaron! Y si hablar sobre el olvidado voto de castidad ayudará a que se quede con la familia, ¡pues lo usará!

«Chico Xiao también puedes venir y quedarte en la familia, ¡tan sólo no alejes a un hijo de su padre!».

—Pá...

Vuelven a llamarlo, pero con cierto tono infantil. Curioso por este cambio, le presta atención, notando así que su alumno estaba haciendo un adorable mohín. ¡Oh! ¡Un enfado de niño! ¡Sus mejillas incluso están un poco infladas! Song Baihua se derrite al punto de considerar escuchar su petición, no, ¡concederla! ¡Sea cual sea! Zhen'er no se comporta así desde los siete años, ¡no puede evitar estar emocionado!

—Dime. —Esconde su falta de firmeza.

Song Yewan la percibe y la explota reprimiendo su propia vergüenza.

—Padre dijo que me apoyaría, ¿no?

—Sí.

—Pero, en realidad, no lo hace. ¿Acaso… papá quiere que muera de tristeza?

Cabizbajo. Puchero, puchero.

Esta es la forma de Song Yewan para "ayudar a su maestro a que tome la decisión correcta": tan sólo tiene que actuar pueril y hablar extraño (aniñado).

Por lo raro y bochornoso que es hacer esto, él habla con el volumen más bajo que puede. ¡No quiere que Qingchen o la maestra Xiao escuchen este deshonroso teatro! Sin embargo, el oído del joven Xiao es bueno; lo agudizó desde el primer 'Pá' que oyó. Xiao Qingchen ahora está extasiado, se regodea inquieto y ríe mudamente desde el lugar en el que lo sostiene su shifu. Su risa no es de burla, sino una feliz de haber podido escuchar a su Song Zhen hacer algo tan lindo y vergonzoso.

Siempre es tan serio y maduro… ¡Este comportamiento le encanta!

Sus mejillas están alegremente rojas y las cubre a ambas con sus palmas. La maestra Xiao ve esto y no sabe si sonreír por él o seguir con su incomodidad. Ella conoció a un chico reservado, solemne y encantador. Entonces… ¿Quién es este niño mimado que gimotea? ¡Incómodo! Aún así, sigue viéndolo. De lo único que se burla para sus adentros es de lo vacilante y nervioso que luce el maestro Song al no saber qué responderle a su alumno.

Siente que alguien jala de su manga. Los ojos grandes y claros de su alumno le lloran; prácticamente puede oír a su A-Qing decir 'Shifuuu' con queja.

Cierto. Ella también le había prometido apoyarlo.

Pero ya no quiere. Ella realmente no quiere. Sus manos tiemblan de solo pensarlo y un nudo se forma en su garganta antes de lo previsto. Sus latidos saltan, sus nervios se crispan. Ella tiene miedo. Sus pies incluso comienzan a retroceder, a huir, cuando...

—Jie...

El maestro Song la llama al notar su inmovilidad por el terror. Está preocupado por ella, a un paso de ir a sostenerla, porque está tan aterrada que su rostro se volvió tan pálido como el de un fantasma y pareciese que se desvanecerá de un momento a otro.

Debe recomponerse.

Los inmortales intercambian miradas una vez más y luego la regresan a sus niños. La Maestra Xiao retira el hechizo silenciador con un movimiento grácil de sus dedos y devuelve a Xiao Qingchen al suelo.

—Ga. —Prueba hablando de nuevo el muchacho vestido con túnicas claras.

Al escucharlo, Song Yewan lleva toda su atención a él. Percibe sus pisadas acercándose y, después, él mismo siente el suelo. El maestro Song aparta su mano y le permite volver a ver. Parpadea un par de veces antes de acostumbrarse nuevamente a la luz.

Ambos adolescentes buscan una respuesta en el rostro de su shifu mientras se aproximan al otro para tomarse del meñique.

—Esperen un poco más. —Les indican cuando se reúnen un lado.

~

Los maestros inmortales meditaron sobre el asunto alrededor de una hora y luego regresaron donde los menores, quienes estaban de pronto con un joven panda jugando en brazos.

—…

Esto es difícil.

La inmortal Xiao siente haberse abofeteado a sí misma al permitir que Xiao Qingchen se aventure en el exterior. Desde que ella se retiró a esa montaña en la entrada del mundo espiritual y recogió a su primer discípulo, ella había prohibido abandonar el lugar.

¿Qué es este presente entonces?

Es cierto que hubo hace muchos años quienes no acataron sus reglas y decidieron renunciar a su pacífica vida para dejarse llevar por sus propios sueños; Xiao Qingchen no es el primero ni el segundo. Sin embargo, ninguna de las historias de aventuras terminó en final feliz, ¿cómo es que se sigue repitiendo esto?

Todos los muchachos que ella ha criado son demasiado ingenuos, debido a que siempre quiso mostrarles el lado bueno de la vida. Desde el primero hasta el último son muy tontos como para vivir en una sociedad donde necesitas desconfiar de quien sea. Después de todo, no los educó para vivir en una así.

Es por eso que sus ex discípulos atrajeron fácilmente la muerte.

La maestra Xiao está segura que su A-Qing, el menor de la familia, un niño mimado y que creció entre historias y juegos, es aún más inadecuado que sus otros hermanos. Es suficiente con haberlo dejado partir la última vez, y eso fue después de conseguir la garantía de su seguridad por parte de los dioses.

Xiao Qingchen fue afortunado. No como sus tres muchachos perdidos…

Desde el primer abandono, ella había regresado una vez al año al mundo mortal sólo para seguir viéndolos crecer de lejos. Se sintió orgullosa cuando escuchaba sobre sus heroicos logros; se sintió devastada cuando se enteró de sus trágicas muertes. Aunque esos tres no partieron juntos ni en la misma década, todos murieron en muy similares situaciones: trampas. Esto hizo que la inmortal detestara aún más aquel mundo egoísta disfrazado de justo, asesino de a quienes amó como a hijos.

No puede permitir que su pequeño y más joven discípulo viva para siempre allá.

No hay manera.

No.

No puede perder a Xiao Chen también. No puede fallar en cuidar lo único que dejó su alumna más hábil y fuerte.

—Shifu…

Nunca se lo dijo y no piensa hacerlo. Ni siquiera para evitar su partida.

—¿Mamá?

Atiende el llamado de Qingchen. Tan inmersa estaba en sus pensamientos, que tarda en darse cuenta de la manera en la que fue llamada. Lo mira; él está sonriendo.

"Mamá…" Oh, Dios.

—Pequeño mocoso, —ríe una vez y lo golpea suavemente en la frente—. En mí no funcionará eso.

Mentira, sí lo hizo. Bueno, sólo un poco. De todas maneras, ya había llegado a un acuerdo con el maestro Song.

Le hace un gesto sutil y espera a que Xiao Chen deje el animal con su compañero para poder llevárselo a conversar a unos metros lejos de los otros. Cada paso es una flecha que la atraviesa y la hiere con la duda. Cuando es momento de comenzar a hablar, no lo hace. La maestra Xiao se detiene y se limita a observar el pequeño rostro del muchacho detalladamente. Acaricia una de sus mejillas con pesar.

No entiende. Le ha dado todo y es amado por todos allá en la montaña, ¡no hay razón para irse! Sin embargo, he aquí este niño malagradecido, quien ahora quiere abandonar a esta maestra para ir detrás de una persona que hace pocos meses conoció. Y para llegar a esto, no solo rompió varias reglas importantes, sino que no recibió el castigo por todas esas. Siendo así, ¿cómo tiene cara para pedirle más consideraciones?

—Shifuu, no jale tanto mi mejilaa QAQ)

¡Ya fue bastante permisiva! ¡Esta inmortal no permitiría esto, pero...!

—Grashas, shefu… ; v ;)/

Discretamente, observa la mano del menor; especialmente mira el brillante hilo rojo casi transparente que cuelga de su anular y que ya ha encontrado su mitad. Situaciones y fortunas como estas son tan poco posibles, no puede quitarle eso.

Suspira.

Definitivamente, debió ignorar a ese dios conejo tan entrometido.

—Condiciones.

Xiao Qingchen sonríe ampliamente mientras masajea su adolorido cachete.

~

Por otro lado, el inmortal Song también tuvo la misma sensación que la maestra Xiao. Aunque él es más flexible y visitaba el mundo mortal junto a sus discípulos mayores por lo menos dos veces al año, sentía que esta situación se burlaba de él. No es que odiase ese lugar que hace cientos de años fue su hogar, solamente… no confiaba en él lo suficiente.

Es peligroso incluso para la gente que nació y creció ahí, ¿cómo dejar a este señorito correr libre en un campo lleno de profundas zanjas como ese? Además se avecina una guerra, ¡no puede permitir que su Zhen'er se enrede en ella! Él es tan talentoso que egoístas intentarán arrastrarlo a sus problemas, y tan amable que se dejará llevar por ello con tal de ayudar. No puede permitir que su alumno caiga en la misma telaraña en la que lo arrojaron a él.

Song Zhen no conoce lo grave y espantoso que es vivir los malos tiempos y tampoco este maestro desea que lo sepa. Él es aún un niño y ningún niño debería ser testigo de la decadencia de una sociedad.

—Padre. —Sus ojos son claros con su deseo, son rayos de sol sobre girasoles—. Realmente quiero ir con él.

—Eres demasiado joven.

El menor parece meditarlo un poco.

—Si fuese un adulto, ¿estaría bien?

El maestro tan sólo lo observa sin darle ni pista ni respuesta.

Este maestro también había hecho una excepción con su discípulo más joven, ¿debería hacerlo una vez más? Anteriormente, él ignoró sus reglas y escapó del templo, este maestro se lo permitió e incluso lo ayudó. Así su alumno conoció a ese chico Xiao. Cuando Song Yewan regresó, no lo castigó. Tan diferente a ese par de alumnos que hace mucho tiempo también decidieron entregarle sus corazón a alguien de afuera y se fueron para perseguirle.

Además, el maestro lo apoyó desde el comienzo; no está bien desalentarlo ahora, ¿no?

Pero…

Su templo exige que quien se una debe de ser claro con su futuro ya que, llegada a cierta edad, le jurarían a su diosa seguir un camino puro y casto, entregándose a ella sin atadura alguna… En otras palabras, solteros.

Ah, y sin posesiones tales como casa propia o riquezas.

El castigo al rompimiento de este juramento es la expulsión y el desterrado sería imposibilitado de cultivarse de la manera que le enseñaron.

—Sí. Estaría bien si fueses un adulto, Zhen'er. Pero te faltan muchos años.

Ah, es cierto. Esto está bien. Después de todo, Song Zhen aún no ha jurado, por lo que no ha infringido nada.

—Puedo esperar, —asegura el joven. Su expresión y tono de voz revelan su sincera determinación.

El inmortal le sonríe y acaricia la pequeña cabeza. Se pregunta qué hubiera sucedido si su diosa de pronto no hubiera intercedido por su joven alumno, pidiendo que lo dejara ir.

—Supongo que podemos llegar a un acuerdo. Sin embargo, te pediré que analices bien tu decisión ant-

—Estoy seguro. Quiero ir con Qin-

—Te estoy diciendo que lo pienses.

Este niño tan tranquilo y obediente ¡resultó ser la oveja negra! ¡Y ahora esta oveja negra quería abandonarlo por completo sin pensarlo dos veces! Este niño malagradecido... ¡Todo por perseguir un amor!

—Está bien, —dice la oveja negra antes de abrazarlo de repente.

Song Baihua va a morir por la emoción.

"Esperen un poco más"

En ese momento, se referían a necesitar un tiempo para hablarlo entre ellos; no obstante, al final, resulta que de verdad la joven pareja debía esperar un poco más para cumplir su sueño.